Son los versos más bellos los que jamás se escriben, Flores de ensueño, flores de mágica dulzura Que perfuman el alma, y que en el alma viven, Cadencias de la tierra que se oyen en la altura.
Hay un Edén ignoto, de misterioso encanto, Bañado por la luna, do el alma va de hinojos; Jardín en donde flota como un celeste canto, Jardín, que si me amas, habrán de ver tus ojos.
Entonces, del crepúsculo en la serena calma, Que como luz de ensueño baja del Infinito, Ven, y en silencio inclina tu alma sobre mi alma, Para que en ella leas los versos que no he escrito.