«1700» dice la piedra abandonada; «1720» después. La piedra rota Agrega: «Mari...» Fúlgida visión entonces flota, Flota en el pensamiento como visión soñada.
María... ¡Ya dos siglos! ¿Quién fuiste, flor tronchada? Tu nombre mutilado, como una esencia ignota Viene a evocar ensueños desde una edad remota... ¿Quién fuiste? ¿Blanca y rubia? ¿Bella y de azul mirada?
Te veo, y me imagino tu plácida agonía... En mañana de lluvia, tu faz reflejaría La luz ultra terrena con que soñó tu anhelo;
Y serías entonces como incienso que sube, Como aroma de lirio, como callado vuelo, Y como en alba de oro, níveo copo de nube.