Luperco grita al verme: Tu epigrama, poeta, El último, es muy bueno, y de latín galano. A tu casa, mañana, pienso mandar temprano, Pues quiero que me prestes la obra tuya completa.
-No. Tu esclavo es asmático, viejo y usa muleta, Mi escalera es pendiente, y mi hogar muy lejano. ¿El tuyo al Palatino no queda muy cercano? Atrecto, mi librero, habita en la Argileta.
En un rincón del Foro tiene su librería; Volúmenes de muertos y de autores del día Vende en ella, Virgilio, Terencio, Plinio o Fedro;
Allí, no en alto estante, según la gente cuenta, Envuelto en roja púrpura, entre un cajón de cedro, Y por cinco denarios, Marcial está de venta.