Las palabras quisieran expresar los guerreros, Bellos guerreros impasibles, Con el mañana gris abrazado, como un amante, Sin dejarles partir hacia las olas.
Por la ventana abierta Muestra el destino su silencio; Sólo nubes con nubes, siempre nubes
Más allá de otras nubes semejantes, Sin palabras, sin voces, Sin decir, sin saber; Últimas soledades que no aguardan mañana.
Durango está vacío Al pie de tanto miedo infranqueable; Llora consigo a solas la juventud sangrienta De los guerreros bellos como luz, como espuma.
Por sorpresa los muros Alguna mano dejan revolando a veces; Sus dedos entreabiertos Dicen adiós a nadie, Saben algo quizá ignorado en Durango.
En Durango postrado, Con hambre, miedo, frío, Pues sus bellos guerreros sólo dieron, Raza estéril en flor, tristeza, lágrimas.