Los marineros son las alas del amor, son los espejos del amor, el mar les acompaña, y sus ojos son rubios lo mismo que el amor rubio es también, igual que son sus ojos.
La alegría vivaz que vierten en las venas rubia es también, idéntica a la piel que asoman; no les dejéis marchar porque sonríen como la libertad sonríe, luz cegadora erguida sobre el mar.
Si un marinero es mar, rubio mar amoroso cuya presencia es cántico, no quiero la ciudad hecha de sueños grises; quiero sólo ir al mar donde me anegue, barca sin norte, cuerpo sin norte hundirme en su luz rubia.