Al ver mis horas de fiebre e insomnio lentas pasar, a la orilla de mi lecho, ¿quién se sentará?Cuando la trémula mano tienda, próximo a expirar, buscando una mano amiga, ¿quién la estrechará?Cuando la muerte vidríe de mis ojos el cristal, mis párpados aún abiertos, ¿quién los cerrará?Cuando la campana suene (si suena en mi funeral) una oración, al oírla, ¿quién murmurará?Cuando mis pálidos restos oprima la tierra ya, sobre la olvidada fosa, ¿quién vendrá a llorar?¿Quién en fin, al otro día, cuando el sol vuelva a brillar, de que pasé por el mundo quién se acordará?