Amada, es Primavera. Fuensanta, es que florece la eclesiástica unción de la cuaresma. Hay un alivio dulce en las almas enfermas, porque abril con sus auras les va dando la sensación de la convalecencia. Se viste el cielo del mejor azul y de rosas la tierra, y yo me visto con tu amor... ¡Oh gloria de estar enamorado, enamorado, ebrio de amor a ti, novia perpetua, enloquecidamente enamorado, como quince años, cual pasión primera! Y con la dicha de palomas que huyen del convento en que estaban prisioneras y se ven lejos, bajo la promesa azul del firmamento y sobre la florida de la tierra, así vuelan a verte en otros climas ¡oh santa, oh amadísima, oh enferma! estos versos de infancia que brotaron bajo el imperio de la Primavera.