Me contó el campanero esta mañana que el año viene mal para los trigos. Que Juan es novio de una prima hermana rica y hermosa. Que murió Susana. El campanero y yo somos amigos. Me narró amores de sus juventudes y con su voz cascada de hombre fuerte, al ver pasar los negros ataúdes me hizo la narración de mil virtudes y hablamos de la vida y de la muerte. -¿Y su boda, señor? -Cállate, anciano. -¿Será para el invierno? -Para entonces, y si vives, aún cuando su mano me dé la Muerte, campanero hermano, haz doblar por mi ánima tus bronces.