¡Ah si pudiera ser de piedra o cobre Para no sufrir! Para que así dejara de fluir La cisterna salobre De mi corazón. Para que así mis ojos se apagaran Cual dos trozos mojados de carbón.
¡Convertir en metal la greda viva, La greda miserable y sensitiva Donde ha hecho nido la culebra negra Y eterna del dolor! ¡Ah! ¡Qué mordiera entonces la serpiente! Riendo le diera como en desafío, Mi corazón helado como mármol de fuente, ¡Mi corazón de cobre, Donde hubiera cesado de fluir La cisterna salobre!
¡Y en él mi amor a ti ya no sería Más que una extraña estalactita fría!