Con membrillos maduros perfumo los armarios. Tiene toda mi ropa Un aroma frutal que da a mi cuerpo Un constante sabor a primavera.
Cuando de los estantes pulidos y profundos saco un brazado blanco de ropa íntima, por el cuarto se esparce un ambiente de huerto.
¡Parece que tuviera en mis armarios preso el verano!
Ese perfume es mío. Besarás mil mujeres jóvenes y amorosas, mas ninguna te dará esa impresión de amor agreste que yo te doy.
Por eso, en mis armarios guardo frutas maduras y entre los pliegues de la ropa íntima escondo, con manojos secos de vetiver. Membrillos redondos y pintones.
Mi piel está impregnada de esta fragancia viva. Besarás mil mujeres, mas ninguna te dará esta impresión de arroyo y selva que yo te doy.