Llegaste a mí y en ti yo estoy viviendo y tú viviendo en mí, fiel prisionero, de este decirte siempre que te quiero y este probarte que no estoy mintiendo.
Siempre, tierno, hacia mí tú estás viniendo. Siempre voy hacia ti, siempre te espero. Ya sé está haciendo un nudo este entrevero en que dos, uno solo estamos siendo.
En ti empieza y termina mi universo. Sea el día solar, o sea adverso, tú eres su aire, su luz y todo el cielo.
Si sangra el corazón tú lo restañas, porque si a veces, sin querer, lo empañas, es un río de hiel tu desconsuelo.