Sauce, mírate en mí. Me pondré quieta para servir de espejo a tu ramaje. Sauce, ¿no tienes sed? ¿Te gusta el traje que el sol me ha puesto? ¿Qué ansiedad secreta
te hace inclinar los gajos pensativos? ¡Eres tan claro, sauce, y tan hermoso! Susúrrame tu pena. Ve: yo vivo pendiente de tu angustia o de tu gozo.
Grano por grano roeré la tierra que tus raíces avarienta encierra impidiendo que te hundan en mis ondas.
Cuando te alces en medio de mi río, ¿qué suprema embriaguez sentirte mío y circular bajo tus verdes frondas!