Parece que mi vida presente fuera un pozo, Una angosta cisterna profunda y circular Y que, desde su fondo, yo tiendo las dos manos Suplicantes y ávidas, al externo alentar.
¡Inútil es que alargue hierácticos los brazos, Que en gritos y oraciones me fatigue la voz! La sombra es tan ceñida, tan honda en la cisterna, Que en mí no ha de dar nunca la mirada de Dios.