En el agua la estrella se refleja Como una lentejuela de oro vivo, O un lunar imprevisto en el motivo Gris y redondo de la charca añeja.
Admiradas, absortas en la duda De qué será lo que en el pozo brilla, Las ranas están quietas a la orilla En una adoración paciente y muda.
Y el pastor loco que con astros sueña Hunde en el agua la imprudente mano. Quiere sacar la estrella del pantano Y en la imposible salvación se empeña.
¡Cloc, cloc!-gimen las ranas desoladas. Roto el reflejo, desgarrado el astro, Ya no queda en la charca sino un rastro De hebras de luz sutiles y doradas.
Y yo, que asisto a la lección y llevo En mi charca interior la dulce estrella De una ilusión que se retrata en ella, A ansiar la realidad ya no me atrevo.
Y como hipnotizada por el loco Afán de no ver roto mi tesoro, Hago guardia tenaz al astro de oro, Lo miro fijo, pero no lo toco.