La luna segó tres veces su alba cosecha de nardos. Tres veces sobre la mar bailaron fantasmas blancos.
La novia espera alisando su largo cabello *****. A veces, peine de plata; a veces, peine de hierro.
Le dice al viento: -Ya viene. La flor de la salvia reza: -Yo formé almohada morada para su triste cabeza.
La novia espera bordando, en oro, banda de seda. Por el camino una nube espesa, de polvo denso. Por el camino se acerca, enlutado, un mensajero.
Pone la rodilla en tierra, besa la mano de reina. La novia mira a lo lejos y grita ansiosa: -¡Ya llega!
Por el camino se acerca, sangriento y mudo, un espectro.
Hinca la rodilla en tierra, helado la boca besa y lágrimas color sangre caen en las vacías cuencas.
La novia cierra los ojos y siente un frío de huesa. Caminante apura el paso y en esa puerta no llames después que tras de los montes se haya dormido la tarde.
En ese porche sombrío todas las noches se aman un espectro, que en el pecho tiene sumida una daga,
y la novia que en el día peinando el ***** cabello aguarda pálida y triste que regrese el caballero.
La noche se lo trae muerto a recostarlo en su pecho.