Prado De una esmeralda rutilante y ácida. Sol de cobre cegante en el sembrado, Y de tul luminoso entre la plácida Fugitiva glorieta de glicinas. Sopor, calor, fragancias bochornosas De estrujadas corolas campesinas Y maceradas rosas.
Sopor, calor y pesadéz, fatiga Que se acrecienta al recordar la fuente, La casa blanca con la alcoba amiga, La almohada limpia bajo nuestra frente.
La planta en el camino polvoroso, La idea fija en el hogar lejano, Y un deseo creciente e imperioso De la caricia fresca de tu mano.