Yo odio a la luna. La luna me embruja Y me pone triste con su faz de bruja. Tan triste me pone que a veces parece Que en mi alma un ***** ciprés se estremece.
Bajo su luz clara mi alma queda inerte Y es como un guiñapo con olor a muerte. Bajo su luz clara , tan estéril es Como un prado ***** cubierto de pez.
Cavadora blanca, con su azada ahonda El pozo sombrío de mi pena honda, Y con sus dos largas manos de cristal, Derrama en ni¡ senda puñados de sal.
Aunque cubra el ascua de mi angustia viva Con grises cenizas, la bruja, de arriba Me arroja su soplo y reanima el fuego, Ciega a todo llanto, sorda a todo ruego.
¡No podré olvidar Mientras a la luna tenga que mirar! ¡Clamo la ceguera! ¡Quién no ver su lumbre nunca nmás, me diera!