Traspasado de menta se va octubre, el soleado, el de espejos de luna sumergida en el río, el de fuertes pezuñas de bisonte y venado, el de trébol seguro y asustado rocío.
Se va Octubre y se lleva sobre el flanco domado la esperanza nacida sin calor ni albedrío. calcedonia purpúrea sobre el pecho bloqueado por tus piedras de hielo, desengaño vacío.
Llama fija y pequeña, ya se pierde, se pierde. Donde estuvo, aun la falsa salamandra me muerde. Sin su fuego es oscura la callada presencia.
Si regresas, ya nunca volverás a encontrarme; cuando llegue Noviembre, bien sabrán ocultarme mis gemas sacratísimas de acertada potencia.