Más sencilla... más sencilla. Sin barroquismo, sin añadidos ni ornamentos. Que se vean desnudos los maderos, desnudos y decididamente rectos.
«Los brazos en abrazo hacia la tierra, el mástil disparándose a los cielos».
Que no haya un solo adorno que distraiga este gesto... este equilibrio humano de los dos mandamientos. Más sencilla... más sencilla... hazme una cruz sencilla, carpintero.