Una clara conciencia de lo que ha perdido, es lo que le consuela. Se levanta cada mañana a fallecer, discurre por estancias en donde sórdamente duele el tiempo que se detuvo, la herida mal cerrada. Dura en ningún lugar este otro mundo, y vuelve por la noche en las paradas del sueño fatigoso... Reino suyo dorado, cuántas veces por él pregunta en la mitad del día, con el temor de olvidar algo! Las horas, largo viaje desabrido. La historia es un instante preferido, un tesoro en imágenes, que él guarda para su necesaria consulta con la muerte. Y el final de la historia es esta pausa.