He intentado escribir mi poesía sin palabras rebuscadas llamando a las formas y figuras como si fueran cercanas amigas y enemigas.
Así al sol que no me alumbra a la luna y la flor de la glicina trato hoy día de mirarlos como cosas rutinarias cual la sombra y la luz de cada día.
Es tarea difícil: extrañas palabras se me escapan tras la altura y la hondura imposibles del pesar permanente y prodigioso del misterio tras toda la alegría.