El príncipe dorado, de bellos labios, de rojo carmín, bajo nuboso cielo gris, galopeaba por horizonte ámbar, en busca de quién él amaba. Con su ropaje de plata, y distinguida espada, envaina y ataca, ondulando cálidas montañas. Hombresito astuto, de pelo rubio, continua su viaje, por verde paisaje, atravesando el mundo entero, el príncipe forastero.