Surreales pesadillas sabor a comino y humedad. Fríos pensamientos y grises sueños, son mis compañeros en el desierto de la imposibilidad. En medio de la nada todos encuentran un comienzo, hogar del viajero eterno. Aquel que nunca ha de llegar.
Dónde ni la muerte quiere pasar, porque todo esta muerto ya. Los recuerdos se borran y los deseos se desbordan. Dónde el hombre es esclavo de su ego siempre hambriento del peor veneno, aquel que disfrazado de agua pervierte el talento real y sincero. Y lo convierte en moneda para intercambiar.