No es tarde para dar la vuelta recordar la meta. El reloj marca la hora exacta pero las manecillas no se mueven, se detiene el tiempo en tus ojos al ver que se cierra la puerta. Me da miedo el olvido, y mantengo una ventana abierta para admirar clandestinamente tu mente en libertad. Mientras tú esperas una señal mi seducida voz grita señales mudas esperando que tus necios oídos entiendan, que eres todo lo que jamás soñé, y que tus labios son los que quiero yo besar. Sin embargo, inmersos en caricias de lejos, y miradas de admirar esperamos la manecilla siga inmóvil, y el tiempo no corra y sólo así no lleguemos tarde.