Submit your work, meet writers and drop the ads. Become a member
 
Día uno, un día.
Primero lo haces,
luego lo cuentas.
Nadie hará tanto por ti
como tú.

Lo tuyo te encuentra;
todo ya es,
antes de ser.

Pero el que no se decide
ve lo que pasa.
Y eso me hace pensar en
Amélie (2001).

Por eso,
todo lo que tienes en el corazón
debe ser manifestado
antes de que sea tarde.

Ella quería que algo sucediera,
algo, cualquier cosa.

Pero una escena que nos encantaría
es cosa de dos.
Solamente se vive una vez.

Hay que saber
que la vida nos deja vivir
sin arrepentimientos.

Gozar la escena
que nos encantaría vivir.

Día uno.
Un día inolvidable.
Los pasos que antes resonaban juntos
y ahora se escuchan solitarios.
Como si fuera destino,
me aferro
cuando la realidad ha cambiado
y la persona amada
ya no está presente.

Si solo es posible
en el reino de los sueños
capturar la esencia más feliz,
para no vivir en una constante
preocupación...

Cuando hay salida,
cuando todavía hay un camino
a través del dolor.

Sentirlo plenamente.
Expresarlo.
Atención al sentimiento.

Porque todo lo que hago
es repartir un corazón
que necesita tu amor.

Súplica desgarradora por amor
y conexión emocional.
Su dificultad para hablar
sobre sus sentimientos
sugiere que el amor verdadero
debe resonar profundamente
en el interior,
casi palpable.

Un dolor interno
que es soportado en silencio.
Ella está bien, no hay problema...
pero vive acompañada
del amor romántico.
Hoy he vuelto
al mismo sitio
de siempre, por primera vez.
Ahi, me dije:
para ser feliz solo hay que querer serlo.

Y yo te quiero
como si no existiera otra opción.
Así que imagínate
lo feliz que soy.

Me atrevo a desobedecer(me)
la idea de desobedecerles a todos,
de desobedecerte a ti mismo.

Es crucial.
Ya no sé si me gusta lo que escribo,
porque son tontos.

Si son felices, no están deprimidos
y tienen que salir al mundo a vivir,
lo cual puede ser deprimente.

— The End —