llego tarde y
me encuentro con:
carne, presencia,
frío en las manos
y sudoración burda.
Es el momento -me notifico-
es el reloj derretido y
adherido a mi cuello.
son los minutos, los pequeños segundos
tatuados en la mente, espesos desde un tiempo.
-no hay sombras que puedan ocultarnos-
-no hay palabras exactas para describirlo-