¿Cómo se describe lo que se encontró sin buscarse?
¿Cómo describir sin miedo y sin tinta
lo que grabaste en mi vida…?
Me sentí abrumada ante tu presencia,
lejana en cuerpo,
pero cerca a mi alma.
Eras intocable,
pero te toqué.
Toqué tu cuerpo,
tus manos,
tu rostro.
Te besé en esas pequeñas noches
en las que la poesía
se volvía nuestra manera de amar...
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Creo que cuando se creó la poesía,
alguien pensó en tu alma y la mía,
abrazadas bajo las estrellas
de la metáfora
y lo invisible…
Era cuestionable a los ojos del mundo
usar el lenguaje humano,
y por eso usamos la poesía
como la forma
de no herirnos,
de decir lo no permitido,
de vivir lo que no puede vivirse...
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Me he propuesto hacer una oda al amor.
Y sí, lo que siento es amor:
amor poético,
amor de alma,
amor.
Sí, mi amor es amor,
aunque no del que se toma
diariamente como el café.
Es el que se esconde
bajo versos inescrutables,
invisibles,
inevitables, tal vez.
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Ya no existen en papel,
pero lo escribí en tu pecho desnudo,
y tú en el mío...
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Cuando te sientas solo,
búscame en la noche,
en el silencio.
Cuando fumes,
cuando, en ese rito sagrado
en el que te desconectas del mundo,
me fumes,
me pienses,
me añores.
Así como yo te añoro,
te pienso,
te extraño.
Nombrar el amor nos permite liberarnos.