Esa caja pronto se llenará,
decisiones personales.
¿A dónde llevará todo eso?
¿Serviría de algo estando aquí?

Veo a los viejos pelear,
uno lanza una piedra,
el otro responde con una denuncia.
¿Madurez?

Uno llora,
el otro huye.
Uno critica,
el otro cambia de tema.

¿Cómo puedo no ser inmaduro?
¿Ellos tienen permiso?
Es una telenovela inquietante,
sin un final que valga la pena ver.

Una cita con la decisión en diciembre,
señores a quienes no conozco.
¿Será un nulo lo correcto?
¿O a quien debería cobrarle mi elección?

Mi hogar,
mi decisión,
se retrasará, creo yo.
Paralizado está, otra vez.

Nos toma segundos sonreír,
el tiempo hoy no despertó,
olvidó a los tres
y nos dio un día libre.

Ustedes recuerdan mi cara,
yo recuerdo la suya.
Porque ustedes son yo,
y yo soy ustedes.

Lloraste ayer, yo hoy
Sin suerte de amor,
reconociendo cada lágrima amarga.
Solo nosotros poseemos la llave del otro.

Odio, ustedes también.
Amo, ustedes también.
Triste, ustedes también.
Ustedes, yo también.

Los pájaros atrapados ahora vuelan,
gritando a la pared sin respuesta,
diciendo locura y media,
declarando la guerra y la paz.

La marea del todo y de la nada,
Ustedes la tocan como yo lo hago.
Porque ustedes son yo,
y yo soy ustedes.

Ya no se sentirá igual,
en un montón de píxeles.
Todos ellos se unen para mostrarme
lo lejos que estás de mí.

Se mueven rápidamente,
mostrándome lo feliz que estás.
Forman tus ojos y tu piel blanca.

Hoy tuve celos de un objeto inanimado,
porque alrededor de tu cuello
es donde quisiera estar ahora:
ser un accesorio tuyo.

¿Dónde estoy varado?
Esperando una respuesta desde hace un mes.
Levantantaria mi mano una vez más,
pero nadie se detendrá.

Este diciembre, más lejano lo sentiré
El muérdago será mejor no colgarlo.
Solo mi último mensaje y yo
nos enpolvaremos con los días.

Especial,
anhelado,
preciado...
Deseo para esta navidad, ser un accesorio tuyo.

Lee su cuaderno.
Ve un video sin relación.
Tararea lo que debió decir,
busca anotaciones al azar.

Entra...
Se detiene, la observa:
cada mínimo movimiento,
queriendo mirar directo a los ojos.

Lo hace de vez en cuando.
¿No llama la atención...?
Ve los colores en la hoja,
los relaciona, entretejiéndolos en la mente.

Palabra tras palabra,
solo atento a su voz delicada,
al ruido de al lado,
son pequeñas intervenciones.

Se va...
Recuerda algo.
Pinta de rosado
algo que detuvo, ya que...
ella entró.

Ayer salí a la calle,
sin recordar adónde iba.
Me guié por mi instinto,
creyendo saber el final.

Pensaba en Halloween y en ti,
cuando olvidé de qué color es mi piel,
cuando olvidé lo que de niño sabía de memoria.

Tengo miedo de olvidar cómo caminar.
¿Cómo llegaré a tocarte si no puedo acercarme?
¿Acaso solo los enamorados pueden tocarse?
¿Y si lo intento?

Ayer hablé con Arti,
un buen amigo.
Me di cuenta, frente al espejo, de que estaba…
solo.

Casi regreso a mi antigua casa,
pero otro la habita ahora.
¿Cómo pude olvidarlo?

¿Y si me doy vuelta y olvido quién soy?
Soñé que no tenía nada.
Desperté y creí que lo tenía todo.
Me faltas tú.

Solo recuérdame tu nombre,
para que no se vaya de mi mente
como un colibrí
que anhela polen puro y natural.

Lamo el suelo.
¿Por qué lo hago?
¿Y si intento?
¿Hacer…?
¿?

El camino en la carretera,
se siente tan profundo y largo.
Deseando que dure,
para volver a casa.

Allá afuera, todo es duro;
ayer me tropecé con un fantasma.
Es por esa razón yo…
voy a casa.

Sentí la lluvia en mi rostro,
tan dulce como un recuerdo infantil.
Pero la ira la convirtió en granizo;
quiero ir a casa.

No sé cómo, sentado en un lugar,
sigo una rutina vaga y sin sentido.
Mis manos ya no tocan la tierra;
deseo volver a casa.

Mis recorridos se borraron con el tiempo,
¿quién me recordará ahora?
Por esa razón no lloro;
tengo que regresar a casa.

...

Casa...
¿Alguien podría decirme…
tú podrías decirme,
a qué llamo casa?