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Este campo fue mar
de sal y espuma.
Hoy oleaje de ovejas,
voz de avena.

Más que tierra eres cielo,
campo nuestro.
Puro cielo sereno...
Puro cielo.

¿De tu origen marino no conservas
más caracol que el nido del hornero?

No olvides que el azar hinchó sus velas
y a través de otra mar dio en tus riberas.

Ante el sobrio semblante de tus llanos
se arrancó la golilla el castellano.

Tienes, campo, los huesos que mereces:
grandes vértebras simples e inocentes,
tibias rudimentarias,
informes maxilares que atestiguan
tu vida milenaria;
y sin embargo, campo, no se advierte
ni una arruga en tu frente.

Ya sólo es un silencio emocionado
tu herbosa voz de mar desagotado.

¡Qué cordial es la mano de este campo!

Sobre tu tersa palma distendida
¡quién pudiese rastrear alguna huella
que revelara el rumbo de su vida!

Tus mismos cardos, campo, se estremecen
al presentir la aurora que mereces.

Une al don de tu pan y de tu mano
el de darle candor a nuestro canto.

¿Oyes, campo, ese ritmo?
¡Si fuera el mío!...
sin vocablos ni voz te expresaría
al galope tendido.

Estas pobres palabras
¡qué mal te quedan!
Pero qué quieres, campo,
no soy caballo
y jamás las diría
si tú me oyeras.

Por algo ante el apremio de nombrarte
he preferido siempre galoparte.

Ritmo, calma, silencio, lejanía...
hasta volverte, campo, melodía.

Sólo el viento merece acompañarte.

¿No podrá ni mentarse tu presencia
sin que te duela, campo, la modestia?

Eres tan claro y limpio y sin dobleces
que el vuelo de una nube te ensombrece.

¡Hasta las sombras, campo, no dan nunca
ni el más leve traspiés en tu llanura!

¿Cómo lograste, campo tan benigno,
asistir a los cruentos cataclismos
que describen tus nubes
y ver morir flameantes continentes,
inaugurarse mares,
donde jóvenes islas recalaban
en bahías de fuego,
con el vivo y remoto dramatismo
que recuerdan tus cielos?

Al galoparte, campo, te he sentido
cada vez menos campo y más latido.

Tenso y redondo y manso,
como un grávido vientre
virgen campo yacente.

Sin rubores, ni gestos excesivos,
-acaso un poco triste y resignada-
con el mismo candor que usan tus chinas
y reprimiendo, campo, su ternura,
-más allá del bañado, entre las parvas-
se te entrega la tarde ensimismada.

Pasan las nubes, pasan
-¿Quién las arrea?-
tobianas, malacaras,
overas, bayas;
pero toditas llevan,
campo, tu marca.

Dime, campo tendido cara  al cielo,
¿esas nubes son hijas de tu sueño?...

¡Cómo no han de llorarte las tropillas
de tus nubes tordillas
al otear, desde el cielo, esas praderas
y sentir la nostalgia de sus yerbas!

Lo que prefiero, campo, es tu llaneza.

Ya sé que tierra adentro eres de piedra,
como también de piedra son tus cielos,
y hasta esas pobres sombras que se hospedan
en tus valles de piedra;
pero al pensarte, campo, sólo veo,
en vez de esas quebradas minerales
donde espectros de muías se alimentan
con las más tiernas piedras,
una inmensa llanura de silencio,
que abanican, con calma, tus haciendas.

En lo alto de esas cumbres agobiantes
hallaremos laderas y peñascos,
donde yacen metales, momias de alga,
peces cristalizados;
peto jamás la extensa certidumbre
de que antes de humillarnos para siempre,
has preferido, campo, el ascetismo
de negarte a ti mismo.

Fuiste viva presencia o fiel memoria
desde mi más remota prehistoria.

Mucho antes de intimar con los palotes
mi amistad te abrazaba en cada poste.

Chapaleando en el cielo de tus charcos
me rocé con tus ranas y tus astros.

Junto con tu recuerdo se aproxima
el relente a distancia y pasto herido
con que impregnas las botas... la fatiga.

Galopar. Galopar. ¿Ritmo perdido?
hasta encontrarlo dentro de uno mismo.

Siempre volvemos, campo,
de tus tardes con un lucero humeante...
entre los labios.

Una tarde, en el mar, tú me llamaste,
pero en vez de tu escueta reciedumbre
pasaba ante la borda un campo equívoco
de andares voluptuosos y evasivos.

Me llamaste, otra vez, con voz de madre
y en tu silencio sólo hallé una vaca
junto a un charco de luna arrodillada;
arrodillada, campo, ante tu nada.

Cuando me acerco, pampa, a tu recuerdo,
te me vas, despacito, para adentro...
al trote corto, campo, al trotecito.

Aunque me ignores, campo, soy tu amigo.

Entra y descansa, campo. Desensilla.
Deja de ser eterna lejanía.

Cuanto más te repito y te repito
quisiera repetirte al infinito.

Nunca permitas, campo, que se agote
nuestra sed de horizonte y de galope.

Templa mis nervios, campo ilimitado,
al recio diapasón del alambrado.

Aquí mi soledad. Esta mi mano.
Dondequiera que vayas te acompaño.

Si no hubieras andado siempre solo
¿todavía tendrías voz de toro?

Tu soledad, tu soledad... ¡la mía!
Un sorbo tras el otro, noche y día,
como si fuera, campo, mate amargo.

A veces soledad, otras silencio,
pero ante todo, campo: padre-nuestro.

"No eres más que una vaca -dije un día-
con un millón de ubres maternales"...
sin recordar -¡perdona!- que enarbolas
entre el lírico arranque de tus cuernos
un gran nido de hornero.

"Si no tiene relieve, ni contornos.
Nada que lo limite, que lo encuadre;
allí... a las cansadas, un arroyo,
quizás una lomada..."
seguirán -¡perdonadlos!- murmurando,
aunque tu inmensa nada lo sea todo.

Comprendo, campo adusto, que sonrías
cuando sólo te habitan las espigas.

Aunque no sueñen más que en esquilmarte
e ignoren el sabor de tus raíces,
el rumbo de tus pájaros,
nunca te niegues, pampa, a abrir los brazos.
Has de ser para todos campo santo.

Al verte cada vez más cultivado
olvidan que tenías piel de puma
y fuiste, hasta hace poco, campo bravo.

No te me quejes, campo desollado.
Cubierto de rasguños y de espinas
-después de costalar entre tus cardos-
anduve yo también desamparado,
con un dolor caballo en las costillas.

Recuerda que tus nubes se desangran
sin decir, campo macho, ni palabra.

Son tan grandes tus noches, que avergüenzan.

Si los grillos dejasen de apretarle
una sola clavija a tu silencio,
¿alcanzarías, campo, el delirante
y agudo diapasón de las estrellas?

Hasta la oscura voz de tus pantanos
da fervor a tu sacro canto llano.

¡Qué buenos confesores son tus sapos!

Nada logra expresar, campo nocturno,
tu inmensa soledad desamparada
como el presentimiento que ensombrece
el insomne mugir de tus manadas.

Vierte, campo, sin tregua, en nuestras
venas la destilada luz de tus estrellas.

Tu santa luna, campo solitario,
convierte nuestro pecho en un hostiario.

Déjanos comulgar con tu llanura...
Danos, campo eucarístico, tu luna.

¿A qué sabrán tus pastos
cuando logren, por fin, domesticarte
y en vez de campo potro desbocado
te transformes en campo endomingado?

Cómo ríen tus sapos, tus maizales,
con dientes de potrillo,
del candor con que todas tus ciudades,
no bien salen del horno,
ya ostentan capiteles, frontispicios,
y arquitrabes postizos.

Sólo soportas, campo, los aleros
que aconsejan vivir como el hornero.

Te llevé de la mano
hacia aldeas y rutas patinadas
por leyendas doradas;
pero tú sonreías, campo niño,
y yo junto contigo...
siempre, siempre contigo
campo recién nacido.

Tantos viejos modales resobados
y tanta historia
con tantas mezquindades,
desde la ausencia, campo, musitaban
tus ingenuos yuyales.

-¡Qué tierras sin aliento! -balbuceabas-.
Sólo produce muertos...
grandes muertos insomnes y locuaces
que en vez de reposar y ser olvido
desertan de sus tumbas, vociferan,
en cada encrucijada,
en cada piedra.
Los míos, por lo menos, son modestos.
No incomodan a nadie.

Y el eco de tu voz, entre las ruinas:
"Dadle muerte a esos muertos", repetía.

¿Dónde apoyarnos, campo?
¡Ni una piedra!
Nada que indique el rumbo de tus huellas.
Persiste, campo nada, en acercarnos
la ocasión de perdernos... o encontrarnos.

Gracias, campo, por ser tan despoblado
y limpito de muertos,
que admites arriesgar cualquier postura
sin pedirle permiso a los espectros.

Muchas gracias por crearnos una muerte
de tu mismo tamaño y tan perfecta
que no deja ni el rastro de una huella.

Y mil gracias por darnos la certeza
de poder galopar toda una vida
sin hallar otra muerte que la nuestra.

Con sólo descansar sobre tu suelo
ya nos sentimos, campo, en pleno cielo.

-"¿Y si en vez de ser campo fuera ausencia?"
-"En mí perduraría tu presencia."

Espera, campo, espera.
No me llames.
¿Por qué esa voz tan negra,
campo madre?

-"¿Es tu silencio mar quien me reclama?"
-"Ven a dormir a orillas de mi calma."

Tú que estás en los cielos, campo nuestro.
Ante ti se arrodilla mi silencio.
Tulio Farias Apr 2015
Siguen los años
Creo haberte superado
Sin embargo
Aún me haces daño

No lo puedo soportar
Y ni siquiera estas aquí para mirar
Yo soy el que se ofrece a escribirte
Masoquismo, me ganas sin piedad

Eres como la respiración
Cuando vienes te quedas
Una corta asfixia
Después te vas

Y mi pecho se encoge
Por la miseria de ese momento
He desperdiciado mucho tiempo
Llego siempre al mismo punto

Por más grande que sea el mundo
Siento que algún día te veré
Y mis recuerdos volverán de golpe
Me congelaré

Y me culparé mil veces
Por no haberme comportado de la peor manera
Ya que fui demasiado bueno
Tanto que di miedo y pena

Odio llegar a lo mismo
Lo repito sin parar
Se vuelve tediosa
Esta tristeza sin lugar

Debes irte
Debo dejar que te vayas
Aunque me duela, lo se
Pero entre nosotros no se ganó nada

La vida me dice que ya pasó
Que no puedo aferrarme a la misma imagen
Todos cometemos errores
Todos nos salimos del margen

Vamos a mostrarle la cara a la mañana
Para vivir un día normal
Hasta que llegue el atardecer
Y pueda volver a empezar.
Janielle Mainly Feb 2015
No podemos pretender ser robots por siempre,
No somos maquinas, la sangre corre entre nuestras venas,
nos picas y no reaccionamos,
Repito que no somos de metal,
Estamos construidos sobre los huesos de nuestros antepasados,
Criados con la carne de nuestras victimas, y eso tristemente nos alegra,
Aunque pretendemos ser plasticos y sintizados,
Somos todos de una substancia frágil,
aunque se idealize un mecanico o una postiza,
cuando todo se acabe,
Cuando nos veamos a base de quien somos en realidad,
nos daremos cuenta de lo débil, de lo exagerado que es nuestro especie,
No tenemos ni la capacidad de ser hormigas,
Ya, no podemos pretender ser robots.
Nicole May 2014
No puedo escribir.
Trato de redactar, de escribir. Sentada en una mesa que pudo haber bien sido de cualquier otra persona menos mía. Mi vida es complicada. Tengo más problemas de los que una persona que se considera normal tendría usualmente y se que eso esta mal. Siempre he sido un poco más de lo anormal.

Trato de estirar mis dedos sobre las teclas y en lo único que pienso es en que debe de haber una razón oculta por la cual aún no haya recaído. Veo mis brazos y los veo limpios, mi cabeza no lo esta tanto. Siempre he sido un poco sucia en ese aspecto.

Busco tu aprobación por cada palabra que escribo. Un paso en falso y todo el
texto tendrá que ser borrado. Necesito que vivas, necesito que me veas vivir. Ilógico, loco, pero cierto. Siempre he sido una persona extremadamente exagerada, pero no para esto.

Trato de concentrarme en mirarte por menos tiempo de lo que debería y no puedo. Aveces me encuentro con los ojos clavados en tu nuca. Estas de espaldas, estas durmiendo. Yo floto por algún lugar de tu techo, techo que nos mira cada tarde. Ahí estoy, pero no estoy. ¿Estaré en tu cabeza?
-Mi pequeño cerebro siempre dirá que no.

Trato de contarle un cuento a los pequeño monstruos que viven dentro de este diminuto pero expandido cuerpo, y lo único que sale de mi boca son fragmentos de como te veías. Y sonrisas, muchas sonrisas. Hay veces en las que lo único que repito es tu nombre, y los bichos que me infestan se esconden,
        ¿Estará loca?
-Nosotros la volvimos así.

Trato de escribir, otra vez. Trato de encontrarle un sentido a lo que pienso y solo sale esto. Palabra tras palabra por tí. Sílaba por sílaba, medida y corregida en un lapso mayor al que usualmente mido. Siempre he sido una obsesiva, perdón por eso.

Trato de redactar, pero solo redacto para tí.
A cocachos aprendí
mi labor de colegial
en el Colegio Fiscal
del barrio donde nací.
Tener primaria completa
era raro en mi niñez
(nos sentábamos de a tres
en una sola carpeta).
Yo creo que la palmeta
la inventaron para mí,
de la vez que una rompí
me apodaron "mano 'e fierro",
y por ser tan mataperro
a cocachos aprendí.
Juguetón de nacimiento,
por dedicarme al recreo
sacaba Diez en Aseo
y Once en Aprovechamiento.
De la Conducta ni cuento
pues, para colmo de mal
era mi voz general
"¡chócala pa' la salida!"
dejando a veces perdida
mi labor de colegial.
¡Campeón en lingo y bolero!
¡Rey del trompo con huaraca!
¡Mago haciéndome "la vaca"
y en bolitas, el primero...!
En Aritmética, Cero.
En Geografía, igual.
Doce en examen oral,
Trece en examen escrito.
Si no me "soplan" repito
en el Colegio Fiscal.
Con esa nota mezquina
terminé mi Quinto al tranco,
tiré el guardapolvo blanco
(de costalitos de harina).
Y hoy, parado en una esquina
lloro el tiempo que perdí:
los otros niños de allí
alcanzaron nombre egregio.
Yo no aproveché el Colegio
del barrio donde nací...
Hoy me gusta la vida mucho menos,
pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.
Casi toqué la parte de mi todo y me contuve
con un tiro en la lengua detrás de mi palabra.
Hoy me palpo el mentón en retirada
y en estos momentáneos pantalones yo me digo:
¡Tánta vida y jamás!
¡Tántos años y siempre mis semanas!...
Mis padres enterrados con su piedra
y su triste estirón que no ha acabado;
de cuerpo entero hermanos, mis hermanos,
y, en fin, mi ser parado y en chaleco.
Me gusta la vida enormemente
pero, desde luego,
con mi muerte querida y mi café
y viendo los castaños frondosos de París
y diciendo:
Es un ojo éste, aquél; una frente ésta, aquélla... Y repitiendo:
¡Tánta vida y jamás me falla la tonada!
¡Tántos años y siempre, siempre, siempre!
Dije chaleco, dije
todo, parte, ansia, dije casi, por no llorar.
Que es verdad que sufrí en aquel hospital que queda al lado
y está bien y está mal haber mirado
de abajo para arriba mi organismo.
Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga,
porque, como iba diciendo y lo repito,
¡tánta vida y jamás! ¡Y tántos años,
y siempre, mucho siempre, siempre, siempre!
Fa Be O Jan 2013
escribo mil palabras,
y todas dicen lo mismo;
letras y letras y letras,
y mucho mas horas,
y solo me repito:
te quiero.
y se que pierdo mi tiempo,
pierdo mi sueño,
gasto mi tinta,
desgasto mi alma...
yo lo se.
pero tengo esta necesidad,
de explicarle
a las paredes,
al aire,
de explicar
por que
y
como...
se que son sencillos
mis versos,
y se que sabes
que así soy en todo;
se que mis letras
se pierden,
que tal vez no las leerás;
así hablo con mi misma,
así trato de entenderme:
mas allá de explicarte,
quiero inmortalizar
esto, a ti, a mi
en estos instantes
que yo se
que aunque los vivamos juntos,
para ti significan
algo completamente
diferente
que a mi.
por eso escribo,
para que no olvide
lo que tu no recuerdas,
para que queden
aunque sea mis letras
como cenizas,
de algo que
se incendio dentro de mi.
1/12/13


really lost track of *** i was writing about in this one O.o
Una vívida y terrorífica alucinación
me repito, tiritando de miedo
desde el centro de la sala
atravesado por el gélido
arpón de la gravedad.

Vamos flotando, por encima de
los campos de verdes acres
contemplado la geometría perfecta
de la pitagórica ciudad vegetal

Sobre una inmaculada orbe de papel
nos precipitamos hacia el vacío,
las formas y contornos del mundo
quedan grabadas en la difusa
calma oceánica de nuestras retinas

Y una multitud,
de acerbos rostros flemáticos
nos da la bienvenida.

Cual diminutas ánimas secretas,
se agrupan en curiosos adarmes,
la sombra que cruza el Atlántico
ofusca sus vidas entre cenizas

Ahogados bajo las llamas
elevan ampollas de fuego
en cada nota y en cada suspiro,
oímos sirenas cantar
Ya va a venir el día; da
cuerda a tu brazo, búscate debajo
del colchón, vuelve a pararte
en tu cabeza, para andar derecho.
Ya va a venir el día, ponte el saco.

Ya va a venir el día; ten
fuerte en la mano a tu intestino grande, reflexiona,
antes de meditar, pues es horrible
cuando le cae a uno la desgracia
y se le cae a uno a fondo el diente.

Necesitas comer, pero, me digo,
no tengas pena, que no es de pobres
la pena, el sollozar junto a su tumba;
remiéndale, recuerda,
confía en tu hilo blanco, fuma, pasa lista
a tu cadena y guárdala detrás de tu retrato.
Ya va a venir el día, ponte el alma.
Ya va a venir el día; pasan,
han abierto en el hotel un ojo,
azotándolo, dándole con un espejo tuyo...
¿Tiemblas? Es el estado remoto de la frente
y la nación reciente del estómago.
Roncan aún... ¡Qué universo se lleva este ronquido!
¡Cómo quedan tus poros, enjuiciándolo!
¡Con cuántos doses ¡ay! estás tan solo!
Ya va a venir el día, ponte el sueño.

Ya va a venir el día, repito
por el órgano oral de tu silencio
y urge tomar la izquierda con el hambre
y tomar la derecha con la sed; de todos modos,
abstente de ser pobre con los ricos,
atiza
tu frío, porque en él se integra mi calor, amada víctima.
Ya va a venir el día, ponte el cuerpo.

Ya va a venir el día;
la mañana, la mar, el meteoro, van
en pos de tu cansancio, con banderas,
y, por tu orgullo clásico, las hienas
cuentan sus pasos al compás del asno,
la panadera piensa en ti,
el carnicero piensa en ti, palpando
el hacha en que están presos
el acero y el hierro y el metal; jamás olvides
que durante la misa no hay amigos.
Ya va a venir el día, ponte el sol.

Ya viene el día; dobla
el aliento, triplica
tu bondad rencorosa
y da codos al miedo, nexo y énfasis,
pues tú, como se observa en tu entrepierna y siendo
el malo ¡ay! inmortal,
has soñado esta noche que vivías
de nada y morías de todo...
Trato de escribir en la oscuridad tu nombre. Trato de escribir que te amo.
Trato de decir a oscuras todo esto. No quiero que nadie se entere, que
nadie me mire a las tres de la mañana paseando de un lado a otro
de la estancia, loco, lleno de ti, enamorado. Iluminado, ciego, lleno de
ti, derramándote. Digo tu nombre con todo el silencio de la noche,
lo grita mi corazón amordazado. Repito tu nombre, vuelvo a decirlo,
lo digo incansablemente, y estoy seguro que habrá de amanecer.
M Suárez Oct 2017
Es verdad que mi vida es poco fascinante
Podría decirse que hasta es aburrida.
Repito esta rutina 40 horas a la semana,
y el resto de las tardes aborrezco el estar viva.
Pero te miro y sonrío, y hablo de ti a todas horas,
y todo el día, de lo que dijiste o lo que te pasó
cuando yo no estaba.
Se han cansado de escuchar de ti y de tus gustos,
de las pocas veces que me hablas. Y me río
a escondidas de lo que me susurras al oído, y de
mi manera de no existir en tu vida.
Porque nadie me conoce, no saben mi nombre,
no saben ni que estoy aquí en tu cama.
No sabe que soy el peor de tus secretos, que si
se enteraran, probablemente... no cambiaría nada.
Porque así soy yo, como el helio,
no reacciono, me disipo y me elevo.
Para que no me alcancen, para que no me toquen.
Desaparezco por conveniencia y
me reintegro cuando me llamas.
Y quizá es por eso que siempre tengo ganas de besarte.
Porque solo existo cuando me invocas, y cuando no...
estoy esperando que lo hagas.
No sé cuál es la cara que me mira
cuando miro la cara del espejo;
No sé qué anciano acecha en su reflejo
con silenciosa y ya cansada ira.

Lento en mi sombra, con la mano exploro
mis invisibles rasgos. Un destello
me alcanza. He vislumbrado tu cabello
que es de ceniza o es aún de oro.

Repito que he perdido solamente
la vana superficie de las cosas.
El consuelo es de Milton y es valiente,

pero pienso en las letras y en las rosas.
Pienso que si pudiera ver mi cara
sabría quién soy en esta tarde rara.
Alan Eshban Jun 2017
El lampo que forman sus ojos al momento de apreciar tu mirada, es realmente hermoso, que ocupo algún artefacto para no caer en ceguera a causa de lagrimas, ya que es un brillo divino y Maravilloso, del que nadie puede relegar,
Al tempo de pasar a su lado el aroma que se percibe tan perfecto, que opaca hasta el petricor de los días lluviosos.
Entra en contexto, que antes de todo esto era solo una noche más, una noche más de las que el saber hacer es negativo, de las que se pensaba que fuera acabar igual, con solo un simple deseo, pero sin ningun hecho.
Pero todo cambió, todo cambio al momento de querer dar un giro y poder decirle lo que realemnte siento, fue como un sueño, el tomarla de la mano me demayaba por dentro, que todo parecía no ser real y en mi mente pensar que si fuese un sueño nunca terminar, en donde la platica resultó ser más de lo que se fuese a esperar, donde mis deseos se pudrieron por fin revelar.
Cuenta me doy que dios si escucho mis plegarias, cuenta me doy que todo el dolor por el que ella sufrir haya tenido una recompenza al final, espero que esto no sea un sueño repito y si es así amanecer nunca querre, ya que contento y feliz estoy así, y voy a vivir el momento aúnque tenga que morir.
Si miras dentro,
yo miro mi alma
perdida en el viento.

Si la flores pasearan ,
lo harían en tu pelo,
como se pasean mis ojos
en tus danzantes destellos.

No busques en mi
el amor esta en ti,
No busque en mi
lo que brilla en ti.

Estas palabras,
no son para mi,
estas las repito,
por puro placer
y me recuerdo tantas veces
lo torpe que fui.

No me digas común,
no me digas igual,
que es que es un insulto
hasta para un animal.

Y me cuentan las cosas
y yo las cuento también:

Una me enamora,
Dos me lastima,
Tres más mentiras,
la Cuarta no fue,
la Quinta mejoro
y la deje en un tal vez.

No busques mi vida
no es por aquí
tu camino es más largo
quizás descanse aquí.
¡Qué revuelo!
¡Aire, que al toro torillo
le pica el pájaro pillo
que no pone el pie en el suelo!
¡Qué revuelo!
Ángeles con cascabeles
arman la marimorena,
plumas nevando en la arena
rubí de los redondeles.
La Virgen de los caireles
baja una palma del cielo.
¡Qué revuelo!
-Vengas o no en busca mía,
torillo mala persona,
dos cirios y una corona
tendrás en la enfermería.
¡Qué alegría!
¡Cógeme, torillo fiero!
¡Qué salero!
De la gloria a tus pitones,
bajé, gorrión de oro,
a jugar contigo al toro,
no a pedirte explicaciones.
¡A ver si te las compones
y vuelves vivo al chiquero!
¡Qué salero!
¡Cógeme, torillo fiero!
Alas en las zapatillas,
céfiros en las hombreras,
canario de las barreras,
vuelas con las banderillas.
Campanillas
te nacen en las chorreras.
¡Qué salero!
¡Cógeme, torillo fiero!
Te digo y te lo repito,
para no comprometerte,
que tenga cuernos la muerte
a mí se me importa un pito.
Da, toro torillo, un grito
y ¡a la gloria en angarillas!
¡Qué salero!
¡Que te arrastran las mulillas!
¡Cógeme, torillo fiero!
Leydis Oct 2017
No es cosa de pecar,
es pecado no pecar conmigo…
de no besarnos,
de no aprobarnos,
de dejar este sentimiento como se deja un vicio;
con calculación,
con presura,
con odio y sin ternura.

No es cosa de pecar,
es falta de valentía, de osadía,
de interponer mil excusas
para encubrir nuestra falta de brío.

Te repito lo que te grite aquel día,
¡“si me vas a besar..que sea para idolatrarte”!
para impresionarte,
para encarcelarte,
para enjaularte en sentimientos no indecorosos.

Si el sentimiento de culpa te está corroyendo
pues, ven conmigo a confesarte,
faltaba más, ¡seguro que te absuelvo!
con un beso que perdona,
con un abrazo que implora,
con una mirada que conmueve,
con un roce que enternece,
con unas manos que enloquecen.

Si vas a pecar…ven, arrepiente conmigo,
reprenderé tu forma básica de amar,
te enseñare acatar las reglas de un amor sin ordenanzas;
un amor en confianza,
un amor sin penuria,
un amor en renovante abundancia.

No hay nada más que hablar,
si quieres pecar,
si necesitas arrepentirte,
si quieres absolución,
si necesitas de mi religión,
aquí estoy yo..dispuesta y libre!!!

LeydisProse
10/6/2017
https://www.facebook.com/LeydisProse/
Mariana Seabra Mar 2022
É aqui que me encontras, novamente,
Entre o sonho e a parede.

Só quem sonha
E depois tenta
Transpô-lo para a vida,
Sabe o que é abrir um portal,
Assistir de fora ao seu próprio funeral,
Ter uma eterna ferida
Que de tão brutal
Não cicatriza.

Olhar no seu interior
E não ver tinta.
Entrar no núcleo da personalidade,
Sentir cada átomo que brilha,
Ser a sua própria armadilha,
Estar em paz com a própria ambiguidade.

Respira...
Inspira, expira...
E não sai ar.
O que sai são apenas mais sonhos
Que nunca cheguei a concretizar.

Mas o sonho, tal como o sono,
Esse ninguém me tira!

Mentira!
Há sempre alguém que me vem roubar.
Seja o sono ou a alegria.
Vêm pela noite e conseguem torná-la mais fria,
Raramente vêm para me aconchegar.

Eterna sonhadora,
Sempre com o amor na mira.
Mas, no final das contas,
É o desamor que mais me inspira.
Sem ele não havia dor ou desespero.
Se tudo fosse feliz e concretizado,
Os meus versos não tinham o mesmo significado.
Não haviam motivos para lutar pelo que quero.
Dou graças por seguir o caminho errado!


O Cupido que me foi designado
Deve ter a mira estragada.
Perdoem-me o termo, só faz cagada.
Não treinou a pontaria,
Volta e meia, lá acerta onde não deveria.


Talvez seja um Cupido cego,
bêbado, drogado.
Puxa do cigarro com ele apagado,
Olha-me nos olhos, desapontado,
Enquanto retira do seu saco
Um velho arco sem fio,
Um monte de flechas quebradas...


Mostra-me as asas cortadas...
Questiono-me
"Será que as perdeu na aterragem?
Ou também o roubaram durante a sua breve passagem?"
Pobre coitado!
Não sou exemplo para o julgar,
Também eu sei o que é sentir-me um falhado.
Puxar do fumo, incansavelmente,
Para tentar matar um mal
Que já está demasiado entranhado.

Só quem sonha
E depois tenta
Transpô-lo para a vida,
Sabe o que é precisar de um colo confortável,
Umas mãos carinhosas,
Um sorriso amável,
Um abraço apertado,
Poesia para amparar
Quando tudo o resto parece ser retirado.
Quando o tapete é puxado
E o chão para ter-se alagado,
Criando um buraco sem fim
Que suga tudo o que tenho para dar.
A Terra que me engole,
Enche-me os pulmões de sujidade
Até os estragar.
E sufoca, é verdade...
Mas confesso! É na adversidade
Que, surpreendentemente, aprendo a prosperar.

"Depois da tempestade vem a bonança!"
Relembro-me, tentando manter a esperança.
E nada mais importa,
Nem me quero mais importar.

É a morte em vida,
Repito, uma eterna ferida...
Um sonhador sem amor
É como uma fotografia sem cor,
Como um Sol que não emite calor.
Inútil.

É a morte em vida,
Sem amor não sei sonhar.
E sem o sonho,
Estou entre a espada e a parede,
Com a distância que nos separa a encurtar.

A espada, quem a segura sou eu,
Sedenta que ela entre,
Que me perfure sem piedade,
Só por curiosidade
De ver o que vai jorrar do meu centro.

Aperto a lâmina entre os dedos,
Observo o sangue a escorrer...
Sinto um certo tipo de prazer
Sadio, talvez doentio.
Penso para mim mesma
"Enquanto sangrar estou viva...".
Aponto-a a este amaldiçoado coração,
Faço pressão,
Finalmente respiro e, digo
"Mas que belo é morrer!
Fechar os olhos e nunca mais sofrer."

Já escrevia num outro poema,
"A morte não dói a ninguém,
O que dói é ter de cá ficar".
A cigana que me leu a sina,
Essa sempre teve razão!
Sentiu logo na sua visão
Que ser racional não me assiste,
Que sou feita de pura emoção.
Autora de sensações
Intensas, vibrantes, sinceras, imensas.
Que não sou feita de pele e osso,
Que tudo em mim é coração.
Que sem amor não há sonhos,
Não há motivos.
Para uma pessoa que nasceu amante,
Amar é a sua única missão.

E se não houver ninguém para amar?
Então, baterá lento o coração,
E irá bater cada vez mais lento,
Até se esvair de mim a pulsação.

Fará a sua própria revolução!
Estarei lá para a presenciar!
Para poder gritar "Acabou! Acabou!".

Que anjo foi este que veio no meu ombro aterrar?
Foi Deus ou o Diabo que o mandou?
Alguém o pode vir cá abaixo buscar?
Como é que um anjo me pode partir assim?

Talvez seja simples,
Talvez ela tenha razão...
"O arquiteto deste mundo não o desenhou para mim".
Enfim, gastei mais uma vida em vão.

Já morri e renasci,
Mais vezes do que as consigo contar.
É a morte em vida...
Já sou profissional de recomeços!
Mas nem sempre tenho forças,
Ou vontade, para querer recomeçar.
José Reyes Aug 2016
No te he lo dicho en todo el día,
pero no es que lo he olvidado.
Y es que desde hace un tiempo,
vivo embelezado.

Son tus ojos, es tu boca,
los que me tienen cautivado.
Junto con tu cabello, también tus manos,
me tienen anonadado.

Pero vuelvo y repito, no me he olvidado. Solo he esperado el momento
que mejor se haya dado.

Si es de noche, si es de dia,
quiero que me recibas,
un te quiero, un te extraño
porque bellamente eres mi vida.
Hasta cuándo estaremos esperando lo que
no se nos debe... Y en qué recodo estiraremos
nuestra pobre rodilla para siempre! Hasta cuándo
la cruz que nos alienta no detendrá sus remos.
Hasta cuándo la Duda nos brindará blasones
por haber padecido!...
Ya nos hemos sentado
mucho a la mesa, con la amargura de un niño
que a media noche, llora de hambre, desvelado...
Y cuándo nos veremos con los demás, al borde
de una mañana eterna, desayunados todos!
Hasta cuándo este valle de lágrimas, a donde
yo nunca dije que me trajeran.
De codos
todo bañado en llanto, repito cabizbajo
y vencido: hasta cuándo la cena durará.
Hay alguien que ha bebido mucho, y se burla,
y acerca y aleja de nosotros, como negra cuchara
de amarga esencia humana, la tumba...
Y menos sabe
ese oscuro hasta cuándo la cena durará!
Mariana Seabra Mar 2022
Repito em alto e bom grito:

Enterremos a dualidade!

A constante escolha entre o bem e o mal.

O certo e o errado.

Isto ou aquilo.

A frustração de parecer nunca conseguir fazer a escolha certa.

Porque não há uma escolha certa!

Que alívio!

Aceitemos a existência.

A existência da luz e do escuro,  

dos extremos que se tocam.

Aceitemos que a luz branca carrega nela um espectro enorme  

de muitas outras cores.

E não ignoremos nenhuma!

Aprendemos a ver.

A ver e a reconhecer que tudo existe ao mesmo tempo,

independentemente da nossa vontade.

Não há escolha possível entre isto e aquilo  

quando ambos se misturam a toda a hora.

Aceitemos o ridículo.

O quão patéticos somos ao achar que estamos no controlo da nossa vida.

E desfeita a ilusão, vivemos então!

Aprendemos a viver.

A amar na incerteza  

de que amanhã ainda amaremos

Mas certos de que o amor está na nossa Natureza.

E a natureza,

Essa ninguém controla.
nickolas Feb 2018
y recordé
aquello que me sofocaba
aquel inmenso terror
de quererme acercar

juro, desde lo mas profundo de mi ser
que solo quiero olvidar
más muchas veces
desear no es ganar

observo desde la lejanía
deseando estar ahí
deseando ser como él
gritar “¡no me importa!”
y “no me importas”

más repito, desear no es ganar
y aquello que me sujeta
no me soltará
nunca lo hará

es de débiles pedir ayuda
más la necesito más que nunca
desear no es ganar
y solo deseo, poder olvidar
magalí Mar 2023
Me acuerdo de tener seis años, de estar sentada en la mesa de la cocina, de levantar la vista de donde estaba hundiendo las uñas en una fruta para desvestirla, y de encontrar suspendida en el aire a una bolita blanca, como algodón pero más flaca.
Dejé los párpados al lado de la cáscara para pelar los ojos y mirar a lo que no podía ser otra cosa que el esqueleto de un pompón entrar por la ventana.
¿Era un insecto?
Arácnido, capaz.
¿Viviría por días o por horas?
Voló hasta que llegó a la mesa de la cocina, se paró al lado de mi cáscara de mandarina, y yo no me pregunté por insectos ni arácnidos ni por días ni por horas, sino por como algo sin alas podía igual volar.

Capturé a una, una vez. No con un aplauso, como haría con un mosquito, pero con manos juntas y ahuecadas, dedos como rejas que supieron enjaularla, y la adopté como mascota.
La paré sobre uno de mis nudillos con pies que ella no tenía y la acerqué a un pedazo de durazno, esperando a que volara desde mi mano hasta la fruta que estaba mudándose a marrones en colores y a podrido en gusto, para que coma con una boca que yo no veía.
Intenté una y otra vez. La mimé, la acaricié con cuidado de no quebrarla, le susurré que fuerza, que vamos, comé algo. Y ella no se dio ni vuelta a mirarme, y yo viví con un gusto amargo en la boca que tenía cualquier cosa en la que apoyara los dientes. Hasta que una noche la bolita se dió a la fuga, y yo me ahogué en duelo hasta que llegó algo nuevo a casa. Algo con cuatro patas, con dientes que yo si veía, una lengua que me daba besos cuando le tendía la fruta más rancia que podía encontrar al fondo del cajón de la heladera, y la bolita me olvidó, y yo la olvidé.

Pasa un tiempo de algún tamaño hasta que aprendo que esa bolita con espinas incontables como pelos en ***** no era insecto, ni araña, ni vivió, ni murió.
Diente de león, le dice mi mamá, lo pronuncia igual que cómo cuando yo le señalo algo de plástico o de metal, redondo o plano, en cuatro ruedas por la calle o echando raíces en el pasto, y le pregunto qué es eso.
Diente, yo repito, no cómo un qué, sino como un nombre, y pienso en mi Diente. Mascota, prisionera, compañera. Su cucha un frasco vacío de mermelada y sus días un montón de nada, de tratar de escaparse cada vez que soplaba el viento y de hacerme echar a perder como fruta vieja cada vez que llegaba la hora del almuerzo y Diente no comía, ni lloraba, ni gritaba, ni me miraba.
Diente ni siquiera era flor, aprendí mucho después, sino una congregación de semillas que nace de una flor amarilla y prende vuelo por el aire hasta que vuelve a tocar tierra, para que broten nuevos dientes, nuevas flores, nuevas semillas, y se repita.
Y entonces no la culpo a mi Diente. Era solamente un ramo de flores por nacer.
Yo igual me enamoré.
La culpa ha sido tuya. ¡Sí! Tuya. Te lo he dicho,
Lo repito, y no niegues que lo hiciste ex profeso,
Lo sabes, pues te dejas llevar de tu capricho.
Mas no llores, no llores... ¿Qué sacarás con eso?
Toma el té. Que esto acabe... Dos horas disputando.
Tómate el té; y hablemos de cosa diferente,
Porque inmediatamente
Me iré, te lo prevengo, si has de seguir llorando.
Pero ¿qué es lo que he dicho? ¿Qué tienes? ¿Tu porfía
A qué obedece? ¡Sea! Pues bien, la culpa es mía;
Mas enjúgate el llanto,
¡Porque has llorado tanto!
Y como soy sincero
-¿Y para qué callarlo?- te digo que te quiero;
Bien lo sabes, lo sabes, amor de mis amores,
Bien sabes que te quiero. Pero ¡Por Dios! no llores.

Dices... ¿Qué es lo que dices? ¿Dices que te he pegado?
¿Y cómo dices eso? ¡Si yo no te he tocado!
¿En dónde te he hecho daño? ¿Cómo aseguras eso?

Déjate de esas cosas... y dame pronto un beso;
Y que nuestra disputa quede ya terminada,
Que todo esto se acabe... Di: ¿no estás enojada?
Cálmate en el instante. Tómate el té. Te ruego...
Después te pondrás polvos... cuando venga el sosiego;
Y dime que me quieres, que soy tu solo amado,
Y toma mi pañuelo, que el tuyo está mojado.

¿Y qué quieres ahora?
¿Un poco más de crema? ¿La polvera?... ¡Señora!
¿Ya lo ves? Y ocultarlo tu corazón no puede,
Qué en todas las disputas siempre soy el que cede.

Pero tienes hinchados, muy hinchados, los ojos,
Y los tienes muy rojos.
¡Vamos! Sonríe ahora; que sonreír te vea,
Porque cuando te enojas hasta te pones fea;
Y dame un beso pronto, con labio apasionado,
Porque ya nuestra riña ¿no es cierto? ha terminado.
Mikaela L Jul 2020
Malo,
No,
Bien mal,
Difiero de tu actitud constante,
La altitud de la frialdad de tu puño,
Me consta que te duele que me duela,
Lo haces, me haces, cenizas,
En la hoguera de mi cabeza,
Ya no hay leña,
Tú la arrojas sin razón,
Me pregunto,
Qué hacemos con el humo?
Me incendio,
Por qué?
Repito,
Me apagas,
Me enciendes,
Razón alguna?
No hay.
Just felt Spanish flowing through my veins. There'd be better days...
#na
Te quiero, sí, te quiero. ¿Me has oído?
Estoy loco por ti, loco perdido.
Y hablo, y hablo, mas siempre, muy sincero,
Sólo es para decirte que te quiero.

¡Te quiero! ¿Me has oído? ¡Dilo pronto!
¿y te ríes? ¿Acaso me ves aire de tonto?
Pero ¿qué hacer entonces para que tú comprendas,
Para que mis palabras sean claras, sin vendas?...
Siempre lo que se dice parece tontería,
Porque cuanto decimos suena a cosa vacía
Busco, y busco algún modo, pero ¡tiempo perdido!
Pues nunca a las palabras los besos han suplido.

Algo el pecho me oprime cual si un sollozo fuera;
Quiero explicarme, pero no encuentro la manera;
Sólo llega a las almas lo que saber decimos,
Y al través de palabras más o menos vivimos.
Necesito palabras, y quiero, en ansia ardiente,
y entre análisis frío, pesarlas en la mente.

Es fuerza que te diga, que sepas lo que siento,
Todo esto que confuso bulle en mi pensamiento;
Mas ¿Cómo? Si lograra… si lograra en mi inquieta
Tortura, hallar hermosas palabras de poeta,
Mucho más te diría que esto que aquí sentado,
Cerca de ti, te digo con labio balbuciente,
Y que cien y mil veces repito emocionado:
«¡Tú, siempre, amada mía!... Siempre tú, solamente».

— The End —