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Dante Rocío Nov 2020
Odczucie zaparcia tchu w piersiach
jakoby przy chłodzie,
szoku w oszołomionej
czułości czy penetracji
przez ukochanego po raz pierwszy
podczas aktu cielesnego

odczuwam jako to uczucie
w klatce
ściśniętej
jakbym miał w dłoniach
właśnie
tak samo kruchą rybkę...

ledwo dyszy, cmoka,
jak niemowlę się miota...
i widzę siebie jako lęk,
że ona to ze szkła jest
i płacze prawie z niepokoju
o to
co
z nią

zrobię

że trzymam mięsień sercowy wyjęty
prosto z czyjejś żywotności.

I wiem, iż jeśli tylko zrobię
nieostrożny ruch, to ten cały
cud Życia którego
w oniemieniu i własnych łzach
nie mogę pojąć,
że mi położono między palce...

pęknie nagle jedna arteria przez ściśnięcie...

I pójdzie krew.

I pójdą jej wargi w dół.

I pójdą płetwy wzdłuż ciała.

A tygrysie paski bielu i różu będą już tylko tą gęstą czerwienią co nie zmyjesz z ramion tylko się wedrą jak zabrudzona skóra bez zrzucania naskórka.

Tą czerwienią w papce jak ta podczas okresu menstruacyjnego gdy ją badasz z bliska na opuszkach.

A Cardio będzie nieme.
Przeze mnie.
Zgwałcone takowo więc.

Lub każde inne dłonie, w które powierzyłem tą rybkę.

Dlatego takim łkającym lękiem jest dawanie tego w inne dłonie.
A oni nie wiedzą jak karpika się trzyma tak, by chodziło o niego i tylko niego.
Nie jego paski barwne,
powietrze wokół
czy inne tyczące się treści.
O niego.

Oto Słowo.

Osoba.

Język.

My.

„A Słowo ciałem się stało.”
Many consider my Poetry verbalised as utterly abstract metaphors I take straight out of imagination. Drawings of Mind.
Yet those elaborates are purely elected wordings to images, elations, with senses and clips that come to choose me themselves. Overlifely.
The image of Koi Fish is one of those allegories of any tries to show you what “body” is that of my Poetry.
Hereby the text.
So that it can be seen these are more than metaphors or the rationale.
(Translation coming provided soon)
arubybluebird Apr 2018
Cuando te bese, fui completamente tuya. Pero tu nunca fuiste mio, y nunca seras para mi. Y ahora que pasan los dias que se convierten en meses, que se convierten en años, hay tanto que decir y no lo dire. Que el silencio hable por mi.
The Woman Apr 2015
Esa noche soñé,
soñé que me enredaba un aura,
un aura tan cambiante,
donde de ella emanaban cantos, gritos y reclamos,
que al poco rato,
se tornaban en zafiros
¡unos tan malditos!
que me rasgaban la piel como espinas,
ante la insistencia del recuerdo.

De repente,
tu boca insana me despierta,
pero noto
que no era tu boca,
nunca lo fue,
era la sombra,
una tan vil y desalmada,
que hurtó tú cara,
tú cara,
¡Oh, tú cara!
Tan falsa! Tan dañina!
Por la cual, yo,
tan cegada y entorpecida
gritaba en mis adentros:
"Acércate, acércate,
y líbrame de mi pesar"

Luego,
en claridad perfecta,
hay dos sombras, detrás una tercera,
sin yo saber quién es quién,
sobre ellas vuela el pájaro azul,
el símbolo de mi voluntad,
quebrantando los cristales,
que de tu incertidumbre
me arrastró;
La tercera sombra, la más incomprensible,
dispara la flecha,
la que me aniquiló el corazón.
Y esta sombra, sin pensarlo,
se esfumó,
y cuando su voluntad esboza,
vuelve a mí,
para repetir una vez más su maldad.

¡Fue el veneno!
¡Fue la ira!
¡Fue la venganza!
que me dejó sin alma,
que me permitía escuchar
como aquella se perdía,
tan potente, tan fugaz,
al igual que una avalancha.

Poco a poco aprendí a
nunca más darme cosas comunes que anhelan;
sobre todo,
al atacarme en rayo fiero,
el recuerdo que niego,
estableciendo el rojo en mis mejillas,
por la causa injusta
de tu egoísmo descomedido
que me centella en los ojos.
Cuando llueve y reviso mis papeles, y acabo
tirando todo al fuego: poemas incompletos,
pagarés no pagados, cartas de amigos muertos,
fotografías, besos guardados en un libro,
renuncio al peso muerto de mi terco pasado,
soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego,
y así atizo las llamas, y salto la fogata,
y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento,
¿no es la felicidad lo que me exalta?

Cuando salgo a la calle silbando alegremente
-el pitillo en los labios, el alma disponible-
y les hablo a los niños o me voy con las nubes,
mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando,
las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos
desnudos y morenos, sus ojos asombrados,
y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando,
salpican la alegría que así tiembla reciente,
¿no es la felicidad lo que se siente?

Cuando llega un amigo, la casa está vacía,
pero mi amada saca jamón, anchoas, queso,
aceitunas, percebes, dos botellas de blanco,
y yo asisto al milagro -sé que todo es fiado-,
y no quiero pensar si podremos pagarlo;
y cuando sin medida bebemos y charlamos,
y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos,
y lo somos quizá burlando así la muerte,
¿no es la felicidad lo que trasciende?

Cuando me he despertado, permanezco tendido
con el balcón abierto. Y amanece: las aves
trinan su algarabía pagana lindamente:
y debo levantarme pero no me levanto;
y veo, boca arriba, reflejada en el techo
la ondulación del mar y el iris de su nácar,
y sigo allí tendido, y nada importa nada,
¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo?
¿No es la felicidad lo que amanece?

Cuando voy al mercado, miro los abridores
y, apretando los dientes, las redondas cerezas,
los higos rezumantes, las ciruelas caídas
del árbol de la vida, con pecado sin duda
pues que tanto me tientan. Y pregunto su precio,
regateo, consigo por fin una rebaja,
mas terminado el juego, pago el doble y es poco,
y abre la vendedora sus ojos asombrados,
¿no es la felicidad lo que allí brota?

Cuando puedo decir: el día ha terminado.
Y con el día digo su trajín, su comercio,
la busca del dinero, la lucha de los muertos.
Y cuando así cansado, manchado, llego a casa,
me siento en la penumbra y enchufo el tocadiscos,
y acuden Kachaturian, o Mozart, o Vivaldi,
y la música reina, vuelvo a sentirme limpio,
sencillamente limpio y pese a todo, indemne,
¿no es la felicidad lo que me envuelve?

Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones,
me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice:
«Estaba justamente pensando en ir a verte».
Y hablamos largamente, no de mis sinsabores,
pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme,
sino de cómo van las cosas en Jordania,
de un libro de Neruda, de su sastre, del viento,
y al marcharme me siento consolado y tranquilo,
¿no es la felicidad lo que me vence?

Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo;
pasar por un camino que huele a madreselvas;
beber con un amigo; charlar o bien callarse;
sentir que el sentimiento de los otros es nuestro;
mirarme en unos ojos que nos miran sin mancha,
¿no es esto ser feliz pese a la muerte?
Vencido y traicionado, ver casi con cinismo
que no pueden quitarme nada más y que aún vivo,
¿no es la felicidad que no se vende?
Comienzo a dar vueltas
visitando un mundo paralelo
ese pues...
el de los muertos

Llueve sobre mí
cuando expiro
en medio de casi todas mis noches
al borde de la desesperación

Lo extraño es queeeee
la muerte no me afecta

Me afecta la agonía
el suspirar por los lamentos
de este...
tu propio suelo

Soy un invitado
            [y no lo niego]
pero jamás encontramos
la ocasión para bailar

en esta:

La noche de nuestra muerte
                             [bailamos?]
Evelin G hoffman Nov 2013
Te vi en un video
me retuerse, no lo niego
te vez tan real, tan viva
es que me tienes cautiva.

Sin dudarlo siento algo
aun no se como explicarlo
que es esto que casi me causa llanto
extranarte asi es de espanto.

Si te digo que te pienso
pensaras que e enloquecido
es mas fuerte que un lienzo
eh tratado y no te olvido.

Que puedo hacer para no temblar
me ahogas , me torturas
es que no me tienes ni que hablar
es peor que mi miedo alas alturas.

Te vi de cerca, per verdad estas lejos
mis pensamientos estan totalmente disparejos
Te veo mas no puedo tocarte
y yo me conformaria con poder tan solo acariciarte.

                                                   ­      9/13     EveGaby
Allá en las horas más dulces
De mi fugitiva infancia,
Sirvióme de cuidadora
Una mujer muy anciana,
Con su rostro todo arrugas,
Su cabeza toda canas
Y su corazón tranquilo
Todo bondad y esperanzas.

De noche junto a mi lecho
Mil historias me contaba
De geniecillos y ninfas,
De trasgos y de fantasmas.

¡Pobrecilla! ¡cuántas veces
En estas noches amargas
En que repaso tristezas
En mi alcoba solitaria,
Al oír que de la torre
Vuelan en lentas parvadas
Las mismas horas que entonces
Pasé a su lado tan gratas,
He pensado en ella y visto
Llegar su sombra a mi estancia
Pretendiendo como en antes
Secar con cuentos mis lágrimas!

En cierta vez, caí enfermo,
La fiebre me devoraba,
Y en mi delirio quería
Para volar tener alas.
«Dámelas tú»: -grité altivo-
«Tú, nunca me niegas nada»:
-«Es verdad, nada te niego,

»Pero no sufras, ten calma,
Las alas que Dios te ha dado
Las tiene tu ángel de guarda;
Esta noche se las pido
Y te las daré mañana».

Nunca le faltó manera
De responder a mis ansias,
Y siempre al verme llorando,
Con la paciencia más santa,
Me dijo tales ternuras
Que aun me conmueven el alma.
Ella, que al velar mi sueño
De puntillas caminaba,
Y porque rumor ninguno
A mis oídos llegara
Iba a sosegar el péndulo
De un viejo reloj de sala;
Ella, que jamás hubiera
Permitido a gente extraña
Lanzar un débil suspiro
A dos pasos de mi cama;
Que en balcones y rendijas
Cortaba al aire la entrada
Y por no causarme susto
Rezaba siempre en voz baja;
Una noche fue a mi lecho
Alegre y entusiasmada
Diciéndome: -¡Ven, despierta,
Ya es hora... no tardes... anda!

Sobrecogido de miedo
Yo le pregunté: ¿Qué pasa?
-Ya lo sabrás cuando escuches
El vuelo de las campanas,
El tronar de los petardos
Y el disparo de las salvas-.

Abrigado hasta los ojos
Salí con la pobre anciana,
Y un sueño del paraíso
Me fingió lo que miraba.
Desde las enhiestas torres
A las humildes ventanas,
Lo mismo en extensas calles
Que en las más estrechas plazas,
Faroles y gallardetes,
Banderolas y oriflamas
Con los hermosos colores
De la bandera de Iguala.
Y al escuchar tantos gritos,
Tantos himnos, tantas dianas,
El rumor de los repiques
Y el estallar de las salvas,
En brazos de mi niñera
Lloré sin saber la causa.
-Lloras de placer-, me dijo
Esta es una fiesta santa,
La sola fiesta que alegra
Mi corazón y mis canas.
Hoy es quince de setiembre,
Y en esta noche sagrada,
Hace cuarenta y cuatro años,
Si mi memoria no es mala,
Un cura humilde en Dolores
Hizo nacer a la Patria.
Cuando era yo jovencita
Mi padre, que en paz descansa
Me traia de la mano
En esta noche a la plaza
Para repetir con todos
Los que aquí gozan y cantan,
El grito de independencia
Que repercute en el alma;
Mi padre, mi pobre padre,
Fue soldado de Galeana;
Pero mira... allí está el héroe
Alcé mis ojos con ansia
Y vi un inmenso retrato
Entre lucientes guirnaldas
Bañado por los reflejos
De las luces de Bengala.

Un rostro apacible y dulce,
Una frente limpia y ancha,
Una mirada de apóstol,
Una cabeza muy cana...
¡Era Hidalgo, el Padre Hidalgo,
El salvador de la Patria!

¿Lo ves? me dijo temblando
De regocijo la anciana...
-Sí, le respondí, sintiendo
No sé qué dentro del alma,
Y entonces a un mismo impulso
Con las manos enlazadas,
Nos pusimos de rodillas
Llenos los ojos de lágrimas.
Leydis Jun 2017
Él no es elegante,
Él no es amable,
Era inculto e inclusive hasta intolerante.
Pero tiene un je ne sais quoi, que me tiene excitada.
Es feo, pero tiene, un Je ne sais quoi!
Sus palabras son como un brebaje que sana.
Una mezcla de ternura y picardía,
que enternece, que intriga,
que me arropan los temores.
Es feo, pero tiene, un Je ne sais quoi!
La vida no lo bendijo con buena altura,
mas tiene estatura de los dioses romanos.
Es su caminar toda una obra de arte,
es inevitable que a su pasar, se paraliza hasta el aire.
Es feo, pero tiene, un Je ne sais quoi!
Tiene carácter de esos que destila aroma de hombre macho.
Tiene aroma de buen amante, de esos que transforman tu vida en un instante.
Sus manos son de seda, cuando tocan;
hipnotizan, hechizan,
encantan, embelesan,
y me atraparon desde el primer día.
Es feo, pero tiene, un Je ne sais quoi!
tiene una mirada que cautiva,
que perdona, que transforma,
que emociona,
que resplandece toda oscuridad,
desde que lo mire por primera vez
repudie el opacado brillo del sol antes la radiante luz de sus ojos.
Es feo, pero tiene, un Je ne sais quoi!
Sus labios son como el día después de la tormenta,
un arcoíris de sabores inexplicables,
es como si en sus labios, están todas las frutas mescladas.
No lo niego, y nunca pensaría en hacerlo.....
La realidad es que es feo.
Pero tiene, un Je ne sais quoi,
y así, lo AMO!
Es que no lo cambio, ni por William Levy!
LeydisProse
6/5/2017
https://m.facebook.com/LeydisProse/
Nos separamos ambos de mal humor. ¿Por qué?
Y después de que tanto prometimos un día
Amarnos siempre, pero... la culpa no fue mía,
Y aunque insistas, no puedes decir que yo empecé.
Fuiste tú. Tú empezaste. Tal vez ambos... Tú... yo...
Mas te confieso, no
Fuiste tú. ¿Me has oído? Ni yo... Franco seré.
Él sólo responsable de todo el amor fue.
Y saliste enojada. Tu adiós me sonó mal,
Y cambiamos palabras duras en el umbral.
Hizo explosión mi orgullo, que tanto tiempo, tanto,
Contuve, y reprimías en los ojos el llanto.

Extraño es, pero cierto. Desde que nos unimos
Parece, así lo creo, que odiándonos vivimos.
Y la culpa no es tuya. Tampoco culpa mía.
Me quieres. No lo niego. Negarlo no podría,
Y te he amado. Y te amo con afecto leal.
Mas tal vez las disputas, del carácter igual
Que tenemos, dependen; de que siempre nos vemos,
Y quizás de que mucho los dos nos conocemos.

Así nuestros defectos se muestran con frecuencia,
Sin que haya en nuestras almas un poco de indulgencia.
Comprenderse de sobra no es nunca conveniente,
Porque viene el análisis al punto. Y a la mente
La incertidumbre llega fatal. Y no tenemos
En el amor confianza, pues de él siempre tememos
El vernos traicionados. Mira: un momento hacía
Que tú y yo nos amábamos. Pero ambos pretendemos,
Como extraña manía,
Amarnos en la vida de modo extraordinario,
Y, viéndolo bien, eso no es nunca lo ordinario.
Y nos atormentamos. Ya amarnos con locura
Es difícil. Mas oye. Juzgo que la cordura
Exige, de nosotros que menos nos veamos.
Cierto es que nos amamos,
Mas de hablar de eso siempre se cansa uno y se irrita.
Y para estar tranquilos nuestra alma necesita
No vernos con frecuencia. Y esto no es un capricho.
Verás que cuando vuelvas, muchas cosas tendremos
Para decirnos, cosas que no nos hemos dicho,
Y entonces, sí, felices, muy felices seremos.
Vamos a amarnos mucho, mucho nos amaremos.
Pensar en dichas nuevas no es esperanza vana,
Estoy de ello seguro. Lo verás, sí, tesoro
De mi vida. ¡Te adoro!...

Y trata de que vuelvas más temprano mañana.
Jr Jan 2019
___________

Atento,
como en la espera de no se qué
anunciando a mis adentro
que ya vienes
aunque no sé
_________

Vuelve
que me asusto en la calma
retomemos lo que siempre quiso
pero nunca fue
_________

Camino en pasadizos
angostos y oscuros
largos, casi infinitos
mantengo mi paso
a la luz que espera
_________

Miro al pasado
alba eterna que nos despierta niego
y reniego
que tu presencia no pase de un pensamiento
____________
De pronto, sin motivo:
graznido, palaciego,
cejijunto, microbio,
padrenuestro, dicterio;
seguidos de: incoloro,
bisiesto, tegumento,
ecuestre, Marco Polo,
patizambo, complejo;
en pos de: somormujo,
padrillo, reincidente,
herbívoro, profuso,
ambidiestro, relieve;
rodeados de: Afrodita,
núbil, huevo, ocarina,
incruento, rechupete,
diametral, pelo fuente;
en medio de: pañales,
Flavio Lacio, penates,
toronjil, nigromante,
semibreve, sevicia;
entre: cuervo, cornisa,
imberbe, garabato,
parásito, almenado,
tarambana, equilátero;
en torno de: nefando,
hierofante, guayabo,
esperpento, cofrade,
espiral, mendicante;
mientras llegan: incólume,
falaz, ritmo, pegote,
cliptodonte, resabio,
fuego fatuo, archivado;
y se acercan: macabra,
cornamusa, heresiarca,
sabandija, señuelo,
artilugio, epiceno;
en el mismo momento
que castálico, envase,
llama ****, estertóreo,
zodiacal, disparate;
junto a sierpe... ¡no quiero!
Me resisto. Me niego.
Los que sigan viniendo
han de quedarse adentro.
Valeria Chauvel Mar 2020
En los tiempos donde el sol huele a muerte
y en las noches barre por las casas,
nos acompaña como un fantasma
la guerra que en silencio vierte
incertidumbre en nuestras almas.

Hierve entre los hombres
un silencio prolongado
y las voces se hacen plomo,
negros augurios que carcomen.

Hoy tengo más miedo a la vida que a la muerte,
que si de riquezas se trata,
te entrego mis ojos
y que se desvanezcan ante la filantropía
como sombra de una utopía.

Temo por nosotros, por la humanidad
como un desolado ensueño surrealista.
Temo por la oscuridad que acecha,
de nuestras almas, la cara fría.

Hoy tengo más miedo a mi miedo que nunca,
cuando en la noche la esperanza trunca,
y desconfío.
Desconfío de la sombra que nos corroe.

Mis manos tiemblan cuando pienso,
pero al escribir se ponen firmes.
Mi moral, mis convicciones.

Vocifera una jauría inquieta,
el murmullo de la desesperación,
cuando veo a rostros hundirse en el vacío,
avivando la hoguera.

En el pasado vi escarlata que cubría la tinta.
Sobre los hombres sin derechos llovía,
el desgarrador improcedente vestigio
de un espacio sin salida.

Se habla de una conspiración
y se escudriña a un culpable,
pero no se habla de lo que desvela
la tragedia ante nuestras vendas.

Necesito saber que el burgués
no se llevará el pan
y que entre los muertos
no caminará la prole.

¿Será la vida digna de ser un fin?
si no es más que una guerra,
yo soy un zapato viejo e inútil.

Como geografías insulares en la ciudad
me retiro de las calles y renuncio.
Renuncio a ti, a nosotros, a mí misma,
y me niego a la enfermedad.

Nos miro y lloro a la injusticia
y a la vida calumniada.
Quiero creer en la humanidad.
Quiero creer en las personas
y naturaleza como estirpe del mismo oro.

Quiero creer que ganaremos
a quien irracionales dijo que éramos,
o parásitos de la vida misma,
y a la historia volcaremos.

Nos ganaremos a nosotros
como conquista, como humanos,
como el sentido a nuestro vacío.

Me arrodillo.
Me arrodillo ante calles desiertas
y por primera vez en mi vida rezo
y no es a Dios.
Rezo a la humanidad.
Rezo por valores que vivan
como virtud de nuestras almas,
aunque amenace la enfermedad.
Valeria Chauvel Sep 2018
Me dueles. Aún me dueles,
como los gritos de la piel en fuego,
como las ansias de la abstinencia del deseo.

Mil mascaras apiladas fingiendo,
pero me tocas la herida abierta,
cuando me miras, cuando me besas.

Late en ti el recorrido de tus manos,
cuando te escucho, cuando te siento.

Me conoces,
y escondes el sentimiento con la boca,
cuando tu cuerpo narra otra cosa,
y te refugias en varias rosas,
pero sé que la mía es la que gozas,
cuando te toco, cuando me tocas,
cuando te siento, cuando me sientes.

Me conoces,
pero lo escondes y yo lo escondo,
pero lo niegas y yo lo niego,
y así bailamos el tango de este juego,
y aún me dueles... Sí que dueles.

— The End —