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Alev Jul 2014
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

Julio Cortázar.
Adrien Jul 2014
Quiero pintar tu cuerpo con mis dedos, de mil lineas y puntos
Para capturar los mil verdes que toma tu mirada
Segun el tiempo, segun la hora.
Para guardar conmigo el sabor de tus suspiros,
Y el de tu oreja,
El de tus labios,
Y el de tu lengua.

Quiero cojer estos tesoros inaprensibles,
Estas gemas inalcansables;
Como de mis dedos la arena,
El polvo de oro que se escapa;
Nubes suaves y edulcoradas,
Por cual viento invisble llevadas.

Quiero pintar tu cuerpo con mis dedos, de mil lineas y puntos.
Para mostrar al mundo y a la faz del Sol
Lo que puede brillar una pequeña flor,
Como puede cambiar un miserable en hombre mejor.

Quiero ser tu siervo, alimentar tu fuego
Proteger de mis brazos tu belleza
Y hacerte sonreir para que sea dia
Quiero estar a tu lado poque estoy enfermo
Y eres la prescripcion que me hizo el cielo
Quiero robar el nectar a tus labios
Y tocar tu piel para estar con Dios
Quiero ser tu sombra para seguirte por donde estes
Quiero ser tu alfombra para que me toques con tus pies
Quiero ser la orilla a la que vaya tu barco
Quiero pintar tu cuerpo.

Quiero oler, quiero tocar, quiero sumergirme alli dentro de la corriente pacifica casi magica, de té y de menta, de miel y de lima, con los ojos bien abiertos para sentirme vivir y la boca y cada poro del cuero espeso que cubre mi cuerpo debil.
Quiero vivir toda mi vida en este instante, en el que mis pelos se levantan, en el que mis entrañas sobresaltan y mis pupilas se dilatan, cuando me miras y lees en mi alma, y juegas con ella, cuando paseas y bostezas en el jardin secreto de mi sueño cuando posas tus pies sobre mi boca sobre mi letra cuando caminas sobre mi, sobre mi poesia como sobre un camino que no lleva a ninguna parte, para no irse del pais solo recorerlo no salir del museo porque tu eres mi galeria de arte.
Quiero tocar, quiero oler, quiero sumerjirme, dejar de orar, de pintar puntos y lineas, quiero alcanzarte.
Estoy movido por esta fuerza salvaje que late en tus pupilas,
Esta misma que mueve el insecto  hasta la flor prominente, es lo que hace sudar y empapa los páramos cada noche como para bautizarlos y lo que mueve los sequoias a tratar de tocar los cielos por miles de años ; la excitacion y efervenscia en las ramas de los bosques cuando llega el alba, las alabanzas y los cantos de hadas vestidas de plumas cuando viene la luz, el susurro del insecto y de monstruos minisculos que musitan llega la luz, llega el color
Tu eres mi luz , tu eres mi calor cuando me atrapas en el abismo verde de tus ocelos dulces que quiero oler, quiero tocar.
Quiero sumerjirme en las galaxias celadon de tus fanales que percibo a veces en el cielo, quiero con la boca y las venas abiertas impregnarme de la clorofila que moja tus ojos es lo que mi cuerpo pide, mi cuerpo suplica, el eucalypto a mi garganta a mis pulmones el aire puro, el aire limpio, quiero oler tu haliento, estar penetrado de calor, y de fuego por un instante que me mires como el pajaro secreto que toca su nido por un instante y por un instante solo, cuando se ilumina la noche por un fragmento de segundo y que desaparece, quiero volar contigo quiero parar el tiempo porque cuando me miras vivo. Quiero tocar quiero oler quiero estar contigo, porque eres mi luz, mi ilucion y mi dia, la mas bella creacion que hizo jehova.
¡Ya coronó la dicha tus amores!
Un hijo tienes ya, que habrá nacido
Oyendo, cual los dulces ruiseñores,
Músicas en los aires y en el nido.

Sé que la madre de ventura loca
Cifra en él sus más dulces embelesos,
Y que en la fresca guinda de su boca
Acendra miel con lágrimas y besos.

Sé que a ti ya te enferman los sonrojos,
Pues cada extraño que en tu bien repara
Te dice que sus ojos son tus ojos.
Que en su cara de cielo está tu cara.

Y hablando la verdad, si se parece
A su progenitor, yo lo bendigo;
Ya verás cómo vive y cómo crece,
Y halla en cada mortal un buen amigo.

¡Todo igual a su padre! el mundo dice,
Y tú lo miras, y con tierno arrullo
Tu mano lo acaricia y lo bendice
Con infinito amor y noble orgullo.

Hoy tiemblas si en la cuna se menea,
Y tiemblas cuando duerme sosegado,
Y al ver que gesticula y pestañea
Dices en tu interior: ¿qué habrá pensado?

Ni la brisa sutil dejas que roce
Su frente angelical; te ve y suspira,
Y dices con pasión: ¡ya me conoce,
Y ya me quiere hablar cuando me mira!

Habrá que verte cuando ufano pasas
Llevando al nuevo rey de tus amores,
En un coche de mimbres y de gasas
En triunfo por los anchos corredores.

Seguro estoy de que gozoso gritas
Cuando ves con qué gracia tu heredero
Alza al aire las blancas manecitas
Y agita el argentado sonajero.

Y que, por más que está recién llegado
A tu hogar, venturoso cual ninguno,
Lo sueñas almirante y abogado,
Capitán general, sabio y tribuno.

Y lo miras del mundo en la faena
Desdeñando lisonjas y oropeles,
Y su mirada cándida y serena
Te habla de gloria, aplausos y laureles.

Siendo tan pequeñito lo ves hombre,
Y hasta pretendes inquirir ufano
Cómo pondrá las letras de su nombre
El jazmín diminuto de su mano.

Comprendo bien que el serafín te engríe,
Que con él van tus horas muy de prisa,
Y que miras a Dios si te sonríe,
Pues está todo el cielo en su sonrisa.

Miro a la joven madre en su recato
Cómo lo baña en su mirar sereno,
Y hallando en él tu amor y tu retrato,
¡Le da toda la savia de su seno!

Comprendo tu alborozo: en tu alma anida
El más augusto y santo regocijo;
¡Ser padre es ser devoto de la vida,
Porque toda la vida está en el hijo!

Hoy pensarás en todo; si te exalta
El más ciego furor, pronto al mirarlo
Exclamarás con miedo: ¡le hago falta!
¡Yo no debo por nadie abandonarlo!

Es nueva religión la que en él tienes;
Al verlo tu esperanza fortificas,
Y la mejor corona de tus sienes
Es el inmenso amor que le dedicas.

¿Nació para cantar? ¡destino santo!
No lo veré; mi vida se derrumba
A un abismo sin fin; pídele un canto
A mi cariño a ti, sobre mi tumba;

Dile que se estrecharon nuestras manos
Cuando viniste a honrar el suelo mío,
Que tú y yo nos quisimos como hermanos,
Que le amo mucho, y que me llame tío.

Que ha visto el claro albor de la existencia
En esa fecha llena de esplendores
En que mi patria ungió su independencia
Con el grito del cura de Dolores.

¡Dios te vele esa joya de valía,
Tenga en el mundo mirtos por alfombra,
Y que mañana puedan tú y María
Entrelazar sus canas a su sombra!
A quién compré en esta noche la soledad que poseo
quién dice la orden que apresure la marcha
del viento flor de frío entre las hojas inconclusas
si tú me llamas tormenta resuenas tan lejos como un tren
ola triste caída a mis pies quién te dice
sonámbulo de sangre partía cada vez en busca del alba

a ti te reconozco pero lejos apartada
inclinado en tus ojos busco el ancla perdida
ahí la tienes florida adentro de los brazos de nácar
es para terminar para no seguir nunca
y por eso te alabo seguidora de mi alma mirándote hacia atrás
te busco cada vez entre los signos del regreso
estás llena de pájaros durmiendo como el silencio de los bosques
pesado y triste lirio miras hacia otra parte
cuando te hablo me dueles tan distante mujer mía
apresura el paso apresura el paso y enciende las luciérnagas
Natalia Rivera Oct 2014
Enamorarte de mí es como enamorarte del mar; te cautiva desde el primer momento en que lo ves. Al principio observas el panorama, el agua, el cielo, los animales, las personas alrededor. Una ligera sonrisa se te escapa al sentir la necesidad de quitarte los zapatos para experimentar el primer contacto físico. Se sentirá extraño, la arena podrá ser caliente, en cambio, tu curiosidad aumenta al preguntarte ¿Cómo será en lo más profundo del agua? Alzas la vista, miras perplejo el paisaje; las nubes y los pájaros juegan revoloteando haciendo juego con mis olas. Te gusta, la excitación cada vez es más, sientes que es momento, quieres sumergirte en mis aguas y sin rodeos, saltas al agua dejándote sumiso ante mí. Danzas conmigo a los compas del vaivén, algo te distrae. Miras con demasiada atención el interior de mis aguas, de mí ser. Fijas la mirada en un abismó oscuro que se le ve a lo lejos, te aproximas a él, comienzas a sentirte perdido, cautivo, sin rumbo. Sales a la superficie, ya es casi de noche. Te sientas en mi regazo a contemplar la puesta del sol y ahí, en ese preciso momento, te das cuenta que acabas de enamorarte algo vivo, algo inmenso; algo que será tuyo pero solo por minutos.
Leydis May 2018
Me miras con perfidia

pretendiendo domar mi recinto.

Presumes tu sabiduría

sin saber que yo soy, ¡guía audaz!

Que llevo más de diez vidas

perfeccionando mis gritos,

cuyo sonidos te llevaran al

olimpo de los seres invictos.


Gimos con algoritmos que descifran

los calóricos revoltillos de una mente esculpida

que sabe sumergirse; en insondable pozos,

complacerte, hasta que logres tu propósito,

hasta que digas ¡eureka! la novena maravilla,

la he encontrado, en tu llanto pasional.


Me miras y pretendes amedrentarme,

pretendes que huya de mi desnudez

y yo sencillamente, te reto a que te

atiborres de mi ser..,

a que te pierdas en mi querer;

que no te avergüences de mi placer y

que escuches en mis suspiros

los quejidos de mi erotismo.


Me miras como quien pretende impresionar

y yo con la mirada fija..,

te reto a que descubras mi castidad;

Que te enganches de mi honduras,

que te aferres a mi cintura,

que te enamores de mi sabrosura,

que te deshagas de tu cordura

y respondas al clamo de mis deseos

que te hacen un llamado visceral.


Que apruebes conmigo los sabores del tiempo,

con feroces besos, que van componiendo

la canción perfecta, hasta que lleguemos

a nuestro destino pasional.


Te dije alguna vez y te lo diré otra vez,

“Yo no gimo, yo gruñó como loba,

maulló como perra” brinco hasta  

afincarme en tus cinco sentidos,

y logres entender, que tú serás un lobo maldito,

pero, a mi amor !no lo puedes someter!
En el fondo del pecho estamos juntos,
en el cañaveral del pecho recorremos
un verano de tigres,
al acecho de un metro de piel fría,
al acecho de un ramo de inaccesible cutis,
con la boca olfateando sudor y venas verdes
nos encontramos en la húmeda sombra que deja caer besos.

Tú mi enemiga de tanto sueño roto de la misma manera
que erizadas plantas de vidrio, lo mismo que campanas
deshechas de manera amenazante, tanto como disparos
de hiedra negra en medio del perfume,
enemiga de grandes caderas que mi pelo han tocado
con un ronco rocío, con una lengua de agua,
no obstante el mudo frío de los dientes y el odio de los ojos,
y la batalla de agonizantes bestias que cuidan el olvido,
en algún sitio del verano estamos juntos
acechando con labios que la sed ha invadido.
Si hay alguien que traspasa
una pared con círculos de fósforo
y hiere el centro de unos dulces miembros
y muerde cada hoja de un bosque dando gritos,
tengo también tus ojos de sangrienta luciérnaga
capaces de impregnar y atravesar rodillas
y gargantas rodeadas de seda general.

Cuando en las reuniones
el azar, la ceniza, las bebidas,
el aire interrumpido,
pero ahí están tus ojos oliendo a cacería,
a rayo verde que agujerea pechos,
tus dientes que abren manzanas de las que cae sangre,
tus piernas que se adhieren al sol dando gemidos,
y tus tetas de nácar y tus pies de amapola,
como embudos llenos de dientes que buscan sombra,
como rosas hechas de látigo y perfume, y aun,
aun más, aun más,
aun detrás de los párpados, aun detrás del cielo,
aun detrás de los trajes y los viajes, en las calles donde la gente orina,
adivinas tos cuerpos,
en las agrias iglesias a medio destruir, en las cabinas que el mar lleva en las manos,
acechas con tus labios sin embargo floridos,
rompes a cuchilladas la madera y la plata,
crecen tus grandes venas que asustan:
no hay cáscara, no hay distancia ni hierro,
tocan manos tus manos,
y caes haciendo crepitar las flores negras.

Adivinas los cuerpos
Como un insecto herido de mandatos,
adivinas el centro de la sangre y vigilas
los músculos que postergan la aurora, asaltas sacudidas,
relámpagos, cabezas,
y tocas largamente las piernas que te guían.

Oh conducida herida de flechas especiales!

Hueles lo húmedo en medio de la noche?

O un brusco vaso de rosales quemados?

Oyes caer la ropa, las llaves, las monedas
en las espesas casas donde llegas desnuda?

Mi odio es una sola mano que te indica
el callado camino, las sábanas en que alguien ha dormido
con sobresalto: llegas
y ruedas por el suelo manejada y mordida,
y el viejo olor del ***** como una enredadera
de cenicienta harina se desliza a tu boca.

Ay leves locas copas y pestañas,
aire que inunda un entreabierto río
como una sola paloma de colérico cauce,
como atributo de agua sublevada,
ay substancias, sabores, párpados de ala viva
con un temblor, con una ciega flor temible,
ay graves, serios pechos como rostros,
ay grandes muslos llenos de miel verde,
y talones y sombra de pies, y transcurridas
respiraciones y superficies de pálida piedra,
y duras olas que suben la piel hacia la muerte
llenas de celestiales harinas empapadas.

Entonces, este río
va entre nosotros, y por una ribera
vas tú mordiendo bocas?
Entonces es que estoy verdaderamente, verdaderamente lejos
y un río de agua ardiendo pasa en lo oscuro?
Ay cuántas veces eres la que el odio no nombra,
y de qué modo hundido en las tinieblas,
y bajo qué lluvias de estiércol machacado
tu estatua en mi corazón devora el trébol.

El odio es un martillo que golpea tu traje
y tu frente escarlata,
y los días del corazón caen en tus orejas
como vagos búhos de sangre eliminada,
y los collares que gota a gota se formaron con lágrimas
rodean tu garganta quemándote la voz como con hielo.

Es para que nunca, nunca
hables, es para que nunca, nunca
salga una golondrina del nido de la lengua
y para que las ortigas destruyan tu garganta
y un viento de buque áspero te habite.

En dónde te desvistes?
En un ferrocarril, junto a un peruano rojo
o con un segador, entre terrones, a la violenta
luz del trigo?
O corres con ciertos abogados de mirada terrible
largamente desnuda, a la orilla del agua de la noche?

Miras: no ves la luna ni el jacinto
ni la oscuridad goteada de humedades,
ni el tren de cieno, ni el marfil partido:
ves cinturas delgadas como oxígeno,
pechos que aguardan acumulando peso
e idéntica al zafiro de lunar avaricia
palpitas desde el dulce ombligo hasta las rosas.

Por qué sí? Por qué no? Los días descubiertos
aportan roja arena sin cesar destrozada
a las hélices puras que inauguran el día,
y pasa un mes con corteza de tortuga,
pasa un estéril día,
pasa un buey, un difunto,
una mujer llamada Rosalía,
y no queda en la boca sino un sabor de pelo
y de dorada lengua que con sed se alimenta.
Nada sino esa pulpa de los seres,
nada sino esa copa de raíces.

Yo persigo como en un túnel roto, en otro extremo
carne y besos que debo olvidar injustamente,
y en las aguas de espaldas cuando ya los espejos
avivan el abismo, cuando la fatiga, los sórdidos relojes
golpean a la puerta de hoteles suburbanos, y cae
la flor de papel pintado, y el terciopelo cagado por las ratas y la cama
cien veces ocupada por miserables parejas, cuando
todo me dice que un día ha terminado, tú y yo
hemos estado juntos derribando cuerpos,
construyendo una casa que no dura ni muere,
tú y yo hemos corrido juntos un mismo río
con encadenadas bocas llenas de sal y sangre,
tú y yo hemos hecho temblar otra vez las luces verdes
y hemos solicitado de nuevo las grandes cenizas.

Recuerdo sólo un día
que tal vez nunca me fue destinado,
era un día incesante,
sin orígenes, Jueves.
Yo era un hombre transportado al acaso
con una mujer hallada vagamente,
nos desnudamos
como para morir o nadar o envejecer
y nos metimos uno dentro del otro,
ella rodeándome como un agujero,
yo quebrantándola como quien
golpea una campana,
pues ella era el sonido que me hería
y la cúpula dura decidida a temblar.

Era una sorda ciencia con cabello y cavernas
y machacando puntas de médula y dulzura
he rodado a las grandes coronas genitales
entre piedras y asuntos sometidos.

Éste es un cuento de puertos adonde
llega uno, al azar, y sube a las colinas,
suceden tantas cosas.

Enemiga, enemiga,
es posible que el amor haya caído al polvo
y no haya sino carne y huesos velozmente adorados
mientras el fuego se consume
y los caballos vestidos de rojo galopan al infierno?

Yo quiero para mí la avena y el relámpago
a fondo de epidermis,
y el devorante pétalo desarrollado en furia,
y el corazón labial del cerezo de junio,
y el reposo de lentas barrigas que arden sin dirección,
pero me falta un suelo de cal con lágrimas
y una ventana donde esperar espumas.

Así es la vida,
corre tú entre las hojas, un otoño
***** ha llegado,
corre vestida con una falda de hojas y un cinturón de metal amarillo,
mientras la neblina de la estación roe las piedras.

Corre con tus zapatos, con tus medias,
con el gris repartido, con el hueco del pie, y con esas manos que el tabaco salvaje adoraría,
golpea escaleras, derriba
el papel ***** que protege las puertas,
y entra en medio del sol y la ira de un día de puñales
a echarte como paloma de luto y nieve sobre un cuerpo.

Es una sola hora larga como una vena,
y entre el ácido y la paciencia del tiempo arrugado
transcurrimos,
apartando las sílabas del miedo y la ternura,
interminablemente exterminados.
El sol dentro del día
                                      El frío dentro del sol.
Calles sin nadie
                              autos parados
Todavía no hay nieve
                                      hay viento viento
Arde todavía
                          en el aire helado
un arbolito rojo
Hablo con él al hablar contigo
Estoy en un cuarto abandonado del lenguaje
Tú estás en otro cuarto idéntico
O los dos estamos
en una calle que tu mirada ha despoblado
El mundo
imperceptiblemente se deshace
                                                            Memoria
desmoronada bajo nuestros pasos
Estoy parado a la mitad de esta línea
no escrita
Las puertas se abren y cierran solas
                                                                   
El aire
entra y sale por nuestra casa
                                                        El aire
habla a solas al hablar contigo
                                                        El aire
sin nombre por el pasillo interminable
No se sabe quién está del otro lado
                                                                El aire
vuelve aire todo lo que toca
                                                  El aire
con dedos de aire disipa lo que digo
Soy aire que no miras
No puedo abrir tus ojos
                                            No puedo cerrar la puerta
El aire se ha vuelto sólido
Esta hora tiene la forma de una pausa
La pausa tiene tu forma
Tú tienes la forma de una fuente
no de agua sino de tiempo
En lo alto del chorro de la fuente
saltan mis pedazos
el fui     el soy   el no soy todavía
Mi vida no pesa
                          El pasado se adelgaza
El futuro es un poco de agua en tus ojos
Ahora tienes la forma de un puente
Bajo tus arcos navega nuestro cuarto
Desde tu pretil nos vemos pasar
Ondeas en el viento más luz que cuerpo
En la otra orilla el sol crece
                                                al revés
Sus raíces se entierran en el cielo
Podríamos ocultarnos en su follaje
Con sus ramas prendemos una hoguera
El día es habitable
El frío ha inmovilizado al mundo
El espacio es de vidrio
                                        El vidrio es de aire
Los ruidos más leves erigen
súbitas esculturas
el eco las multiplica y las dispersa
Tal vez va a nevar
Tiembla el árbol encendido
Ya está rodeado de noche
Al hablar con él hablo contigo
Gabriela Cintron Jan 2023
todo lo que hago es para ti
mi anhelo es que tu puedes encontrarte

que cada vez que miras a las nubes

que cada vez que miras a las alturas

que cada vez que miras al oceano

vez a ti misma en su refleccion
Todo lo que esta bajo del cielo esta sujeto a tu palabra, tu voz y dirrecion
Pajarillo cojido, de tu pecho dulce
por el águila negra de la muerte,
¡cómo me miras con tu ojito triste!
(***** plenor sangriento de luz débil).
Desde debajo de la garra inmensa,
que para siempre ya le tiene
y afirmado, mientras la desafía
la vasta sombra que su vista emprende.
¡Cómo me mira sin pedirme nada,
cómo me mira... por si yo pudiese,
que ya te está teniendo para siempre!
Heather Butler May 2010
The walls here are white.
White?
Quite.
The walls here are quite white.
And so soft, inviting --
little whispers
laughing -- ha ha --
could I but once
see them and not desire to
      fly through them --
  ha -- but my hands --
bound to these hips --
a waist.
Waste.
Mine?
     Do let's try to be careful.
Careful,
   careful.
Circles --
  aah -- circles.
White?
Quite.
  Nice clean labcoats --
let's try another example --
  Maybe this time we can --
Quite?
-- understand.
The walls
           white
    are here
Quite
      to understand...
-- Ha ha ha --
Circles.
    If you are not
already,
       I am quite --
Quite --
          white --
     sure --
                I can bring you
D
  O
    W
       N
    and you can run
  circles
Drown
          ha ha ha
     around this
                  quite
                          white
    ­       table --
                    bed --
go insane.
      Do let's try to be careful
                              with this one.
And see?
          Yo soy
                     feliz
        estoy muy contenta
                        aquí.
       No quiero estar --
                  estar --
           ser en cualquier
                             otro lugar.
              ¿Miras?
                      ¿Sí?
         ­   Ay, circles, circles,
                y el oscuridad --
                         closes in
                 around
                                   me
                                me
¿Blanca?
         Quite.
Estoy aquí
                        with you.
                                Los ojos --
                           sí, y el alma --
                       ay --
                                 me duele.
Señor -- good, good sir --
         put me down --
                  ayúdame a dormir
        porque these circles --
White?
                    Quite.
              -- so tiresome.
     walls surround
              me?
                      me?
      What could you want
                              with me?
                           Me?
               Escaping --
      turmoil.
                  You must leave --
          this chair --
                     mine.
               Not thine own.
       This booke is mine to
                               be writ.
                Ha ha --
                    ha--
         This mind travles
                   c    i    r    c    l    e    s
As if I were ever so good
                              a writer --
                    speaker --
           repeat me
                      repeat me
                               repítame
                          Me me me
                                      duele.
Ay, señor --
             mátame,
                    por favor.
       Yo no quiero vivir en este lugar.
                                Quiero --

                             dormir.

                  Forevermore.

White?
Quite.
Heather Butler; 2010
Rayos Jun 2011
Mis Lagrimas
Son com o las estrellas
Solamente en las noches
Salen ellas


Mis lagrimas
Son como las estrellas
Cuando se caen  del cielo
Bajan en silencio
Al suelo

Mis Lagrimas
Son como las estrellas
Brillan Como
diamantes infinitos
Bajo mis ojos
Bajo la luna

Si una noche tu
Miras caer una estrellita
Pida le tu deseo
Dios te lo consedera

Por k cada noche
Le elevo mi Corazon
lleno de llanto y desesperacion
y le ruego k te cuide
y k todos tus deseos
se hagan realidad…..
De los hombres lanzado al desprecio,
de su crimen la víctima fui,
y se evitan de odiarse a sí mismos,
fulminando sus odios en mí.
          Y su rencor
al poner en mi mano, me hicieron
          su vengador;
          y se dijeron
«Que nuestra vergüenza común caiga en él;
se marque en su frente nuestra maldición;
su pan amasado con sangre y con hiel,
su escudo con armas de eterno baldón
          sean la herencia
          que legue al hijo,
          el que maldijo
          la sociedad.»
          ¡Y de mí huyeron,
de sus culpas el manto me echaron,
y mi llanto y mi voz escucharon
          sin piedad!
Al que a muerte condena le ensalzan...
¿Quién al hombre del hombre hizo juez?
¿Que no es hombre ni siente el verdugo
imaginan los hombres tal vez?
          ¡Y ellos no ven
Que yo soy de la imagen divina
          copia también!
          Y cual dañina
fiera a que arrojan un triste animal
que ya entre sus dientes se siente crujir,
así a mí, instrumento del genio del mal,
me arrojan el hombre que traen a morir.
          Y ellos son justos,
          yo soy maldito;
          yo sin delito
          soy criminal:
          mirad al hombre
que me paga una muerte; el dinero
me echa al suelo con rostro altanero,
          ¡a mí, su igual!
El tormento que quiebra los huesos
y del reo el histérico ¡ay!,
y el crujir de los nervios rompidos
bajo el golpe del hacha que cae,
          son mi placer.
Y al rumor que en las piedras rodando
          hace, al caer,
          del triste saltando
la hirviente cabeza de sangre en un mar,
allí entre el bullicio del pueblo feroz
mi frente serena contemplan brillar,
tremenda, radiante con júbilo atroz
          que de los hombres
          en mí respira
          toda la ira,
          todo el rencor:
          que a mí pasaron
la crueldad de sus almas impía,
y al cumplir su venganza y la mía
          gozo en mi horror.
Ya más alto que el grande que altivo
con sus plantas hollara la ley
al verdugo los pueblos miraron,
y mecido en los hombros de un rey:
          y en él se hartó,
embriagado de gozo aquel día
          cuando espiró;
          y su alegría
su esposa y sus hijos pudieron notar,
que en vez de la densa tiniebla de horror,
miraron la risa su labio amargar,
lanzando sus ojos fatal resplandor.
          Que el verdugo
          con su encono
          sobre el trono
          se asentó:
          y aquel pueblo
          que tan alto le alzara bramando,
          otro rey de venganzas, temblando,
          en él miró.
En mí vive la historia del mundo
que el destino con sangre escribió,
y en sus páginas rojas Dios mismo
mi figura imponente grabó.
          La eternidad
ha tragado cien siglos y ciento,
          y la maldad
          su monumento
en mí todavía contempla existir;
y en vano es que el hombre do brota la luz
con viento de orgullo pretenda subir:
¡preside el verdugo los siglos aún!
          Y cada gota
          que me ensangrienta,
          del hombre ostenta
          un crimen más.
          Y yo aún existo,
fiel recuerdo de edades pasadas,
a quien siguen cien sombras airadas
          siempre detrás.
¡Oh! ¿por qué te ha engendrado el verdugo,
tú, hijo mío, tan puro y gentil?
En tu boca la gracia de un ángel
presta gracia a tu risa infantil.
          ¡Ay!, tu candor,
tu inocencia, tu dulce hermosura
          me inspira horror.
          ¡Oh!, ¿tu ternura,
mujer, a qué gastas con ese infeliz?
¡Oh!, muéstrate madre piadosa con él;
ahógale y piensa será así feliz.
¿Qué importa que el mundo te llame cruel?
          ¿mi vil oficio
          querrás que siga,
          que te maldiga
          tal vez querrás?
          ¡Piensa que un día
al que hoy miras jugar inocente,
maldecido cual yo y delincuente
          también verás!
Fa Be O Feb 2013
me gustas cuando me miras así,
con esas ganas que no se saben disimular;
eres un rey,
eres mi rey.

tus besos de cafe,
tus pestañas largas de niño,
Tus ojos entre-cerrados;
Eres un rey,
Eres mi rey.

Eres un rey,
Los modales de una nobleza extinta,
Tu nariz aristócrata,
Tu piel de emperador Azteca;
Eres mi rey.

Este cuerpo,
Esclavo tuyo,
Mi rey,
Te espera,
Te cumple,
Te quiere.

Eres un rey,
Eres mi rey.

Ordenas con tus dedos,
Mandas con los labios,
Dictas con tu lengua....

Comandas cada guerra,
Mi rey,
Que empieza en mi corazón,
Y eres el general
Que solo sabe ganar..

Presides de las pequeñas montañas
Que son mis pechos así,
De el río de deseo que sabes empezar en mi,
Reinas en mi alma,
Que florece con tus besos,
Eres un rey,
Eres mi rey.
2/18/13
No me confundas con alguien que ya conoces -Dijo- No hay nadie mejor que yo para ti y lo sabes.

Nunca hubo palabras más sabias que esa, más exactas ni poderosas. En mucho tiempo me creí invencible, reina y dueña de lo que me rodeaba, de mi cuerpo. Hasta que por primera vez oí su nombre, desde que vi sus ojos tan repugnantes y hermosos, de lo único que soy dueña es de mis parpados que cierran cada mirada para poder continuar.

Ella era una desconocida para mí y muchas personas que no sabían de su trabajo. Era una maravillosa pintora de sus ideas y yo una paria común. La conocí cuando la música sonaba, cuando no pude escuchar su nombre, no  necesario. Su cabello era como caramelo quemándose y su rostro tan imperfecto que encantaba; pálida y con dudosa importancia por su higiene. Era la persona más descuidada que había visto y la más bella. Supo que toda la noche la miré y no me importó, supo que toda la noche la deseé y eso era lo que buscaba.

Al final de la noche se abrió paso hacia mí, caminando lento y segura. Tomó el vaso de mis manos y me invitó otro, ella decidió, yo lo tomé. No  me gustaba su sabor pero pensé que sabría mejor en sus labios.

-Sé que escribes -me dijo- nunca vayas a escribir sobre escribir, ni mucho menos de esto. -Lo sentí una orden, un abuso de confianza, una demanda de su privacidad. Me besó como si no le gustara, podría decir que por lastima o como premio por mi insistencia. Yo lo sabía pero lo disfruté igual, mejor que otros besos, que todos los besos.

-Agradezco mucho tu bondad -le dije mientras sonreía-. No era necesario, hay mejores cosas a las que prestarle caridad que a esta pobre imbécil. Hay al menos diez personas aquí esperando que hagas lo mismo que hiciste por mí. Me siento privilegiada y al mismo tiempo, arrastrada, si así puedo decirlo.

Agradezco el mal de tu pureza, como agradezco este sol que quema mi cara. Te prefiero, así no seas nadie -continuó- porque aquí todos pretenden serlo todo. Tú me miras y piensas que me has visto en algún lado, me describes y piensas que soy perfecta. No me confundas con alguien que ya conoces, no hay nadie mejor que yo para ti y lo sabes. Pero tú sigues siendo nadie, como todos aquí y te quedarás siendo nadie mientras yo me voy tranquila.

No pensé nunca que sus palabras fueron crueles, me marcaron por su honestidad. No me dolió ninguna palabra que salía por su boca, me dolían sus pestañas parpadear, sus labios moverse. Me dolió más verla ir tranquila y que no me llevara para ser su nadie. Sin embargo todavía, me duele verla sentada en su sofá, me duele ver como sufre cuando pinta, cuando va sola a tomar agua por las noches. Me duele en este momento sentir que se acuesta en su cama, me duele estar debajo de ella y no encima. Me duelen mis manos en su cuello y su respiración tardía.
Santiago Jan 2015
Todo lo ves rifando uno tres
Un padre entre el desmadre
El varrio de los pobres
Nunca tuvimos dinero
El meromero ser primero
Siempre seguir adelante
Controlando el bolante
No caer para ver mi progreso
Tambien aumentar el ingreso
No soy un pinchi menso
Porque que cres no me venso
Alcontrario con la mente yo pienso
Me voy recio miro hacia enfrente
Combirtiendome en el presidente
No son simple mentiras
Puro polvo es lo que respiras
Esclavitud es todo lo que tu miras
No lo cres en la noche sal y talves
Del mes ya despues de las tres
Muchos mueren otros pierden
La vida sigue rolando altanto
En las calles caminando
Soy commando con el mando
Con patadas te mando volando
A putasos y zintadazos
Te dejo tirado pisado a un lado
Carajo no sabias yo nunca me rajo
Te rompo las berijas y los labios
Te tumbo las orejas y manos
Pa que veas te quebro los dientes
No seas culo para que no mientas
Me aseguro que todo lo sientas
Te llene la frente de sangre roja
Y los ojos morados bien cortados
Hinchados como un pinchichango
Mi despedida sera mi ultima salida
Te lleno de plumas como gallina
Un maricon dejandote en el rincon
Llorando como la grand vieja
Te llamaran dona siega la ballunca
Que no se te cruze en mente nunca
He leído tu carta: ¡qué elegante!
¿Dónde tu pluma su lenguaje toma?
Ni el más rendido y cariñoso amante
Habla tan dulce y celestial idioma.

Me pareces de aquellos trovadores
Que al pie de la calada celosía
Entonaban sus cánticos de amores
En quietas horas de la noche umbría.

Caballero gentil de otras edades,
Abierto está mi corazón sincero,
Y es justo que olvidando vanidades
La dama le responda al caballero.

Me resuelvo a escribirte; tú lo quieres;
Mi estilo no tendrá tu galanura,
Pero nadie nos gana a las mujeres
En cuestiones de amor y de ternura.

No busques las palabras cadenciosas
De un lenguaje castizo y estudiado:
Las praderas del trópico dan rosas,
Sin que nadie las haya cultivado.

Tú me has hecho soñar horas felices,
Y tan supremo bien debo pagarte...
Son tan bellas las cosas que me dices,
Que no sé cómo pueda contestarte.

«Que a los hombres mis gracias vuelven locos;
Que a un gran talento la belleza aduno»...
¡Gracias! Eres galante como pocos,
Y has sido siempre amable cual ninguno.

Tu imagen de mi pecho no se aparta;
El pincel fue tu amor, mi mente el lienzo;
Para hablar de ese cuadro en esta carta...
Aquí termino el prólogo, y comienzo.
Para guardar una ilusión querida,
Como culto inmortal, grande y profundo,
Es muy breve el espacio de una vida
Que tan rápida pasa por el mundo.

¿Crees eterno un amor todo pureza?
¿Juzgas eterno el fuego del cariño?
Perdona que lo diga con franqueza:
En cuestiones de amor eres un niño.

En la lucha tenaz de las pasiones,
Poblada de insensatos devaneos,
No pueden conformar las ilusiones
A quien no satisface sus deseos.

Quiero hacerte feliz; quizás ignores
Que la felicidad que al hombre halaga,
Es un astro de vivos resplandores
Que al alumbrar la realidad se apaga.

Dices que te cautiva mi hermosura,
Que te queman mis ojos adormidos,
Y que buscas la miel de la ventura
Sobre mis labios rojos y encendidos.

Que, como a Dios, tu corazón me adora;
Que sólo anhelas, de esperanza lleno,
Reclinar tu cabeza pensadora
Sobre el caliente mármol de mi seno.

Que siempre que me miras te estremeces;
Que a todas partes cual la luz te sigo;
Que quieres apurar hasta las heces,
El cáliz del placer, sólo conmigo.

Que no envidias la gloria de los sabios;
Que a otra gloria mayor tu pecho aspira:
La de juntar tus labios con mis labios,
Pues fuera del amor, todo es mentira.

Que anhelas en tu erótica locura,
Morir entre tan dulces desvaríos,
Mezclándose en la misma sepultura
El polvo de tus huesos y los míos,

Que soy ser de tu ser. ¡Ah! yo no puedo
Creer vano el mundo que en tu sueño labras;
Mi razón se oscurece, y tengo miedo
De quemarme con sólo tus palabras.

Si existen esas dichas que imaginas,
Si hay placeres así, tan celestiales,
¿Por qué prohiben todas las doctrinas
Amarse libremente a los mortales?

Dices que soy tu Dios... ¿Eres ateo?
¡Tan hondo pensamiento me contrista!
Con el mágico prisma del deseo,
¿Dios también desparece de tu vista?

Sábelo de una vez; has trastornado
Toda mi vida y mi razón entera;
Tuyo es mi corazón enamorado;
Si tuviera mil vidas te las diera.

Pretendí razonar... ¡Torpes errores!...
Voy a abrirte sin miedo el alma mía...
Cuando encienden su hoguera los amores,
No sirve la ****** filosofía.

Pensando en la pasión que ya me abisma
Por más que a tantas tentaciones huyo,
Hoy fui al espejo, y me besé yo misma,
Haciendo el rostro de la imagen tuyo.

Y el cristal me ha mentido de tal suerte,
De tal modo vi en él tu rostro impreso,
Que caí desmayada, y quedé inerte,
Creyendo tuyo el solitario beso.

Y cuando he vuelto a la razón, me asombra
Pensar, con insensato desvarío,
Que si queman los besos de una sombra,
Tus besos matarán, amado mío.

Esa terrible reflexión me aterra,
Y aunque causa decírtelo sonrojos,
Queriendo ser feliz sobre la tierra,
Rompí el cristal para buscar tus ojos.

Ven y perdona mi entusiasmo ciego;
No importa que me des dichas o penas;
Ven, porque para ti siento de fuego
La sangre que circula por mis venas.

Quiero ese amor en que por ti he creído,
Pues soy, para soñar en los placeres,
Árabe en cuya sangre se ha fundido
El hierro de las lanzas bereberes.

Ven; ya te espero apasionada y loca;
Busca el caliente mármol de mi seno,
Junta después tu boca con mi boca,
Y a ver si así me salvo o me condeno.
Joss Caisequilla Feb 2013
Hueles a playa, a lo familiar.

Hueles a casa, pero hueles a ti.

Hueles a que me gustas, a que me quiero acercar.

Dos mundos en tu rostro, cada uno con una historia

Y cada una me habla de ti.

Llenas la habitación con belleza, y al viento le das una infusión de deseo.

Vivir tu sonrisa cuando me miras es ganar.

Quedar sin otra alternativa mas que sonreír sin saber que me pasa es perder.

Pierdo lo mundano, me vuelve a gustar la vida.

No eres lo que busco, fuiste lo que ya encontré.

Hueles a estar bien, a estar completo.

Hueles cuando estás, y hoy no hueles.

Hoy los mundos en tu rostro no me cuentan nada,

Pues no están aquí.

El viento sólo es aire, sin perfume ni emoción.

Y esta habitación muere insípida, sola, gris.

Hasta que vuelva a mirarte mañana.

Y huelas a playa, a lo familiar, a ti.

Hasta que vuelva a mirarte de lejos,

Y viva en mi la esperanza de conquistarte con mis versos.
Adrián Poveda Apr 2014
Fuimos momentos de alguna eternidad, fuimos silencios, historias sin contar, fui para ti un extraño, loco y soñador,
para mí fuiste un camino, un bosque, una selva, un cielo…
imperceptible para mis sentidos, impersonal para mi serenidad,  impronunciable para mi boca, irrenunciable para mi voluntad…
has sido lo que no sabes ser, y la que siempre has sido; dulce como la miel, llena de ideas, silenciosa, impresionante, un paisaje, un poema, siempre un dilema.

Confieso que me enamoró tu misterio, que quiero pretender que no lo sepas, que ideo mil conclusiones de las palabras que no dices, que hay mas en mi de ti, que de mí mismo; que soy lo quiero ser cuando te toco, que soy quien quieres que sea cuando me miras; que no soy nadie, que sólo soy dentro de ti, sin estar dentro de ti.
Fuimos esa eternidad que termina pronto, ese pronto que no termina y que ni siquiera ha llegado. Fuimos lo que nadie ha sido, fuimos sin saberlo, solo dos extraños.
Copyright © 2014 Adrián Poveda All Rights Reserved
Tu vida es un gran río, va caudalosamente.
A su orilla, invisible, yo broto dulcemente.
Soy esa flor perdida entre juncos y achiras
que piadoso alimentas, pero acaso ni miras.

Cuando creces, me arrastras y me muero en tu seno;
cuando secas, me muero poco a poco en el cieno;
pero de nuevo vuelvo a brotar dulcemente
cuando en los días bellos vas caudalosamente.

Soy esa flor perdida que brota en tus riberas
humilde y silenciosa todas las primaveras.
Siempre estás a mi lado y yo te lo agradezco.
Cuando la cólera me muerde, o cuando estoy triste
-untado con el bálsamo para la tristeza como para morirme-
apareces distante, intocable, junto a mí.
Me miras como a un niño y se me olvida todo
y ya sólo te quiero alegre, dolorosamente.
He pensado en la duración de Dios,
en la manteca y el azufre de la locura,
en todo lo que he podido mirar en mis breves días.
Tú eres como la leche del mundo.
Te conozco, estás siempre a mi lado más que yo mismo.
¿Qué puedo darte sino el cielo?
Recuerdo que los poetas han llamado a la luna con mil nombres
-medalla, ojos de Dios, globo de plata,
moneda de miel, mujer, gota de aire-
pero la luna está en el cielo y sólo es luna,
inagotable, milagrosa como tú.
Yo quiero llorar a veces furiosamente
porque no sé qué, por algo,
porque no es posible poseerte, poseer nada,
dejar de estar solo.
Con la alegría que da hacer un poema,
o con la ternura que en las manos de los abuelos tiembla,
te aproximas a mí y me construyes
en la balanza de tus ojos,
en la fórmula mágica de tus manos.
Un médico me ha dicho que tengo el corazón de gota
-alargado como una gota- y yo lo creo
porque me siento como una gruta
en que perpetuamente cae, se regenera y cae
perpetuamente.

Bendita entre todas las mujeres
tú, que no estorbas,
tú que estás a la mano como el bastón del ciego,
como el carro del paralítico.
Virgen aún para el que te posee,
desconocida siempre para el que te sabe,
¿qué puedo darte sino el infierno?
Desde el oleaje de tu pecho
En que naufraga lentamente mi rostro,
te miro a ti, hacia abajo, hasta la ***** de tus pies
en que principia el mundo.
Piel de mujer te has puesto,
Suavidad de mujer y húmedos órganos
en que penetro dulcemente, estatua derretida,
manos derrumbadas con que te toca la fiebre que soy
y el caos que soy te preserva.
Mi muerte flota sobre ambos
y tú me extraes de ella como el agua de un pozo,
agua para la sed de Dios que soy entonces,
agua para el incendio de Dios que alimento.

Cuando la hora vacía sobreviene
sabes pasar tus dedos como un ungüento,
posarlos en los ojos emplumados,
reír con la yema de tus dedos.
¿Qué puedo darte yo sino la tierra?
Sembrado en el estiércol de los días
miro crecer mi amor, como los árboles
a que nadie ha trepado y cuya sombra
seca la hierba, y da fiebre al hombre.

Imperfecta, mortal, hija de hombres,
verdadera,
te ursupo, ya lo sé diariamente,
y tu piedad me usa a todas horas
y me quieres a mí, y yo soy entonces,
como un hijo nuestro largamente deseado.

Quisiera hablar de ti a todas horas
en un congreso de sordos,
enseñar tu retrato a todos los ciegos que encuentre.
Quiero darte a nadie
para que vuelvas a mí sin haberte ido.

En los parques, en que hay pájaros y un sol en hojas por el suelo,
donde se quiere dulcemente a las solteronas que miran a los niños,
te deseo, te sueño.
¡Qué nostalgia de ti cuando no estás ausente!
(Te invito a comer uvas esta tarde
o a tomar café, si llueve,
y a estar juntos siempre, siempre, hasta la noche).
Mila Aug 22
¿Qué tanto hemos visto del mundo? ¿Qué tan poco lo estamos cuidando?
¿Tan grande es tu presencia que la vida ya no tiene nombre?
Mira a tu alrededor, ¿De qué está llena tu alma?
¿Esta tan llena como las cestas de tu casa?  
¡basura te llamas! Al afrontar la vida con desdén. Al ignorar tu responsabilidad, al fomentar la idiotez.
Caminas por el campo de Castilla
y casi no lo ves. Un intrincado
versículo de Juan es tu cuidado
y apenas reparaste en la amarilla
puesta del sol. La vaga luz delira
y en el confín del Este se dilata
esa luna de escarnio y de escarlata
que es acaso el espejo de la Ira.
Alzas los ojos y la miras. Una
memoria de algo que fue tuyo empieza
y se apaga. La pálida cabeza
bajas y sigues caminando triste,
sin recordar el verso que escribiste:
Y su epitafio la sangrienta luna.
Grata la voz del agua
a quien abrumaron negras arenas,
grato a la mano cóncava
el mármol circular de la columna,
gratos los finos laberintos del agua
entre los limoneros,
grata la música del zéjel,
grato el amor y grata la plegaria
dirigida a un Dios que está solo,
grato el jazmín.

Vano el alfanje
ante las largas lanzas de los muchos,
vano ser el mejor.
Grato sentir o presentir, rey doliente,
que tus dulzuras son adioses,
que te será negada la llave,
que la cruz del infiel borrará la luna,
que la tarde que miras es la última.
Durante muchos siglos
la costumbre fue ésta:
aleccionar al hombre con historias
a cargo de animales de voz docta,
de solemne ademán o astutas tretas,
tercos en la maldad y en la codicia
o necios como el ser al que glosaban.
La humanidad les debe
parte de su virtud y su sapiencia
a asnos y leones, ratas, cuervos,
zorros, osos, cigarras y otros bichos
que sirvieron de ejemplo y moraleja,
de estímulo también y de escarmiento
en las ajenas testas animales,
al imaginativo y sutil griego,
al severo romano, al refinado
europeo,
al hombre occidental, sin ir más lejos.
Hoy quiero -y perdonad la petulancia-
compensar tantos bienes recibidos
del gremio irracional
describiendo algún hecho sintomático,
algún matiz de la conducta humana
que acaso pueda ser educativo
para las aves y para los peces,
para los celentéreos y mamíferos,
dirigido lo mismo a las amebas
más simples
como a cualquier especie vertebrada.
Ya nuestra sociedad está madura,
ya el hombre dejá atrás la adolescencia
y en su vejez occidental bien puede
servir de ejemplo al perro
para que el perro sea
más perro,
y el zorro más traidor,
y el león más feroz y sanguinario,
y el asno como dicen que es el asno,
y el buey más inhibido y menos toro.
A toda bestia que pretenda
perfeccionarse como tal
                                                  -ya sea
con fines belicistas o pacíficos,
con miras financieras o teológicas,
o por amor al arte simplemente-
no cesaré de darle este consejo:
que observe al **** sapiens, y que aprenda.
Sam Chin Apr 2011
15.
Subas como una fumada
los mil grullas de papel
nunca te engancharas

Yo ilumino la noche
con linternas
en su nombre
nunca cae.

Me raias.
Nunca vuevlo
Nunco volo.
Solo te
miras en el cielo.
De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más *****
que mi reputación -y ya es decir-,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colemena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?
Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.
Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
-seguro de gustar- es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.
Si no fueses tan puta!
Y si yo supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.
A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!
Amante abandonado por una infiel amada,
¿Por qué los puños alzas torvo y airado al cielo?
¿Por qué la frente inclinas con hondo desconsuelo
y como loco miras y no ambicionas nada?

¿Por qué te desesperas? ¿Por qué?... Porque
admirada
Pasa; porque es hermosa; porque tu ardiente anhelo
Fue su amor y ahuyentaban tus sombras y tu duelo
Los besos de su boca, la luz de su mirada.

Al recordar su rostro tiemblas y palideces,
y al juzgar que a otro ama, de celos te estremeces,
Porque embriagan tu mente sus hechizos fatales.

Me das lástima, ¡oh mártir de un amor sin ventura!
La vida pasa pronto, fugaz es la hermosura...
¡Piensa en las calaveras, que todas son iguales!
Cry
Me has dicho que lloras casi todas las noches, en este invierno húmedo de Lima, que miras a la luna, su contorno blanquecino; que sueltas preguntas a una ciudad de cartón, y que no hay más respuesta que el silencio y el ruido de los carros.
La ciudad nos abre su bocaza, y nos traga. Caminamos por ella, por sus largas avenidas, respirando el humo y el hedor cálido de las esquinas. Y sé que mi tiempo ha llegado, que fundiremos sangre y saliva en este triste y gris cielo de la ciudad de Lima… y que su sombra implacable se comerá nuestros pasos, y que la memoria nos arrojará a alguna calle que se muere, donde el hijo olvidado de la ciudad nos sonríe. Y que a pesar de la distancia, a pesar de los fantasmas, del cansancio y del miedo, a pesar de ti y de mí, aquí estaré, esperando, todo el tiempo que haya que esperar.
- JP DeVille Jun 2017
Oh padre mío, ¿Qué ha sido de ti?
Qué te ha hecho la vida,
te miras tan cansado ya,
Con tus ojos tristes llenos de recuerdos.
Veo tus errores marcados en las líneas
de tu frente,
siento en el choque de tu mano
como tiemblan tus huesos,
Tú me abrazas, pero tus brazos ya no tienen fuerza.

Oh padre mío, ¿Qué ha sido de ti?
Te fuiste en un día soleado con tus hombros
amplios y llenos de poder,
-me dejaste sonriendote-,
mientras las lágrimas de mi madre caían sobre mí.
Y ahora has vuelto con tus trapos
empapados con lluvia fría,
tus pies cortados y quemados por los fuegos que has cruzado;
te escucho y me hablas con una voz arrepentida.

Oh padre mío, ¿Qué ha sido de ti?
Mira tus dedos, tu mano izquierda,
donde una vez guardabas ese anillo de aquel amor,
que tanto afirmabas tener por mi madre,
ahora reemplazado por una oración.
El reloj en tu muñeca,
congelado en el tiempo en que te fuiste.
Padre soy tu hijo, mírame padre mío,
que soy tu en el espejo,
te entiendo y siento tu dolor,
Siento tu miseria,
tu tristeza y tu rencor.


Oh padre mío, ¿Qué ha sido de ti?
Han sido diecisiete años,
muchas cosas han pasado desde ayer,
ya no soy el niño que te miraba golpeando a tu propia mujer;
ya no soy el niño que dejaste de querer.
No te odio padre mío,
porque tú y yo somos tan diferentes
y tan iguales a la vez.
Padre yo soy tu hijo,
pero tu no eres mi padre.
¿Por qué me miras tan serio,
carretero?

Tienes cuatro mulas tordas,
un caballo delantero,
un carro de ruedas verdes,
y la carretera toda
para ti,
carretero.

¿Qué más quieres?
Paulina S Oct 2016
No me preguntes
por qué hice lo que hice
Que el recuerdo vuele
Se queme
Mi mente crece, cambia, enloquece
Cuando me miras mi voz se pierde
¿Qué me has hecho?
Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
Soy alto porque tú me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.
                          Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita...
Leydis Jun 2017
Tú,
Mi puente de amor.
Mi vaivén de ilusiones.
Mi agua fluyente.
Mi sempiterna carretera de felicidad.
El arraigar de toda mi fogosidad.

Tú,
puerto que va perdiendo su orilla,
más siempre anclas en los escondites de mi alma.
Hasta ahí navegas, con tu sonrisa pasmada.
Ese abrir de tu paraíso entre dientes y labios,
que brota de si, el aire que sirve como barandilla para mis miedos.
Miedos que van disminuyendo, porque he entendido que no hay barca
que pueda nadar el mar que es mi amor por ti.

Tú,
Mi frontera entre el mar y la tierra.
La precipitación de mis desiertos.
Desiertos donde moro en tu ausencia.
Ausencia que asilo como tesoro del pasado y el fortuito futuro.
Futuro que aguarda las respuestas de un pasado alborotador.

Tú,
El estribo que me hace perder los estribos.
Puente de mi esclavitud en libertad.
Libertad que aprisiona mi voluntad.
Voluntad que flaquea ante tu losa de pasiones,
y normaliza todas las contradicciones que puedo ser.

Tú.
Tú eres el único puente en mi demente cordura que entiendo.
El único puente que se y quiero caminar—
sea hecho en soga, piedra o de metal.
Tú eres mi acueducto de amor si me miras.
La autopista hacia el olvido si no llamas.
Y el día que dejes de quererme,
Probablemente, se hundirá mi puente,
en los oleajes del desequilibrio.

LeydisProse
5/8/2017
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¿Miras este Gigante corpulento
Que con soberbia y gravedad camina?
Pues por de dentro es trapos y fajina,
Y un ganapán le sirve de cimiento.
Con su alma vive y tiene movimiento,
Y adonde quiere su grandeza inclina,
Mas quien su aspecto rígido examina
Desprecia su figura y ornamento.
Tales son las grandezas aparentes
De la vana ilusión de los Tiranos,
Fantásticas escorias eminentes.
¿Veslos arder en púrpura, y sus manos
En diamantes y piedras diferentes?
Pues asco dentro son, tierra y gusanos.
A caballo, Tarumba,
hay que montar a caballo
para recorrer este país,
para conocer a tu mujer,
para desear a la que deseas,
para abrir el hoyo de tu muerte,
para levantar tu resurrección.
A caballo tus ojos,
el salmo de tus ojos,
el sueño de tus piernas cansadas.
A caballo en el territorio de la malaria,
tiempo enfermo,
hembra caliente,
risa a gotas.
A donde llegan noticias de vírgenes,
periódicos con santos,
y telegramas de corazones deportivos como una
bandera.
A caballo, Tarumba, sobre el río,
sobre la laja de agua, la vigilia,
la hoja frágil del sueño
(cuando tus manos se despiertan con nalgas),
y el vidrio de la muerte en el que miras
tu corazón pequeño.
A caballo, Tarumba,
hasta el vertedero del sol.
Baja del cielo la endiablada *****
Con que carne mortal hieres y engañas.
Untada viene de divinas mañas
y cielo y tierra su veneno junta.
La sangre de hombre que en la herida apunta
florece en selvas: sus crecidas cañas
de sombras de oro, hienden las entrañas
del cielo prieto, y su ascender pregunta.
En su vano aguardar de la respuesta
las cañas doblan la empinada testa.
Flamea el cielo sus azules gasas.
Vientos negros, detrás de los cristales
de las estrellas, mueven grandes masas
de mundos muertos, por sus arrabales.Rosas y lirios ves en el espino;
juegas a ser: te cabe en una mano,
esmeralda pequeña, el océano;
hablas sin lengua, enredas el destino.
Plantas la testa en el azul divino
y antípodas, tus pies, en el lejano
revés del mundo; y te haces soberano,
y desatas al sol de tu camino.
Miras el horizonte y tu mirada
hace nacer en noche la alborada;
sueñas y crean hueso tus ficciones.
Muda la mano que te alzaba en vuelo,
y a tus pies cae, cristal roto, el cielo,
y polvo y sombra levan sus talones.Ya te hundes, sol; mis aguas se coloran
de llamaradas por morir; ya cae
mi corazón desenhebrado, y trae,
la noche, filos que en el viento lloran.
Ya en opacas orillas se avizoran
manadas negras; ya mi lengua atrae
betún de muerte; y ya no se distrae
de mí, la espina; y sombras me devoran.
Pellejo muerto, el sol, se tumba al cabo
Como un perro girando sobre el rabo,
la tierra se echa a descansar, cansada.
Mano huesosa apaga los luceros:
Chirrían, pedregosos sus senderos,
con la pupila negra y descarnada.
Bajo mis manos crece, dulce, todas las noches. Tu vientre manso, suave,
infinito. Bajo mis manos que pasan y repasan midiéndolo, besándolo;
bajo mis ojos que lo quedan viendo toda la noche.
Me doy cuenta de que tus pechos crecen también, llenos de ti,
redondos y cayendo. Tú tienes algo. Ríes, miras distinto,
lejos.
Mi hijo te está haciendo más dulce, te hace frágil.
Suenas como la pata de la paloma al quebrarse.
Guardadora, te amparo contra todos los fantasmas; te abrazo para que
madures en paz.
Flor el pantano, vertiente la roca:
tu alma embellece lo que toca.

La carne pasa, tu vida queda
toda en mi verso de sangre o de seda.

Hay que ser dulce sobre todas las cosas:
más que un chacal vale una mariposa.

Eres gusano que labra y opera:
para ti crecen las verdes moreras.

Para que tejas tu seda celeste
la ciudad parece tranquila y agreste.

Gusano que labras, de pronto eres viejo:
¡el dolor del mundo crispa tus artejos!

A la muerte tu alma desnuda se asoma,
¡y le brotan alas de águila y paloma!

Y guarda la tierra tus vírgenes actas,
hermano gusano, tus sedas intactas.

¡Vive en el alba y el crepúsculo,
adora el tigre y el corpúsculo,
comprende la polea y el músculo!

Que se te vaya la vida, hermano,
no en lo divino sino en lo humano,
no en las estrellas sino en tus manos.

Que llegará la noche y luego
serás de tierra, de viento o de fuego.

Por eso deja que todas tus puertas
se cimbren, a todos los vientos abiertas.

Y de tu huerta al viajero convida:
¡dale al viajero la flor de tu vida!

Y no seas duro, ni parco, ni terco:
¡sé una frutaleda sin garfios ni cercos!

Dulce hay que ser y darse a todos,
para vivir no hay otro modo

de ser dulces. Darse a las gentes
como a la tierra las vertientes.

Y no temer. Y no pensar.
Dar
para volver a dar.

Que quien se da no se termina
porque hay en él pulpa divina.

¡Como se dan sin terminarse, hermano mío,
al mar las aguas de los ríos!

Que mi canto en tu vida dore lo que deseas.
Tu buena voluntad torne en luz lo que miras.
Que tu vida así sea.

-¡Mentira, mentira, mentira!
Pseudonym Sep 2013
Me gustaría que me mira en la vida real
la manera en que me miras en mis sueños.

*I'd like for you to look at me in real life
the way you look at me in my dreams.

— The End —