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Sombras frágiles, blancas, dormidas en la playa,
Dormidas en su amor, en su flor de universo,
El ardiente color de la vida ignorando
Sobre un lecho de arena y de azar abolido.
Libremente los besos desde sus labios caen
En el mar indomable como perlas inútiles;
Perlas grises o acaso cenicientas estrellas
Ascendiendo hacia el cielo con luz desvanecida.
Bajo la noche el mundo silencioso naufraga;
Bajo la noche rostros fijos, muertos, se pierden.
Sólo esas sombras blancas, oh blancas, sí, tan blancas.
La luz también da sombras, pero sombras azules.
Nis Jul 2018
"Libremente los besos desde los labios caen
en el mar indomable como perlas inútiles"
-de "Un río, un amor" por Luis Cernuda.

Libremente desde mis labios caigo
en el mar indómito cual ****** piedra.
Ahogo mi amor en penas
que pesan mi cuerpo y me hunden.
Mi amor se pierde en la inmensidad del océano.
Besos caídos, abrazos solitarios, caricias al viento.
Tanto amor tenía por darte, a ti, a todos
mas ahora se pierde
en el abismo
donde mi cuerpo perece.

//

"Freely from my lips the kisses fall
in the unteamable sea like useless pearls"
-from "One river, one love" by Luis Cernuda.

Freely from my lips I fall
into the untamed sea like ****** stones.
I drown my love in pitties
which weight my body and sink me.
My love is lost in the inmensity of the ocean.
Fallen kisses, lonely hugs, caresses to the wind.
So much love I had to give,to you, to everyone
but now it is lost
in the abyss
where my body perishes.
Based on the poem "Sombras blancas" (White shadows) from the book "Un río, un amor" (A river, a love) by Luis Cernuda. I got my hands of an Antology of him so expect more like this.
He leído tu carta: ¡qué elegante!
¿Dónde tu pluma su lenguaje toma?
Ni el más rendido y cariñoso amante
Habla tan dulce y celestial idioma.

Me pareces de aquellos trovadores
Que al pie de la calada celosía
Entonaban sus cánticos de amores
En quietas horas de la noche umbría.

Caballero gentil de otras edades,
Abierto está mi corazón sincero,
Y es justo que olvidando vanidades
La dama le responda al caballero.

Me resuelvo a escribirte; tú lo quieres;
Mi estilo no tendrá tu galanura,
Pero nadie nos gana a las mujeres
En cuestiones de amor y de ternura.

No busques las palabras cadenciosas
De un lenguaje castizo y estudiado:
Las praderas del trópico dan rosas,
Sin que nadie las haya cultivado.

Tú me has hecho soñar horas felices,
Y tan supremo bien debo pagarte...
Son tan bellas las cosas que me dices,
Que no sé cómo pueda contestarte.

«Que a los hombres mis gracias vuelven locos;
Que a un gran talento la belleza aduno»...
¡Gracias! Eres galante como pocos,
Y has sido siempre amable cual ninguno.

Tu imagen de mi pecho no se aparta;
El pincel fue tu amor, mi mente el lienzo;
Para hablar de ese cuadro en esta carta...
Aquí termino el prólogo, y comienzo.
Para guardar una ilusión querida,
Como culto inmortal, grande y profundo,
Es muy breve el espacio de una vida
Que tan rápida pasa por el mundo.

¿Crees eterno un amor todo pureza?
¿Juzgas eterno el fuego del cariño?
Perdona que lo diga con franqueza:
En cuestiones de amor eres un niño.

En la lucha tenaz de las pasiones,
Poblada de insensatos devaneos,
No pueden conformar las ilusiones
A quien no satisface sus deseos.

Quiero hacerte feliz; quizás ignores
Que la felicidad que al hombre halaga,
Es un astro de vivos resplandores
Que al alumbrar la realidad se apaga.

Dices que te cautiva mi hermosura,
Que te queman mis ojos adormidos,
Y que buscas la miel de la ventura
Sobre mis labios rojos y encendidos.

Que, como a Dios, tu corazón me adora;
Que sólo anhelas, de esperanza lleno,
Reclinar tu cabeza pensadora
Sobre el caliente mármol de mi seno.

Que siempre que me miras te estremeces;
Que a todas partes cual la luz te sigo;
Que quieres apurar hasta las heces,
El cáliz del placer, sólo conmigo.

Que no envidias la gloria de los sabios;
Que a otra gloria mayor tu pecho aspira:
La de juntar tus labios con mis labios,
Pues fuera del amor, todo es mentira.

Que anhelas en tu erótica locura,
Morir entre tan dulces desvaríos,
Mezclándose en la misma sepultura
El polvo de tus huesos y los míos,

Que soy ser de tu ser. ¡Ah! yo no puedo
Creer vano el mundo que en tu sueño labras;
Mi razón se oscurece, y tengo miedo
De quemarme con sólo tus palabras.

Si existen esas dichas que imaginas,
Si hay placeres así, tan celestiales,
¿Por qué prohiben todas las doctrinas
Amarse libremente a los mortales?

Dices que soy tu Dios... ¿Eres ateo?
¡Tan hondo pensamiento me contrista!
Con el mágico prisma del deseo,
¿Dios también desparece de tu vista?

Sábelo de una vez; has trastornado
Toda mi vida y mi razón entera;
Tuyo es mi corazón enamorado;
Si tuviera mil vidas te las diera.

Pretendí razonar... ¡Torpes errores!...
Voy a abrirte sin miedo el alma mía...
Cuando encienden su hoguera los amores,
No sirve la ****** filosofía.

Pensando en la pasión que ya me abisma
Por más que a tantas tentaciones huyo,
Hoy fui al espejo, y me besé yo misma,
Haciendo el rostro de la imagen tuyo.

Y el cristal me ha mentido de tal suerte,
De tal modo vi en él tu rostro impreso,
Que caí desmayada, y quedé inerte,
Creyendo tuyo el solitario beso.

Y cuando he vuelto a la razón, me asombra
Pensar, con insensato desvarío,
Que si queman los besos de una sombra,
Tus besos matarán, amado mío.

Esa terrible reflexión me aterra,
Y aunque causa decírtelo sonrojos,
Queriendo ser feliz sobre la tierra,
Rompí el cristal para buscar tus ojos.

Ven y perdona mi entusiasmo ciego;
No importa que me des dichas o penas;
Ven, porque para ti siento de fuego
La sangre que circula por mis venas.

Quiero ese amor en que por ti he creído,
Pues soy, para soñar en los placeres,
Árabe en cuya sangre se ha fundido
El hierro de las lanzas bereberes.

Ven; ya te espero apasionada y loca;
Busca el caliente mármol de mi seno,
Junta después tu boca con mi boca,
Y a ver si así me salvo o me condeno.
Alto soy de mirar a las palmeras,
rudo de convivir con las montañas...
Yo me vi bajo y blando en las aceras
de una ciudad espléndida de arañas.
Difíciles barrancos de escaleras,
calladas cataratas de ascensores,
¡qué impresión de vacío!,
ocupaban el puesto de mis flores,
los aires de mis aires y mi río.

Yo vi lo más notable de lo mío
llevado del demonio, y Dios ausente.
Yo te tuve en el lejos del olvido,
aldea, huerto, fuente
en que me vi al descuido:
huerto, donde me hallé la mejor vida,
aldea, donde al aire y libremente,
en una paz meé larga y tendida.

Pero volví en seguida
mi atención a las puras existencias
de mi retiro hacia mi ausencia atento,
y todas sus ausencias
me llenaron de luz el pensamiento.

Iba mi pie sin tierra, ¡qué tormento!,
vacilando en la cera de los pisos,
con un temor continuo, un sobresalto,
que aumentaban los timbres, los avisos,
las alarmas, los hombres y el asfalto.
¡Alto!, ¡Alto!, ¡Alto!, ¡Alto!
¡Orden!, ¡Orden! ¡Qué altiva
imposición del orden una mano,
un color, un sonido!
Mi cualidad visiva,
¡ay!, perdía el sentido.

Topado por mil senos, embestido
por más de mil peligros, tentaciones,
mecánicas jaurías,
me seguían lujurias y claxones,
deseos y tranvías.

¡Cuánto labio de púrpuras teatrales,
exageradamente pecadores!
¡Cuánto vocabulario de cristales,
al frenesí llevando los colores
en una pugna, en una competencia
de originalidad y de excelencia!
¡Qué confusión! ¡Babel de las babeles!
¡Gran ciudad!: ¡gran demontre!: ¡gran puñeta!
¡el mundo sobre rieles,
y su desequilibrio en bicicleta!

Los vicios desdentados, las ancianas
echándose en las canas rosicleres,
infamia de las canas,
y aun buscando sin tuétano placeres.
Árboles, como locos, enjaulados:
Alamedas, jardines
para destuetanarse el mundo; y lados
de creación ultrajada por orines.

Huele el macho a jazmines,
y menos lo que es todo parece
la hembra oliendo a cuadra y podredumbre.

¡Ay, cómo empequeñece
andar metido en esta muchedumbre!
¡Ay!, ¿dónde está mi cumbre,
mi pureza, y el valle del sesteo
de mi ganado aquel y su pastura?

Y miro, y sólo veo
velocidad de vicio y de locura.
Todo eléctrico: todo de momento.
Nada serenidad, paz recogida.
Eléctrica la luz, la voz, el viento,
y eléctrica la vida.
Todo electricidad: todo presteza
eléctrica: la flor y la sonrisa,
el orden, la belleza,
la canción y la prisa.
Nada es por voluntad de ser, por gana,
por vocación de ser. ¿Qué hacéis las cosas
de Dios aquí: la nube, la manzana,
el borrico, las piedras y las rosas?
¡Rascacielos!: ¡qué risa!: ¡rascaleches!
¡Qué presunción los manda hasta el retiro
de Dios! ¿Cuándo será, Señor, que eches
tanta soberbia abajo de un suspiro?
¡Ascensores!: ¡qué rabia!  A ver, ¿cuál sube
a la talla de un monte y sobrepasa
el perfil de una nube,
o el cardo, que de místico se abrasa
en la serrana gracia de la altura?
¡Metro!: ¡qué noche oscura
para el suicidio del que desespera!:
¡qué subterránea y vasta gusanera,
donde se cata y zumba
la labor y el secreto de la tumba!
¡Asfalto!: ¡qué impiedad para mi planta!
¡Ay, qué de menos echa
el tacto de mi pie mundos de arcilla
cuyo contacto imanta,
paisajes de cosecha,
caricias y tropiezos de semilla!

¡Ay, no encuentro, no encuentro
la plenitud del mundo en este centro!
En los naranjos dulces de mi río,
asombros de oro en estas latitudes,
oh ciudad cojitranca, desvarío,
sólo abarca mi mano plenitudes.
No concuerdo con todas estas cosas
de escaparate y de bisutería:
entre sus variedades procelosas,
es la persona mía,
como el árbol, un triste anacronismo.
Y el triste de mí mismo,
sale por su alegría,
que se quedó en el mayo de mi huerto,
de este urbano bullicio
donde no estoy de mí seguro cierto,
y es pormayor la vida como el vicio.

He medio boquiabierto
la soledad cerrada de mi huerto.
He regado las plantas:
las de mis pies impuras y otras santas,
en la sequía breve de mi ausencia
por nadie reemplazada. Se derrama,
rogándome asistencia,
el limonero al suelo, ya cansino,
de tanto agrio picudo.
En el miembro desnudo de una rama,
se le ve al ave el trino
recóndito, desnudo.

Aquí la vida es pormenor: hormiga,
muerte, cariño, pena,
piedra, horizonte, río, luz, espiga,
vidrio, surco y arena.
Aquí está la basura
en las calles, y no en los corazones.
Aquí todo se sabe y se murmura:
No puede haber oculta la criatura
mala, y menos las malas intenciones.

Nace un niño, y entera
la madre a todo el mundo del contorno.
Hay pimentón tendido en la ladera,
hay pan dentro del horno,
y el olor llena el ámbito, rebasa
los límites del marco de las puertas,
penetra en toda la casa
y panifica el aire de las huertas.

Con una paz de aceite derramado,
enciende el río un lado y otro lado
de su imposible, por eterna, huida.
Como una miel muy lenta destilada,
por la serenidad de su caída
sube la luz a las palmeras: cada
palmera se disputa
la soledad suprema de los vientos,
la delicada gloria de la fruta
y la supremacía
de la elegancia de los movimientos
en la más venturosa geografía.

Está el agua que trina de tan fría
en la pila y la alberca
donde aprendí a nadar. Están los pavos,
la Navidad se acerca,
explotando de broma en los tapiales,
con los desplantes y los gestos bravos
y las barbas con ramos de corales.
Las venas manantiales
de mi pozo serrano
me dan, en el pozal que les envío,
pureza y lustración para la mano,
para la tierra seca amor y frío.

Haciendo el hortelano,
hoy en este solaz de regadío
de mi huerto me quedo.
No quiero más ciudad, que me reduce
su visión, y su mundo me da miedo.

¡Cómo el limón reluce
encima de mi frente y la descansa!
¡Cómo apunta en el cruce
de la luz y la tierra el lilio puro!
Se combate la pita, y se remansa
el perejil en un aparte oscuro.
Hay az'har, ¡qué osadía de la nieve!
y estamos en diciembre, que hasta enero,
a oler, lucir y porfiar se atreve
en el alrededor del limonero.

Lo que haya de venir, aquí lo espero
cultivando el romero y la pobreza.
Aquí de nuevo empieza
el orden, se reanuda
el reposo, por yerros alterado,
mi vida humilde, y por humilde, muda.
Y Dios dirá, que está siempre callado.
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
Si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
Como una nube en la luz;
Si como muros que se derrumban,
Para saludar la verdad erguida en medio,
Pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor,
La verdad de sí mismo,
Que no se llama gloria, fortuna o ambición,
Sino amor o deseo,
Yo sería aquel que imaginaba;
Aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
Proclama ante los hombres la verdad ignorada,
La verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
Cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
Alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
Por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
Y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
Como leños perdidos que el mar anega o levanta
Libremente, con la libertad del amor,
La única libertad que me exalta,
La única libertad porque muero.

Tú justificas mi existencia:
Si no te conozco, no he vivido
Si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
ConnectHook Oct 2020
Que suenen las trompetas
un don para el presidente:
La salsa lo hará grande
y elevará su mente.

Escuchen el tumbao:
compártanlo libremente—
y que él gane en noviembre
sin tumulto ni incidente.
https://www.youtube.com/watch?v=QNMsw9oADgM
Leydis Sep 2017
Mi boca sangra de deseo,
chorrea por tu aliento,
se excita en tu anhelo,
en el poder con esa boca
comerte todito entero.

Mi boca quiere;
saborear contigo el tiempo,
en tus labios conocer
el sahumerio de tu pasión,
morderte la sabiduría,
mientras voy dejando
tu cuño en mi cintura.

Mis ardientes labios quieren;
corroer tu miedo a quererme,
a entregarte a mis locuras,
a carcomerte en dulzura,
de endulzarte la amargura,
apolillar esas rancias dudas,
con un beso…………..
que borre lo antiguo,
que embelesa al tiempo,
que se acobija en tu pecho,
y te derroque esos muros de desasosiego.

Mi boca es cristalinas,
para que en ella se refleje
un hombre deseado, amado y venerado
como ningún otro en esta vida.

Siempre pintada con el más lindo carmesí,
para que te transporte a un mundo
de amantes sin restricciones
que celebran sus pasiones,
entre besos, gozo, y culminantes gemidos.  

Quiero morderte el alma.
zamparte la existencia,
volver tu vida mía,
vinculándote a los sabores de mi providencia.

Te invito a que me pruebes.
a que te pierdas en mi travesía,
a que te endulces con mi néctar,
con los sabores que emito y
fluyen libremente por mi cuerpo,
cuando pienso yo en el tuyo.

Quiero que sean mis labios y mis sabores
por siempre tuyos,
pueden que te sepan
a candente pasión, canela o cereza.

Puede pasar que si me besas,
sean tus labios,
los que se desangren de impaciencia
por apropiarse de los míos.

LeydisProse
9/20/2017   https://www.facebook.com/LeydisProse/
Gerardo Manllo Jan 2018
no era hombre
era solo un niño
la primera vez que senti frio

intente alejarme del juego del amor
pensaba que era yo un perdedor
y llegaste tu y todo cambio
senti lleno otra vez mi corazon

crei que eras feliz
crei que yo era suficiente
crei que a pesar de tu pasado
tendrias el valor de confiar libremente
que inocente

dices que te duele
que nunca habias querido tanto
que sabes tu de dolor
si nunca te has ahogado en llanto
que sabes tu de dolor
si me pegaste donde mas me duele
que sabes tu de dolor

ahora vivo del recuerdo
que alimenta mi esperanza
a veces me siento un idiota
por creerme yo estas palabras

he sufrido tanto
que el olvido ya es amigo
que la soledad ya es diaria
que no dejo de soñar contigo

te quiero tanto
que a pesar de todo lo escrito
te deseo de corazon
que jamas te toque vivirlo
4/11/17
Bartelo Damien Apr 2018
El lobo solamente se quedó mirándola.
La Luna no tenía una palabra más que decir,
buscó y encontró una excusa para poderse ir.
Por su mente no pasó el momento en que la perdió.
Él recorrió todo bosque buscándola.
Ella quería buscar la luz del Sol.
La noche azul perdía todo color y luz.
La obscuridad pronto al lobo consumió.
Era obscuridad,
sus ojos no veían más
que el reflejo de la Luna
Él la anhelaba tener.
Y el lobo aulló.
Era causalidad:
“Nadie la verá como yo”.
Quería verla por siempre ahí,
él la anhelaba tener.
Y el lobo aulló.
Estrellas intentaban darle
brillos opacos.
Eran lo único que lo
protegían de morir.
Y ella libremente paseaba en la noche.
Allí, el pobre se quedaba aullando.
Ella parecía encontrar al Sol cada día,
más brillante cada vez que lo ve.
El se desarrollaba en la obscuridad
y la soledad lo empezaba a poseer.
Se quedó
mirando a la Luna crecer,
quería ser el Sol
y morir por verla brillar,
aunque fuera solamente una última vez.
No podía más.
Y el lobo dejó de aullar.
So I wrote this poem in my native language, and I'm really proud of how it came alive as well as this feeling it provokes while reading it.
Victor D López Dec 2019
Aunque estoy parado en los hombros de gigantes, no veo mucho más lejos que el puente de mi nariz.
La culpa es mía. La vergüenza es mía.  Pues no soy digno de ustedes, mis queridos muertos.

Parte I - Emilio (abuelo materno)
Su crimen fue su inteligencia y su posesión de una conciencia social,
Que le hizo anhelar ver a su amada España permanecer libre y le impidió tolerar a fascistas.
No porto armas, aborrecía todo tipo de violencia. No incito la rebelión,
Aunque se rebeló contra los enemigos de la libertad nacionales y extranjeros.

Fue apasionadamente un idealista que, en un tiempo de oscuridad, se aferraba a la
Creencia en la perfectibilidad del espíritu humano.  No pudo soportar las mentiras que los periódicos Regionales llevaban diariamente y tradujo noticias de los periódicos estadounidenses y británicos sobre La creciente tormenta, compartiendo la verdad libremente con todos los que le escuchaban.

Dio discursos y escribió discursos dados por otros en apoyo a un condenada República,
Derrumbándose bajo el peso de su propia incompetencia y corrupción.
Le avisaron amigos de su inminente arresto y le ofrecieron pasaje a Estados Unidos o a
Buenos Aires donde muchos de sus amigos ya habían encontrado refugio.

Pero no conseguirían pasaje para su esposa y nueve hijos, y se negó a abandonarlos a su suerte.
Ellos vinieron por usted, como siempre, en medio de la noche, esos cobardes con rostros severos Escondidos detrás de ametralladoras.  Le llevaron preso, no por la primera vez, al Castillo de San Antón, una fortaleza en una bahía hermosa y tranquila, y lo transfirieron a otros calabozos.

Le arrancaron las uñas, una por una, y esos sus más tiernas caricias, mientras le pidieron nombres.
Lo que soportó, solo Dios lo sabe, mediante meses, y fue condenado a muerte como un traidor.
Le abrían fusilado en La Plaza de María Pita. Pero la República tenía amigos, hasta entre algunos oficiales Fascistas, y uno de ellos le abrió la puerta de su celda en la víspera de su ejecución.

Había sido transferido al Castillo de San Antón a esperar su sentencia. No obstante de haber contraído Tuberculosis entonces, sin embargo, según mi abuela, logro nadar de A Coruña a Sada a través de la Bahía en una noche sin luna, a la seguridad en el hogar de otro patriota que arriesgo su vida y la de su Familia para esconderle en su sótano y realizo un viaje de muchos kilómetros a pie para encontrar a su esposa.

Encontró su casa y le informo a su esposa del inesperado aplazamiento, y le pidió que enviara alguna
Ropa y zapatos para reemplazar sus trapos sucios.  Su hija mayor, María, insistió en
Acompañar a ese honrado desconocido, llevando cuanta ropa, comida y afectos personales
Pudo rápidamente recoger para llevárselos, sin saber cuándo le podría volver a ver.
De vez en cuando acepto la hospitalidad de una noche de estancia en el desván o ático de un Simpatizante republicano, los cuales no eran difíciles de encontrar en una Galicia
Ferozmente independiente bajo el yugo de uno de los suyos.
Pero sobre todo vivido en el bosque, con guerrilleros activos durante años.

Vivió con todas las comodidades de un animal cazado con otros que no cederían,
Cuyo mayor delito consistió en estar en el lado equivocado de una causa perdida.
Espero que le diese algo de consuelo el saber que estabas en el lado derecho de la historia.
No se lo dio a su esposa ni a sus nueve hijos.

Usted pagó muchos inimaginables sacrificios como penitencia por su conciencia.
Una vez al mes o más, después de pasado algún tiempo, visitó su esposa e hijos. Le introdujeron a los Más pequeños como un tío que vivía lejos. No sabían ellos que el barbudo salvaje que pagaba estas Visitas en media noche y se despedía antes de amanecer llevando puesta la ropa vieja y limpia de papa.

Los más mayores, María, Josefa, Juan y Toñita, todos aun en su adolescencia, les decían a los más Pequeños que su "tío" portaba noticias de su padre. Los niños más jóvenes, aun vistiendo los mantos Deshilachados de su inocencia, aceptaban esto, no cuestionando por qué se quedaba en el cuarto de Mamá toda la noche y se había ido siempre antes que despertaron la mañana siguiente.

No puedo concebir la profundidad de su angustia en tener que interpretar el papel de un extraño en su Propia casa, de no poder abrazar a sus hijos más pequeños quienes adoraba, para prevenir que los Vecinos fascistas quienes trataban a menudo de adquirir informes de ellos con pasteles y dulces en Tiempos de hambre, tratando de usar su Inocencia como un arma contra usted.

Sus padres eran relativamente ricos empresarios que cultivan el mar pero lo desheredaron—
Tal vez por su forma de actuar, tal vez por elegir a emigrar, negándose a unirse a la empresa familiar o Tal vez por casarse por amor en la ciudad de Nueva York con una joven sumamente trabajadora pero De clase humilde y estación social inferior en los ojos de sus padres.

Vivió lo suficiente para ver el fin de la guerra civil, pero no a su amada España liberada de sus cadenas.
Falleció antes de sufrir las consecuencias de la guerra cuyo fin fue el preludio de décadas de
Angustiantes cosechas de angustia y Amargura a quienes la sobrevivieron.
No se salvaron de esa cosecha su esposa y sus hijos.

No hay libros que graben su nombre. La mayoría de quienes le conocieron están muertos.
No obstante, siete décadas después de su fallecimiento aun aparecen en su nicho flores en el Cementerio de Fontan que guarda sus cenizas y las de su hijo mayor, Juan y su hija,
Toñita, quienes murieron aún mucho más jóvenes que usted, a los 19 y 15 años.

También yacen allí las cenizas de su esposa, Remedios, donde el
Honor, la bondad, la decencia, y un Corazón puro y deshecho en su
Muy corta vida por un mundo muy poco merecedor de su
Presencia finalmente descansan en paz.

____
Translated from my English original poem "Unsung Heroes -- Part I: Emilio (Maternal Grandfather)" available in its original English version here: https://hellopoetry.com/poem/2904353/unsung-heroes-1-emilio-maternal-grandfather/
My reading of this poem in its English original version is available at https://www.youtube.com/watch?v=5FXkhtOltEc
Leydis Jul 2017
I want to disintegrate this passion in your mouth
and
vibrantly reemerge,
while freely flying in every corner of your soul!
--------------------/--////////----////////

Quiero desintegrar esta pasión
en tu boca
y
como ave fénix
resurgir y volar libremente
en cada espacio de tu alma!

LeydisProse
Alan Eshban Jun 2017
Un momento te pido, en el que estemos tú y yo a solas
En el que podamos platicar libremente
En el que nadie más nos pueda molestar
Porque tengo mil cosas que decirte y explicarte otras Mil cosas que ni en varias horas podría terminar. Entiende que me tienes loco, entiende que eres mi gran tesoro en donde yo soy el pirata y tú El Oro.
Ser un pirata que no tiene dinero ni fama, por la forma en que no logra encontrar ese cofre que está lleno de diamantes en lo profundo de los mares, no es nada lindo pero jurare por dios y por mi santa madre que algún día hallaré la forma de encontrarte.
Leydis Aug 2017
Tu mi caballo,
como me gusta trillarme en tu ser,
cuidarte como mi más preciado juguete,
calarme en tus espacios como sabio jinete,
sobarte como sabia amazona,
cazar esa exquisita zona,
que aturde mis calladas tierras,
poblar en todas tus ilícitas zonas,
sondearte de arriba abajo,
trotarte hasta llevarte a esa pradera,
donde siempre quieres aplastarte,
y comer de mi bendita hierba,
y deseo cabalgarte, oooohhhh, cabalgarte,
hasta que se revienten mis adentros,
montada en mi fiel caballo.

Tu mi hombre,
mi hombre bello,
mi dulce caballo,
mi libertad encarcelada en todos tus encantos.
Ya para que pararte, si en tu terciopelo, yo me encuentro en un Vergel,
sin biblias, sin cuentos, sin consecuencias,
solos tu y yo amándonos al libre cielo,
libremente descubriendo nuestros sedientos cuerpos,
tu sobándome
yo trotándote,
tu enalteciéndome,
yo excitándote,
tu mordiéndome
y, yo,
bueno,
yo,
respondiendo con mi desgajado cuerpo,
el drenaje de pasión que existe
cuando tú y yo,
fundimos nuestros cuerpos,
en una salvaje pasión
y nos amamos en la tierra!



LeydisProse
8/1/2017
https://www.facebook.com/LeydisProse/
Victor D López Feb 2019
En tiempos difíciles, he llamado tu nombre,
Mi amor, y me aferro a él como lo hace un niño,
A la creencia en Papá Noel,
O los ciegos, a la esperanza de la luz;

Es para mi,
El sueño visionario,
Que impulsa la perseverancia,
Y condena la desesperación;

Es la esperanza de las almas desdichadas,
En el purgatorio en espera,
A la promesa aparentemente olvidada,
De su eventual liberación.

Cuando mis palabras pasadas confunden, confinen,
Obstinan mi mente, y las imágenes convergen,
En el borroso remolino de la locura,
Digo tu nombre.

Entonces la desesperación retrocede,
Como una pesadilla incorpórea,
Desvaneciéndose lentamente, dejando solo sábanas empapadas de sudor,
Rindiéndose a los purificadores rayos del sol naciente del amanecer.

Una palabra simple, tu nombre, pero para mí, un amuleto poderoso,
Que traspasa la oscuridad y derrite,
Las formas deformadas que atormentan y provocan mis días más oscuros,
Y los llena con todo en la tierra que sana y renueva.

Una palabra simple que simplemente es mi todo, un sinónimo de sincero,
Amor sin pretensiones que rara vez pide y entrega libremente.
Un amor que no cuestiona, sino que simplemente sabe,
Que no se quema rápidamente, pero siempre, y para siempre, da calor.
Así como en la roca nunca vemos
La clara flor abrirse,
Entre un pueblo hosco y duro
No brilla hermosamente
El fresco y alto ornato de la vida.
Por esto te mataron, porque eras
Verdor en nuestra tierra árida
Y azul en nuestro oscuro aire.
Leve es la parte de la vida
Que como dioses rescatan los poetas.
El odio y destrucción perduran siempre
Sordamente en la entraña
Toda hiel sempiterna del español terrible,
Que acecha lo cimero
Con su piedra en la mano.
Triste sino nacer
Con algún don ilustre
Aquí, donde los hombres
En su miseria sólo saben
El insulto, la mofa, el recelo profundo
Ante aquel que ilumina las palabras opacas
Por el oculto fuego originario.
La sal de nuestro mundo eras,
Vivo estabas como un rayo de sol,
Y ya es tan sólo tu recuerdo
Quien yerra y pasa, acariciando
El muro de los cuerpos
Con el dejo de las adormideras
Que nuestros predecesores ingirieron
A orillas del olvido.
Si tu ángel acude a la memoria,
Sombras son estos hombres
Que aún palpitan tras las malezas de la tierra;
La muerte se diría
Más viva que la vida
Porque tú estás con ella,
Pasado el arco de tu vasto imperio,
Poblándola de pájaros y hojas
Con tu gracia y tu juventud incomparables.
Aquí la primavera luce ahora.
Mira los radiantes mancebos
Que vivo tanto amaste
Efímeros pasar junto al fulgor del mar.
Desnudos cuerpos bellos que se llevan
Tras de sí los deseos
Con su exquisita forma, y sólo encierran
Amargo zumo, que no alberga su espíritu
Un destello de amor ni de alto pensamiento.
Igual todo prosigue,
Como entonces, tan mágico,
Que parece imposible
La sombra en que has caído.
Mas un inmenso afán oculto advierte
Que su ignoto aguijón tan sólo puede
Aplacarse en nosotros con la muerte,
Como el afán del agua,
A quien no basta esculpirse en las olas,
Sino perderse anónima
En los limbos del mar.
Pero antes no sabías
La realidad más honda de este mundo:
El odio, el triste odio de los hombres,
Que en ti señalar quiso
Por el acero horrible su victoria,
Con tu angustia postrera
Bajo la luz tranquila de Granada,
Distante entre cipreses y laureles,
Y entre tus propias gentes
Y por las mismas manos
Que un día servilmente te halagaran.
Para el poeta la muerte es la victoria;
Un viento demoníaco le impulsa por la vida,
Y si una fuerza ciega
Sin comprensión de amor
Transforma por un crimen
A ti, cantor, en héroe,
Contempla en cambio, hermano,
Cómo entre la tristeza y el desdén
Un poder más magnánimo permite a tus amigos
En un rincón pudrirse libremente.
Tenga tu sombra paz,
Busque otros valles,
Un río donde del viento
Se lleve los sonidos entre juncos
Y lirios y el encanto
Tan viejo de las aguas elocuentes,
En donde el eco como la gloria humana ruede,
Como ella de remoto,
Ajeno como ella y tan estéril.
Halle tu gran afán enajenado
El puro amor de un dios adolescente
Entre el verdor de las rosas eternas;
Porque este ansia divina, perdida aquí en la tierra,
Tras de tanto dolor y dejamiento,
Con su propia grandeza nos advierte
De alguna mente creadora inmensa,
Que concibe al poeta cual lengua de su gloria
Y luego le consuela a través de la muerte.
Cuando el hombre se extinga,
cuando la estirpe humana al fin se acabe,
todo lo que ha creado
comenzará a agitarse,
a ser de nuevo,
a comportarse libremente
                                                -como
los niños que se quedan
solos en casa
cuando sus padres salen por la noche.
Héctor conseguirá humillar a Aquiles,
Luzbel volverá a ser lo que era antes,
fornicará Susana con los viejos,
avanzará un gran monte hacia Mahoma.
Cuando el hombre se acabe
-cualquier día-,
un crepitar de polvo y de papeles
proclamará al silencio
la frágil realidad de sus mentiras.

— The End —