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Mi cuate
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hermano
Aparcero
        Camarado
                 Compañero
Mi pata
        M´hijito
                 Paisano...
He aquí mis vecinos.
He aquí mis hermanos.
Las mismas caras latinoamericanas
de cualquier punto de America Latina:
Indoblanquinegros
Blanquinegrindios
Y negrindoblancos
Rubias bembonas
Indios barbudos
Y negros lacios
Todos se quejan:
-¡Ah, si en mi país
no hubiese tanta política...!
-¡Ah, si en mi país
no hubiera gente paleolítica...!
-¡Ah, si en mi país
no hubiese militarismo,
ni oligarquía
ni chauvinismo
ni burocracia
ni hipocresía
ni clerecía
ni antropofagia...
-¡Ah, si en mi país...
Alguien pregunta de dónde soy
(Yo no respondo lo siguiente):
Nací cerca del Cuzco
admiro a Puebla
me inspira el ron de las Antillas
canto con voz argentina
creo en Santa Rosa de Lima
y en los orishás de Bahía.
Yo no coloreé mi Continente
ni pinté verde a Brasil
amarillo Perú
roja Bolivia.
Yo no tracé líneas territoriales
separando al hermano del hermano.
Poso la frente sobre Río Grande
me afirmo pétreo sobre el Cabo de Hornos
hundo mi brazo izquierdo en el Pacífico
y sumerjo mi diestra en el Atlántico.
Por las costas de oriente y occidente
doscientas millas entro a cada Océano
sumerjo mano y mano
y así me aferro a nuestro Continente
en un abrazo Latinoamericano.
Sputnik Andrade Oct 2012
No quiero amar a nadie porque cualquier persona podría ser mi padre, cualquier persona podría ser mi madre.

No es el miedo al error de Edipo.

Es el miedo a ser humano.

Porque todos somos sacos huesos. Y yo no sé si amo tu cara neblinosa, tus manos que tiemblan o la mecánica de tu rodilla o el lunar escondido en los pliegues de tu nuca.

Tal vez no es la piel. Tal vez es tu hígado, el color de la sangre machucada en los talones, la uña mal cortada.

Si Edipo hubiese sido mandado al extranjero, a hacer crecer los números en la Bolsa de Valores, jamás hubiese odiado a su padre, jamás hubiese amado a su madre.

Pero lo criaron para llorar, para pelear, para morir bajo el asfixiante peso del destino.

Yo no quiero amar a nadie porque es aceptar esa divinidad lejana, la negligencia de la carne, que somos débiles, tristes, pequeños, hermosos en detalle y nada más.

Vistos desde el monte Olimpo nos volvemos nada y piedras y musgo al lado de una camelia muy roja. Opacos, imperceptibles.

Yo no quiero amar, yo no quiero morir ni llorar ni sudar ni orinar bajo la sombra de un árbol resignado.

Yo no quiero *ser humano.
Soona Sep 2012
Y si quizás en vez de faltar a clase como todo unos locos "enamorados".
hubiésemos tenido la vida normal del niño dedicado?

Si quizás en vez de darnos nuestro primer beso nos hubiésemos dado la mano.

Si quizás en vez de comentarlo a tus amigos no los hubiésemos callado.

Si quizás la historia de nuestra vida no se pareciera tanto.

Si quizás en vez de decidir ser tu amiga no te hubiese hablado.

Si quizás nuestras madres no tuvieran el mismo nombre.

Si quizás nunca te demostré lo que en realidad sentía.

Si quizás no le hubiéramos seguido el juego al mundo.

Si quizás no la hubieses escogido a ella.

Si quizás no me gustaran tanto tus besos.

Si quizás no hubiésemos cometido errores.

Si quizás no nos hubiéramos sentado en aquel banquillo a aquella exacta hora.

Si quizás no te conociera tan bien.

Si quizás te dedicaras mas.

Tan solo si quizás hubiéramos tomado diferentes decisiones en nuestras vidas, si todo cambiara de momento y tal vez tu madre se llamara Rosa o tal vez si tu padre no te hubiese abandonado. Tan solo si quizás tu te hubieses dado cuenta de el tipo de persona que soy desde el primer momento en que tus ojos se toparon con los míos! No fuéramos lo que somos... Quizás ni existiera lo que escribo, tal vez no haya aprendido lo que aprendí al pasar los años porque a la hora de la verdad eres tu tan parte de mi vida como yo de la tuya. Porque nos unen mas cosas de la que algún día imaginaria, porque eres mi amigo y tu tomaste esa decisión. Porque la escogiste a ella porque ella la popular y bonita en vez de a la chica regular y herida. Porque al final siempre me demostraste que me querías como tu primera. Porque si quizás las cosas nunca hubieran sucedido como lo han echo que seria de nuestras vidas, de nuestra historia, de nuestro mundo, de nuestras mentes sin recordar nada.

Si quizás tu te acordaras de las cosas tan exactas como yo las recuerdo.

Tan solo si quizás nos encontráramos en otras vidas que serias de las vidas que vivimos ahora?

No habría historia
ni palabras que contaran porque todo quedaría en el infinito en el cajón oculto de los "quizás".

Si quizás nunca te hubiese querido como lo hice.

Solo si quizás todo empezara nuevamente.

Solo si quizás ...
En torno de una mesa de cantina,
una noche de invierno,
regocijadamente departían
seis alegres bohemios.Los ecos de sus risas escapaban
y de aquel barrio quieto
iban a interrumpir el imponente
y profundo silencio.El humo de olorosos cigarrillos
en espirales se elevaba al cielo,
simbolizando al resolverse en nada,
la vida de los sueños.Pero en todos los labios había risas,
inspiración en todos los cerebros,
y, repartidas en la mesa, copas
pletóricas de ron, whisky o ajenjo.Era curioso ver aquel conjunto,
aquel grupo bohemio,
del que brotaba la palabra chusca,
la que vierte veneno,
lo mismo que, melosa y delicada,
la música de un verso.A cada nueva libación, las penas
hallábanse más lejos del grupo,
y nueva inspiración llegaba
a todos los cerebros,
con el idilio roto que venía
en alas del recuerdo.Olvidaba decir que aquella noche,
aquel grupo bohemio
celebraba entre risas, libaciones,
chascarrillos y versos,
la agonía de un año que amarguras
dejó en todos los pechos,
y la llegada, consecuencia lógica,
del "Feliz Año Nuevo"...Una voz varonil dijo de pronto:
-Las doce, compañeros;
Digamos el "requiéscat" por el año
que ha pasado a formar entre los muertos.
¡Brindemos por el año que comienza!
Porque nos traiga ensueños;
porque no sea su equipaje un cúmulo
de amargos desconsuelos...-Brindo, dijo otra voz, por la esperanza
que a la vida nos lanza,
de vencer los rigores del destino,
por la esperanza, nuestra dulce amiga,
que las penas mitiga
y convierte en vergel nuestro camino.Brindo porque ya hubiese a mi existencia
puesto fin con violencia
esgrimiendo en mi frente mi venganza;
si en mi cielo de tul limpio y divino
no alumbrara mi sino
una pálida estrella: Mi esperanza.-¡Bravo! Dijeron todos, inspirado
esta noche has estado
y hablaste bueno, breve y sustancioso.
El turno es de Raúl; alce su copa
Y brinde por... Europa,
Ya que su extranjerismo es delicioso...-Bebo y brindo, clamó el interpelado;
brindo por mi pasado,
que fue de luz, de amor y de alegría,
y en el que hubo mujeres seductoras
y frentes soñadoras
que se juntaron con la frente mía...Brindo por el ayer que en la amargura
que hoy cubre de negrura
mi corazón, esparce sus consuelos
trayendo hasta mi mente las dulzuras
de goces, de ternuras,
de dichas, de deliquios, de desvelos.-Yo brindo, dijo Juan, porque en mi mente
brote un torrente
de inspiración divina y seductora,
porque vibre en las cuerdas de mi lira
el verso que suspira,
que sonríe, que canta y que enamora.Brindo porque mis versos cual saetas
Lleguen hasta las grietas
Formadas de metal y de granito
Del corazón de la mujer ingrata
Que a desdenes me mata...
¡pero que tiene un cuerpo muy bonito!Porque a su corazón llegue mi canto,
porque enjuguen mi llanto
sus manos que me causan embelesos;
porque con creces mi pasión me pague...
¡vamos!, porque me embriague
con el divino néctar de sus besos.Siguió la tempestad de frases vanas,
de aquellas tan humanas
que hallan en todas partes acomodo,
y en cada frase de entusiasmo ardiente,
hubo ovación creciente,
y libaciones y reír y todo.Se brindó por la Patria, por las flores,
por los castos amores
que hacen un valladar de una ventana,
y por esas pasiones voluptuosas
que el fango del placer llena de rosas
y hacen de la mujer la cortesana.Sólo faltaba un brindis, el de Arturo.
El del bohemio puro,
De noble corazón y gran cabeza;
Aquél que sin ambages declaraba
Que solo ambicionaba
Robarle inspiración a la tristeza.Por todos estrechado, alzó la copa
Frente a la alegre tropa
Desbordante de risas y de contento;
Los inundó en la luz de una mirada,
Sacudió su melena alborotada
Y dijo así, con inspirado acento:-Brindo por la mujer, mas no por ésa
en la que halláis consuelo en la tristeza,
rescoldo del placer ¡desventurados!;
no por esa que os brinda sus hechizos
cuando besáis sus rizos
artificiosamente perfumados.Yo no brindo por ella, compañeros,
siento por esta vez no complaceros.
Brindo por la mujer, pero por una,
por la que me brindó sus embelesos
y me envolvió en sus besos:
por la mujer que me arrulló en la cuna.Por la mujer que me enseño de niño
lo que vale el cariño
exquisito, profundo y verdadero;
por la mujer que me arrulló en sus brazos
y que me dio en pedazos,
uno por uno, el corazón entero.¡Por mi Madre! Bohemios, por la anciana
que piensa en el mañana
como en algo muy dulce y muy deseado,
porque sueña tal vez, que mi destino
me señala el camino
por el que volveré pronto a su lado.Por la anciana adorada y bendecida,
por la que con su sangre me dio vida,
y ternura y cariño;
por la que fue la luz del alma mía,
y lloró de alegría,
sintiendo mi cabeza en su corpiño.Por esa brindo yo, dejad que llore,
que en lágrimas desflore
esta pena letal que me asesina;
dejad que brinde por mi madre ausente,
por la que llora y siente
que mi ausencia es un fuego que calcina.Por la anciana infeliz que sufre y llora
y que del cielo implora
que vuelva yo muy pronto a estar con ella;
por mi Madre, bohemios, que es dulzura
vertida en mi amargura
y en esta noche de mi vida, estrella...El bohemio calló; ningún acento
profanó el sentimiento
nacido del dolor y la ternura,
y pareció que sobre aquel ambiente
flotaba inmensamente
un poema de amor y de amargura.
Nicole Mar 2014
Hace algún tiempo, cuando todavía me consideraba cadaver, no hubiera llegado a pensar que podría volver a sentir. Desconectarme era lo mío. No sentir, no querer vivir, lo usual, lo de todos los días. Cuando todavía me consideraba cadaver, no tenía documento que probara que algún día hubiese estado viva. Cuando estaba fría y sin vida, todo lo que quería es sentirme como ahora lo hago. Lo negaba, si. Me odiaba, si. Pero quería, claro. Después de ese tiempo, cuando ya no me consideraba cadaver, descubrí que las marcas no se irían nunca. Seguirían tanto en mis piernas como en mi cabeza y que todavía podría ser almenos parte cadaver. Solo amaba a la tierra mas no a los habitantes y menos al tibio cadaver llamado Nicole. Pasaron meses y el cadaver vino a la vida. Revivio y en cualquier momento se puede convertir en una persona como otra. El cadaver dejo de ser cadaver. BOOM. CAPOOM. La agonía termino. ¡El cadaver esta vivo! Se grito por las calles, mientras este saltaba y gritaba que lo amaba.


Se podría pensar que esto termina como en los cuentos de hadas. Finales felices y cuentos para dormir. Pero una historia tan tenebrosa como la del cadaver no puede ser contada, ni recordada. Pero talvez, solo narrada.
A Spanish Tale
Jean Cocteau es un ruiseñor mecánico a quien le ha dado cuerda Ronsard.

Los únicos brazos entre los cuales nos resignaríamos a pasar la vida, son los brazos de las Venus que han perdido los brazos.

Si los pintores necesitaran, como Delacroix, asistir al degüello de 400 odaliscas para decidirse a tomar los pinceles... Si, por lo menos, sólo fuesen capaces de empuñarlos antes de asesinar a su idolatrada Mamá...

Musicalmente, el clarinete es un instrumento muchísimo más rico que el diccionario.

Aunque se alteren todas nuestras concepciones sobre la Vida y la Muerte, ha llegado el momento de denunciar la enorme superchería de las "Meninas" que -siendo las propias "Meninas" de carne y hueso- colgaron un letrerito donde se lee Velázquez, para que nadie descubra el auténtico y secular milagro de su inmortalidad.

Nadie escuchó con mayor provecho que Debussy, los arpegios que las manos traslúcidas de la lluvia improvisan contra el teclado de las persianas.

Las frases, las ideas de Proust, se desarrollan y se enroscan, como las anguilas que nadan en los acuarios; a veces deformadas por un efecto de refracción, otras anudadas en acoplamientos viscosos, siempre envueltas en esa atmósfera que tan solo se encuentra en los acuarios y en el estilo de Proust.

¡La "Olimpia" de Manet está enferma de "mal de Pott"! ¡Necesita aire de mar!... ¡Urge que Goya la examine!...

En ninguna historia se revive, como en las irisaciones de los vidrios antiguos, la fugaz y emocionante historia de setecientos mil crepúsculos y auroras.

¡Las lágrimas lo corrompen todo! Partidarios insospechables de un "régimen mejorado", ¿tenemos derecho a reclamar una "ley seca" para la poesía... para una poesía "extra dry", gusto americano?

Todo el talento del "douannier" Rousseau estribó en la convicción con que, a los sesenta años, fue capaz de prenderse a un biberón.

La disección de los ojos de Monet hubiera demostrado que Monet poseía ojos de mosca; ojos forzados por innumerables ojitos que distinguen con nitidez los más sutiles matices de un color pero que, siendo ojos autónomos, perciben esos matices independientemente, sin alcanzar una visión sintética de conjunto.

Las frases de Oscar Wilde no necesitan red. ¡Lástima que al realizar sus más arriesgadas acrobacias, nos dejen la incertidumbre de su ****!

El cúmulo de atorrantismo y de burdel, de uso y abuso de limpiabotas, de sensiblería engominada, de ojo en compota, de retobe y de tristeza sin razón -allí está la pampa... más allá el indio... la quena... el tamboril -que se espereza y canta en los acordes del tango que improvisa cualquier lunfardo.

Es necesario procurarse una vestimenta de radiógrafo (que nos proteja del contacto demasiado brusco con lo sobrenatural), antes de aproximarnos a los rayos ultravioletas que iluminan los paisajes de Patinir.

No hay crítico comparable al cajón de nuestro escritorio.

Entre otras... ¡la más irreductible disidencia ortográfica! Ellos: Padecen todavía la superstición de las Mayúsculas.

Nosotros: Hace tiempo que escribimos: cultura, arte, ciencia, moral y, sobre todo y ante todo, poesía.

Los cubistas cometieron el error de creer que una manzana era un tema menos literario y frugal que las nalgas de madame Recamier.

¡Sin pie, no hay poesía! -exclaman algunos. Como si necesitásemos de esa confidencia para reconocerlos.

Esos tinteros con un busto de Voltaire, ¿no tendrán un significado profundo? ¿No habrá sido Voltaire una especie de Papa (*****) de la tinta?

En música, al pleonasmo se le denomina: variación.

Seurat compuso los más admirables escaparates de juguetería.

La prosa de Flaubert destila un sudor tan frío que nos obliga a cambiarnos de camiseta, si no podemos recurrir a su correspondencia.

El silencio de los cuadros del Greco es un silencio ascético, maeterlinckiano, que alucina a los personajes del Greco, les desequilibra la boca, les extravía las pupilas, les diafaniza la nariz.

Los bustos romanos serían incapaces de pensar si el tiempo no les hubiera destrozado la nariz.

No hay que admirar a Wagner porque nos aburra alguna vez, sino a pesar de que nos aburra alguna vez.

Europa comienza a interesarse por nosotros. ¡Disfrazados con las plumas o el chiripá que nos atribuye, alcanzaríamos un éxito clamoroso! ¡Lástima que nuestra sinceridad nos obligue a desilusionarla... a presentarnos como somos; aunque sea incapaz de diferenciarnos... aunque estemos seguros de la rechifla!

Aunque la estilográfica tenga reminiscencias de lagrimatorio, ni los cocodrilos tienen derecho a confundir las lágrimas con la tinta.

Renán es un hombre tan bien educado que hasta cuando cree tener razón, pretende demostrarnos que no la tiene.

Las Venus griegas tienen cuarenta y siete pulsaciones. Las Vírgenes españolas, ciento tres.

¡Sepamos consolarnos! Si las mujeres de Rubens pesaran 27 kilos menos, ya no podríamos extasiarnos ante los reflejos nacarados de sus carnes desnudas.

Llega un momento en que aspiramos a escribir algo peor.

El ombligo no es un órgano tan importante como imaginan ustedes... ¡Señores poetas!

¿Estupidez? ¿Ingenuidad? ¿Política?... "Seamos argentinos", gritan algunos... sin advertir que la nacionalidad es algo tan fatal como la conformación de nuestro esqueleto.

Delatemos un onanismo más: el de izar la bandera cada cinco minutos.

Lo primero que nos enseñan las telas de Chardin es que, para llegar a la pulcritud, al reposo, a la sensatez que alcanzó Chardin, no hay más remedio que resignarnos a pasar la vida en zapatillas.

Facilísimo haber previsto la muerte de Apollinaire, dado que el cerebro de Apollinaire era una fábrica de pirotecnia que constantemente inventaba los más bellos juegos de artificio, los cohetes de más lindo color, y era fatal que al primero que se le escapara entre el fango de la trinchera, una granada le rebanara el cráneo.

Los esclavos miguelangelescos poseen un olor tan iodado, tan acre que, por menos paladar que tengamos basta gustarlo alguna vez para convencerse de que fueron esculpidos por la rompiente. (No me refiero a los del Louvre; modelados por el mar, un día de esos en que fabrica merengues sobre la arena).

¡La opinión que se tendrá de nosotros cuando sólo quede de nosotros lo que perdura de la vieja China o del viejo Egipto!

¡Impongámosnos ciertas normas para volver a experimentar la complacencia ingenua de violarlas! La rehabilitación de la infidelidad reclama de nosotros un candor semejante. ¡Ruboricémonos de no poder ruborizarnos y reinventemos las prohibiciones que nos convengan, antes de que la libertad alcance a esclavizarnos completamente!

El cemento armado nos proporciona una satisfacción semejante a la de pasarnos la mano por la cara, después de habernos afeitado.

¡Los vidrios catalanes y las estalactitas de Mallorca con que Anglada prepara su paleta!

Los cubistas salvaron a la pintura de las corrientes de aire, de los rayos de sol que amenazaban derretirla pero -al cerrar herméticamente las ventanas, que los impresionistas habían abierto en un exceso de entusiasmo- le suministraron tal cúmulo de recetas, una cantidad tan grande de ventosas que poco faltó para que la asfixiaran y la dejasen descarnada, como un esqueleto.

Hay poetas demasiado inflamables. ¿Pasan unos senos recién inaugurados? El cerebro se les incendia. ¡Comienza a salirles humo de la cabeza!

"La Maja Vestida" está más desnuda que la "maja desnuda".

Las telas de Velázquez respiran a pleno pulmón; tienen una buena tensión arterial, una temperatura normal y una reacción Wasserman negativa.

¡Quién hubiera previsto que las Venus griegas fuesen capaces de perder la cabeza!

Hay acordes, hay frases, hay entonaciones en D'Annunzio que nos obligan a perdonarle su "fiatto", su "bella voce", sus actitudes de tenor.

Azorín ve la vida en diminutivo y la expresa repitiendo lo diminutivo, hasta darnos la sensación de la eternidad.

¡El Arte es el peor enemigo del arte!... un fetiche ante el que ofician, arrodillados, quienes no son artistas.

Lo que molesta más en Cézanne es la testarudez con que, delante de un queso, se empeña en repetir: "esto es un queso".

El espesor de las nalgas de Rabelais explica su optimismo. Una visión como la suya, requiere estar muellemente sentada para impedir que el esqueleto nos proporcione un pregusto de muerte.

La arquitectura árabe consiguió proporcionarle a la luz, la dulzura y la voluptuosidad que adquiere la luz, en una boca entreabierta de mujer.

Hasta el advenimiento de Hugo, nadie sospechó el esplendor, la amplitud, el desarrollo, la suntuosidad a que alcanzaría el genio del "camelo".

Es tanta la mala educación de Pió Baroja, y es tan ingenua la voluptuosidad que siente Pío Baroja en ser mal educado, que somos capaces de perdonarle la falta de educación que significa llamarse: Pío Baroja.

No hay que confundir poesía con vaselina; vigor, con camiseta sucia.

El estilo de Barres es un estilo de onda, un estilo que acaba de salir de la peluquería.

Lo único que nos impide creer que Saint Saens haya sido un gran músico, es haber escuchado la música de Saint Sáéns.

¿Las Vírgenes de Murillo?

Como vírgenes, demasiado mujeres.

Como mujeres, demasiado vírgenes.

Todas las razones que tendríamos para querer a Velázquez, si la única razón del amor no consistiera en no tener ninguna.

Los surtidores del Alhambra conservan la versión más auténtica de "Las mil y una noches", y la murmuran con la fresca monotonía que merecen.

Si Rubén no hubiera poseído unas manos tan finas!... ¡Si no se las hubiese mirado tanto al escribir!...

La variedad de cicuta con que Sócrates se envenenó se llamaba "Conócete a ti mismo".

¡Cuidado con las nuevas recetas y con los nuevos boticarios! ¡Cuidado con las decoraciones y "la couleur lócale"! ¡Cuidado con los anacronismos que se disfrazan de aviador! ¡Cuidado con el excesivo dandysmo de la indumentaria londinense! ¡Cuidado -sobre todo- con los que gritan: "¡Cuidado!" cada cinco minutos!

Ningún aterrizaje más emocionante que el "aterrizaje" forzoso de la Victoria de Samotracia.

Goya grababa, como si "entrara a matar".

El estilo de Renán se resiente de la flaccidez y olor a sacristía de sus manos... demasiado aficionadas "a lavarse las manos".

La Gioconda es la única mujer viviente que sonríe como algunas mujeres después de muertas.

Nada puede darnos una certidumbre más sensual y un convencimiento tan palpable del origen divino de la vida, como el vientre recién fecundado de la Venus de Milo.

El problema más grave que Goya resolvió al pintar sus tapices, fue el dosaje de azúcar; un terrón más y sólo hubieran podido usarse como tapas de bomboneras.

Los rizos, las ondulaciones, los temas "imperdibles" y, sobre todo, el olor a "vera violetta" de las melodías italianas.

Así como un estiló maduro nos instruye -a través de una descripción de Jerusalén- del gesto con que el autor se anuda la corbata, no existirá un arte nacional mientras no sepamos pintar un paisaje noruego con un inconfundible sabor a carbonada.

¿Por qué no admitir que una gallina ponga un trasatlántico, si creemos en la existencia de Rimbaud, sabio, vidente y poeta a los 12 años?

¡El encarnizamiento con que hundió sus pitones, el toro aquél, que mató a todos los Cristos españoles!

Rodin confundió caricia con modelado; espasmo con inspiración; "atelier" con alcoba.

Jamás existirán caballos capaces de tirar un par de patadas que violenten, más rotundamente, las leyes de la perspectiva y posean, al mismo tiempo, un concepto más equilibrado de la composición, que el par de patadas que tiran los heroicos percherones de Paolo Uccello.

Nos aproximamos a los retratos del Greco, con el propósito de sorprender las sanguijuelas que se ocultan en los repliegues de sus golillas.

Un libro debe construirse como un reloj, y venderse como un salchichón.

Con la poesía sucede lo mismo que con las mujeres: llega un momento en que la única actitud respetuosa consiste en levantarles la pollera.

Los críticos olvidan, con demasiada frecuencia, que una cosa es cacarear, otra, poner el huevo.

Trasladar al plano de la creación la fervorosa voluptuosidad con que, durante nuestra infancia, rompimos a pedradas todos los faroles del vecindario.

¡Si buena parte de nuestros poetas se convenciera de que la tartamudez es preferible al plagio!

Tanto en arte, como en ciencia, hay que buscarle las siete patas al gato.

El barroco necesitó cruzar el Atlántico en busca del trópico y de la selva para adquirir la ingenuidad candorosa y llena de fasto que ostenta en América.

¿Cómo dejar de admirarla prodigalidad y la perfección con que la mayoría de nuestros poetas logra el prestigio de realizar el vacío absoluto?

A fuerza de gritar socorro se corre el riesgo de perder la voz.

En los mapas incunables, África es una serie de islas aisladas, pero los vientos hinchan sus cachetes en todas direcciones.

Los paréntesis de Faulkner son cárceles de negros.

Estamos tan pervertidos que la inhabilidad de lo ingenuo nos parece el "sumun" del arte.

La experiencia es la enfermedad que ofrece el menor peligro de contagio.

En vez de recurrir al whisky, Turner se emborracha de crepúsculo.

Las mujeres modernas olvidan que para desvestirse y desvestirlas se requiere un mínimo de indumentaria.

La vida es un largo embrutecimiento. La costumbre nos teje, diariamente, una telaraña en las pupilas; poco a poco nos aprisiona la sintaxis, el diccionario; los mosquitos pueden volar tocando la corneta, carecemos del coraje de llamarlos arcángeles, y cuando deseamos viajar nos dirigimos a una agencia de vapores en vez de metamorfosear una silla en un trasatlántico.

Ningún Stradivarius comparable en forma, ni en resonancia, a las caderas de ciertas colegialas.

¿Existe un llamado tan musicalmente emocionante como el de la llamarada de la enorme gasa que agita Isolda, reclamando desesperadamente la presencia de Tristán?

Aunque ellos mismos lo ignoren, ningún creador escribe para los otros, ni para sí mismo, ni mucho menos, para satisfacer un anhelo de creación, sino porque no puede dejar de escribir.

Ante la exquisitez del idioma francés, es comprensible la atracción que ejerce la palabra "merde".

El adulterio se ha generalizado tanto que urge rehabilitarlo o, por lo menos, cambiarle de nombre.

Las distancias se han acortado tanto que la ausencia y la nostalgia han perdido su sentido.

Tras todo cuadro español se presiente una danza macabra.

Lo prodigioso no es que Van Gogh se haya cortado una oreja, sino que conservara la otra.

La poesía siempre es lo otro, aquello que todos ignoran hasta que lo descubre un verdadero poeta.

Hasta Darío no existía un idioma tan rudo y maloliente como el español.

Segura de saber donde se hospeda la poesía, existe siempre una multitud impaciente y apresurada que corre en su busca pero, al llegar donde le han dicho que se aloja y preguntar por ella, invariablemente se le contesta: Se ha mudado.

Sólo después de arrojarlo todo por la borda somos capaces de ascender hacia nuestra propia nada.

La serie de sarcófagos que encerraban a las momias egipcias, son el desafío más perecedero y vano de la vida ante el poder de la muerte.

Los pintores chinos no pintan la naturaleza, la sueñan.

Hasta la aparición de Rembrandt nadie sospechó que la luz alcanzaría la dramaticidad e inagotable variedad de conflictos de las tragedias shakespearianas.

Aspiramos a ser lo que auténticamente somos, pero a medida que creemos lograrlo, nos invade el hartazgo de lo que realmente somos.

Ambicionamos no plagiarnos ni a nosotros mismos, a ser siempre distintos, a renovarnos en cada poema, pero a medida que se acumulan y forman nuestra escueta o frondosa producción, debemos reconocer que a lo largo de nuestra existencia hemos escrito un solo y único poema.
La mirada interior se despliega y un mundo de vértigo y llama nace bajo la frente del que sueña:
soles azules, verdes remolinos, picos de luz que abren astros como granadas,
tornasol solitario, ojo de oro girando en el centro de una explanada calcinada,
bosques de cristal de sonido, bosques de ecos y respuestas y ondas, diálogo de transparencias,
¡viento, galope de agua entre los muros interminables de una garganta de azabache,
caballo, cometa, cohete que se clava justo en el corazón de la noche, plumas, surtidores,
plumas, súbito florecer de las antorchas, velas, alas, invasión de lo blanco,
pájaros de las islas cantando bajo la frente del que sueña!Abrí los ojos, los alcé hasta el cielo y vi cómo la noche se cubría de estrellas.
¡Islas vivas, brazaletes de islas llameantes, piedras ardiendo, respirando, racimos de piedras vivas,
cuánta fuente, qué claridades, qué cabelleras sobre una espalda oscura,
cuánto río allá arriba, y ese sonar remoto de agua junto al fuego, de luz contra la sombra!
Harpas, jardines de harpas.Pero a mi lado no había nadie.
Sólo el llano: cactus, huizaches, piedras enormes que estallan bajo el sol.
No cantaba el grillo,
había un vago olor a cal y semillas quemadas,
las calles del poblado eran arroyos secos
y el aire se habría roto en mil pedazos si alguien hubiese gritado: ¿quién vive?
Cerros pelados, volcán frío, piedra y jadeo bajo tanto esplendor, sequía, sabor de polvo,
rumor de pies descalzos sobre el polvo, ¡y el pirú en medio del llano como un surtidor petrificado!Dime, sequía, dime, tierra quemada, tierra de huesos remolidos, dime, luna agónica,
¿no hay agua,
hay sólo sangre, sólo hay polvo, sólo pisadas de pies desnudos sobre la espina,
sólo andrajos y comida de insectos y sopor bajo el mediodía impío como un cacique de oro?
¿No hay relinchos de caballos a la orilla del río, entre las grandes piedras redondas y relucientes,
en el remanso, bajo la luz verde de las hojas y los gritos de los hombres y las mujeres bahándose al alba?
El dios-maíz, el dios-flor, el dios-agua, el dios-sangre, la Virgen,
¿todos se han muerto, se han ido, cántaros rotos al borde de la fuente cegada?
¿Sólo está vivo el sapo,
sólo reluce y brilla en la noche de México el sapo verduzco,
sólo el cacique gordo de Cempoala es inmortal?Tendido al pie del divino árbol de jade regado con sangre, mientras dos esclavos jóvenes lo abanican,
en los días de las grandes procesiones al frente del pueblo, apoyado en la cruz: arma y bastón,
en traje de batalla, el esculpido rostro de silex aspirando como un incienso precioso el humo de los fusilamientos,
los fines de semana en su casa blindada junto al mar, al lado de su querida cubierta de joyas de gas neón,
¿sólo el sapo es inmortal?He aquí a la rabia verde y fría y a su cola de navajas y vidrio cortado,
he aqui al perro y a su aullido sarnoso,
al maguey taciturno, al nopal y al candelabro erizados, he aquí a la flor que sangra y hace sangrar,
la flor de inexorable y tajante geometría como un delicado instrumento de tortura,
he aquí a la noche de dientes largos y mirada filosa, la noche que desuella con un pedernal invisible,
oye a los dientes chocar uno contra otro,
oye a los huesos machacando a los huesos,
al tambor de piel humana golpeado por el fémur,
al tambor del pecho golpeado por el talón rabioso,
al tam-tam de los tímpanos golpeados por el sol delirante,
he aqui al polvo que se levanta como un rey amarillo y todo lo descuaja y danza solitario y se derrumba
como un árbol al que de pronto se le han secado las raíces, como una torre que cae de un solo tajo,
he aquí al hombre que cae y se levanta y come polvo y se arrastra,
al insecto humano que perfora la piedra y perfora los siglos y carcome la luz,
he aquí a la piedra rota, al hombre roto, a la luz rota.¿Abrir los ojos o cerrarlos, todo es igual?
Castillos interiores que incendia el pensamiento porque otro más puro se levante, sólo fulgor y llama,
semilla de la imagen que crece hasta ser árbol y hace estallar el cráneo,
palabra que busca unos labios que la digan,
sobre la antigua fuente humana cayeron grandes piedras,
hay siglos de piedras, años de losas, minutos espesores sobre la fuente humana.Dime, sequía, piedra pulida por el tiempo sin dientes, por el hambre sin dientes,
polvo molido por dientes que son siglos, por siglos que son hambres,
dime, cántaro roto caído en el polvo, dime,
¿la luz nace frotando hueso contra hueso, hombre contra hombre, hambre contra hambre,
hasta que surja al fin la chispa, el grito, la palabra,
hasta que brote al fin el agua y crezca el árbol de anchas hojas de turquesa?Hay que dormir con los ojos abiertos, hay que soñar con las manos,
soñemos sueños activos de río buscando su cauce, sueños de sol soñando sus mundos,
hay que soñar en voz alta, hay que cantar hasta que el canto eche raíces, tronco, ramas, pájaros, astros,
cantar hasta que el sueño engendre y brote del costado del dormido la espiga roja de la resurrección,
el agua de la mujer, el manantial para beber y mirarse y reconocerse y recobrarse,
el manantial para saberse hombre, el agua que habla a solas en la noche y nos llama con nuestro nombre,
el manantial de las palabras para decir yo, tú, él, nosotros, bajo el gran árbol viviente estatua de la lluvia,
para decir los pronombres hermosos y reconocernos y ser fieles a nuestros nombres
hay que soñar hacia atrás, hacia la fuente, hay que remar siglos arriba,
más allá de la infancia, más allá del comienzo, más allá de las aguas del bautismo,
echar abajo las paredes entre el hombre y el hombre, juntar de nuevo lo que fue separado,
vida y muerte no son mundos contrarios, somos un solo tallo con dos flores gemelas,
hay que desenterrar la palabra perdida, soñar hacia dentro y también hacia afuera,
descifrar el tatuaje de la noche y mirar cara a cara al mediodía y arrancarle su máscara,
bañarse en luz solar y comer los frutos nocturnos, deletrear la escritura del astro y la del río,
recordar lo que dicen la sangre y la marea, la tierra y el cuerpo, volver al punto de partida,
ni adentro ni afuera, ni arriba ni abajo, al cruce de caminos, adonde empiezan los caminos,
porque la luz canta con un rumor de agua, con un rumor de follaje canta el agua
y el alba está cargada de frutos, el día y la noche reconciliados fluyen como un río manso,
el día y la noche se acarician largamente como un hombre y una mujer enamorados,
como un solo río interminable bajo arcos de siglos fluyen las estaciones y los hombres,
hacia allá, al centro vivo del origen, más allá de fin y comienzo.
Fa Be O Jan 2013
si supieras que pienso en ti
a cada instante,
si apreciaras tantito
esta forma de querer,
te darías cuenta que tienes algo especial.
pero tal vez solo te incomode,
o pensaras que aburrido,
que absurda forma de querer.
pero nadie mas te va a querer así,
de lejos como si nada,
tan cerca al tocarte,
y aun así no tenerte ni una sola vez.
nadie mas te va a esperar,
con estas ganas de besar tu nariz,
de recorrer los dedos en tu rostro,
sabiendo que tal vez un día
te esfumes como si nada hubiese importado,
por que se que para ti no lo hago.
no me importa.
te quiero, y te espero.
si supieras que te adoro,
que me duermo pensando
en el color de tus ojos,
o en la forma que tus dedos
acarician los mios....
pensarias que estoy loca,
al seguir atandome a ti,
aun sabiendo que no me quieres;
tal vez pienses que soy tonta,
y no lo puedo negar;
en este juego de amor,
si voy perdiendo yo.
pero espero al recorrer el tiempo,
y yo vaya logrando olvidarte,
espero que pienses en mi,
aunque sea una sola vez,
y digas, y te des cuenta,
que te quise de verdad,
y que tuviste algo especial,
al alcance de tus dedos,
y lo dejaste ir.
1/27/13
Iba con la ropa destrozada buscando qué robar en los abastos,
cuando al agarrar una lata la estantería se le vino encima.
Salió corriendo como victorioso, huyendo de su escena fatal,
como si hubiese ganado algún premio.

Al salir se encontró sin nada, pensó que lo había logrado:
"Pero lo logré, la tenía. Estaba justo en mis manos".
La tenía y lo había logrado; despedazarse al olvido.

Continuó caminando y se consiguió
a alguien peor vestido y más sucio,
lo miró y recordó; su ropa era la de él, más sucia y arrastrada:
-"Devuélveme mi ropa, ladrón" - Le dijo.

-"Yo era peor que yo, al fin puedo ver.
Peor que que este vagabundo del que estoy vestido,
más que la estantería que encima de mí caía,
peor que el guardia que me sostuvo".

Se miró y no contuvo las lagrimas
mientras se desnudaba para entregar las prendas ajenas,
una por una como oruga floreciendo.

Su piel era brillante como sol atenuante, despiadado
dejaba ciegos a quienes lo veían al pasar.
Se entregó y volvió a vestir sus prendas
asquerosas y mohosas, con sangre seca.

"Soy peor de lo que pensé que era,
ahora sé que no hay valor en mí.
Le robe el alma a un pobre pendejo
y el pendejo se burló de mí".
Isaac Peña Jan 2020
Esta década he perdido al amor de mi vida.

Y puedes decir que soy joven, pero no, mi estimado lector.

Uno nace con un instinto que registra la entrada de el verdadero amor a nuestras vidas.
Instinto que hace incapaz la acción de olvidar dicho amor ya tenga uno 17, 35 o 60 años de edad.

Perdón, querido lector, debe estar cansado ya de escuchar la misma historia, de oír la misma canción de desamor pero es la única que tengo y la única que en verdad importa.

Sabe usted lo que es perder el amor de su vida a los veinte años de edad?
Saber que me queda toda una vida por delante, pero una vida con el vacío del tamaño de la luna.
Una vida que viviré en la sombra de un "como habría sido con ella..."

Con la vida que llevo hubiese podido ser feliz con ella al menos cincuenta años más.
Sin importar dónde, hubiese podido tenerla en mis brazos por 18,262 noches.
Podría haber vivido 438,288 horas de tranquilidad sabiendo que es ella quien me espera en casa.
Hubiese podido saber que era mía hasta el último momento que mi mirada le buscara para que una última vez me llenara de paz como solo ella sabía hacerlo.

Y eso es lo más triste, querido lector,

Yo no sabré que calles ella pisa.
Que cafés frecuenta ni con quien.
No sabré que atardeceres mira.
Ni sabré quién le abre la puerta.

Ella no sabrá dónde vivo.

Lo peor de todo es que no me vera morir.
Eres mi amor, Paula, mi amor, Paula, Clara quise decir.
Y cuánto tiempo, Paula, digo Clara,
sin ti y sin mí. Las diligencias
parten sin mí y sin ti.
O a ti te llevan hacia el norte, hacia el pobre Roberto.
A mí, hacia el sur, contigo hacia el sur, donde ya no estabas,
donde nunca estarías. Ahora he tomado el tren
para decirte adiós. Y sueño, sueño mío.

Cerré los ojos, deslumbrado por la memoria.
Apreté la cintura del paisaje, recorrí sus caderas,
miré sus ojos verdes, ceniza con sentido.
Tendía el cielo su metal hermético.
Y se superpusieron mediterráneos y cantábricos,
cipreses respirados desde un sótano,
casi a vista de muerto, y jazmineros.
Después, las cosas y sus nombres
perdieron sus contornos, su significación
y fueron nada más que ritmo, armonía viajera
liberada de los instrumentos que le dieron su carne.
No queda nadie ya que pueda perdonarte,
que pueda perdonarme, perdonarnos.
Nadie que pueda rescatar los besos que se pudren
sobre Roberto y su locura piadosa.
Ahora que voy a ti, a encontrarte en la aduana de la muerte
pienso, Clara, amor mío, que cuando nos besábamos
era a Roberto a quien besábamos, al engañado
hijo de nuestro amor. Él murió un día.
Su esposa, tú, amor mío, Clara, también has muerto ahora.
Yo tomé el tren para encontrarme en la frontera,
para decirte adiós desde el lado acá de la muerte, amor de mi vida.

Pero nunca llegaré a ti.
El viejo Brahms es viejo, y está gordo.
Me he quedado dormido y me he pasado de estación.
¿Comprendes, amor mío, que nunca llegaré a tu lado
por culpa de este sueño, que es mi bálsamo y mi enemigo?
Ya nunca llegaré a tu lado.
Puede ser, amor mío, que no te amara ya,
que no te hubiese amado nunca,
que sólo hubiese amado a mi propio amor,
el amor que te tuve, Clara, amor mío.
¿En dónde estás, por dónde
te hallaré, sombra, sombra,
sombra?...

                    Pisé las piedras,
las modelé con sol
y con tristeza. Supe
que había allí un secreto
de paz, un corazón
latiendo para mí.

Y qué serías, sombra,
sombra, sombra; qué nombre,
y qué forma, y qué vida
serías, sombra. Y cómo
podías no ser vida,
no tener forma y nombre

Sombra: bajo las piedras,
bajo tanta mudez
-dureza y levedad,
oro y hierba-, qué, quién
me solicita, qué
me dice, de qué modo
entenderlo... (no encuentro
las llaves). Sombra, sombra,
sombra... Cómo entenderlo
y nacerlo...

                    De pronto,
deslumbradoramente,
el agua cristaliza
en diamante... Una súbita
revelación...

                          Azul:
en el azul estaba,
en la hoguera celeste,
en la pulpa del día,
la clave Ahora recuerdo:
he vuelto a Italia. Azul,
azul, azul era ésa
la palabra (no sombra,
sombra, sombra) Recuerdo

ya -con qué claridad-
lo que he soñado siempre
sin sospecharlo. He vuelto
a Italia, a la aventura
de la serenidad,
del equilibrio, de
la belleza, la gracia,
la medida...

                          Por estas
plazas que el sol desnuda
cada mañana, el alma
ha navegado, limpia
y ardiente. Pero dime,
azul (¿o hablo a la sombra?),
qué dimensión le prestas
a esta hora mía; quién
arrebató las alas
a la vida. Y quién fue
que yo no sé. Y quién fui
el que ha vivido instantes
que yo recuerdo ahora.
Qué, alma mía, en qué cuerpo,
que no era mío, anduvo
por aquí, devanando
amor, entre oleadas
de piedra, entre oleadas
encendidas (las olas
rompían y embestían
contra las torres peñas)...

Entre oleadas... Olas...
Gris... Olas... Sombra...He vuelto
a olvidar la palabra
reveladora. Playas...
Olas... Sombra... Hubo algo
que era armonía, un sitio
donde estoy... (sombra, sombra,
sombra), donde no estoy.
No: la palabra no era sombra.

El fulgor del cielo,
la piedra rosa, han vuelto
a su mudez. Están
ante mí. Los contemplo,
y, sin embargo, ya
no están. El equilibrio,
la armonía, la gracia
no están. Ay, sombra, sombra
(y tanta claridad).

Quién disipó el lugar
(o el tiempo) que me daba
su sangre, el que escondía
el lugar (o era el tiempo)
no vivido. Y por qué
recuerdo lo que ha sido
vivido por mi cuerpo
y mi alma. Qué hace
aquí, por mi memoria,
este avión roto, un viejo
Junker, bajo la luna
de diciembre. La niebla,
la escarcha, aquel camino
hasta el silencio, aquella
mar que estaba anunciando
este mismo momento
que no es tampoco mío.

Quién sabe qué decían
las olas de esta piedra.
Quién sabe lo que hubiera
-antes- dicho esta piedra
si yo hubiese acertado
la palabra precisa
que pudo descuajarla
del futuro. Cuál era
-ayer- esa palabra
nunca dicha. Cuál es
esa palabra de hoy,
que ha sido pronunciada,
que ha ardido al pronunciarla,
y que ha sido perdida
definitivamente
Yo podría haberlo  amado un poco más,
por ahí.
Quizás  si hubiese besado más
la miel de la aventura,
estoy segura, que hoy estaría
acabada por su lengua mezquina.

Sin embargo,
lo único que hice entonces,  fue huir
para no extraviar el legado de mi alma,
y para no pisotear  mi juventud
con un fracaso , que de cualquier manera
ya estaba escrito en las magras sombras de las  dudas.

Yo podría haberlo amado mucho más,
pero no pude, no quise.
Tampoco hoy lo lamento.


DIARIO DE UNA
"MALDITA POETA CONDENADA"


TITULO :YO PODRÍA…
[Poema: Texto completo.]
Autora :Azul Strauss M.
10/02/2015
BUENOS AIRES.ARGENTINA
©Copyright –Derecho de Autor Reservado
Flaca tu cabello
desbordaba
cuentos de hadas,
tenias un vestido verde
y un amor clandestino.

Flaca llegaste en febrero
como época pasajera
o lluvia de temporal
mojabas el alma
cuando te veía llegar.

Dejaste vida en mi cuerpo
y sembraste tu amor,
oh! flaca de saber que te irías
te hubiese dado
más besos, más abrazos,
pero que podía hacer
si tu alma es libre,
y la piel lo pide.
This is dedicated to a person that I love very much.
¡A mí vais a decirme
a qué suenan las escolleras
pulsadas por las olas;
qué es lo que canta el cielo
tras su concertación de transparencias;
qué aromas llevan las embarcaciones
a donde no florece el limonero!
¡A mí vais a decírmelo!

¡A mí vais a decirme
que no es la luz que emana de los cuerpos
el origen del mediodía!
Y aquellos nombres -Carolina,
Azucena, Jacinta-,
¡a mí vais a decirme
si fueron nombres de mujeres, barcas
flores! ¡Como si yo no lo supiera,
como si hubiese yo olvidado
qué, quiénes fueron esas sombras
que daban vida a estos espacios mágicos!

¡A mí vais a decírmelo!
¡Oh muerte, en otros días, que recordar no puedo
sin emoción profunda, te tenía yo miedo!...
En medio de la noche, incapaz de dormir,
clamaba congojado: "Yo tengo que morir...
¡Yo tengo que morir irremisiblemente!"
Y sudores glaciales empapaban mi frente.

¿A quién tender la mano ni de quién esperar?
Estaba solo, solo de la vida en el mar...
Tenía un formidable aislador: la pobreza,
y ningún seno de hembra brindaba a mi cabeza
febril una almohada.
Estaba solo, solo; ¿de quién esperar nada?
Mas pasaron los años, y un día, una chiquilla
bondadosa me quiso. ¡Era noble, sencilla;
la fortuna la había tratado con rigor:
nos unimos... y, juntos, nos hallamos mejor!

Entonces, si la muerte volvía , con su quedo
andar, yo le tenía ya mucho menos miedo.
Buscaba, despertando, la diestra tan leal
de mi amiga, y con ímpetu resuelto, fraternal,
la estrechaba, pensando: "¡Con ella nada temo!
Con tal de marchar juntos, ¿qué importan tu supremo
horror y tus supremos abismos, oh, callada
Eternidad?... Con ella no temo nada, nada.

¿El infierno? -¡El infierno será donde ella falte!
¿Y el cielo? -Pues donde ella se encuentre... Que me exalte
o me deprima tanto como quiera mi estrella:
¿Qué importa, si desciendo y asciendo yo con ella?
¿Que más me dan las hondas negruras del Arcano,
si voy por los abismos cogido de su mano?"
¡Pero tanta ventura enojó no sé a quién
en las tinieblas, y una hoz me segó mi bien!
Una garra de sombra solapando su dolo,
me la mató... ¡y entonces me volví a quedar solo!
Solo, pero con una soledad más terrible
que antes.

                    Sollozando,
buscaba a la Invisible
y pedía piedad a lo desconocido;
abriendo bien los ojos y aguzando el oído,
en un mutismo trágico, pretendía escuchar
siquiera una palabra que me hiciese esperar...

Mas no plugo a la Esfinge responder a mi grito,
y ante el inexorable callar del Infinito
(tal vez indiferente, tal vez hosco y fatal)
escondí en lo más hondo del corazón mi mal,
y apático y ayuno de deseo y de amor,
entré resueltamente dentro de mi Dolor
como dentro de una gran torre silenciosa...

Mis pobres rimas fieles me decían: "Reposa,
y luego, con nosotras, canta el mal que sufriste;
ven, duerme en nuestro dulce regazo, no estés triste.
¡Aún hay muchas cosas que cantar..., cobra fe!"

Y yo les respondía: "¡Para qué! ¡para
qué!..."
Mas ellas insistían; en mi redor volaban,
y como eran las únicas que no me abandonaban,
acabé por oírlas...

                         Un libro, gota a gota,
se rezumó, con lágrimas y sangre, de la rota
entraña; un haz de rimas brotó para el Lucero
inaccesible, un libro de tal suerte sincero,
tan íntimo, tan hondo, que si desde su fría
quietud ella lo viese... me lo agradecería.

Después de haber escrito, quéde más resignado,
como si en su fiel ánfora hubiese yo vaciado
todo lo crespo y turbio de mi dolor presente,
dejando en la alma sólo la linfa transparente,
el caudal cristalino, diáfano, de mi pena,
profundo cual la noche, cual la noche serena.

Y aquel fantasma *****, que miraba temblando
yo antes, blandamente se fue transfigurando...
En la pálida faz del espectro, indecisa
como un albor naciente, brotaba una sonrisa;
brotaba una sonrisa tan cordial, de tal suerte
hospitalaria, que me pareció la Muerte
más madre que las madres; su boca, ayer horrible,
más que todas las bocas de hembra apetecible;
sus brazos, más seguros que todos los regazos...
¡Y acabé por echarme, como un niño, en sus brazos!

Hoy, ella es la divina barquera en quien me fío;
con ella, nada temo; con ella, nada ansío.
En su gran barca de ébano, llena de majestad,
me embarcaré tranquilo para la Eternidad.
Vengada la hermosa Filis
de los agravios de Fabio
a verle viene al aldea
enfermo de desengaños.

A ruego de los pastores
baja de su monte al prado,
que como se ve querida
da a entender que la forzaron.

Eso mismo que desea,
quiere que la estén rogando,
que sube al gusto los precios
amor conforme a los años.

Huyóse Fabio celoso,
pensó Fabio hallar sagrado,
pero hay estados de amor
que está en el remedio el daño.

¡Desdichado del que llega
a tiempo tan desdichado
que le matan los remedios
con que muchos quedan sanos!

En fin, a Fabio rendido
viene a ver su dueño ingrato,
alegre porque es amor
en las venganzas villano.

No va sin galas a verle,
aunque pudiera escusarlo,
que la mayor hermosura
no deja en casa el cuidado.

Lleva de palmilla verde
saya y sayuelo bizarro,
con pasamanos de plata
si en ellos pone las manos.

No lleva cosa en el cuello
que Fabio le hubiese dado,
porque no entienda que viven
memorias de sus regalos.

Joyas lleva que él no ha visto,
no porque le ha hecho agravio,
mas porque sepan ausencias
que no está seguro el campo.

Con una cinta de cifras
lleva el cabello apretado,
que quien gusta de dar celos
se vale de mil engaños.

De rebociño le sirve
para mayor desenfado
el capote de los ojos
bordado de negros rayos.

En argentadas chinelas
listones lleva, admirados
de que quepan tantos bríos
en tan pequeños espacios.

Llegó Filis al aldea,
entró en su casa de Fabio,
los pastores la reciben
como al sol los montes altos.

Dando perlas con la risa
extiende a todos los brazos,
que gana mares de amor
y da perlas de barato.

Apenas Fabio la mira
cuando a un tiempo se bañaron
el alma en pura alegría,
los ojos en tierno llanto.

No hablaron los dos tan presto,
aunque los ojos hablaron,
Filis porque no quería,
Fabio porque quiere tanto.

Cuando en esta suspensión
los dos se encuentran mirando
a un tiempo bajan los ojos
como que envidian de falso.

Habló Filis y tuvieron
alma de coral sus labios,
que ver humilde al rendido
hace piadoso al vengado.

A Fabio culpa le pone
que es error hacer, amando,
con la lengua valentías,
si el alma no tiene manos.

Él responde y se disculpa,
que viendo cerca los brazos,
pide perdón ofendido
quien ama desengañado.
Para honrar la siempre limpia
Concepción Inmaculada
En la hermosa y opulenta
Capital de Nueva España,

Un vecino muy devoto
Y de riquezas muy vastas,
Trató de hacer un convento
Digno de gloria tan alta;

Y comprando unos solares,
Y al rey demandando gracia,
Logró dar cima a su anhelo
Sin medir riesgos ni vallas.

Llamábase aquel buen hombre
Juan Aguirre de Suasnaba,
Pródigo en las caridades,
Y en las costumbres, sin tacha.

Cuando con gran regocijo
Miró su obra comenzada
Y dio fin a los cimientos
Y forma a sus esperanzas,

La segur, que no respeta
Glorias y dichas mundanas,
Cortó el hilo de su vida,
Por cierto envidiable y grata.

Tocó a sus más allegados
Heredar cuanto dejara,
Y ya ricos, no quisieron
Proseguir obra tan santa.

Quedó en punible abandono
La nueva y costosa fábrica,
Sin que de ponerle término
Se dijera una palabra.

Los dueños de la fortuna
Fuéronse a tierras extrañas,
Y nadie creyó que hubiese
Quien a Aguirre reemplazara.

Apagáronse de un soplo
Las ilusiones doradas
De cuantos vieron seguía
Del nuevo templo la fábrica.

Y en las más nobles familias
Con dolor se comentaba
La conducta de los deudos
Del propio interés avara.

Las pudorosas doncellas
Que con delicia y con ansia
Soñaron en vestir pronto
Manto azul, túnica blanca,

Y habitar del nuevo claustro
La quieta y feliz morada,
Al saber la triste nueva
Vertieron secretas lágrimas.

En esos tiempos remotos
Del mundo en la mar sin playas,
Para encaminarse al cielo
Era el convento la barca;

La celda, puerto y refugio
De la vida en las borrascas;
Y la fe, radiante estrella,
Nuncio y galardón del alba.

En los tristes desengaños,
En las dudas más amargas,
En la orfandad sin apoyo
Y el amor sin esperanza,

Cuando todos los dolores
A un tiempo el ánimo embargan
Y la razón obscurece
Y las virtudes desmayan,

El claustro fue la piscina,
El Jordán de frescas aguas
En que encontraron alivio
Los hondos males del alma.

Y las vírgenes más bellas,
Las azucenas más castas,
En sus floridos abriles,
En su edad más dulce y grata,

Encerrábanse en las celdas
Como en tumbas solitarias,
Viviendo en completo olvido
Sin ambiciones bastardas;

Y allí, sin decir a nadie
La historia de sus desgracias,
Era su ilusión la muerte
Y el martirio su enseñanza.

Tarde por tarde, iban muchos
A ver en desierta plaza,
Frente a la modesta ermita
Que a nuestros tiempos alcanza

Los comenzados cimientos
De la nueva mansión sacra
Que iba a honrar la siempre
Limpia Concepción Inmaculada;

Y para excitar el celo
De gentes ricas y santas
Que con su cuantiosa hacienda
El monasterio acabaran,

Una fiesta organizóse
Invitando a la más alta
Sociedad de la opulenta
Capital de Nueva España.
En medio de gran gentío
Un viejo orador sagrado
Dice así con voz sonora
Y con inmenso entusiasmo:

-«No es cierto que nadie quiera
Esta obra llevar a cabo,
Que hay alguien a quien le sobran
Elementos para el caso.

»Allí escondido entre muchos
Acierto a ver a mi hermano;
Lo conocéis casi todos,
Le llaman Simón de Haro;

»Es un minero muy rico,
Y es además buen cristiano,
Y va a encargarse de todo
Lo que otros abandonaron.

»¿Que habrá que gastar dinero?
¡Nada importa! ¡Tiene tanto!
Y además pueden sus minas
Darle cuanto es necesario.

»Él terminará el convento,
Él lo hará, puedo jurarlo,
Y tal vez desde mañana
Ocupe aquí muchos brazos».

Volvieron todos el rostro
A don Simón, contemplando
Que estaba absorto y confuso
Con un sermón tan extraño.

Y prodigándole encomios,
Y apretándole la mano,
Por su decisión tan noble
Todos le felicitaron.

Sin dar a nadie respuesta,
Confuso, atónito, pálido,
Al ver ya fuera del púlpito
A quien movió tal escándalo,

Fuése saliendo a su encuentro
De esta guisa a interpelarlo.
-Si sabes que soy muy pobre,
Pues muy exiguo es mi erario,

¿Por qué de erigir conventos
Me impones el duro encargo
Cuando en mi caja no quedan
Más que muy pocos ducados?

-Yo no he dicho una palabra.
-¡Estás loco! Te escucharon
Todos los que aquí han venido
Y que no son muy escasos.

-Pues te juro que no dije
Ni una frase... -Has dicho tanto
Que todos me reconocen
Como un rico nada avaro,
Que va a construir el convento.

En esto pienso que hay algo
Misterioso, incomprensible.
-Lo que dijeron tus labios
Todo el mundo lo comprende.
-Yo no lo he dicho. -Habla claro.

-Sospecho que las palabras
Que oyeron todos, hermano,
Las ha dicho por mi boca
El mismo Espíritu Santo.

-¿Será posible? -No dudes,
Porque yo ni lo he pensado,
Y al decir que nada dije
Con esta verdad me salvo.

-Dios será quien te proteja.
-Yo estoy muy pobre y no guardo
En caja sino muy poco,
Ven a ver mi caja. -Vamos.

De don Simón a la casa
Bien pronto se encaminaron,
Y abriendo una tosca puerta
Entraron a húmedo cuarto.

Vieron los dos una caja
Abandonada en un ángulo,
Forrada en vetusto cuero
Y llena de toscos clavos.

La abrió don Simón, y al punto
Saca con su propia mano
Cerca de catorce duros
Que allí estaban encerrados.

-¿Basta para un monasterio
Este pequeño puñado?
Y antes de que a tal pregunta diera
Respuesta su hermano,

Dentro de la antigua caja
Oyeron un ruido extraño
Y los espantados ojos
A un tiempo volvieron ambos.

De escudos limpios y hermosos
Halláronla rebosando,
Y postráronse de hinojos
Absortos de aquel milagro.

Vaciáronla varias veces,
Y en cada vez la encontraron
Llena de nuevas monedas
Que arrojaba ignota mano.

-Con esto se hará el convento.
-Y la obra llevaré a cabo.
-Alabemos a la Virgen,
-Y al Señor tres veces santo.

Con lágrimas en los ojos
Y trémulos y rezando,
El clérigo y el minero
Salieron al fin del cuarto.

Se dio principio a las obras,
Y en menos de quince años
Se alzó el templo y el convento
De la Concepción llamado.

Y en el espléndido coro,
Las monjas siempre guardaron,
Como caja milagrosa,
Portento admirable y raro,

La que durante las obras
Sola se estuvo llenando
Hasta que la ultima piedra
Se puso en el templo santo.

Y esta conseja la citan
Haciendo mención del caso
Autores que en nuestros tiempos
Pasan por doctos y sabios.
Leydis Jun 2017
Callé por vergüenza,
Callé por miedo,
Callé por proteger a quien me hacia daño,
Callé porque nadie me creeria,
Callé porque me sentia completamente;
clausurada,
debastada,
vacía,
porque nadie me entenderia.
Callé los moretones, decia que eran torpezas mias.
Callé las golpizas porque ya no me dolian.
Callé las violanciones porque no hay justicia divina.
Callé las humillaciones porque nadie las veia.
Callé porque nadie me creeria.
Callé los abusos porque no los eran para la sociedad.
Callé mis miedos y protegi a todo el que me hizo daño.
me quede mas de lo que debia, porque tenia miedo al paso que seguia.
Le temia a la vida,
me quede sin vida,
me quede sin aliento,
no recuerdos mis suenos, las cosas que desee un dia.
no recuerdo si fui alguna vez niña
no recuerdo si algun dia me sonrio la vida.
no recuerdo si respire por mi misma o siempre he estado atada a esta maquina que me mantiene viva.
Callé los maltratos de mis hijos porque nadie entenderia,
si algun dia lo hubiese confesado, me los juzgarian.
Callé que me abandonaron pues nadie lo creeria.
Callé que me eran infiel, que él me llamaba una porqueria.
Callé porque no tenia voz.
Callé porque no tenia opinion.
Callé porque nadie me enseño a denunciar,
a pelear por mi misma.
Calléhasta no poder mas!
Juro nunca mas CALLAR!

LeydisProse
6/6/2017
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La música de Bach mueve cortinas
en la mañana triste, y un viento con amores
se desliza en las calles y en los corazones.
Nadie sabe por qué pero se alegran
las sombras y los hombres
como si Dios hubiese descendido a fecundarlos
y en el asfalto espigas de oro florecieran.
En el día de hoy el sol se ablanda
y mansa luz como un aceite unta
a los cansados y a los tristes.

Un canto para sordos se desprende de las cosas
y esa terrible dulzura que es Dios insoportable
contagia la salud de un pecho a otro.
Es la hora interminable, la inasible,
la eternidad que dura un abrir y cerrar de ojos.
(Mientras esto he dicho, el día se ha partido en
dos como una granada madura.)
Porque vivir se ha puesto al rojo vivo.
(Siempre la sangre, oh Dios, fue colorada.)
Digo vivir, vivir como si nada
hubiese de quedar de lo que escribo.
Porque escribir es viento fugitivo,
y publicar, columna arrinconada.
Digo vivir, vivir a pulso, airada-
mente morir, citar desde el estribo.
Vuelvo a la vida con mi muerte al hombro,
abominando cuanto he escrito: escombro
del hombre aquel que fui cuando callaba.
Ahora vuelvo a mi ser, torno a mi obra
más inmortal: aquella fiesta brava
del vivir y el morir. Lo demás sobra.
A cazar va don Rodrigo,   y aun don Rodrigo de Lara:
con la grande siesta que hace   arrimádose ha a una haya,
maldiciendo a Mudarrillo,   hijo de la renegada,
que si a las manos le hubiese,   que le sacaría el alma.
El señor estando en esto,   Mudarrillo que asomaba.
-Dios te salve, caballero,   debajo la verde haya.
-Así haga a ti, escudero,   buena sea tu llegada.
-Dígasme tú, el caballero,   ¿cómo era la tu gracia?
-A mí dicen don Rodrigo,   y aun don Rodrigo de Lara,
cuñado de Gonzalo Gustos,   hermano de doña Sancha;
por sobrinos me los hube   los siete infantes de Salas;
espero aquí a Mudarrillo,   hijo de la renegada;
si delante lo tuviese,   yo le sacaría el alma.
-Si a ti te dicen don Rodrigo,   y aun don Rodrigo de Lara,
a mí Mudarra González,   hijo de la renegada;
de Gonzalo Gustos hijo   y anado de doña Sancha;
por hermanos me los hube   los siete infantes de Salas.
-Tú los vendiste, traidor,   en el val de Arabiana,
mas si Dios a mí me ayuda,   aquí dejarás el alma.
-Espéresme, don Gonzalo,   iré a tomar las mis armas.
-El espera que tú diste   a los infantes de Lara,
aquí morirás, traidor,   enemigo de doña Sancha.
la pajarera de pentecostés
no te acostés no con la parajera
viajaba por la nieve un abanico
leve le daba en la mitad del pájaro
había alcaldes discursos mi sombrero
saludaba galantepenconstés
tus manos sí que usaban guantes crueles
y antes fieles cantaban mis mejillas
las pajarillas aban cantapiés
de pies señores ándales de pies
carancanfúncales carancanfúncales
perro amigo en el bazo y en el tres
así será así fue así es
tres claro tres pelotas así es
claramente cortado de costado
como mi pan sinmigo pero entrado
y alguno cuándo no murmura ves
te robaré en un cab tirado por camellos
reales y la reina de Inglaterra
los vecinos de envidia se arrancaban los cabellos
y nos mandan precisamente a la mierda
pero nosotros vamos directamente a un cielo
donde te como el cuello muy delicadamente
y tú eres un desierto abierto entre dos senos
y yo como un camello te recorro caliente
y después del amor volvemos al amor
y amoramos amamos amemoramos mamos
y las huríes danzan adentro de una flor
y entonces te traiciono inevitablemente
con una hurí que se parece a ti
por que Alá no está institucionalizada
y como yo no quiero serte infiel
y vos tenés la culpa que lo sea
es mejor que te cases con aquél
y te conviertas en una gorda fea
y entonces yo diré en el café del barrio
cuando pases moviendo tu ser y tu no ser:
"pude haber hecho una mujer de esa mujer
si hubiese sido necesario"
Querido tú,
Pase horas pensando en cómo iba a empezar esta carta. Y lo único que venía a mi mente fue “Solo se honesta”.
Cuando decidiste marcharte, te llevaste una parte de mi alma contigo. Un pedazo que no me arrepiento de haberte entregado. Espero hayas aprendido de mí, de mi forma de ser y de pensar, así como yo aprendí de ti.
Aprendí que-
• Las personas son prestadas, no importa que tan grande sea la conexión.
• Que las cosas diminutas valen demasiado. Ej. La respiración de una persona.
• Que a veces, dejarse llevar  trae muchas consecuencias.
• Que la humildad y sencillez pueden llevarte alrededor del mundo.
• Que debemos aprender a dar sin esperar
• Aprender a cuidar lo que decimos y lo que hacemos ya que no sabemos cómo pueden afectar a alguien.
• Que los malos tiempos pasan.
• Que hay que llenarnos de vida y dar amor.
• Que los sentimientos aparentemente desaparecen de la noche a la mañana.

Tanto que no podría ponerlo todo en estos momentos.
Eres un alma genuina y desde el primer mensaje caí rendida a tus pies.
Que a veces, aun regreso a torturarme y leer TODO.


Ahora que han pasado semanas desde tu partida, tengo una mejor comprensión de porque las cosas pasaron tal cual.
Y no te culpo, estás en tu total derecho de vivir tu vida sin hacerme parte de lo que queda de tu historia.

Estoy eternamente agradecida por todas las bonitas palabras que te tomaste el tiempo de decirme. En su momento y aun para mi significan tanto. Me llenaron de vida. Recordare todo y lo guardare muy en mí. Marcaste un pedazo de mi vida como ninguna otra persona lo a echo. Tengo tantos recuerdos de ti. Los llevare en mi corazón por siempre. Te abrí mi alma y me hiciste decir cosas de mí que jamás le había compartido a ninguna otra persona. Todo me salía natural. Porque eres una persona con una vibra woah.

Me gustaría que  una vez en tu vida te sientes y pienses en mí, en todo lo que viviste conmigo. Que te quedes con todo lo bonito que hice para ti. La noche que estuvimos en el lago para mí fue uno de los momentos más íntimos que he compartido con una persona. Recuerdas que pedimos un deseo?  Mi deseo fue “tenerte en mi vida el mayor tiempo posible y al irte poderte dejar ir y que tu vida estuviese llena de triunfos.” Para mi cada segundo valió la pena. Te invite a mi templo. Mi espacio personal. Ese al que no dejo entrar a cualquiera y me sentí completa. Me sentí en casa. Creí hacerte sentir en casa. Recuerdas la emoción al encontrar mi poema. Te lo recite a la mañana siguiente de haber dormido a tu lado. Jamás creí poder lograrlo. Pero así fue y ese momento esta tatuado en mi mente. Tu carita tan bonita y llena de felicidad. Si pudiera tener una máquina del tiempo regresaría a ese instante y lo pausaría solo para vivir en ese recuerdo por mucho tiempo.

Si hiciera una lista de todos mis momentos favoritos contigo no podría, ya que cada día aun lleno de un poco de confusión, fueron diferentes. Todos los momentos a tu lado son mis favoritos. Qué triste no? Habernos dejado llevar tan rápido. Pero es que como no íbamos a hacerlo si nosotros llevamos la pasión en nuestro ser.

Te advertí desde el principio con mi poema sin destino, que mi forma de querer no es común. Soy explosiva y lo doy todo a las personas que lo merecen. Tal-vez di de más y te asuste. Pero eso ya no importa. Las cosas pasan como deben pasar. Y yo debo aprender a soltar. Te dije que te quería solo si eras libre. Y tu libertad es la paz que necesito. Si esta noche te veo lleno de vida y feliz sabré que la decisión que tomamos fue la correcta.

Llegaras tan lejos porque alumbras el camino con esa luz que llevas por dentro. Cuando entras a una habitación eres como ese ser mágico que se supone que no existe. El universo es tan grande y hay millones de almas en el mundo y me dejo conocerte. No tanto como me hubiese gustado. Pero estoy profundamente agradecida. Eres un ser humano tan autentico y con un corazón tan único. Siempre das y ha beses siento que te da miedo recibirlo de regreso.

Deseo con todo mí ser que un día volvamos a vibrar y creemos conexión. Volver a escucharte y tener una conversación estimulante contigo. De esas que liberan. Por lo pronto esto creo que es todo.

Sinceramente, La chica del Poema
Di que me amas. Di: «Te amo»,
dímelo por primera y por última vez.
Sólo: «Te amo». No me digas cuánto.
Son suficientes esas dos palabras.
«Más que a mi salvación», dijo Regania.
«Más que a la primavera», dijo Gonerila.
No sospechaba que mentían.
Di que me amas. Di: «Te amo»,
Cordelia, aunque me mientas,
aunque no sepas que te mientes.

Todo se ha diluido ya en el sueño.
La nave en que pasé la mar,
fustigada por los relámpagos,
era un sueño del que aún no he despertado.
Vivo brezado por un sueño,
inerme en su viscosa telaraña
para toda la eternidad,
si es que la eternidad no es un sueño también.

La tempestad me arrebató al bufón,
al pícaro azotado, deslenguado, insolente,
que era mi compañero, era yo mismo,
reflejo mío en los espejos
cóncavos y convexos, que inventó Valle-Inclán.

Los brazos de las olas me estrellaron
contra el acantilado y un buen día,
ya no recuerdo cuándo, desperté
y hallé sobre la arena
piedras labradas con primor,
sillares corroídos, lamidos y arañados
por los dientes y garras de las algas.
Entonces,
desatado del sueño,
comencé a rehacer el mundo mío,
que se desperezaba bajo un sol diferente.

Y aquí está, al fin, delante de mis ojos;
oigo como jadea
con la disnea del agonizante, del sobremuriente.
Espera a que tu llegues
y me digas «te amo».
Conservo aquí los cielos que viajaron conmigo:
grises torcaces de Bretaña, cobaltos de Provenza,
índigos de Castilla.
Sólo tú eres capaz de devolverles
la transparencia, la luminosidad
y la palpitación que los hacían únicos.
Aquí están aguardándote.

Quiero oírte decir, Cordelia, «te amo».
Son las mismas palabras que salieron
de labios de Regania y Gonerila,
no de su corazón. Más tarde
se deshicieron de mis caballeros,
hijos del huracán, bravucones, borrachos,
lascivos, pendencieros. Regresaron
al silencio y a la nada.
La niebla disolvió sus armaduras,
sus yelmos, sus escudos cincelados,
aquel hervor y desvarío
de águilas, quimeras, unicornios,
efigies, delfines, grifos.
¿Por qué reino cabalgan hoy sus sombras?

Mi reino por un «te amo», sangrándote en la boca;
mi eternidad por sólo dos palabras:
susúrralas o cántalas sobre un fondo real,
-agua de manantial sobre los guijos,
saetas que desgarran con su zumbido el aire.
Así la realidad hará que sean real
en las palabras que nunca pronunciaste
-¡por qué nunca las pronunciaste!-
Y que ultrasuenan en un punto
del tiempo y del espacio
del que tengo que rescatarlas
antes de que me vaya.
Ven a decirme «te amo».
No me importa que duren tus palabras
lo que la humedad de una lágrima
sobre una seda ajada.

En esa paz reconstruida
-sé que es tan sólo un decorado-, represento
mi papel, es decir, finjo.
Porque ya he despertado,
ya no confundo el canto de la alondra
con el del ruiseñor. Y aquí vivo esperándote
contando días y horas y estaciones
y cuando llegues, anunciada
por el sonido de las trompas
de mis fantasmales cazadores,
sé que me reconocerás
por mi corona de oro, a la que han arrancado
sus gemas las urracas ladronas,
por la escudilla de madera que me legó el bufón,
en la que robles y arces depositan
su limosna encendida, su diezmo volandero,
el parpadeo del otoño.

Ven pronto, el plazo ya está a punto
de cumplirse, y no me traigas flores
como si hubiese muerto.
Ven antes de que me hunda
en el torbellino del sueño,
ven a decirme «te amo» y desvanécete enseguida.

Desaparece antes de que te vea
nadando en un licor trémulo y turbio,
como a través de un vídeo esmerilado,
antes de que te diga:
«yo sé que te he querido mucho,
pero no recuerdo quién eres».
Nis Dec 2018
Te veo
y estás tan cerca
en el tiempo.
Te puedo contar en horas,
como contaba ovejas
en mis noches insomnes,
y aún seguiría despierta
para contar los minutos.

Te miro,
y estás ahí,
tan cerca en el espacio
que podría abrazarte
como hacíamos antes.
Mis brazos son largos,
pero mis abrazos no te alcanzan,
tu corazón me rehuye.

Cada segundo que pasa
este medio metro que nos separa
se hace más largo,
como si la expansión del universo
tuviese algo en mi contra,
como si la vida
nos hubiese separado
en ausencia de la muerte.

La distancia entre corazones
se mide en abrazos por  segundo.

//

I see you
and you are so close
in time.
I can count you in hours,
like I counted sheep
in my insomniac nights,
and I would still be awake
to count the minutes.

I look at you,
and you are there,
so close in space
that I could hug you
like we used to do.
My arms are long,
but my hugs don't reach you,
your heart escapes me.

Each second passed
this half a meter between us
grows longer,
as if the universe's expansion
had something against me,
as if life
had separated us
in absence of death.

Distance between hearts
is measured in hugs per secod.
Leydis Jun 2017
Espera, espera.
No marches, espera.
Quédate, entreguémonos a este idilio.
Espera, quédate,
que el esperar nos puede cambiar la suerte.
Pueda ser que las aguas cambien nuestro destino,
y nos entreguen al más fríos de los fatalismos.

Espera, espera,
que no es cierto que Ponce de Leon
encontró la Fuente de la Juventud.
No es cierto que exista
una fuente de juventud para el amor.
No es cierto que el azar tenga compasión
por lo que a su tiempo no se concretó.  

Espera,
que esperar el tiempo correcto
para entregarnos a este amor es un error.
Pueda ser que sea el tiempo que venza al viento
y termine mareando y subyugando
las ráfagas de este amor.

Espera, quédate,
que este amor precisa nuestra inmediata entrega.
Que al marcharte, estas sentenciando mi corazón
a una larga,
permanente,
y eterna espera
de innegables años sin primaveras,
de una soledad avasalladora,
intermitente,
doblegante,
y en un aterrante precipicio de amargura.

Espera, quédate,
que si marchas, reinara la penumbra
de saber que un solo beso,
en el preciso momento,
hubiese cambiado mi fortuna,
y la senectud de la única fuente de la juventud
que es el ahora en tu entrega.

La fuente de la juventud de este amor
…………………….es el hoy y ahora.  
Por favor  no marches.

Espera.

LeydisProse
5/15/2017
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Tú que piensas que no creo
cuando argüimos los dos,
no imaginas mi deseo,
mi sed, mi hambre de Dios;
ni has escuchado mi grito
desesperante, que puebla
la entraña de la tiniebla
invocando al Infinito;
ni ves a mi pensamiento,
que empañado en producir
ideal, suele sufrir
torturas de alumbramiento.
Si mi espíritu infecundo
tu fertilidad tuviese,
forjado ya un cielo hubiese
para completar su mundo.
Pero di, ¿qué esfuerzo cabe
en un alma sin bandera
que lleva por dondequiera
tu torturador ¿quién sabe?;
que vive ayuna de fe
y, con tenaz heroísmo,
va pidiendo a cada abismo
y a cada noche un ¿por qué?
De todas suertes, me escuda
mi sed de investigación,
mi ansia de Dios, honda y muda;
y hay más amor en mi duda
que en tu tibia afirmación.
Leydis Oct 2017
Un amor que se encontró en un pensamiento,
entre líneas de un verso escrito al viento,
deseando algo más etéreo,
algo más completo como lo es el firmamento.

Amantes que diseñaron su amor en un silencio,
en una revelación divina,
una tenue luz guiando su pluma,
trazando línea tras rima,
soñando despiertos logran disipar aquella
inquietante agonía de ¡que si algún día llegaría¡
eso tan preciado, ese sueño tan añorado.

Ese sentimiento depositado…a veces en un cuerpo erizado,
a veces en el hechizo de un pasado,
a veces en el ímpetu viento,
y fueron plasmando letras con dueños sin caras,
pero dueños en almas,
que no se reconocían,
mas siempre se escribían,
llamándolos con el pensamiento,
por si estaban listos,
por si ya habían aprendido,
por si ya les premiaba el destino.

Siempre con una constante esperanza
de que hubiese alguien que supiera descifrarlo,
esos códigos disfrazados en prosa,
ese poema largo, como lo es el océano,
ya que larga fue la espera..,
un escrito, un poema, una canción llena de sensibilidad,
llena de erotismo,
llena de un amor que se añeja como el vino,

Y
escribían sus prosas esperando un mundo distinto.
En un instante de agonía por pensar que ya habían escrito sus últimos  versos,
cansados de embozos disfrazados de amor,
en una agobiante desolación,
escribieron un último verso lleno de resignación.

Y vuelve el destino, tarde pero justo a tiempo,
leen un verso escrito a un tiempo sin dirección,
que les ha relevado que sus últimos versos serán escrito
en el reencuentro de cuerpos rimando de deseo y amor.
LeydisProse
10/18/2017

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entre tus brazos y mis brazos ¿es como si hubiese
una tela de fuerzas contrarias perros célebres vientos una tela de amor donde
alguien avisa que las bestias estaban en algún lugar de la oscuridad
coceando sombras coceando impacientes o como ciegas

o ciegas de verdad o sin ojos? ¿o una tela
donde la camarada escribe "el día 20 de abril a las 20.05 nació
el chiquito que esperé cuidé defendí tanto tiempo contra" escribe
contra la oscuridad que está en algún lugar de las
bestias contra

la oscura bestia la picana los golpes el vientre donde él
"que defendí tanto tiempo" escribe "con la colaboración de todas
ustedes mis compañeras y amigas" escribe y cuando el día 24 (lunes)
lo acostó por la noche y lo pasó a su cunita

"sus ojitos no se abrían ni lo harían jamás" escribe
actalectasia pulmonar hemorragias dijeron los médicos "los
golpes la picana la violación la cárcel de su madre" escribe
el niño "fue testigo y mártir de la causa y héroe" escribe? ¿o una tela de amor

donde tanto dolor ya durmió bastante y quiere
saber dónde están los caballos? ¿o demasiado
hemos hecho esperar a los ángeles? ¿hay
una lamparita que hizo esperar demasiado a los ángeles una lamparita humana suave?

¿hay caballos para derrotar al enemigo? el que vivió 5 días ¿no es
un caballo para derrotar al enemigo? ¿no convirtió sus
manitas en un caballo para derrotar al enemigo? ¿no está
galopando o corriendo ahora entre tus brazos y mis brazos amada?

¿no está acaso corriendo o galopando entre tus brazos y mis brazos ahora?
¿así tiemblan nuestros amores nuestras dichas?
¡oh noche que todo lo cubrís!
¿así chirrían los goznes oxidados de nuestra gracia?
El beodo narraba dificultosamente,
con hipos de agonía y vahos de aguardiente:
Él, residuo de hombre, sin vigor ni decoro,
era el único dueño de un singular tesoro.

Y vi en su mano torpe, tal como una serpiente
de escamas de oro puro, la trenza reluciente:
su tesoro romántico, su reliquia -aunque ignoro
de quién era la trenza de cabellos de oro-.

Y una noche de lluvia se colgó de una rama,
y un rechinar de dientes epilogó su drama
de recorrer a tientas las brumas del alcohol.

Y allí lo vimos todos, al inflamarse el día,
y en su cárdeno cuello la trenza relucía
cual si se hubiese ahorcado con un rayo de sol.
Ambar Martin Aug 13
¿Es pecado dar un grito ahogado para ser salvado del pozo oscuro en el que cada día nado?

¿En serio es tan malo buscar atención dañando mi propio ser? ¿O solo es una tonta acusación que hacen sin noción?

No lo dije, ni lo mostré, pero aún así, deseé que alguien lo viera, que alguien lo notará y me alejara del frío sentimiento que deja el filo cortando mi cuerpo.

Todo sería más fácil si lo hubiese hablado, este ciclo hubiera finalizado, las cicatrices no existirían y tal vez la culpa se iría.

Pero no pude, no pude y no puedo.

Las palabras se atascan en mi garganta y el resto de mi cuerpo es quien se encarga de dejarlas salir mediante finos cortes de los que después me voy a arrepentir.

Te pido que te pongas en mi lugar, y te des cuenta de que no me quiero victimizar, sino, que es mi manera de rogar un hombro en el cual llorar.
mi primer poema escrito :)
Aquello.
                  No eso.
                                    Ni
-mucho menos- esto.
Aquello.
Lo que está en el umbral
de mi fortuna.
Nunca llamado, nunca
esperado siquiera;
sólo presencia que no ocupa espacio,
sombra o luz fiel al borde de mí mismo
que ni el viento arrebata, ni la lluvia disuelve,
ni el sol marchita, ni la noche apaga.
Tenue cabo de brisa
que me ataba a la vida dulcemente.
Aquello
que quizá hubiese sido
posible,
que sería posible todavía
hoy o mañana si no fuese
un sueño.
Paulette Mayoral Sep 2020
En medio de la sala. Sobre el piso de madera. Entre la calidez del momento.
Un racimo de flores le da vida a la mesa en la que reposa.
El silencio es un fantasma que posee la casa.
Y han tocado le puerta.
Me sonríe. Se invita a pasar. Se invita a quedar.
Los colores de las flores bailan alrededor de mí. El silencio se ha marchado.
El sol es más brillante. El sol entra por todos lados. El sol es más alegre. El sol ha llegado.
Se invita a marchar.
Los cristales se quiebran. El viento destruye. La casa se inunda. El sol se ha ido.
Los colores están exhaustos. Se han detenido a descansar.
Y yo. Yo tengo que limpiar.
En medio de la sala. Sobre el piso de madera. Entre la calidez del momento.
Y han tocado la puerta. O tal vez yo he tocado la puerta.
Me sonríe. Le invito a pasar.
Habla el idioma de una tierra lejana.
Los colores han aprendido una nueva coreografía. Les he dicho que se detengan, pero están entusiasmados. Corren. Juegan. Bailan.
Es primavera.
El sol brilla. El sol sonríe. El sol ha regresado.
El verde olivo se une a la danza de los colores.
Se invita a marchar. O tal vez yo lo hice.
La luz prepara su discurso de despedida. La brisa se vuelve huracán. Las ventanas colapsan. Las cortinas se sacuden. La casa se inunda.
Tengo que limpiar.
En medio de la sala. Sobre el piso de madera. Entre la calidez del momento.
El silencio regresa como si hubiese sido invocado. Recorre las habitaciones. Escucho la ausencia del sonido subir las escaleras.
No sé qué busca. Le invito a pasar las tardes y las noches conmigo. En la calidez del momento.
Y han tocado la puerta.
Esta vez sin respuesta.
¡Seis meses ya de muerta! Y en vano he pretendido
un beso, una palabra, un hálito, un sonido...
y, a pesar de mi fe, cada día evidencio
que detrás de la tumba ya no hay más que silencio...

Si yo me hubiese muerto, ¡qué mar, qué cataclismos,
qué vórtices, qué nieblas, qué cimas ni
qué abismos
burlaran mi deseo febril y omnipotente
de venir por las noches a besarte en la frente,
de bajar, con la luz de un astro zahorí,
a decirte al oído: "¡No te olvides de mí!"

Y tú, que me querías tal vez más que te amé,
callas inexorable, de suerte que no sé
sino dudar de todo, del alma, del destino,
¡y ponerme a llorar en medio del camino!
Pues con desolación infinita evidencio
que detrás de la tumba ya no hay más que silencio...
maybe marc May 2020
:(
que hacíamos antes de esto?
antes de levantar y
ver te
con tu bulla
y tu daño,
que ahora esquivas
como si no hubiese pasado?
que hacía
antes de no saber que hacer
conmigo misma
antes de los escondites
de todo lo que es
******* insoportable
como esa voz idiota en las mañanas
parecido todo a las situaciones en las que me metí.
parecido todo al resentimiento
que queda dentro
por todo
el tiempo que no me dieron
con la atención fija
en lo que no estaba haciendo;
aún me jode,
que por no saber me hundí
y tú por no se qué
me dejaste
y como siempre
nadie nunca vino al rescate,
siempre ambos expectantes
que me construya una balsa
que entienda entre los gritos
la coherencia de lo que no me enseñaste.
que por qué no me explicaste?
me quedé
sin respeto ni paciencia,
con culpas y pesos que no
deberían pesar me.
plasmada en un cuerpo,
la sombra de tus faltas
comiéndose a quien podría haber sido
si me hubieses enseñado
algo un poco menos dañino
que el cansancio,
obligada a recordar
que estoy aquí
que me estás asfixiando.
maybe marc May 2020
--
y qué será
esta necesidad
de saber
que te hago mirar.
cuando?
me di cuenta
que necesitábamos atención
y cariño.
por que no,
distribuirte un poquito
de te quieros
aunque sean de mentiras.
por que no
me bajo lentito la ropa interior
te muestro la tentación
que me come.
quiero bailarte
mostrarte la perversión
que se me sale
que no la encuentro cuando la quiero
pero pensandola me consume.
cuando el quiero es mas fuerte
cuando me viro porque no soporto,,,
me he dejao ir,
me deje dejar taaaaan lejos
que no soy ni un polvito del polvo de lo que quedó de las sobras de lo que posiblemente hubiese sido de podermela.
pero no, po,
no hice lo que tenía que hacer
pero al final de esta,
no me cuelgo.

— The End —