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Este campo fue mar
de sal y espuma.
Hoy oleaje de ovejas,
voz de avena.

Más que tierra eres cielo,
campo nuestro.
Puro cielo sereno...
Puro cielo.

¿De tu origen marino no conservas
más caracol que el nido del hornero?

No olvides que el azar hinchó sus velas
y a través de otra mar dio en tus riberas.

Ante el sobrio semblante de tus llanos
se arrancó la golilla el castellano.

Tienes, campo, los huesos que mereces:
grandes vértebras simples e inocentes,
tibias rudimentarias,
informes maxilares que atestiguan
tu vida milenaria;
y sin embargo, campo, no se advierte
ni una arruga en tu frente.

Ya sólo es un silencio emocionado
tu herbosa voz de mar desagotado.

¡Qué cordial es la mano de este campo!

Sobre tu tersa palma distendida
¡quién pudiese rastrear alguna huella
que revelara el rumbo de su vida!

Tus mismos cardos, campo, se estremecen
al presentir la aurora que mereces.

Une al don de tu pan y de tu mano
el de darle candor a nuestro canto.

¿Oyes, campo, ese ritmo?
¡Si fuera el mío!...
sin vocablos ni voz te expresaría
al galope tendido.

Estas pobres palabras
¡qué mal te quedan!
Pero qué quieres, campo,
no soy caballo
y jamás las diría
si tú me oyeras.

Por algo ante el apremio de nombrarte
he preferido siempre galoparte.

Ritmo, calma, silencio, lejanía...
hasta volverte, campo, melodía.

Sólo el viento merece acompañarte.

¿No podrá ni mentarse tu presencia
sin que te duela, campo, la modestia?

Eres tan claro y limpio y sin dobleces
que el vuelo de una nube te ensombrece.

¡Hasta las sombras, campo, no dan nunca
ni el más leve traspiés en tu llanura!

¿Cómo lograste, campo tan benigno,
asistir a los cruentos cataclismos
que describen tus nubes
y ver morir flameantes continentes,
inaugurarse mares,
donde jóvenes islas recalaban
en bahías de fuego,
con el vivo y remoto dramatismo
que recuerdan tus cielos?

Al galoparte, campo, te he sentido
cada vez menos campo y más latido.

Tenso y redondo y manso,
como un grávido vientre
virgen campo yacente.

Sin rubores, ni gestos excesivos,
-acaso un poco triste y resignada-
con el mismo candor que usan tus chinas
y reprimiendo, campo, su ternura,
-más allá del bañado, entre las parvas-
se te entrega la tarde ensimismada.

Pasan las nubes, pasan
-¿Quién las arrea?-
tobianas, malacaras,
overas, bayas;
pero toditas llevan,
campo, tu marca.

Dime, campo tendido cara  al cielo,
¿esas nubes son hijas de tu sueño?...

¡Cómo no han de llorarte las tropillas
de tus nubes tordillas
al otear, desde el cielo, esas praderas
y sentir la nostalgia de sus yerbas!

Lo que prefiero, campo, es tu llaneza.

Ya sé que tierra adentro eres de piedra,
como también de piedra son tus cielos,
y hasta esas pobres sombras que se hospedan
en tus valles de piedra;
pero al pensarte, campo, sólo veo,
en vez de esas quebradas minerales
donde espectros de muías se alimentan
con las más tiernas piedras,
una inmensa llanura de silencio,
que abanican, con calma, tus haciendas.

En lo alto de esas cumbres agobiantes
hallaremos laderas y peñascos,
donde yacen metales, momias de alga,
peces cristalizados;
peto jamás la extensa certidumbre
de que antes de humillarnos para siempre,
has preferido, campo, el ascetismo
de negarte a ti mismo.

Fuiste viva presencia o fiel memoria
desde mi más remota prehistoria.

Mucho antes de intimar con los palotes
mi amistad te abrazaba en cada poste.

Chapaleando en el cielo de tus charcos
me rocé con tus ranas y tus astros.

Junto con tu recuerdo se aproxima
el relente a distancia y pasto herido
con que impregnas las botas... la fatiga.

Galopar. Galopar. ¿Ritmo perdido?
hasta encontrarlo dentro de uno mismo.

Siempre volvemos, campo,
de tus tardes con un lucero humeante...
entre los labios.

Una tarde, en el mar, tú me llamaste,
pero en vez de tu escueta reciedumbre
pasaba ante la borda un campo equívoco
de andares voluptuosos y evasivos.

Me llamaste, otra vez, con voz de madre
y en tu silencio sólo hallé una vaca
junto a un charco de luna arrodillada;
arrodillada, campo, ante tu nada.

Cuando me acerco, pampa, a tu recuerdo,
te me vas, despacito, para adentro...
al trote corto, campo, al trotecito.

Aunque me ignores, campo, soy tu amigo.

Entra y descansa, campo. Desensilla.
Deja de ser eterna lejanía.

Cuanto más te repito y te repito
quisiera repetirte al infinito.

Nunca permitas, campo, que se agote
nuestra sed de horizonte y de galope.

Templa mis nervios, campo ilimitado,
al recio diapasón del alambrado.

Aquí mi soledad. Esta mi mano.
Dondequiera que vayas te acompaño.

Si no hubieras andado siempre solo
¿todavía tendrías voz de toro?

Tu soledad, tu soledad... ¡la mía!
Un sorbo tras el otro, noche y día,
como si fuera, campo, mate amargo.

A veces soledad, otras silencio,
pero ante todo, campo: padre-nuestro.

"No eres más que una vaca -dije un día-
con un millón de ubres maternales"...
sin recordar -¡perdona!- que enarbolas
entre el lírico arranque de tus cuernos
un gran nido de hornero.

"Si no tiene relieve, ni contornos.
Nada que lo limite, que lo encuadre;
allí... a las cansadas, un arroyo,
quizás una lomada..."
seguirán -¡perdonadlos!- murmurando,
aunque tu inmensa nada lo sea todo.

Comprendo, campo adusto, que sonrías
cuando sólo te habitan las espigas.

Aunque no sueñen más que en esquilmarte
e ignoren el sabor de tus raíces,
el rumbo de tus pájaros,
nunca te niegues, pampa, a abrir los brazos.
Has de ser para todos campo santo.

Al verte cada vez más cultivado
olvidan que tenías piel de puma
y fuiste, hasta hace poco, campo bravo.

No te me quejes, campo desollado.
Cubierto de rasguños y de espinas
-después de costalar entre tus cardos-
anduve yo también desamparado,
con un dolor caballo en las costillas.

Recuerda que tus nubes se desangran
sin decir, campo macho, ni palabra.

Son tan grandes tus noches, que avergüenzan.

Si los grillos dejasen de apretarle
una sola clavija a tu silencio,
¿alcanzarías, campo, el delirante
y agudo diapasón de las estrellas?

Hasta la oscura voz de tus pantanos
da fervor a tu sacro canto llano.

¡Qué buenos confesores son tus sapos!

Nada logra expresar, campo nocturno,
tu inmensa soledad desamparada
como el presentimiento que ensombrece
el insomne mugir de tus manadas.

Vierte, campo, sin tregua, en nuestras
venas la destilada luz de tus estrellas.

Tu santa luna, campo solitario,
convierte nuestro pecho en un hostiario.

Déjanos comulgar con tu llanura...
Danos, campo eucarístico, tu luna.

¿A qué sabrán tus pastos
cuando logren, por fin, domesticarte
y en vez de campo potro desbocado
te transformes en campo endomingado?

Cómo ríen tus sapos, tus maizales,
con dientes de potrillo,
del candor con que todas tus ciudades,
no bien salen del horno,
ya ostentan capiteles, frontispicios,
y arquitrabes postizos.

Sólo soportas, campo, los aleros
que aconsejan vivir como el hornero.

Te llevé de la mano
hacia aldeas y rutas patinadas
por leyendas doradas;
pero tú sonreías, campo niño,
y yo junto contigo...
siempre, siempre contigo
campo recién nacido.

Tantos viejos modales resobados
y tanta historia
con tantas mezquindades,
desde la ausencia, campo, musitaban
tus ingenuos yuyales.

-¡Qué tierras sin aliento! -balbuceabas-.
Sólo produce muertos...
grandes muertos insomnes y locuaces
que en vez de reposar y ser olvido
desertan de sus tumbas, vociferan,
en cada encrucijada,
en cada piedra.
Los míos, por lo menos, son modestos.
No incomodan a nadie.

Y el eco de tu voz, entre las ruinas:
"Dadle muerte a esos muertos", repetía.

¿Dónde apoyarnos, campo?
¡Ni una piedra!
Nada que indique el rumbo de tus huellas.
Persiste, campo nada, en acercarnos
la ocasión de perdernos... o encontrarnos.

Gracias, campo, por ser tan despoblado
y limpito de muertos,
que admites arriesgar cualquier postura
sin pedirle permiso a los espectros.

Muchas gracias por crearnos una muerte
de tu mismo tamaño y tan perfecta
que no deja ni el rastro de una huella.

Y mil gracias por darnos la certeza
de poder galopar toda una vida
sin hallar otra muerte que la nuestra.

Con sólo descansar sobre tu suelo
ya nos sentimos, campo, en pleno cielo.

-"¿Y si en vez de ser campo fuera ausencia?"
-"En mí perduraría tu presencia."

Espera, campo, espera.
No me llames.
¿Por qué esa voz tan negra,
campo madre?

-"¿Es tu silencio mar quien me reclama?"
-"Ven a dormir a orillas de mi calma."

Tú que estás en los cielos, campo nuestro.
Ante ti se arrodilla mi silencio.
Suas unhas penetram os corações corrompidos. Me deixa rasgar você. Me deixa matar você. Ela aparece como um delírio. Me deixa provar o seu sangue. Me deixa comer você. Seu corpo alto e esguio. Sua pele feita de látex preto. Me deixa mutilar você. Sua pélvis curvada para frente e suas costas arqueadas para trás. Me deixa estuprar você. Sua longa calda que se projeta por vezes parecendo um pênis gigante. Me deixa destruir tudo o que você já construiu. Carne, eu quero carne. Seus olhos são como tontura. Sua língua é uma navalha. Seus cabelos fumaça tóxica. Matar, matar. Eu quero matar.

A rua está escura. Alguém se aproxima. Mate-o!!! Está passando ao meu lado. Não olhou, não olhou. Bata na cabeça dele! A faca! A faca! O sangue jorrando pela nuca. O corpo em convulsão dita o ritmo do gozo. Assim! Delícia!!! Quase!!! Está vindo!!! Ahhhhhhhh! O corpo inerte caído na rua. Me deixa dilacerar a carne. Me deixa rasgar a carne. Sangue, eu quero sangue! Me deixa provar. Minha faca corta freneticamente. A Avulvva está comendo. Está gostoso? Prove a carne!!!! Venha, prove.

A faca está no fundo do rio. As roupas estão queimando. O sangue já tinha secado. O fogo é atraente. Não é? Coloque sua mão no fogo! Vá, coloque! Isso eu não quero! Quer, eu sei que quer. Vamos, queime! Não vou! Ela está rindo de mim. Está me chamando de fraco. Merda, estou atrasado. Lavo meu corpo, o sangue escorrendo pelo ralo. A Avulvva está me olhando. Seus olhos são como tontura. Acho que vou vomitar! Que merda! Que nojo! Ela está rindo. Que merda... Sangue, eu quero matar! Me deixa matar! Hahahahahahaha.

Há um verme se alimentando das minhas entranhas, tomando o controle deste hospedeiro,  me fala aos ouvidos como a serpente sussurrou a Eva, provei o fruto proibido da carne crua, viva, sangrenta, provei o metálico sabor do líquido que jorra das artérias e nele me banhei, infinitamente gozei e a voz gritava ao mundo a ópera de sua ruína. Fui aos confins da lógica e ultrapassei a linha, nada significa nada, impulso: isso me faz existir.

Hoje quero amar a vida, quero que cantem os rouxinóis ao alvorecer, vou atravessar os sonhos encantados das noites de verão, gincanas e cirandas, CRIANCINHAS. Adoro criancinhas. Vinde a mim as criancinhas. Tão inocentes. Corpinhos tão pequenos. Tão macios... e cheirosos. A Avulvva gosta de crianças, ela gosta de machucar as crianças. Criança levada, cuidado cuidado que a Avulvva te pega, cuidado cuidado que a Avulvva te leva. Olá quem é o senhor? Eu sou um amiguinho e tem um lugar cheio de jogos e doces que eu posso te mostrar. É mesmo? É mesmo! Cuidado cuidado que a Avulvva te pega, cuidado cuidado que a Avulvva te leva. Carne de vitela é a mais suculenta, é porque o mundo ainda não corrompeu o filhote. A princípio  geralmente eles não entendem o que está acontecendo, mas depois... Depois é possível contemplar o pavor genuíno, um pavor que não sabe conscientemente o que está acontecendo, mas o impulso grita que é algo muito ruim, então eles berram e choram. A Avulvva sempre bebe as lágrimas primeiro, ela escorrega sua língua de navalha pelas bochechas até os olhos. Se farta das lágrimas, escorre o sangue, se farta de sangue, dilacera a carne, a carne é macia, delícia delícia, Avulvva te COME, cuidado cuidado.. As garras te apertam, você fica preso. Os olhos te fitam, você vê o medo. Cuidado cuidado, criança levada.

Já trepou com a morte? A morte tem os lábios frios, um hálito quase podre que se prolifera pelo corpo. Imóvel. Inanimada. A morte tem a boceta seca. O pau amolecido. E o cú cheio de bosta. Ó morte, amante perversa. Amante passiva e voraz. Me deixa provar a carne podre. Me deixa sugar o sangue frio. A Avulvva está vindo. Ela caminha velozmente. Ela é o trovão e a tempestade. Me deixa enfiar a cauda neste cú. Me deixa comer as fezes mortas. A Avulvva nunca se sacia. O horror pulsa em seus olhos de tontura. Me deixa brincar um pouquinho. Ela está quase sempre rindo. Suas gargalhadas perversas. Não há nada além de prazer. Nada além da maldade. Me deixa estuprar a morte.
Sonhei com a Avulvva ontem. Anteontem. E antes mais. Meu sonho é Avulvva. Ela é a voz que guia minhas visões. Terríveis. Maliciosas. Deliciosas. O que há além da carne? Se algum dia houve algo, já não existe mais . Ó Carne, és minha única e verdadeira deusa, a qual posso provar, a ti devoro toda minha paixão, a ti devoto todo meu rancor.
Entre el pánico y el dolor
se aproxima un desacuerdo

Reaccionar contra mi ser
significa tu felicidad
anhelar tu felicidad
significa…

        desbordar el coco

A veces no entiendo tus miradas
                                          [me gustan]
exprimen mis límites
preguntándome que quieren,
¿pánico o dolor?

Sin embargo,
soy tan estúpido...
               [a veces no entiendo las mías]
Agora no meu quarto
Com uma certa incerteza
Preenchendo a solidão
E alimentando a tristeza

Um vazio toma conta de mim
E no corredor a minha frente só escuridão
Enquanto um lado de mim diz sim
O outro diz não

No fim do corredor uma luz se acende
Tão intensa que meu olho chega a arder
Mesmo que eu não queria a ver
Ela se aproxima
E cada vez mais forte me domina

Então a escuridão some
A solidão é levada junto
A tristeza vira felicidade
E a morte não é mais solução

Tudo que eu quero é viver
Triste, sozinho e sem esperança ou não
A imprevisibilidade é o problema
Queria tanto saber se daria certo
E aí sim minha esperança não seria problema

E enquanto a luz permanece acesa
Guardo aquela certa incerteza
Será que tudo daria certo?
Será que as coisas não melhorariam?
Yo no soy demasiado sabio para negarte,
Señor; encuentro lógica tu existencia divina;
me basta con abrir los ojos para hallarte;
la creación entera me convida a adorarte,
y te adoro en la rosa y te adoro en la espina.
¿Qué son nuestras angustias para querer por
argüirte de cruel? ¿Sabemos por ventura
si tú con nuestras lágrimas fabricas las estrellas,
si los seres más altos, si las cosas más bellas
se amasan con el noble barro de la amargura?
Esperemos, suframos, no lancemos jamás
a lo Invisible nuestra negación como un reto.Pobre criatura triste, ¡ya verás, ya verás!
La Muerte se aproxima... ¡De sus labios oirás
        el celeste secreto!
Llovizna abrillanta-asfaltos
de la dormida calleja.
                              Llovizna canta-en-la-reja,
                              llovizna arrulla-a-la-oreja,
                              -escala de los asaltos
                              (Julieta habita en los altos.)
                              de Romeo-: historia añeja.

Llovizna moja-que-moja
trovador de Alda o Mafalda,
nocharniego rima-balda
cuyo manteo sofalda
-para colmo a su congoja-
la ventisca, y lo sonroja:
trovero-desnuda-espalda...

                              Llovizna pica y repica
                              con su yeloso goteo
                              por el raído manteo
                              del aterido Romeo:
                              si el balcón cierra la rica
                              -fembra, asaz se simplifica
                              la acción de Tristán e Iseo...

Llovizna llueve-que-llueve,
llovizna cala-que-cala.

                              Presto apróntale la escala,
                              pronto el partido por gala
                              en dos alista: a que pruebe
                              tu licor cálido ****,
                              cuaderno-azul-bajo-el-ala,
es decir vate-que-bate,
rimador rima-que-rima,
harpa-al-hombro, laúd-mima,
vihuela-pellizca, o lima
-violín, o teclas-abate...
                              Campo-de-pluma, el combate,
                              ****, de amor, se aproxima:
                              Campo-de-plumas, apresta
                              **** (Iseo, Isolda, Alda,
                              Julieta, Dido o Mafalda):
trovador-lira-a-la-espalda
apercibe su ballesta
y el dardo certero asesta
que clavar ha en tu guirnalda.

                              **** (Mafalda, Alda, Dido,
                              Iseo, Julieta, Isota,
                              Ulalume, ya remota,
                              Xatlí, morena-de-oliva,
                              Eglé, blonda delusiva,
                              deswertherada Carlota,
                              Ofelia ofélida ignota,
                              fugadas en el olvido):

Llega el trovador transido
-rota flámula en derrota,
rota flámula hecha criba,
gonfalón deshecho hecho
girón: pero avante el pecho
trae el trovador maltrecho
pujante: y en su lasciva
boca, el ascua-siempre-viva
que hoguera será en el lecho.
vannadesse Nov 2014
Fiquei feliz ao ouvir as chaves rodar na fechadura.

“Porque é que a cozinha está tão escura?”
“Tive saudades, tudo nesta casa me faz lembrar de ti.”
“Por isso apagaste a luz?”
“Aproxima-te. Porque é que ainda estás aí?”

Pegou-me pela mão, subimos a escadaria
Acabámos uma garrafa de vinho, duas talvez
Deitada,
A cama subia
Pelo menos parecia.
Acho que as garrafas foram três
“Amor, não leves as chaves outra vez.”
Si te despiertas a las dos, ahogándote con tu propia saliva, y das un brinco en la angustia y jalas aire desesperadamente, mortalmente, y vuelves a la vida, no al sueño, porque ya
no puedes dormir, y te quedas pensando como una hoja que piensa en el viento, y te acuerdas de Poe, que dicen que murió de su propio vómito en una borrachera, en una madrugada, en una calle, solo,
ahogándose, el pobre de Edgar Alían Tremens, agarrándose el cuello, crispándose todito, dando el zapotazo con la cabeza sobre el pavimento; te levantas, te sientas a la orilla de la cama, sientes frío,
te cierras bien el suéter, te vas a la cocina, haces café, estás agradecido.

Sobre el refrigerador la pecera vacía ya no tiene al príncipe encantado, o la princesa, que dormía con los ojos abiertos en el agua. Recuerdas cómo abría su boca para pedirte alimento
o para contarte su silenciosa historia. Amaneció flotando un día, como un pez de colores, y fue depositado bajo las yerbas del jardín para que lenta, verde agua, se evaporara.

Sólo «Pujitos» y las moscas, el perrito lanudo mueve la cola, se despereza, se aproxima, te pide su salida a la calle, pero comprende que es de noche y vuelve a echarse.
El gato no molesta y sigue durmiendo con sus tres niños de pecho que la semana pasada,
de pronto lo hicieron gata.

Se asoman las mujeres que perdiste, las que te engañaron, aquella que te dijo «yo soy tu harén».

Habías visto en la oscuridad los dos féretros en la misma tumba, el rostro quebrado de tu hijo, y ahora, la reciente, ¿cómo se estará cocinando en su cajón la dulce, la pensativa Rosario?

Las elecciones, la televisión, los poetas, los macheteros de la fábrica, la operación de Julio, habrá tiempo para dormir, las palabras, las imágenes.

Un coche escandaliza, pasa, ladran, dejan limpio el silencio. ¡Al abordaje, pues: las sábanas!
Siento que algo solemne va a llegar a mi vida.
¿Es acaso la muerte? ¿Por ventura el amor?
Palidece mi rostro, mi alma está conmovida,
y sacude mis miembros un sagrado temblor.

Siento que algo sublime va a encarnar en mi barro
en el mísero barro de mi pobre existir.
Una chispa celeste brotará del guijarro,
y la púrpura augusta va el harapo a teñir.

Siento que algo solemne se aproxima, y me hallo
todo trémulo; mi alma de pavor llena está.
Que se cumpla el destino, que Dios dicte su fallo,
para oír la palabra que el abismo dirá.
Un hombre gris avanza por la calle de niebla;
No lo sospecha nadie. Es un cuerpo vacío;
Vacío como pampa, como mar, como viento,
Desiertos tan amargos bajo un cielo implacable.

Es el tiempo pasado, y sus alas ahora
Entre la sombra encuentran una pálida fuerza;
Es el remordimiento, que de noche, dudando,
En secreto aproxima su sombra descuidada.

No estrechéis esa mano. La yedra altivamente
Ascenderá cubriendo los troncos del invierno.
Invisible en la calma el hombre gris camina.
¿No sentís a los muertos? Mas la tierra está sorda.
Mariana Seabra Sep 2022
Não são os outros! Nunca foram os outros.

Não é o lugar! Nunca foi o lugar.

Sou eu!



Já quis partir em retiros para o Tibete. Ou em viagens espirituais para a Tailândia. Já quis correr o mundo à procura de algo que só podia encontrar em mim. Parece-me interessante, aliás, ainda o quero fazer pela pura necessidade que tenho de experienciar. No entanto, é inútil. É mirar ao fracasso, e é condenação interior a uma busca incessante que não traz paz, só traz correria desenfreada, sem meta final onde possa descansar, uma armadilha que me obriga a jogar por algo que nem vale a pena ganhar.
Prefiro a tranquilidade que me consigo proporcionar. Em vez de correr, prefiro caminhar. Prefiro aceitar a incompletude, para não ter de me andar a perseguir por lugares onde nem sequer passei. Prefiro pensar no que tenho. Prefiro aceitar o que tenho. Prefiro limar o que tenho. Prefiro amar o que tenho. Não me falta peça nenhuma! Só me falta descobrir uma maneira de lhes dar sentido... de me ordenar.

É inútil acharmos que temos de sair do sítio para viver e, consequentemente, evoluir ou mudar, ou correr de lugar para lugar, à procura da essência mais profunda que nos constrói. Quando as raízes são profundas, não há razão para temer o vento! O nosso cérebro não sabe distinguir entre a experiência vivida e a experiência imaginada, para ele é tudo igual. Somos biliões de informações! a que este magnífico pedaço de ***** cinzenta atribui significado. Experiências reais ou imaginárias, que se convertem em memórias, memórias que ganham uma nova vida de cada vez que as recordamos, histórias que repetimos a nós e aos outros, até sermos só pedaços daquilo que lhes contamos.

Prefiro esquecer!
Escrevo as histórias que nunca contei, para depois as tentar esquecer...

Só me oriento pelas minhas próprias pegadas e, quando escrevo é apenas através de experiência pessoal. Não recorro à generalização de vivências tão únicas, mas, como admito ser-humana, sei que por muitos outros são partilhadas, e sem o meu consentimento, generalizadas. Nasci para escrever poesia, mas não sei se nasci para ser poeta. A escrita é um dissecar do próprio íntimo. Escrever é sangrar para o papel. E se o que eu escrevo fizer sentido para um outro alguém, então ótimo, é como se partilhássemos o mesmo abraço enquanto o meu poema durar. E se o que eu escrevo não fizer sentido para ninguém, não importa. Escrevo para mim. Qualquer outra pessoa que me tente ler, irá observar-me através de um vidro duplamente espelhado. O que pensa observar de mim é, nada mais nada menos, do que o seu reflexo a acenar de volta para si. Porque a poesia é assim! dizem-me que não pertence a quem a escreve
mas sim
a quem a lê.
Sou do contra, não vivo à vossa mercê! A poesia é minha! O amor é meu! A dor é minha! E se a estou a partilhar, não é por motivos altruístas, não quero ser vista nem entendida. E se a estou a partilhar, é só porque estava sufocada, porque o poema já me estava a arder nas veias, muito antes do próprio poema começar. E se o estou a partilhar, é porque não tive escolha, era escrever ou morrer! e depois de estar cá fora, depois do fogo apagar, depois das cinzas pousarem e da ferida parar de jorrar... só depois, muito depois, é que uso o meu discernimento, volto atrás no tempo e decido se o vou partilhar, ou se é só meu, e de quem me veio inspirar.

Sou líder de mim mesma!

Sento-me na mesa-redonda do Eu e converso com todos os meus familiares, amigos, parceiros, desconhecidos, inimigos, anjos e demónios, todos com a minha cara, todos com a minha maneira de pensar, todos a olhar de volta para mim à espera que comece a falar...Quem diria, que de uma mesa tão cheia e diversificada, poderia comprimi-la, agrupa-la numa só pessoa, com uma única fachada virada para o exterior! Adoro a complexidade que de mim emana! Adoro ser várias, e ao mesmo tempo ser coesa. Ser o sol que mantém todas de mim em órbita, a força universal que me mantém presa,
Fiel a quem sou,
Com alma pura e coração digno de entrar na corte real da nobreza.
Entro em longos debates com todas as versões de mim, sobre qual de nós seguir. Creio que, desde tenra idade, tornei-me boa ouvinte para dentro. O dito mundo real não me bastava, muito menos me alegrava ou inspirava, então, recuei. Retraí-me para o vasto mundo interior da minha mente e, inventei mundos novos. Foi assim que descobri a melhor companhia que podia ter. Nunca me sentia sozinha, desde que me tivesse presente. Depois de aprender a escutar o que vem de dentro, aprendi a escutar o que vem de fora. No final do debate, decido seguir a mim mesma. Nenhuma de mim ficará para trás! Nem as que já morreram e tive de enterrar! mesmo que não saiba para onde seguir. Talvez em frente. Diria que, por esta altura, seguir em frente é uma especialização minha.  

Como qualquer líder, às vezes também me falho.

Como qualquer líder, debruço-me obsessivamente sobre as falhas até descobrir como as preencher. Puno-me por elas e, finalmente, permito-me aprender.  

Como qualquer líder, sou consumidora assídua de pequenas e grandes lições.

Como qualquer líder, cometo erros. E, como qualquer líder, tento não repetir os mesmos.  

Só não sou como qualquer líder. Não nasci para guiar outros, porque também eu estou perdida. Não quero que me sigam! Aliás, se for possível, sigam o caminho oposto ao meu. E não me peçam para vos seguir! Só me sei seguir a mim, e mal.  

Nasci para desbravar o mato à machadada, na exata medida em que for avançando nele. Não me ofereçam florestas já desbravadas! Fiquem lá com elas. Não me ofereçam sonhos que não me pertencem! Prefiro deitar-me mais cedo para ter os meus. Não me vendam a vossa verdade! É um negócio sujo, onde eu ficaria sempre a perder. A verdade do outro, que fique o outro com ela. Prefiro explorar a minha.  

Deixem-me ir!

Quero ver por mim. Ouvir por mim. Tocar por mim. Cheirar por mim. Saborear por mim. Cair por mim. Levantar pela minha própria mão. Vivam as vossas experiências e deixem-me viver as minhas!  

Deixem-me tirar as minhas próprias conclusões! Tomá-las como certas, só para mais tarde descobrir que estão erradas. E está tudo bem, crescer é mesmo isso.  

Deixem-me ser mutável! Não me queiram vendada, de ideias fixas ou radicalizadas. Sou adepta do equilíbrio, apesar de nem sempre o conseguir manter. No meu mundo tudo tem permissão para existir, simultaneamente. Todos têm permissão para ser. Há um espaço invisível sem paredes para o delimitar, um lugar inspirado no Lavoisier, onde nada se perde, nada se cria, tudo se pode transformar.

Deixem-me ser! Só peço que me deixem ser! E serei feliz, mesmo na minha profunda infelicidade.  

Nasci para ser uma selvagem autodomada. Uma líder seletivamente dedicada. Uma humana fortemente frágil, com uma beleza feia, como me dizia uma bela cigana, e obcecada com a sua própria caminhada.  

Posso viajar para o sítio mais lindo do universo! Posso deslocar os olhos pelas mais belas paisagens! Posso conhecer os seres mais fascinantes! Posso ler as palavras mais requintadas! Poderia até beber da fonte da juventude eterna!  

Mas se eu não estiver em mim, se não estiver comigo, não há nada. Não há nada! Não há coisa alguma que chegue até mim se eu não estiver dentro de casa para a receber, para lhe abrir a porta, cumprimenta-la com um sorriso, um olhar cativo de quem está lá para a acolher. Não há beleza que me toque, porque não há ninguém cá dentro para ser tocado. Às vezes, viro uma casa assombrada. Abandonada, com vida morta. Há o receptáculo! Esse fica, até que a Terra decida vir recuperá-lo e, com todo o direito, levá-lo de volta para si.  Há o corpo em piloto automático, só não há a alma que o irradia, ou que o faça completo.  

Sei quando estou comigo. Tal como sei quando me abandono. "Só não sei para onde vou de cada vez que me decido abandonar", isto foi outra coisa que aquela bela cigana que me disse, ou estarei a sonhar? A realidade e o imaginário tornam-se mais difíceis de separar.
Onde me escondo de mim mesma?
Sou mestre a desaparecer, sem aviso prévio de quando irei voltar...se irei voltar. Que péssimo hábito! Que mecanismo de defesa ridículo! Foi uma maldição que me deitaram e, agora, tenho de a conseguir quebrar.
Tenho de me quebrar!...
Abrir-me até ao meu interior, olhar para dentro do poço, mesmo que me dê vontade de vomitar, principalmente, quando me dá vontade de vomitar...por mais que me custe olhar. Não posso desviar o olhar! Tenho de remexer nas minhas entranhas, sentir nas minhas mãos o que está avariado, e descobrir como o remendar.
E quebro-me! vezes sem conta. E pego nas peças que estilhacei contra o chão, e corto-me com elas, e brinco com elas, e algures, a meio desta sádica brincadeira, há uma ou outra que decide encaixar, e dão-me sentido, uma nova forma, um eu mais polido, mais perto de nunca ser perfeito e completo.

Percebo quando me vou. Fica tudo mais *****. O vazio absorve-me. O mundo desaponta-me. A poesia desaparece. O barulho do silêncio torna-se ensurdecedor. O corpo mexe-se, mas não age. O olhar fica turvo e as lentes que uso não me permitem ver com clareza. A empatia vira apatia. A falta de emoções torna-me robotizada. Não há amor! É ensurdecedor! Não há amor...

A magia que me move decide esconder-se de mim. Não sei se para brincar comigo, não sei se para me provocar, não sei se para despertar a besta que dorme sossegada. Só sei que, de tempo a tempo, a minha alma decide jogar à apanhada e é a primeira a escapar. Alma rebelde e insurreta! Nunca te ensinei a ficar! Perdoa-me, por favor, também não me ensinaram a mim. Mas, ao menos, ensinei-te a voltar. Depois, como que por infantilidade, ou talvez por vontade de regressar a casa, começa a sussurrar-me...Ouço-a chamar baixinho por mim e, lá vou eu toda contente atrás dela, deixo o seu jogo continuar, só por curiosidade de desvendar até onde é que ela vai, onde é que ela pretende levar-me.

Quanto mais me aproximo de mim, mais cores se erguem à minha volta. A paz invade-me e reconquista o seu devido território no meu peito. A poesia ressurge e faz-me ressurgir.  O silêncio volta a ser música para esta alma sensível. O corpo age com intenção. O olhar fica cristalino e escolho ver o mundo através de lentes que o retratam mais bondoso, pelo menos para mim. As emoções retomam o seu percurso natural no meu sistema, com a intensidade de vulcões ativos. A empatia é reflexo do amor que sinto e que transborda. A magia mastiga-me e cospe-me para o mundo em forma de luz.  



De tempo a tempo, perco-me de mim.

De tempo a tempo, reencontro-me.  

E, deste tempo que se aproxima, só quero uma coisa: quero voltar a mim!

Quero abraçar-me! como se estivesse a despedir-me do amor da minha vida, às portas do aeroporto. Quero acarinhar-me e amar-me. Quero voltar a mim!

Quero ver o que vou encontrar quando a mim regressar.  

Perco-me de mim. Demasiadas vezes, perco-me de mim.  

Quando me reencontro, já não estou no ponto onde me perdi. Já sou uma mistura entre aquela que se perdeu e a que está prestes a renascer. Diria que passo muito tempo no limbo da existência e da não existência. 

Quando me reencontro, sou algo diferente. Quem sabe melhor, quem sabe pior...essas reflexões deixo para os que me oferecem opiniões não solicitadas. Sei que sou algo diferente, o resto é ruído.  

Nasci para criar. Nasci para me reinventar.  

Dito isto, acolho a destruição e o caos que vem de dentro como parte do meu processo de criação pessoal.  

Disto isto, quando me reencontrar, é só uma questão de tempo a tempo para me voltar a perder.
Nis Aug 2018
"Un hombre gris avanza por la calle de niebla,
no lo sospecha nadie. Es un cuerpo vacío;
vacío como pampa, como mar, como viento,
desiertos tan amargos bajo un cielo implacable.

Es el tiempo pasado, y sus alas ahora
entre la sombra encuentran una pálida fuerza;
es el remordimiento, que de noche, dudando;
en secreto se aproxima su sombra descuidada.

No estrechéis esa mano. La yedra altivamente
ascenderá cubriendo los troncos de invierno.
Invisible en la calma el hombre gris camina.
¿No sentís a los muertos? Mas la tierra esta sorda."

La tierra está sorda y no oye,
no oye a los muertos llamando por ella;
por ella que les ha dado tanto,
que les ha acogido cuando les exilió la vida.

La vida desentendida camina por los campos de trigo
cuando le cae la noche, le cae la niebla
y su camino se cruza con el andante implacable,
el andante que es sombra, el andante vacío.

Con la mirada aún feliz estrecha su mano,
y la yedra altiva asciende cubriendo los troncos del invierno.
Sus manos estrechadas los cuerpos se vacían.
¿No sentís a los muertos? Mas la tierra está sorda

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"A grey man passes through the streer of fog,
nobody suspects of him. He is an empty body;
empty like pampas, like sea, like wind,
deserts so bitter under an unstoppable sky.

He is the past time, and his winds now
in the shadow find a palid strength;
he is remorse, whom at night, doubting;
in secret aproaches his neglected shadow.

Don't shake that hand. The climbing plant proudly
will ascend covering the trunks of winter.
Invisible in calm the gray man walks.
Don't you feel the dead? But the earth is deaf."

The earth is deaf and she can't hear,
she can't hear the dead calling for her;
for her who has given them so much,
who has welcomed them when life exiled them.

Life without noticing walks on the wheat fields
when night falls on her, fog falls on her,
and her path crosses with the unstoppable walker,
the walker who is shadow, the empty walker.

With her view still happy she shakes his hand,
and the climbing plant proudly ascends covering the trunks of winter.
Their hands shaken the bodies empty.
¿Don't you feel the dead? But the earth is deaf.
Expansion over Remordimiento en traje de noche from "Un río, un amor" by Cernuda.
Cuando el arroz retira de la tierra
los granos de su harina,
cuando el trigo endurece sus pequeñas caderas y levanta su rostro de mil manos,
a la enramada donde la mujer y el hombre se enlazan acudo,
para tocar el mar innumerable
de lo que continúa.

Yo no soy hermano del utensilio llevado en la marea
como en una cuna de nácar combatido:
no tiemblo en la comarca de los agonizantes despojos,
no despierto en el golpe de las tinieblas asustadas
por el ronco pecíolo de la campana repentina,
no puede ser, no soy el pasajero
bajo cuyos zapatos los últimos reductos del viento palpitan
y rígidas retornan las olas del tiempo a morir.

Llevo en mi mano la paloma que duerme reclinada en la semilla
y en su fermento espeso de cal y sangre
vive agosto,
vive el mes extraído de su copa profunda:
con mi mano rodeo la nueva sombra del ala que crece:
la raíz y la pluma que mañana formarán la espesura.

Nunca declina, ni junto al balcón de manos de hierro
ni en el invierno marítimo de los abandonados, ni en mi paso tardío,
el crecimento inmenso de la gota, ni el párpado que quiere ser abierto:
porque para nacer he nacido, para encerrar el paso
de cuanto se aproxima, de cuanto a mi pecho golpea como un nuevo corazón tembloroso.

Vidas recostadas junto a mi traje como palomas paralelas,
o contenidas en mi propia existencia y en mi desordenado sonido
para volver a ser, para incautar el aire desnudo de la hoja
y el nacimiento húmedo de la tierra en la guirnalda: hasta cuándo
debo volver y ser, hasta cuándo el olor
de las más enterradas flores, de las olas más trituradas
sobre las altas piedras, guardan en mí su patria
para volver a ser furia y perfume?

Hasta cuándo la mano del bosque en la lluvia
me avecina con todas sus agujas
para tejer los altos besos del follaje?
                                                        Otra vez
escucho aproximarse como el fuego en el humo,
nacer de la ceniza terrestre,
la luz llena de pétalos,
                                  y apartando la tierra
en un río de espigas llega el sol a mi boca
como una vieja lágrima enterrada que vuelve a ser semilla.
Jorge Rangel Sep 2023
Diem 16, septem mes, 
nació gritando en Dolores.
Un sacerdote la bendición consagró.
Las campanas de acero sonaron.
Su corazón latió como fuerte cañón.

Y retumbó en su centro la tierra.
La madrugada que sus ojos abrió.
En sus manos aprestaba una espada.
Un caballo ensillado, el bridón.

Alertado que su pastoreado aproxima.
Un ser divino, la corona de paz alisto.
Su nacimiento en el cielo fue escrito.
Siendo pluma, un dedo de Dios.

Más si osare vecino o extraño enemigo,
deshonrar su rebaño de aliento.
No se olvida que un arcángel divino.
Desde el cielo a sus manos armó.
Inspiración por
“ Himno Nacional De México”
“Mexicanos, al grito de guerra”
(1943) Francisco González Bocanegra
Jaime Nunó Roca

— The End —