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Natalia Rivera Apr 2015
El otro día estaba limpiando la vieja casa en donde crecí cuando era pequeña,  mis padres iban a venderla y necesitaban un poco de ayuda así que accedí. Quise limpiar mi habitación, y al decir limpiar hablaba de quitarle el polvo a los estantes y pasar una escoba. Al entrar la luz del sol entraba por la ventana, dejando todo el polvo que había al descubierto, mis estantes tenían una que otra pieza de porcelana, bailarinas y algunas fotos viejas. Le di la vuelta al cuarto hasta llegar al armario el que se suponía que estuviera vacío, se suponía. Habían dos cajas grandes una al lado de la otra, viejas y dañadas por la humedad; las tome y abrí una de ellas, frente a mi estaban cinco años de mi vida, guardadas todo este tiempo. Fotos, cartas, postales, discos, joyería, las sacaba una por una rápidamente preguntándome que hacían allí, quien las había puesto allí, desde cuando estaban allí. Limpie todo de prisa, le avise a mi madre que me iba y tome las cajas, me dirigía a mi apartamento.

Llegando tome un baño, me serví una cerveza y puse una de las cajas encima de la cama. Me tome el tiempo de ver cada una de las fotos; algunas eran mías usando algún traje espantoso, otras de amigos y familia. Reí leyendo las cartas que tenía y escogí la joyería que aun quería conservar. Fui a levantar la otra caja para ver que había dentro y era algo pesada, demasiado para ser ropa o chucherías como lo que contenía la otra. Grandes, pequeños, de todos los colores, carpeta dura y blanda, ahí estaba una colección inmensa de libros que había perdido. Mis libros. Las interrogantes que tuve en la casa volvieron, decidí abrir uno de ellos al azar. Era color verde y tenía algunos garabatos en la portada, “Poemas y Relatos” el mundo se había congelado. Tenía en mi mano uno de mis diarios de hace cinco, casi seis años atrás. Supe que esa noche, tendría de visitante a las lágrimas que hacen varias semanas no aparecían; pasaba las páginas y leí los poemas, las historias, las frases, hasta que en una de las paginas había algo que me llamo la atención. Era un fragmento de algún día.


“5 de junio de 2010

He pasado el verano cuidado a una pequeña, y esta casa es inmensa. Pero me reconforta el saber que en algún momento mi teléfono sonará mi teléfono y será un mensaje de él. Un como estas, que hiciste en el día, estuve esquiando, hace demasiado frio por acá, has comido algo. Me gusta mucho, me ha dicho te amo unas cuantas veces y mi corazón se va elevando con la rapidez que se acaba un suspiro. Blanco como la arena, sus ojos azules como el mar, hermosos, al igual que su sonrisa. Era inevitable no sonreír luego de verlo. Carismático, sarcástico y simpático; inteligente y cariñoso. Es como un ángel, el cual me  trae estúpida e imbécil. Enamorada me trae.


                                                         ­                                                        NARR”


No necesitaba saber el nombre, sabia para quien era aquello. Mucho tiempo había pasado desde que tuve la última conversación con él, pero así era. Como las estrellas fugaces, aparecen cuando quieren y así era él. Los sentimientos me invadían y quise con todas mis fuerzas saber porque se había ido, porque me había abandonado. Así que me asome a la ventana y susurre su nombre, como parte de un hechizo o un ritual.
-Llegue. Me volteé y ahí estaba. Parado frente a mí con sus enormes ojos azules. Me quede paralizada y solo pude decir “llegaste”.
-Oh valla. Demasiado tiempo para solo eso ¿no crees? Repentino silencio, pero luego comenzó a preguntarme que había hecho y como me iba. Hablamos de todo un poco, de las que todos hablan hasta que comenzó
-Hace algunos años atrás tuve un accidente y estuve en coma. Al despertar no recordaba caras, personas, amigos, sucesos. Pero me acorde de ti. No recuerdo exactamente como nos conocimos y porque hemos dejado de hablar, pero me acuerdo de ti.
La sangre la sentía correr fría, el corazón me iba a estallar. El seguía parado junto a mí y yo sentada en la ventana. Cuando finalmente pude hablar le dije
-Siempre me has acordado ese verano. En su mirada que no sabía de qué hablaba así que le mostré lo que había escrito en la libreta.
- Así que, ¿nos gustábamos?
-Al menos yo de ti me enamore, y llegaste a decirme unas cuantas veces un te amo. Perdimos comunicación porque jamás fui suficiente para ti, así que decidí dejar de intentarlo. Poco después supe que tenías pareja, hablamos por última vez y luego desapareciste.
- Lo supuse cuando después de todo me acordaba de tu nombre; eres mi único recuerdo de ese verano. “ángel” susurro casi tan bajo que apenas pude escucharlo. Sonreí y él lo hizo también. Se sentó al lado mío y dejo que descansara mi cabeza en su hombro. Pude sentir su olor, apreciarlo más, ver que aquel rostro de niño había evolucionado. Al lado mío estaba un viejo amor, un viejo amigo, al cual su corazón le pertenecía a alguien más igual que el mío. Pero mi corazón me pedía gritos unas últimas palabras así que le pregunte.
-¿Alguna vez me extrañas?

El me dio un beso en la frente y también recostó su cabeza en la mía, la brisa soplo y yo sonreí.
Para J.M
Preguntaréis: Y dónde están las lilas?
Y la metafísica cubierta de amapolas?
Y la lluvia que a menudo golpeaba
sus palabras llenándolas
de agujeros y pájaros?

Os voy a contar todo lo que me pasa.

Yo vivía en un barrio
de Madrid, con campanas,
con relojes, con árboles.

Desde allí se veía
el rostro seco de Castilla
como un océano de cuero.
                                          Mi casa era llamada
la casa de las flores, porque por todas partes
estallaban geranios: era
una bella casa
con perros y chiquillos.
                                  Raúl, te acuerdas?
Te acuerdas, Rafael?
                                Federico, te acuerdas
debajo de la tierra,
te acuerdas de mi casa con balcones en donde
la luz de junio ahogaba flores en tu boca?
                                                                Hermano, hermano!

Todo
eran grandes voces, sal de mercaderías,
aglomeraciones de pan palpitante,
mercados de mi barrio de Argüelles con su estatua
como un tintero pálido entre las merluzas:
el aceite llegaba a las cucharas,
un profundo latido
de pies y manos llenaba las calles,
metros, litros, esencia
aguda de la vida,
                          pescados hacinados,
contextura de techos con sol frío en el cual
la flecha se fatiga,
delirante marfil fino de las patatas,
tomates repetidos hasta el mar.

Y una mañana todo estaba ardiendo
y una mañana las hogueras
salían de la tierra
devorando seres,
y desde entonces fuego,
pólvora desde entonces,
y desde entonces sangre.

Bandidos con aviones y con moros,
bandidos con sortijas y duquesas,
bandidos con frailes negros bendiciendo
venían por el cielo a matar niños,
y por las calles la sangre de los niños
corría simplemente, como sangre de niños.

Chacales que el chacal rechazaría,
piedras que el cardo seco mordería escupiendo,
víboras que las víboras odiaran!

Frente a vosotros he visto la sangre
de España levantarse
para ahogaros en una sola ola
de orgullo y de cuchillos!

Generales
traidores:
mirad mi casa muerta,
mirad España rota:
pero de cada casa muerta sale metal ardiendo
en vez de flores,
pero de cada hueco de España
sale España,
pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,
pero de cada crimen nacen balas
que os hallarán un día el sitio
del corazón.

Preguntaréis por qué su poesía
no nos habla del sueño, de las hojas,
de los grandes volcanes de su país natal?

Venid a ver la sangre por las calles
venid a ver
la sangré por las calles,
venid a ver la sangre
por las calles!
Yo, Beremundo el Lelo, surqué todas las rutas
y probé todos los mesteres.
Singlando a la deriva, no en orden cronológico ni lógico -en sin orden-
narraré mis periplos, diré de los empleos con que
nutrí mis ocios,
distraje mi hacer nada y enriquecí mi hastío...;
-hay de ellos otros que me callo-:
Catedrático fui de teosofía y eutrapelia, gimnopedia y teogonía y pansofística en Plafagonia;
barequero en el Porce y el Tigüí, huaquero en el Quindío,
amansador mansueto -no en desuetud aún- de muletos cerriles y de onagros, no sé dónde;
palaciego proto-Maestre de Ceremonias de Wilfredo el Velloso,
de Cunegunda ídem de ídem e ibídem -en femenino- e ídem de ídem de Epila Calunga
y de Efestión -alejandrino- el Glabro;
desfacedor de entuertos, tuertos y malfetrías, y de ellos y ellas facedor;
domeñador de endriagos, unicornios, minotauros, quimeras y licornas y dragones... y de la Gran Bestia.

Fui, de Sind-bad, marinero; pastor de cabras en Sicilia
si de cabriolas en Silesia, de cerdas en Cerdeña y -claro- de corzas en Córcega;
halconero mayor, primer alcotanero de Enguerrando Segundo -el de la Tour-Miracle-;
castrador de colmenas, y no de Casanovas, en el Véneto, ni de Abelardos por el Sequana;
pajecillo de altivas Damas y ariscas Damas y fogosas, en sus castillos
y de pecheras -¡y cuánto!- en sus posadas y mesones
-yo me era Gerineldos de todellas y trovador trovadorante y adorante; como fui tañedor
de chirimía por fiestas candelarias, carbonero con Gustavo Wasa en Dalecarlia, bucinator del Barca Aníbal
y de Scipión el Africano y Masinisa, piloto de Erik el Rojo hasta Vinlandia, y corneta
de un escuadrón de coraceros de Westmannlandia que cargó al lado del Rey de Hielo
-con él pasé a difunto- y en la primera de Lutzen.

Fui preceptor de Diógenes, llamado malamente el Cínico:
huésped de su tonel, además, y portador de su linterna;
condiscípulo y émulo de Baco Dionisos Enófilo, llamado buenamente el Báquico
-y el Dionisíaco, de juro-.

Fui discípulo de Gautama, no tan aprovechado: resulté mal budista, si asaz contemplativo.
Hice de peluquero esquilador siempre al servicio de la gentil Dalilah,
(veces para Sansón, que iba ya para calvo, y -otras- depilador de sus de ella óptimas partes)
y de maestro de danzar y de besar de Salomé: no era el plato de argento,
mas sí de litargirio sus caderas y muslos y de azogue también su vientre auri-rizado;
de Judith de Betulia fui confidente y ni infidente, y -con derecho a sucesión- teniente y no lugarteniente
de Holofernes no Enófobo (ni enófobos Judith ni yo, si con mesura, cautos).
Fui entrenador (no estrenador) de Aspasia y Mesalina y de Popea y de María de Mágdalo
e Inés Sorel, y marmitón y pinche de cocina de Gargantúa
-Pantagruel era huésped no nada nominal: ya suficientemente pantagruélico-.
Fui fabricante de batutas, quebrador de hemistiquios, requebrador de Eustaquias, y tratante en viragos
y en sáficas -algunas de ellas adónicas- y en pínnicas -una de ellas super-fémina-:
la dejé para mí, si luego ancló en casorio.
A la rayuela jugué con Fulvia; antes, con Palamedes, axedrez, y, en época vecina, con Philidor, a los escaques;
y, a las damas, con Damas de alto y bajo coturno
-manera de decir: que para el juego en litis las Damas suelen ir descalzas
y se eliden las calzas y sustentadores -no funcionales- en las Damas y las calzas en los varones.

Tañí el rabel o la viola de amor -casa de Bach, búrguesa- en la primicia
de La Cantata del Café (pre-estreno, en familia protestante, privado).
Le piqué caña jorobeta al caballo de Atila
-que era un morcillo de prócer alzada: me refiero al corcel-;
cambié ideas, a la par, con Incitato, Cónsul de Calígula, y con Babieca,
-que andaba en Babia-, dándole prima
fui zapatero de viejo de Berta la del gran pie (buen pie, mejor coyuntura),
de la Reina Patoja ortopedista; y hortelano y miniaturista de Pepino el Breve,
y copero mayor faraónico de Pepe Botellas, interino,
y porta-capas del Pepe Bellotas de la esposa de Putifar.

Viajé con Julio Verne y Odiseo, Magallanes y Pigafetta, Salgan, Leo e Ibn-Batuta,
con Melville y Stevenson, Fernando González y Conrad y Sir John de Mandeville y Marco Polo,
y sólo, sin De Maistre, alredor de mi biblioteca, de mi oploteca, mi mecanoteca y mi pinacoteca.
Viajé también en tomo de mí mismo: asno a la vez que noria.

Fui degollado en la de San Bartolomé (post facto): secundaba a La Môle:
Margarita de Valois no era total, íntegramente pelirroja
-y no porque de noche todos los gatos son pardos...: la leoparda,
las tres veces internas, íntimas, peli-endrina,
Margarita, Margotón, Margot, la casqui-fulva...-

No estuve en la nea nao -arcaica- de Noé, por manera
-por ventura, otrosí- que no fui la paloma ni la medusa de esa almadía: mas sí tuve a mi encargo
la selección de los racimos de sus viñedos, al pie del Ararat, al post-Diluvio,
yo, Beremundo el Lelo.

Fui topógrafo ad-hoc entre El Cangrejo y Purcoy Niverengo,
(y ad-ínterim, administré la zona bolombólica:
mucho de anís, mucho de Rosas del Cauca, versos de vez en cuando),
y fui remero -el segundo a babor- de la canoa, de la piragua
La Margarita (criolla), que navegó fluvial entre Comiá, La Herradura, El Morito,
con cargamentos de contrabando: blancas y endrinas de Guaca, Titiribí y Amagá, y destilados
de Concordia y Betulia y de Urrao...
¡Urrao! ¡Urrao! (hasta hace poco lo diríamos con harta mayor razón y con aquese y este júbilos).
Tras de remero de bajel -y piloto- pasé a condueño, co-editor, co-autor
(no Coadjutor... ¡ni de Retz!) en asocio de Matías Aldecoa, vascuence, (y de un tal Gaspar von der Nacht)
de un Libraco o Librículo de pseudo-poemas de otro quídam;
exploré la región de Zuyaxiwevo con Sergio Stepánovich Stepansky,
lobo de donde se infiere, y, en más, ario.

Fui consejero áulico de Bogislao, en la corte margravina de Xa-Netupiromba
y en la de Aglaya crisostómica, óptima circezuela, traidorcilla;
tañedor de laúd, otra vez, y de viola de gamba y de recorder,
de sacabuche, otrosí (de dulzaina - otronó) y en casaciones y serenatas y albadas muy especializado.
No es cierto que yo fuera -es impostura-
revendedor de bulas (y de mulas) y tragador defuego y engullidor de sables y bufón en las ferias
pero sí platiqué (también) con el asno de Buridán y Buridán,
y con la mula de Balaám y Balaám, con Rocinante y Clavileño y con el Rucio
-y el Manco y Sancho y don Quijote-
y trafiqué en ultramarinos: ¡qué calamares -en su tinta-!,
¡qué Anisados de Guarne!, ¡qué Rones de Jamaica!, ¡qué Vodkas de Kazán!, ¡qué Tequilas de México!,
¡qué Néctares de Heliconia! ¡Morcillas de Itagüí! ¡Torreznos de Envigado! ¡Chorizos de los Ballkanes! ¡Qué Butifarras cataláunicas!
Estuve en Narva y en Pultawa y en las Queseras del Medio, en Chorros Blancos
y en El Santuario de Córdova, y casi en la de San Quintín
(como pugnaban en el mismo bando no combatí junto a Egmont por no estar cerca al de Alba;
a Cayetana sí le anduve cerca tiempo después: preguntádselo a Goya);
no llegué a tiempo a Waterloo: me distraje en la ruta
con Ida de Saint-Elme, Elselina Vanayl de Yongh, viuda del Grande Ejército (desde antaño... más tarde)
y por entonces y desde años antes bravo Edecán de Ney-:
Ayudante de Campo... de plumas, gongorino.
No estuve en Capua, pero ya me supongo sus mentadas delicias.

Fabriqué clavicémbalos y espinetas, restauré virginales, reparé Stradivarius
falsos y Guarnerius apócrifos y Amatis quasi Amatis.
Cincelé empuñaduras de dagas y verduguillos, en el obrador de Benvenuto,
y escriños y joyeles y guardapelos ad-usum de Cardenales y de las Cardenalesas.
Vendí Biblias en el Sinú, con De la Rosa, Borelly y el ex-pastor Antolín.
Fui catador de tequila (debuté en Tapachula y ad-látere de Ciro el Ofiuco)
y en México y Amecameca, y de mezcal en Teotihuacán y Cuernavaca,
de Pisco-sauer en Lima de los Reyes,
y de otros piscolabis y filtros muy antes y después y por Aná del Aburrá, y doquiérase
con El Tarasco y una legión de Bacos Dionisos, pares entre Pares.
Vagué y vagué si divagué por las mesillas del café nocharniego, Mil Noches y otra Noche
con el Mago de lápiz buido y de la voz asordinada.
Antes, muy antes, bebí con él, con Emmanuel y don Efe y Carrasca, con Tisaza y Xovica y Mexía y los otros Panidas.
Después..., ahora..., mejor no meneallo y sí escanciallo y persistir en ello...

Dicté un curso de Cabalística y otro de Pan-Hermética
y un tercero de Heráldica,
fuera de los cursillos de verano de las literaturas bereberes -comparadas-.
Fui catalogador protonotario en jefe de la Magna Biblioteca de Ebenezer el Sefardita,
y -en segundo- de la Mínima Discoteca del quídam en referencia de suso:
no tenía aún las Diabelli si era ya dueño de las Goldberg;
no poseía completa la Inconclusa ni inconclusa la Décima (aquestas Sinfonías, Variaciones aquesas:
y casi que todello -en altísimo rango- tan Variaciones Alredor de Nada).

Corregí pruebas (y dislates) de tres docenas de sota-poetas
-o similares- (de los que hinchen gacetilleros a toma y daca).
Fui probador de calzas -¿prietas?: ceñidas, sí, en todo caso- de Diana de Meridor
y de justillos, que así veníanle, de estar atán bien provista
y atán rebién dotada -como sabíalo también y así de bien Bussy d'Amboise-.
Temperé virginales -ya restaurados-, y clavecines, si no como Isabel, y aunque no tan baqueano
como ése de Eisenach, arroyo-Océano.
Soplé el ***** bufón, con tal cual incongruencia, sin ni tal cual donaire.
No aporreé el bombo, empero, ni entrechoqué los címbalos.

Les saqué puntas y les puse ribetes y garambainas a los vocablos,
cuando diérame por la Semasiología, cierta vez, en la Sorbona de Abdera,
sita por Babia, al pie de los de Úbeda, que serán cerros si no valen por Monserrates,
sin cencerros. Perseveré harto poco en la Semántica -por esa vez-,
si, luego retorné a la andadas, pero a la diabla, en broma:
semanto-semasiólogo tarambana pillín pirueteante.
Quien pugnó en Dénnevitz con Ney, el peli-fulvo
no fui yo: lo fue mi bisabuelo el Capitán...;
y fue mi tatarabuelo quien apresó a Gustavo Cuarto:
pero sí estuve yo en la Retirada de los Diez Mil
-era yo el Siete Mil Setecientos y Setenta y Siete,
precisamente-: releed, si dudaislo, el Anábasis.
Fui celador intocable de la Casa de Tócame-Roque, -si ignoré cuyo el Roque sería-,
y de la Casa del Gato-que-pelotea; le busqué tres pies al gato
con botas, que ya tenía siete vidas y logré dar con siete autores en busca de un personaje
-como quien dice Los Siete contra Tebas: ¡pobre Tebas!-, y ya es jugar bastante con el siete.
No pude dar con la cuadratura del círculo, que -por lo demás- para nada hace falta,
mas topé y en el Cuarto de San Alejo, con la palanca de Arquimedes y con la espada de Damocles,
ambas a dos, y a cual más, tomadas del orín y con más moho
que las ideas de yo si sé quién mas no lo digo:
púsome en aprietos tal doble hallazgo; por más que dije: ¡Eureka! ...: la palanca ya no servía ni para levantar un falso testimonio,
y tuve que encargarme de tener siempre en suspenso y sobre mí la espada susodicha.

Se me extravió el anillo de Saturno, mas no el de Giges ni menos el de Hans Carvel;
no sé qué se me ficieron los Infantes de Aragón y las Nieves de Antaño y el León de Androcles y la Balanza
del buen Shylock: deben estar por ahí con la Linterna de Diógenes:
-¿mas cómo hallarlos sin la linterna?

No saqué el pecho fuera, ni he sido nunca el Tajo, ni me di cuenta del lío de Florinda,
ni de por qué el Tajo el pecho fuera le sacaba a la Cava,
pero sí vi al otro don Rodrigo en la Horca.
Pinté muestras de posadas y mesones y ventas y paradores y pulquerías
en Veracruz y Tamalameque y Cancán y Talara, y de riendas de abarrotes en Cartagena de Indias, con Tisaza-,
si no desnarigué al de Heredia ni a López **** tuerto -que era bizco-.
Pastoreé (otra vez) el Rebaño de las Pléyades
y resultaron ser -todellas, una a una- ¡qué capretinas locas!
Fui aceitero de la alcuza favorita del Padre de los Búhos Estáticos:
-era un Búho Sofista, socarrón soslayado, bululador mixtificante-.
Regí el vestier de gala de los Pingüinos Peripatéticos,
(precursores de Brummel y del barón d'Orsay,
por fuera de filósofos, filosofículos, filosofantes dromomaníacos)
y apacenté el Bestiario de Orfeo (delegatario de Apollinaire),
yo, Beremundo el Lelo.

Nada tuve que ver con el asesinato de la hija del corso adónico Sebastiani
ni con ella (digo como pesquisidor, pesquisante o pesquisa)
si bien asesoré a Edgar Allan Poe como entomólogo, cuando El Escarabajo de Oro,
y en su investigación del Doble Asesinato de la Rue Morgue,
ya como experto en huellas dactilares o quier digitalinas.
Alguna vez me dio por beberme los vientos o por pugnar con ellos -como Carolus
Baldelarius- y por tomar a las o las de Villadiego o a las sus calzas:
aquesas me resultaron harto potables -ya sin calzas-; ellos, de mucho volumen
y de asaz poco cuerpo (si asimilados a líquidos, si como justadores).
Gocé de pingües canonjías en el reinado del bonachón de Dagoberto,
de opíparas prebendas, encomiendas, capellanías y granjerías en el del Rey de los Dipsodas,
y de dulce privanza en el de doña Urraca
(que no es la Gazza Ladra de Rossini, si fuéralo
de corazones o de amantes o favoritos o privados o martelos).

Fui muy alto cantor, como bajo cantante, en la Capilla de los Serapiones
(donde no se sopranizaba...); conservador,
conservador -pero poco- de Incunables, en la Alejandrina de Panida,
(con sucursal en El Globo y filiales en el Cuarto del Búho).

Hice de Gaspar Hauser por diez y seis hebdémeros
y por otras tantas semanas y tres días fui la sombra,
la sombra misma que se le extravió a Peter Schlémil.

Fui el mozo -mozo de estribo- de la Reina Cristina de Suecia
y en ciertas ocasiones también el de Ebba Sparre.
Fui el mozo -mozo de estoques- de la Duquesa de Chaumont
(que era de armas tomar y de cálida sélvula): con ella pus mi pica en Flandes
-sobre holandas-.

Fui escriba de Samuel Pepys -¡qué escabroso su Diario!-
y sustituto suyo como edecán adjunto de su celosa cónyuge.
Y fuí copista de Milton (un poco largo su Paraíso Perdido,
magüer perdido en buena parte: le suprimí no pocos Cantos)
y a la su vera reencontré mi Paraíso (si el poeta era
ciego; -¡qué ojazos los de su Déborah!).

Fui traductor de cablegramas del magnífico Jerjes;
telefonista de Artajerjes el Tartajoso; locutor de la Esfinge
y confidente de su secreto; ventrílocuo de Darío Tercero Codomano el Multilocuo,
que hablaba hasta por los codos;
altoparlante retransmisor de Eubolio el Mudo, yerno de Tácito y su discípulo
y su émulo; caracola del mar océano eólico ecolálico y el intérprete
de Luis Segundo el Tartamudo -padre de Carlos el Simple y Rey de Gaula.
Hice de andante caballero a la diestra del Invencible Policisne de Beocia
y a la siniestra del Campeón olímpico Tirante el Blanco, tirante al blanco:
donde ponía el ojo clavaba su virote;
y a la zaga de la fogosa Bradamante, guardándole la espalda
-manera de decir-
y a la vanguardia, mas dándole la cara, de la tierna Marfisa...

Fui amanuense al servicio de Ambrosio Calepino
y del Tostado y deMatías Aldecoa y del que urdió el Mahabarata;
fui -y soylo aún, no zoilo- graduado experto en Lugares Comunes
discípulo de Leon Bloy y de quien escribió sobre los Diurnales.
Crucigramista interimario, logogrifario ad-valorem y ad-placerem
de Cleopatra: cultivador de sus brunos pitones y pastor de sus áspides,
y criptogramatista kinesiólogo suyo y de la venus Calipigia, ¡viento en popa a toda vela!
Fui tenedor malogrado y aburrido de libros de banca,
tenedor del tridente de Neptuno,
tenedor de librejos -en los bolsillos del gabán (sin gabán) collinesco-,
y de cuadernículos -quier azules- bajo el ala.
Sostenedor de tesis y de antítesis y de síntesis sin sustentáculo.
Mantenedor -a base de abstinencias- de los Juegos Florales
y sostén de los Frutales -leche y miel y cerezas- sin ayuno.
Porta-alfanje de Harún-al-Rashid, porta-mandoble de Mandricardo el Mandria,
porta-martillo de Carlos Martel,
porta-fendiente de Roldán, porta-tajante de Oliveros, porta-gumía
de Fierabrás, porta-laaza de Lanzarote (¡ búen Lancelot tan dado a su Ginevra!)
y a la del Rey Artús, de la Ca... de la Mesa Redonda...;
porta-lámpara de Al-Eddin, el Loca Suerte, y guardián y cerbero de su anillo
y del de los Nibelungos: pero nunca guardián de serrallo ni cancerbero ni evirato de harem...
Y fui el Quinto de los Tres Mosqueteros (no hay quinto peor) -veinte años después-.

Y Faraute de Juan Sin Tierra y fiduciario de
Victor D López Feb 2019
Naciste siete años antes del comienzo de la guerra civil española,
Y viviste en una casita de dos pisos en la Calle de Abajo de Fontan,
Frente al mar que les regalo su riqueza y belleza,
Y les robo a tu hermano mayor, y el más noble, Juan, a los 19 años.

De chiquita eras muy llorona. Los vecinos te hacían rabiar con solo decirte,
“Chora, Litiña, chora” lo cual producía un largo llanto al instante.
A los siete u ocho años quedaste ciega por una infección en los ojos. Te salvó la vista
El medico del pueblo, pero no antes de pasar más de un año sin poder ir a la escuela.

Nunca recuperaste ese tiempo perdido. Tu impaciencia y la vergüenza de sentirte atrasada, Impidieron tus estudios. Tu profundo amor propio y la vergüenza de no saber lo que sabían tus
Amigas de tu edad, tu inquietud y tu inhabilidad de aguantar la lengua cuando te corregían,
Crearon una perfecta tormenta que desvió tu diminutiva nave hacia las rocas.

Cuando aún una niña, viste a Franco con su escolta salir de su yate en Fontan.
Con la inocencia de una niña que nunca supo aguantar la lengua, preguntaste a
Una vecina que también estaba presente “Quien es ese señor?”
“El Generalísimo Francisco Franco” te contestó en voz baja. Dile “Viva Franco” cuando pase.

Con la inocencia de una niña y con la arrogancia de una viejita incorregible gritaste señalándolo
“Ese es el Generalísimo?” Y con una carcajada seguiste en voz alta “Parece Pulgarcito!”
Un miembro de su escolta se acercó alzando su ametralladora con la aparente Intención de Golpearte con la culata. “Dejadla!” Exclamo Franco. “Es una niña—la culpa no es suya.”

Contaste ese cuento muchas veces en mi presencia, siempre con una sonrisa o riéndote.
Creo que nunca apreciaste el importe de esa “hazaña” de desprecio a la autoridad. Pudiera ser En parte por ese hecho de tu niñez que vinieron eventualmente por tu padre  
Que lo Llevaron preso. Que lo torturaron por muchos meses y condenaron a muerte?

El escapó su condena como ya he contado antes—con la ayuda de un oficial fascista.
Tan fuerte era su reputación y el poder de sus ideas hasta con sus muchos amigos contrarios.
Tal tu inocencia, o tu ceguera psíquica, en no comprender nunca una potencial causa de su Destrucción. A Dios gracias que nunca pudiste apreciar la posible consecuencia de tus palabras.

Tu padre, quien quisiste toda la vida entrañablemente con una pasión de la cual fue muy Merecedor, murió poco después del término de la guerra civil. Una madre con diez
Bocas para alimentar necesitaba ayuda. Tú fuiste una de las que más acudió a ese
Pedido silencioso. A los 11 años dejaste la escuela por última vez y comenzaste a trabajar.

Los niños no podían trabajar en la España de Franco. No obstante, un primo tomó piedad
De la situación y te permitió trabajar en su fábrica de embutidos de pescado en Sada.
Ganabas igual que todas tus compañeras mayores. Y trabajabas mejor que la mayoría de ellas,
Con la rapidez y destreza que te sirvieron bien toda tu vida en todos tus trabajos.

En tu tiempo libre, llevabas agua de la fuente comunal a vecinos por unos céntimos.
De chiquita también llevabas una sella en la cabeza para casa y dos baldes en las manos antes y Después de tu trabajo en la fábrica de Cheche para el agua de muchos pescadores en el puerto
Antes del amanecer esperando la partida a alta mar con tu agua fresca en sus recipientes.

Todo ese dinero era entregado tu madre con el orgullo de una niña que proveía
Más que el sueldo de una mujer grande—solo a cambio de tu niñez y de la escuela.
También lavabas ropa para algunos vecinos. Y siempre gratuitamente los pañales cuando había
Niños recién nacidos solo por el placer de verlos y poder estar con ellos.

Cuando eras un poco más grande, ya de edad de ir al baile y al cine, seguías la misma rutina,
Pero también lavabas y planchabas la ropa de los marineros jóvenes que querían ir muy limpios
Y bien planchados al baile los domingos. Ese era el único dinero que era solo tuyo—para
Pagar la peluquería todas las semanas y el baile y cine. El resto siempre para tu madre.


A los dieciséis años quisiste emigrar a Argentina a la casa de una tía en Buenos Aires.
Tu madre te lo permitió, pero solo si llevabas también a tu hermana menor, Remedios, contigo.
Lo hiciste. En Buenos Aires no podías trabajar tampoco por ser menor. Mentiste en las Aplicaciones y pudiste conseguir trabajo en una clínica como ayudanta de enfermera.

Lavaste bacinillas, cambiaste camas, y limpiaste pisos con otros trabajos similares.
Todo por ganar suficiente dinero para poder reclamar a tu madre y hermanos menores,
Sito (José) y Paco (Francisco). Luego conseguiste un trabajo de mucama en un hotel
En Mar del Plata. Los dueños apreciaron tu pasión por cuidar a sus niños pequeños.

Te mantuvieron como niñera y mucama—sin doble sueldo. Entre tu (pobre) sueldo y
Propinas de mucama, en un tiempo pudiste guardar suficiente dinero para comprar
Los pasajes para tu madre y hermanos. También pudiste volver a Buenos Aires y
Conseguiste alquilar un doble cuarto en una antigua casa cerca del Consulado español.

De aquellas, aun menor de edad, ya trabajabas en el laboratorio Ponds—al cargo de una
Máquina de empacado de productos de belleza. Ganabas buen dinero, y vivieron en el
Centro de Buenos aires en esa casa hasta que te casaste con papa muchos años después.
Aun te perseguía la mala costumbre de decir lo que penabas y de no dar el brazo a torcer.

El sindicato de la Ponds trató de obligarte a registrarte como Peronista.
A gato escaldado hasta el agua fría le hace daño, y reusaste registrarte al partido.
Le dijiste al sindicato que no le habías escapado a un dictador para aliarte a otro.
Te amenazaron con perder el trabajo. Y con repatriarte a ti y a tu madre y hermanos.

Tu respuesta no la puedo escribir aquí. Te llevaron frente al gerente general demandando
Que te despidiera de inmediato. Contestaste que te demostraran razones para hacerlo.
El gerente—indudablemente a propio riesgo—contestó que no había mejor trabajadora
En la fábrica y que no tenía el sindicato razones para pedir que te despidiera.

Después de un noviazgo de varios años, se casaron tú y papa. Tenían el mundo en sus
Manos. Buen trabajo con buenos ahorros que les permitirían vivir muy bien en el futuro.
No podías tener hijos—los cuales siempre anhelaste tener. Tres años de tratamientos
Lograron que me dieras vida. Vivimos por años en un hermoso apartamento en la ciudad.

Tengo uso de razón y recuerdos gratos desde antes de los dos años. Recuerdo muy bien ese Apartamento. Pero las cosas cambiaron cuando decidieron emprender un negocio
Que no fue sostenible en el caos de la Argentina en los años 60. Recuerdo demasiado bien el Sacrificio tuyo y el de papa—es eso un tema para otro día, pero no para hoy.

Fuiste la persona más trabajadora que conocí en mi vida. No le temías a ningún trabajo
Honesto por fuerte que fuese y tu inquietud y espíritu competitivo siempre te hicieron
Una empleada estelar en todos tus trabajos, la mayoría de ellos sumamente esclavos.
Hasta en casa no sabias parar a no ser que tuvieras con quien charlar un rato largo.

Eras una gran cocinera gracias en parte al chef del hotel en cual trabajaste en Argentina
Que era también un compatriota español (vasco) y te enseno a cocinar muchos de sus
Platos españoles e italianos favoritos. Fuiste siempre muy mal comedora. Pero te
Encantaba cocinar para amigos, familia y—cuantos mas mejor—y para las fiestas.

Papá también era buen cocinero aunque con un repertorio mas limitado. Y yo aprendí
De los dos con mucho afán también a cocinar desde joven. Ni en la cocina ni en ninguna
Fase de mi vida me puedo comparar contigo ni con papa, pero también me encanta
Cocinar y en especial para compartir con seres queridos.

Te daba gran placer introducir a mis amigos a tus platos favoritos como la cazuela de mariscos,
Paella, caldo gallego, tus incomparables canelones, ñoquis, orejas, filloas, buñuelos, flan,
Y todo el resto de tu largo repertorio de música culinaria. Papa me iba a buscar al colegio
Cuando en la escuela secundaria (JHS #10) todos los días antes del trabajo.

Los dos trabajaban el segundo turno y no partían hasta después de las 2:00 p.m.
Muchos días traía el coche lleno de mis compañeros. Recuerdo igual que si fuera ayer
Las caras de mis amigos judíos, chinos, japoneses, italianos, ingleses e irlandeses
Cuando primero probaron el pulpo, caldo gallego, la tortilla, las orejas o el flan.

Mediante el bachiller, la universidad y los estudios de derecho fue igual. A veces parecía
Una reunión de Las Naciones Unidas, pero siempre con comida. Siempre trataste a mis
Amigos íntimos como si fueran hijos tuyos también. Y algunos aun hoy día te quieren
Como una segunda madre y sienten tu ausencia aunque no te vieran por muchos años.

Tuviste una pasión por ser madre (una gran pena que solo tuvieras un hijo).
Que te hizo ser demasiado protectora de tu hijo.  Me vestías con ropa exclusiva de
Les Bebes—Fui un muñeco para quien no los tuvo de niña. No me dejabas fuera de tu vista.
El mantenerme en un ambiente libre de gérmenes produjeron algunos problemas de salud.

Mi pediatra te decía “Quiero verlo con las rodillas raspadas y las uñas sucias.”
Tú lo tomabas como un chiste. Me llevabas a menudo a un parque y a la calesita.
Lo recuerdo como si fuera ayer. Pero no recuerdo tener ningún amigo hasta los siete u ocho
Años. Y solo uno entonces. No recuerdo tener una pandilla de amigos hasta los 13 años. Triste.

Cuando comencé a hablar como una cotorra con un año, y a caminar al mismo tiempo,
Me llevaste al médico. El medico pensó que era solo idea tuya. Me mostro unas llaves y me
Pregunto “Sabes lo que es esto, Danielito?” “Si. Son las llaves de tu tutú,” le contesté.
Después de unas pruebas, le recomendaron a mi madre que alimentara mi curiosidad.

Según ella era yo insoportable (algunas cosas nunca cambian). Si le preguntaba a
Papá por que el sol quema, a que distancia esta, que son las estrellas, por qué una
Linterna enfocada al cielo en una noche oscura no se ve, por qué los aviones no tienen
Ruedas debajo de pontones para poder aterrizar y despegar en el agua? Etc., etc., etc.

Me contestaba con paciencia. Recuerdo viajes en tren o autobús sentado en las piernas de mi Padre haciéndole mil preguntas. Desafortunadamente, si le preguntaba algo a mama que No supiera contestar, inventaba cualquier respuesta con tal de hacerme callar en vez de decirme “No se” o “pregúntaselo a papá” o “vete al infierno de una ver por todas y dejame en paz.”

Cuando me contaba algún cuento y no me gustaba como terminaba, “Caperucita Roja” por Ejemplo, mi madre tenía que inventar un fin que me gustara mejor o aguantar un llanto
Interminable. Pobre madre. Inventar lo que a Danielito no le gustaba podía ser peligroso.
Recuerdo un día en el teatro viendo dibujos animados que me encantaban (y aun encantan).

El Pato Donald salió en una escena comiéndose un tremendo sándwich. Le dije a mamá que
Quería un sándwich igual. En vez de contestarme que no era un sándwich de verdad, o que me Llevarían a comer después del teatro (como de costumbre) se le ocurrió decirme que me
Lo iba a traer el Pato Donald al asiento. Cambio la escena y el Pato Donald salió sin el sándwich.


Se acabo el mundo. Empecé a chillar y llorar que el Pato Donald se comió mi sándwich.
Me había mentido y no me trajo el prometido sándwich. Eso era algo insoportable.
No hubo forma de consolarme o hacerme entender—ya tarde—que el Pato Donald también
Tenía hambre, que el sándwich era suyo y no mío, o que lo de la pantalla no era realidad.

Ardió Cristo. Se había comido el sándwich del nene el Pato Donald quien era (y es) mi favorito.
La traición de un ser querido así era inconcebible e insoportable. Me tuvieron que quitar del
Cine a grito pelado. No se me fue la pataleta por largo rato. Pero todo paso cuando mi querida Tía Nieves (una prima) me dio unas galletas marineras con mermelada más tarde en su casa.

Cuánta agua debajo del puente. Tus recuerdos como el humo en una placentera brisa ya se han Esparcido, son moléculas insubstanciales como estrellas en el cielo, que no pintan cuadros Coherentes. Una vida de conversaciones vitales vueltas a susurros de niños en una tormenta Tropical, impermisibles, insustanciales, solo un sueño que interrumpe una pesadilla eterna.

Así es tu vida hoy. Tu memoria fue siempre prodigiosa. Recordabas el nombre de todas las Personas que conociste en toda tu vida—y conversaciones enteras palabra por palabra.
Con solo tres años de escuela, te fuiste por el mundo rompiendo paso y aprendiste a leer y
Escribir ya después de os 16 años en una ciudad adoptiva. Te fue más que suficiente tu estudio.

Siempre dije que eras mucho mejor escritora que yo. Cuantas excelentes novelas u obras de Teatro y poesía hubieras escribido tú con la mitad de mi educación y el triple de trabajo?  
No ay justicia en este mundo. Por qué le da Dios pan a quien no tiene dientes? Tú prodigiosa Memoria no te permite ya que me reconozcas. Fui la última persona que olvidaste.

Pero aun ahora que ya no puedes tener una conversación normal en ningún idioma,
Alguna vez te brillan los ojos y me llamas “neniño” y sé que por un instante no estás ya sola.
Pero pronto se apaga esa luz y vuelve la oscuridad. Solo te puedo ver unas horas un día a la Semana. Las circunstancias de mi vida no me dejan otra mejor opción.

Algún día no tendré ni siquiera la oportunidad de compartir unas horas contigo. No tendrás
Monumento alguno salvo en mis recuerdos mientras me quede uso de razón. Toda una
Vida de incalculable sacrificio de la cual solo dejarás el más pobre rasgo viviente del amor
De tu único hijo quien no tiene palabras para honrarte adecuadamente ni nunca las tendrá.


*          *          *

Ya llegó ese día, demasiado pronto. Octubre 11, 2018. Llegó la llamada a las 03:30 horas,
Una o dos horas después de haber quedado yo dormido. Te trataron de resucitar en vano.
No habría ya mas oportunidades de decirte te quiero, de acariciar tus manos y cara,
De cantarte al oído, de poner crema en tus manos, de anhelar que esta semana me recordaras.

De contarte acontecimientos de seres queridos, a quien vi, que me dijeron, quien pregunto
Por ti, ni de rezar por ti o de pedirte si me dabas un besito poniendo mi mejilla cerca de tus Labios y del placer cuando respondías dándome muchos besitos. Cuando no me respondías,
Lo mas probable estos últimos muchos meses, te decía, “Bueno la próxima vez.”

Siempre al despedirme te daba un besito por Alice y un abrazo que siempre te mandaba,
Y tres besitos en tu frente de parte de papa (siempre te daba tres juntos), y uno mío. Te
Dejaba la tele prendida en un canal sin volumen que mostrara movimiento. Y en lo posible
Esperaba que quedaras con los ojos cerrados antes de marchar.

Se acabó el tiempo. No hay mas prorroga. Mis oraciones cambian de pedir que Dios te proteja
Y que por Su Gracia puedas sanar un poquito día a día a que Dios guarde tu alma y la de papá y
Permita que descansen en paz en Su reino. Te hecho mucho de menos ya, como a papá, y lo
Haré mientras viva y Dios me permita uso de razón. No sabia lo que es estar solo. Ahora si lo se.

Cuatro años viendo tu deslumbrante luz reducirse a una vela temblando en a oscuridad.
Cuatro años temiendo que te dieras cuenta de tu situación.
Cuatro años rogando que no tuvieras dolor, tristeza o soledad.
Cuatro años y sin aprender como decirte adiós. El resto de mi vida esperando verte otra vez.

Te quiero con todo mi corazón siempre y para siempre, mamá. Descansa en Paz.
You can hear all six of my Unsung Heroes poems read by me in my podcasts at https://open.spotify.com/show/1zgnkuAIVJaQ0Gb6pOfQOH. (plus much more of my fiction, non-fiction and poetry in English and Spanish)
Era el crepúsculo de la iguana.
Desde la arcoirisada crestería
su lengua como un dardo
se hundía en la verdura,
el hormiguero monacal pisaba
con melodioso pie la selva,
el guanaco fino como el oxígeno
en las anchas alturas pardas
iba calzando botas de oro,
mientras la llama abría cándidos
ojos en la delicadeza
del mundo lleno de rocío.
Los monos trenzaban un hilo
interminablemente erótico
en las riberas de la aurora,
derribando muros de polen
y espantando el vuelo violeta
de las mariposas de Muzo.
Era la noche de los caimanes,
la noche pura y pululante
de hocicos saliendo del légamo,
y de las ciénagas soñolientas
un ruido opaco de armaduras
volvía al origen terrestre.
El jaguar tocaba las hojas
con su ausencia fosforescente,
el puma corre en el ramaje
como el fuego devorador
mientras arden en él los ojos
alcohólicos de la selva.
Los tejones rascan los pies
del río, husmean el nido
cuya delicia palpitante
atacarán con dientes rojos.
Y en el fondo del agua magna,
como el círculo de la tierra,
está la gigante anaconda
cubierta de barros rituales,
devoradora y religiosa.
Jean Cocteau es un ruiseñor mecánico a quien le ha dado cuerda Ronsard.

Los únicos brazos entre los cuales nos resignaríamos a pasar la vida, son los brazos de las Venus que han perdido los brazos.

Si los pintores necesitaran, como Delacroix, asistir al degüello de 400 odaliscas para decidirse a tomar los pinceles... Si, por lo menos, sólo fuesen capaces de empuñarlos antes de asesinar a su idolatrada Mamá...

Musicalmente, el clarinete es un instrumento muchísimo más rico que el diccionario.

Aunque se alteren todas nuestras concepciones sobre la Vida y la Muerte, ha llegado el momento de denunciar la enorme superchería de las "Meninas" que -siendo las propias "Meninas" de carne y hueso- colgaron un letrerito donde se lee Velázquez, para que nadie descubra el auténtico y secular milagro de su inmortalidad.

Nadie escuchó con mayor provecho que Debussy, los arpegios que las manos traslúcidas de la lluvia improvisan contra el teclado de las persianas.

Las frases, las ideas de Proust, se desarrollan y se enroscan, como las anguilas que nadan en los acuarios; a veces deformadas por un efecto de refracción, otras anudadas en acoplamientos viscosos, siempre envueltas en esa atmósfera que tan solo se encuentra en los acuarios y en el estilo de Proust.

¡La "Olimpia" de Manet está enferma de "mal de Pott"! ¡Necesita aire de mar!... ¡Urge que Goya la examine!...

En ninguna historia se revive, como en las irisaciones de los vidrios antiguos, la fugaz y emocionante historia de setecientos mil crepúsculos y auroras.

¡Las lágrimas lo corrompen todo! Partidarios insospechables de un "régimen mejorado", ¿tenemos derecho a reclamar una "ley seca" para la poesía... para una poesía "extra dry", gusto americano?

Todo el talento del "douannier" Rousseau estribó en la convicción con que, a los sesenta años, fue capaz de prenderse a un biberón.

La disección de los ojos de Monet hubiera demostrado que Monet poseía ojos de mosca; ojos forzados por innumerables ojitos que distinguen con nitidez los más sutiles matices de un color pero que, siendo ojos autónomos, perciben esos matices independientemente, sin alcanzar una visión sintética de conjunto.

Las frases de Oscar Wilde no necesitan red. ¡Lástima que al realizar sus más arriesgadas acrobacias, nos dejen la incertidumbre de su ****!

El cúmulo de atorrantismo y de burdel, de uso y abuso de limpiabotas, de sensiblería engominada, de ojo en compota, de retobe y de tristeza sin razón -allí está la pampa... más allá el indio... la quena... el tamboril -que se espereza y canta en los acordes del tango que improvisa cualquier lunfardo.

Es necesario procurarse una vestimenta de radiógrafo (que nos proteja del contacto demasiado brusco con lo sobrenatural), antes de aproximarnos a los rayos ultravioletas que iluminan los paisajes de Patinir.

No hay crítico comparable al cajón de nuestro escritorio.

Entre otras... ¡la más irreductible disidencia ortográfica! Ellos: Padecen todavía la superstición de las Mayúsculas.

Nosotros: Hace tiempo que escribimos: cultura, arte, ciencia, moral y, sobre todo y ante todo, poesía.

Los cubistas cometieron el error de creer que una manzana era un tema menos literario y frugal que las nalgas de madame Recamier.

¡Sin pie, no hay poesía! -exclaman algunos. Como si necesitásemos de esa confidencia para reconocerlos.

Esos tinteros con un busto de Voltaire, ¿no tendrán un significado profundo? ¿No habrá sido Voltaire una especie de Papa (*****) de la tinta?

En música, al pleonasmo se le denomina: variación.

Seurat compuso los más admirables escaparates de juguetería.

La prosa de Flaubert destila un sudor tan frío que nos obliga a cambiarnos de camiseta, si no podemos recurrir a su correspondencia.

El silencio de los cuadros del Greco es un silencio ascético, maeterlinckiano, que alucina a los personajes del Greco, les desequilibra la boca, les extravía las pupilas, les diafaniza la nariz.

Los bustos romanos serían incapaces de pensar si el tiempo no les hubiera destrozado la nariz.

No hay que admirar a Wagner porque nos aburra alguna vez, sino a pesar de que nos aburra alguna vez.

Europa comienza a interesarse por nosotros. ¡Disfrazados con las plumas o el chiripá que nos atribuye, alcanzaríamos un éxito clamoroso! ¡Lástima que nuestra sinceridad nos obligue a desilusionarla... a presentarnos como somos; aunque sea incapaz de diferenciarnos... aunque estemos seguros de la rechifla!

Aunque la estilográfica tenga reminiscencias de lagrimatorio, ni los cocodrilos tienen derecho a confundir las lágrimas con la tinta.

Renán es un hombre tan bien educado que hasta cuando cree tener razón, pretende demostrarnos que no la tiene.

Las Venus griegas tienen cuarenta y siete pulsaciones. Las Vírgenes españolas, ciento tres.

¡Sepamos consolarnos! Si las mujeres de Rubens pesaran 27 kilos menos, ya no podríamos extasiarnos ante los reflejos nacarados de sus carnes desnudas.

Llega un momento en que aspiramos a escribir algo peor.

El ombligo no es un órgano tan importante como imaginan ustedes... ¡Señores poetas!

¿Estupidez? ¿Ingenuidad? ¿Política?... "Seamos argentinos", gritan algunos... sin advertir que la nacionalidad es algo tan fatal como la conformación de nuestro esqueleto.

Delatemos un onanismo más: el de izar la bandera cada cinco minutos.

Lo primero que nos enseñan las telas de Chardin es que, para llegar a la pulcritud, al reposo, a la sensatez que alcanzó Chardin, no hay más remedio que resignarnos a pasar la vida en zapatillas.

Facilísimo haber previsto la muerte de Apollinaire, dado que el cerebro de Apollinaire era una fábrica de pirotecnia que constantemente inventaba los más bellos juegos de artificio, los cohetes de más lindo color, y era fatal que al primero que se le escapara entre el fango de la trinchera, una granada le rebanara el cráneo.

Los esclavos miguelangelescos poseen un olor tan iodado, tan acre que, por menos paladar que tengamos basta gustarlo alguna vez para convencerse de que fueron esculpidos por la rompiente. (No me refiero a los del Louvre; modelados por el mar, un día de esos en que fabrica merengues sobre la arena).

¡La opinión que se tendrá de nosotros cuando sólo quede de nosotros lo que perdura de la vieja China o del viejo Egipto!

¡Impongámosnos ciertas normas para volver a experimentar la complacencia ingenua de violarlas! La rehabilitación de la infidelidad reclama de nosotros un candor semejante. ¡Ruboricémonos de no poder ruborizarnos y reinventemos las prohibiciones que nos convengan, antes de que la libertad alcance a esclavizarnos completamente!

El cemento armado nos proporciona una satisfacción semejante a la de pasarnos la mano por la cara, después de habernos afeitado.

¡Los vidrios catalanes y las estalactitas de Mallorca con que Anglada prepara su paleta!

Los cubistas salvaron a la pintura de las corrientes de aire, de los rayos de sol que amenazaban derretirla pero -al cerrar herméticamente las ventanas, que los impresionistas habían abierto en un exceso de entusiasmo- le suministraron tal cúmulo de recetas, una cantidad tan grande de ventosas que poco faltó para que la asfixiaran y la dejasen descarnada, como un esqueleto.

Hay poetas demasiado inflamables. ¿Pasan unos senos recién inaugurados? El cerebro se les incendia. ¡Comienza a salirles humo de la cabeza!

"La Maja Vestida" está más desnuda que la "maja desnuda".

Las telas de Velázquez respiran a pleno pulmón; tienen una buena tensión arterial, una temperatura normal y una reacción Wasserman negativa.

¡Quién hubiera previsto que las Venus griegas fuesen capaces de perder la cabeza!

Hay acordes, hay frases, hay entonaciones en D'Annunzio que nos obligan a perdonarle su "fiatto", su "bella voce", sus actitudes de tenor.

Azorín ve la vida en diminutivo y la expresa repitiendo lo diminutivo, hasta darnos la sensación de la eternidad.

¡El Arte es el peor enemigo del arte!... un fetiche ante el que ofician, arrodillados, quienes no son artistas.

Lo que molesta más en Cézanne es la testarudez con que, delante de un queso, se empeña en repetir: "esto es un queso".

El espesor de las nalgas de Rabelais explica su optimismo. Una visión como la suya, requiere estar muellemente sentada para impedir que el esqueleto nos proporcione un pregusto de muerte.

La arquitectura árabe consiguió proporcionarle a la luz, la dulzura y la voluptuosidad que adquiere la luz, en una boca entreabierta de mujer.

Hasta el advenimiento de Hugo, nadie sospechó el esplendor, la amplitud, el desarrollo, la suntuosidad a que alcanzaría el genio del "camelo".

Es tanta la mala educación de Pió Baroja, y es tan ingenua la voluptuosidad que siente Pío Baroja en ser mal educado, que somos capaces de perdonarle la falta de educación que significa llamarse: Pío Baroja.

No hay que confundir poesía con vaselina; vigor, con camiseta sucia.

El estilo de Barres es un estilo de onda, un estilo que acaba de salir de la peluquería.

Lo único que nos impide creer que Saint Saens haya sido un gran músico, es haber escuchado la música de Saint Sáéns.

¿Las Vírgenes de Murillo?

Como vírgenes, demasiado mujeres.

Como mujeres, demasiado vírgenes.

Todas las razones que tendríamos para querer a Velázquez, si la única razón del amor no consistiera en no tener ninguna.

Los surtidores del Alhambra conservan la versión más auténtica de "Las mil y una noches", y la murmuran con la fresca monotonía que merecen.

Si Rubén no hubiera poseído unas manos tan finas!... ¡Si no se las hubiese mirado tanto al escribir!...

La variedad de cicuta con que Sócrates se envenenó se llamaba "Conócete a ti mismo".

¡Cuidado con las nuevas recetas y con los nuevos boticarios! ¡Cuidado con las decoraciones y "la couleur lócale"! ¡Cuidado con los anacronismos que se disfrazan de aviador! ¡Cuidado con el excesivo dandysmo de la indumentaria londinense! ¡Cuidado -sobre todo- con los que gritan: "¡Cuidado!" cada cinco minutos!

Ningún aterrizaje más emocionante que el "aterrizaje" forzoso de la Victoria de Samotracia.

Goya grababa, como si "entrara a matar".

El estilo de Renán se resiente de la flaccidez y olor a sacristía de sus manos... demasiado aficionadas "a lavarse las manos".

La Gioconda es la única mujer viviente que sonríe como algunas mujeres después de muertas.

Nada puede darnos una certidumbre más sensual y un convencimiento tan palpable del origen divino de la vida, como el vientre recién fecundado de la Venus de Milo.

El problema más grave que Goya resolvió al pintar sus tapices, fue el dosaje de azúcar; un terrón más y sólo hubieran podido usarse como tapas de bomboneras.

Los rizos, las ondulaciones, los temas "imperdibles" y, sobre todo, el olor a "vera violetta" de las melodías italianas.

Así como un estiló maduro nos instruye -a través de una descripción de Jerusalén- del gesto con que el autor se anuda la corbata, no existirá un arte nacional mientras no sepamos pintar un paisaje noruego con un inconfundible sabor a carbonada.

¿Por qué no admitir que una gallina ponga un trasatlántico, si creemos en la existencia de Rimbaud, sabio, vidente y poeta a los 12 años?

¡El encarnizamiento con que hundió sus pitones, el toro aquél, que mató a todos los Cristos españoles!

Rodin confundió caricia con modelado; espasmo con inspiración; "atelier" con alcoba.

Jamás existirán caballos capaces de tirar un par de patadas que violenten, más rotundamente, las leyes de la perspectiva y posean, al mismo tiempo, un concepto más equilibrado de la composición, que el par de patadas que tiran los heroicos percherones de Paolo Uccello.

Nos aproximamos a los retratos del Greco, con el propósito de sorprender las sanguijuelas que se ocultan en los repliegues de sus golillas.

Un libro debe construirse como un reloj, y venderse como un salchichón.

Con la poesía sucede lo mismo que con las mujeres: llega un momento en que la única actitud respetuosa consiste en levantarles la pollera.

Los críticos olvidan, con demasiada frecuencia, que una cosa es cacarear, otra, poner el huevo.

Trasladar al plano de la creación la fervorosa voluptuosidad con que, durante nuestra infancia, rompimos a pedradas todos los faroles del vecindario.

¡Si buena parte de nuestros poetas se convenciera de que la tartamudez es preferible al plagio!

Tanto en arte, como en ciencia, hay que buscarle las siete patas al gato.

El barroco necesitó cruzar el Atlántico en busca del trópico y de la selva para adquirir la ingenuidad candorosa y llena de fasto que ostenta en América.

¿Cómo dejar de admirarla prodigalidad y la perfección con que la mayoría de nuestros poetas logra el prestigio de realizar el vacío absoluto?

A fuerza de gritar socorro se corre el riesgo de perder la voz.

En los mapas incunables, África es una serie de islas aisladas, pero los vientos hinchan sus cachetes en todas direcciones.

Los paréntesis de Faulkner son cárceles de negros.

Estamos tan pervertidos que la inhabilidad de lo ingenuo nos parece el "sumun" del arte.

La experiencia es la enfermedad que ofrece el menor peligro de contagio.

En vez de recurrir al whisky, Turner se emborracha de crepúsculo.

Las mujeres modernas olvidan que para desvestirse y desvestirlas se requiere un mínimo de indumentaria.

La vida es un largo embrutecimiento. La costumbre nos teje, diariamente, una telaraña en las pupilas; poco a poco nos aprisiona la sintaxis, el diccionario; los mosquitos pueden volar tocando la corneta, carecemos del coraje de llamarlos arcángeles, y cuando deseamos viajar nos dirigimos a una agencia de vapores en vez de metamorfosear una silla en un trasatlántico.

Ningún Stradivarius comparable en forma, ni en resonancia, a las caderas de ciertas colegialas.

¿Existe un llamado tan musicalmente emocionante como el de la llamarada de la enorme gasa que agita Isolda, reclamando desesperadamente la presencia de Tristán?

Aunque ellos mismos lo ignoren, ningún creador escribe para los otros, ni para sí mismo, ni mucho menos, para satisfacer un anhelo de creación, sino porque no puede dejar de escribir.

Ante la exquisitez del idioma francés, es comprensible la atracción que ejerce la palabra "merde".

El adulterio se ha generalizado tanto que urge rehabilitarlo o, por lo menos, cambiarle de nombre.

Las distancias se han acortado tanto que la ausencia y la nostalgia han perdido su sentido.

Tras todo cuadro español se presiente una danza macabra.

Lo prodigioso no es que Van Gogh se haya cortado una oreja, sino que conservara la otra.

La poesía siempre es lo otro, aquello que todos ignoran hasta que lo descubre un verdadero poeta.

Hasta Darío no existía un idioma tan rudo y maloliente como el español.

Segura de saber donde se hospeda la poesía, existe siempre una multitud impaciente y apresurada que corre en su busca pero, al llegar donde le han dicho que se aloja y preguntar por ella, invariablemente se le contesta: Se ha mudado.

Sólo después de arrojarlo todo por la borda somos capaces de ascender hacia nuestra propia nada.

La serie de sarcófagos que encerraban a las momias egipcias, son el desafío más perecedero y vano de la vida ante el poder de la muerte.

Los pintores chinos no pintan la naturaleza, la sueñan.

Hasta la aparición de Rembrandt nadie sospechó que la luz alcanzaría la dramaticidad e inagotable variedad de conflictos de las tragedias shakespearianas.

Aspiramos a ser lo que auténticamente somos, pero a medida que creemos lograrlo, nos invade el hartazgo de lo que realmente somos.

Ambicionamos no plagiarnos ni a nosotros mismos, a ser siempre distintos, a renovarnos en cada poema, pero a medida que se acumulan y forman nuestra escueta o frondosa producción, debemos reconocer que a lo largo de nuestra existencia hemos escrito un solo y único poema.
Hoy amanecí con los puños cerrados
pero no lo tomen al pie de la letra
es apenas un signo de pervivencia
declaración de guerra o de nostalgia
a lo sumo contraseña o imprecación
al ciclo sordomudo y nubladísimo

sucede que ya es el tercer año
que voy ele gente en pueblo
ele aeropuerto en frontera
ele solidaridad en solidaridad
de cerca en lejos
de apartado en casilla
de hotelito en pensión
de apartamentito casi camarote
a otro con teléfono y water-comedor

además
de tanto mirar hacia el país
se me fue desprendiendo la retina
ahora ya la prendieron de nuevo,
así que miro otra vez hacia el país

llena pletórica de vacíos
mártir de su destino provisorio
patria arrollada en su congoja
puesta provisoriamente a morir
guardada por sabuesos no menos provisorios

pero los hombres de mala voluntad
no serán provisoriamente condenados
para ellos no habrá paz en la tierrita
ni de ellos será el reino de los cielos
ya que como es público y notorio
no son pobres de espíritu

los hombres de mala voluntad
no sueñan con muchachas y justicia
sino con locomotoras y elefantes
que acaban desprendiéndose de un guinche ecuánime
que casualmente pende sobre sus testas
no sueñan como nosotros con primaveras y alfabetizaciones
sino con robustas estatuas al gendarme desconocido
que a veces se quiebran como mazapán

los hombres de mala voluntad
no todos sino los verdaderamente temerarios
cuando van al analista y se confiesan
somatizan el odio y acaban vomitando

a propósito
son ellos que gobiernan
gobiernan con garrotes expedientes cenizas
con genuflexiones concertadas
y genuflexiones espontáneas
minidevaluaciones que en realidad son mezzo
mezzodevaluaciones que en realidad son macro

gobiernan con maldiciones y sin malabarismos
con malogros y malos pasos
con maltusianismo y malevaje
con malhumor y malversaciones
con maltrato y malvones
ya que aman las flores como si fueran prójimos
pero no viceversa

los hombres de pésima voluntad
todo lo postergan y pretergan
tal vez por eso no hacen casi nada
y ese poco no sirve

si por ellos fuera le pondrían
un durísimo freno a la historia
tienen pánico (le que ésta se desboque
y les galopo por encima pobres
tienen otras inquinas verbigracia
no les gustan los jóvenes tú el himno
los jóvenes bah no es una sorpresa
el himno porque dice tiranos temblad
y eso les repercute en el duodeno
pero sobre todo les desagrada
porque cuando lo oyen
obedecen y tiemblan
sus enemigos son cuantiosos y tercos
marxistas economistas niños sacerdotes
pueblos y más pueblos
qué lata es imposible acabar con los pueblos
y casi cien catervas internacionales
due tienen insolentes exigencias
como pan nuestro y amnistía
no se sabe por qué
los obreros y estudiantes no los aman

sus amigos entrañables tienen
algunas veces mala entraña
digamos Pinochet y el apartheid
dime con quién andas y te diré go home

también existen leves contradicciones
algo así como una dialéctica de oprobio
por ejemplo un presidio se llama libertad
de modo que si dicen con orgullo
aquí el ciudadano vive en libertad
significa que tiene diez años de condena

es claro en apariencia nos hemos ampliado
ya que invadimos los cuatro cardinales
en venezuela hay como treinta mil
incluidos cuarenta futbolistas
en sidney oceanía
hay una librería de autores orientales
que para sorpresa de los australianos
no son confucio ni lin yu tang
sino onetti vilariño arregui espínola
en barcelona un café petit montevideo
y otro localcito llamado el quilombo
nombre que dice algo a los rioplatenses
pero muy poca cosa a los catalanes
en buenos aires setecientos mil o sea no caben más
y así en méxico nueva york porto alegre la habana
panamá quito argel estocolmo parís
lisboa maracaibo lima amsterdam madrid
roma xalapa pau caracas san francisco montreal
bogotá londres mérida goteburgo moscú
efe todas partes llegan sobres de la nostalgia
narrando cómo hay que empezar desde cero
navegar por idiomas que apenas son afluentes
construirse algún sitio en cualquier sitio
a veces           lindas
veces             con manos solidarias
y otras           amargas
veces               recibiendo en la nunca
la mirada xenófoba

de todas partes llegan serenidades
de todas partes llegan desesperaciones
oscuros silencios de voz quebrada
uño de cada mil se resigna a ser otro

y sin embargo somos privilegiados

con esta rabia melancólica
este arraigo tan nómada
este coraje hervido en la tristeza
este desorden este no saber
esta ausencia a pedazos
estos huesos que reclaman su lecho
con todo este derrumbe misterioso
con todo este fichero de dolor
somos privilegiados

después de todo amamos discutimos leemos
aprendemos sueco catalán portugués
vemos documentales sobre el triunfo
en vietnam la libertad de angola
fidel a quien la historia siempre absuelve
y en una esquina de carne y hueso
miramos cómo transcurre el mundo
escuchamos coros salvacionistas y afónicos
contemplamos viajeros y laureles
aviones que escriben en el cielo
y tienen mala letra
soportamos un ciclón de trópico
o un diciembre de nieve

podemos ver la noche sin barrotes
poseer un talismán         o en su defecto un perro
hostezar escupir lagrimear
soñar suspirar confundir
quedar hambrientos o saciados
trabajar permitir maldecir
jugar descubrir acariciar
sin que el ojo cancerbero vigile

pero
         y los otros
qué pensarán los otros
si es que tienen ánimo y espacio
para pensar en algo

qué pensarán los que se encaminan
a la máquina buitre         a la tortura hiena
qué quedará a los que jadean de impotencia
qué a los que salieron semimuertos
e ignoran cuándo volverán al cepo
qué rendija de orgullo
qué gramo de vida
ciegos en su capucha
mudos de soledad
inermes en la espera

ni el recurso les queda de amanecer puteando
no sólo oyen las paredes
también escuchan los colchones si hay
las baldosas si hay
el inodoro si hay
y los barrotes que ésos siempre hay

cómo recuperarlos del suplicio y el tedio
cómo salvarlos de la muerte sucedánea
cómo rescatarlos del rencor que carcome

el exilio también tiene barrotes

sabemos dónde está cada ventana
cada plaza cada madre cada loma
dónde está el mejor ángulo ele cíelo
cómo se mueven las dunas y gaviotas
dónde está la escuelita con el hijo
del laburante que murió sellado
dónde quedaron enterrados los sueños
de los muertos y también de los vivos
dónde quedó el resto del naufragio
y dónde están los sobrevivientes

sabemos dónde rompen las olas más agudas
y dónde y cuándo empalaga la luna
y también cuándo sirve como única linterna

sabemos todo eso y sin embargo
el exilio también tiene barrotes

allí donde el pueblo a durísimas penas
sobrevive entre la espada tan fría que da asco
y la pared que dice libertad o muer
porque el adolesente ya no pudo

allí pervierte el aire una culpa innombrable
tarde horrenda de esquinas sin muchachos
hajo un sol que se desploma como buscando
el presidente ganadero y católico
es ganadero basta en sus pupilas bueyunas
y preconciliar pero de trento
el presidente es partidario del rigor
y la exigencia en interrogatorios
hay que aclarar que cultiva el pleonasmo
ya que el rigor siempre es exigente
y la exigencia siempre es rigurosa
tal vez quiso decir algo más simple
por ejemplo que alienta la tortura

seguro el presidente no opinaría lo mismo
si una noche pasara de ganadero a perdidoso
y algún otro partidario kyric eleison
del rigor y la exigencia kyrie eleison
le metiera las bueyunas en un balde de mierda
pleonasmo sobre el que hay jurisprudencia

parece que las calles ahora no tienen baches
y después del ángelus ni baches ni transeúntes
los jardines públicos están preciosos
las estatuas sin **** de palomas

después de todo no es tan novedoso
los gobiernos musculosos siempre se jactan
de sus virtudes municipales

es cierto que esos méritos no salvan un país
tal vez haya algún coronel que lo sepa

al pobre que quedó a solas con su hambre
no le importa que esté cortado el césped
los padres que pagaron con un hijo al contado
ignoran esos hoyos que tapó el intendente

a juana le amputaron el marido
no le atañe la poda de los plátanos

los trozos de familia no valoran
la sólida unidad de las estatuas

de modo que no vale la gloria ni la pena
que gasten tanto erario en ese brillo

aclaro que no siempre
amanezco con los puños cerrados

hay mañanas en que me desperezo
y cuando el pecho se me ensancha
y abro la boca como pez en el aire
siento que aspiro una tristeza húmeda
una tristeza que me invade entero
y que me deja absorto suspendido
y mientras ella lentamente se mezcla
con mi sangre y hasta con mi suerte
pasa por viejas y nuevas cicatrices
algo así como costuras mal cosidas
que tengo en la memoria en el estómago
en el cerebro en las coronarias
en un recodo del entusiasmo
en el fervor convaleciente
en las pistas que perdí para siempre
en las huellas que no reconozco
en el rumbo que oscila como un péndulo

y esa tristeza madrugadora y gris
pasa por los rostros de mis iguales
Unos lejanos perdidos en la escarcha
otros no sé dónde       deshechos o rehechos

el viejo que aguantó y volvió a aguantar
la llaca con la boca destruida
el gordo al que castraron
y los otros los otros y los otros
otros innumerables y fraternos
mi tristeza los toca con abrupto respeto
y las otras las otras y las otras
otras esplendorosas y valientes
mi tristeza las besa una por una

no sé qué les debemos
pero eso que no sé
sé que es muchísimo

esto es una derrota
hay cine decirlo
vamos a no mentirnos nunca más
a no inventar triunfos de cartón

si quiero rescatarme
si quiero iluminar esta tristeza
si quiero no doblarme de rencor
ni pudrirme de resentimiento
tengo que excavar hondo
hasta mis huesos
tengo que excavar hondo en el pasado
y hallar por fin la verdad maltrecha
con mis manos que ya no son las mismas

pero no sólo eso
tendré que excavar hondo en el futuro
y buscar otra vez la verdad
con mis manos que tendrán otras manos

que tampoco serán ya las mismas
pues tendrán otras manos

habrá que rescatar el vellocino
que tal vez era sólo de lana
rescatar la verdad más sencilla
y una vez que la hayamos aprendido
y sea tan nuestra como
las articulaciones o los tímpanos
entonces basta basta basta
de autoflagelaciones y de culpas
todos tenemos nuestra rastra
claro
pero la autocrítica
                               no es una noria
no voy a anquilosarme en el reproche
y no voy a infamar a mis hermanos
el baldón y la ira los reservo
para los hombres de mala voluntad
para los que nos matan nos expulsan
nos cubren de amenazas nos humillan
nos cortan la familia en pedacitos
nos quitan el país verde y herido
nos quieren condenar al desamor
nos queman el futuro
nos hacen escuchar cómo crepita

el baldón y la ira
que esto quede bien claro
yo los reservo para el enemigo

con mis hermanos porfiaré
es natural
sobre planes y voces
trochas atajos y veredas
pasos atrás y pasos adelante
silencios oportunos       omisiones que no
coyunturas mejores o peores
pero tendré a la vista que son eso
hermanos

si esta vez no aprendemos
será que merecemos la derrota
y sé que merecemos la victoria

el paisito está allá
                              y es una certidumbre
a lo mejor ahora está lloviendo
allá sobre la tierra

y aquí
bajo este transparente sol de libres
aquella lluvia cala hasta mis bronquios
me empapa la vislumbre
me refresca los signos
lava mi soledad

la victoria es tan sólo
un tallito que asoma
pero esta lluvia patria
le va a hacer mucho bien
creo que la victoria estará como yo
ahí nomás germinando
digamos aprendiendo a germinar
la buena tierra artigas revive con la lluvia
habrá uvas y duraznos y vino
barro para amasar
muchachas con el rostro hacia las nubes
para que el chaparrón borre por fin las lágrimas

ojalá que perdure
hace bien este riego
a vos a mí al futuro
a la patria sin más

hace bien si llovemos mi pueblo torrencial
donde estemos
                            allá
                                   o en cualquier parte

sobre todo si somos la lluvia y el solar
la lluvia y las pupilas y los muros
la bóveda la lluvia y el ranchito
el río y los tejados y la lluvia

furia paciente
                        lluvia
                                  iracundo silencio
allá y en todas partes

ah tierra lluvia pobre
modesto pueblo torrencial

con tan buen aguacero
la férrea dictadura
acabará oxidándose

y la victoria crecerá despacio
como siempre han crecido las victorias.
Después de todo qué complicado es el amor breve
y en cambio qué sencillo el largo amor
digamos que éste no precisa barricadas
contra el tiempo ni contra el destiempo
ni se enreda en fervores a plazo fijo

el amor breve aún en aquellos tramos
en que ignora su proverbial urgencia
siempre guarda o esconde o disimula
semiadioses que anuncian la invasión del olvido
en cambio el largo amor no tiene cismas
ni soluciones de continuidad
más bien continuidad de soluciones

esto viene ligado a una historia la nuestra
quiero decir de mi mujer y mía
historia que hizo escala en treinta marzos
que a esta altura son como treinta puentes
como treinta provincias de la misma memoria
porque cada época de un largo amor
cada capítulo de una consecuente pareja
es una región con sus propios árboles y ecos
sus propios descampados sus tibias contraseñas

he aquí que mi mujer y yo somos lo que se llama
una pareja corriente y por tanto despareja
treinta años incluidos los ocho bisiestos
de vida en común y en extraordinario

alguien me informa que son bodas de perlas
y acaso lo sean ya que perla es secreto
y es brillo llanto fiesta hondura
y otras alegorías que aquí vienen de perlas

cuando la conocí
tenía apenas doce años y negras trenzas
y un perro atorrante
que a todos nos servía de felpudo
yo tenía catorce y ni siquiera perro
calculé mentalmente futuro y arrecifes
y supe que me estaba destinada
mejor dicho que yo era el destinado
todavía no se cuál es la diferencia

así y todo tardé seis años en decírselo
y ella un minuto y medio en aceptarlo

pasé una temporada en buenos aires
y le escribía poemas o pancartas de amor
que ella ni siquiera comentaba en contra
y yo sin advertir la grave situación
cada vez escribía más poemas más pancartas
realmente fue una época difícil

menos mal que decidí regresar
como un novio pródigo cualquiera
el hermano tenía bicicleta
claro me la prestó y en rapto de coraje
salí en bajada por la calle almería
ah lamentablemente el regreso era en repecho

ella me estaba esperando muy atenta
cansado como un perro aunque enhiesto y altivo
bajé de aquel siniestro rodado y de pronto
me desmayé en sus brazos providenciales
y aunque no se ha repuesto aún de la sorpresa
juro que no lo hice con premeditación

por entonces su madre nos vigilaba
desde las más increíbles atalayas
yo me sentía cancerbado y miserable
delincuente casi delicuescente

claro eran otros tiempos y montevideo
era una linda ciudad provinciana
sin capital a la que referirse
y con ese trauma no hay terapia posible
eso deja huellas en las plazoletas

era tan provinciana que el presidente
andaba sin capangas y hasta sin ministros

uno podía encontrarlo en un café
o comprándose corbatas en una tienda
la prensa extranjera destacaba ese rasgo
comparándonos con suiza y costa rica

siempre estábamos llenos de exilados
así se escribía en tiempos suaves
ahora en cambio somos exiliados
pero la diferencia no reside en la i

eran bolivianos paraguayos cariocas
y sobre todo eran porteños
a nosotros nos daba mucha pena
verlos en la calle nostalgiosos y pobres
vendiéndonos recuerdos y empanadas

es claro son antiguas coyunturas
sin embargo señalo a lectores muy jóvenes
que graham bell ya había inventado el teléfono
de aquí que yo me instalara puntualmente a las seis
en la cervecería de la calle yatay
y desde allí hacía mi llamada de novio
que me llevaba como media hora

a tal punto era insólito mi lungo metraje
que ciertos parroquianos rompebolas
me gritaban cachádome al unísono
dale anclao en parís

como ven el amor era dura faena
y en algunas vergüenzas
casi insdustria insalubre

para colmo comí abundantísima lechuga
que nadie había desinfectado con carrel
en resumidas cuentas contraje el tifus
no exactamente el exantemático
pero igual de alarmante y podrido
me daban agua de apio y jugo de sandía
yo por las dudas me dejé la barba
e impresionaba mucho a las visitas

una tarde ella vino hasta mi casa
y tuvo un proceder no tradicional
casi diría prohibido y antihigiénico
que a mi me pareció conmovedor
besó mis labios tíficos y cuarteados
conquistándome entonces para siempre
ya que hasta ese momento no creía
que ella fuese tierna inconsciente y osada

de modo que no bien logré recuperar
los catorce kilos perdidos en la fiebre
me afeité la barba que no era de apóstol
sino de bichicome o de ciruja
me dediqué a ahorrar y junté dos mil mangos
cuando el dólar estaba me parece a uno ochenta

además decidimos nuestras vocaciones
quiero decir vocaciones rentables
ella se hizo aduanera y yo taquígrafo

íbamos a casarnos por la iglesia
y no tanto por dios padre y mayúsculo
como por el minúsculo jesús entre ladrones
con quien siempre me sentí solidario
pero el cura además de católico apostólico
era también romano y algo tronco
de ahí que exigiera no sé qué boleta
de bautismo o tal vez de nacimiento

si de algo estoy seguro es que he nacido
por lo tanto nos mudamos a otra iglesia
donde un simpático pastor luterano
que no jodía con los documentos
sucintamente nos casó y nosotros
dijimos sí como dándonos ánimo
y en la foto salimos espantosos

nuestra luna y su miel se llevaron a cabo
con una praxis semejante a la de hoy
ya que la humanidad ha innovado poco
en este punto realmente cardinal

fue allá por marzo del cuarenta y seis
meses después que daddy truman
conmovido generoso sensible expeditivo
convirtiera a hiroshima en ciudad cadáver
en inmóvil guiñapo en no ciudad

muy poco antes o muy poco después
en brasil adolphe berk embajador de usa
apoyaba qué raro el golpe contra vargas
en honduras las inversiones yanquis
ascendían a trescientos millones de dólares
paraguay y uruguay en intrépido ay
declaraban la guerra a alemania
sin provocar por cierto grandes conmociones
en chile allende era elegido senador
y en haití los estudiantes iban a la huelga
en martinica aimé cesaire el poeta
pasaba a ser alcalde en fort de france
en santo domingo el PCD
se transformaba en PSP
y en méxico el PRM
se transformaba en PRI
en bolivia no hubo cambios de siglas
pero faltaban tres meses solamente
para que lo colgaran a villarroel
argentina empezaba a generalizar
y casi de inmediato a coronelizar

nosotros dos nos fuimos a colonia suiza
ajenos al destino que se incubaba
ella con un chaleco verde que siempre me gustó
y yo con tres camisas blancas

en fin después hubo que trabajar
y trabajamos treinta años
al principio éramos jóvenes pero no lo sabíamos
cuando nos dimos cuenta ya no éramos jóvenes
si ahora todo parece tan remoto será
porque allí una familia era algo importante
y hoy es de una importancia reventada

cuando quisimos acordar el paisito
que había vivido una paz no ganada
empezó lentamente a trepidar
pero antes anduvimos muy campantes
por otras paces y trepidaciones
combinábamos las idas y las vueltas
la rutina nacional con la morriña allá lejos
viajamos tanto y con tantos rumbos
que nos cruzábamos con nosotros mismos
unos eran viajes de imaginación qué baratos
y otros qué lata con pasaporte y vacuna

miro nuestras fotos de venecia de innsbruck
y también de malvín
del balneario solís o el philosophenweg
estábamos estamos estaremos juntos
pero cómo ha cambiado el alrededor
no me refiero al fondo con mugrientos canales
ni al de dunas limpias y solitarias
ni al hotel chajá ni al balcón de goethe
ni al contorno de muros y enredaderas
sino a los ojos crueles que nos miran ahora

algo ocurrió en nuestra partícula de mundo
que hizo de algunos hombres maquinarias de horror
estábamos estamos estaremos juntos
pero qué rodeados de ausencias y mutaciones
qué malheridos de sangre hermana
qué enceguecidos por la hoguera maldita

ahora nuestro amor tiene como el de todos
inevitables zonas de tristeza y presagios
paréntesis de miedo incorregibles lejanías
culpas que quisiéramos inventar de una vez
para liquidarlas definitivamente

la conocida sombra de nuestros cuerpos
ya no acaba en nosotros
sigue por cualquier suelo cualquier orilla
hasta alcanzar lo real escandaloso
y lamer con lealtad los restos de silencio
que también integran nuestro largo amor

hasta las menudencias cotidianas
se vuelven gigantescos promontorios
la suma de corazón y corazón
es una suasoria paz que quema
los labios empiezan a moverse
detrás del doble cristal sordomudo
por eso estoy obligado a imaginar
lo que ella imagina y viceversa

estábamos estamos estaremos juntos
a pedazos a ratos a párpados a sueños
soledad norte más soledad sur
para tomarle una mano nada más
ese primario gesto de la pareja
debí extender mi brazo por encima
de un continente intrincado y vastísimo
y es difícil no sólo porque mi brazo es corto
siempre tienen que ajustarme las mangas
sino porque debo pasar estirándome
sobre las torres de petróleo en maracaibo
los inocentes cocodrilos del amazonas
los tiras orientales de livramento

es cierto que treinta años de oleaje
nos dan un inconfundible aire salitroso
y gracias a él nos reconocemos
por encima de acechanzas y destrucciones

la vida íntima de dos
esa historia mundial en livre de poche
es tal vez un cantar de los cantares
más el eclesiastés y sin apocalipsis
una extraña geografía con torrentes
ensenadas praderas y calmas chichas

no podemos quejarnos
en treinta años la vida
nos ha llevado recio y traído suave
nos ha tenido tan pero tan ocupados
que siempre nos deja algo para descubrirnos
a veces nos separa y nos necesitamos
cuando uno necesita se siente vivo
entonces nos acerca y nos necesitamos

es bueno tener a mi mujer aquí
aunque estemos silenciosos y sin mirarnos
ella leyendo su séptimo círculo
y adivinando siempre quién es el asesino
yo escuchando noticias de onda corta
con el auricular para no molestarla
y sabiendo también quién es el asesino

la vida de pareja en treinta años
es una colección inimitable
de tangos diccionarios angustias mejorías
aeropuertos camas recompensas condenas
pero siempre hay un llanto finísimo
casi un hilo que nos atraviesa
y va enhebrando una estación con otra
borda aplazamientos y triunfos
le cose los botones al desorden
y hasta remienda melancolías

siempre hay un finísimo llanto un placer
que a veces ni siquiera tiene lágrimas
y es la parábola de esta historia mixta
la vida a cuatro manos el desvelo
o la alegría en que nos apoyamos
cada vez más seguros casi como
dos equilibristas sobre su alambre
de otro modo no habríamos llegado a saber
qué significa el brindis que ahora sigue
y que lógicamente no vamos a hacer público
Natalia Rivera Mar 2015
7:15, viernes.
Era un viernes usual, llegue a su casa a eso de las 7:15; el cielo tenia pinceladas grises acompañado de una que otra estrella extraviada. Mientras observaba detenidamente, él se asoma por el balcón haciéndome un gesto de “entra” así que eso hice. Al entrar vi que en la sala no había nadie:
- ¿Dónde están tus padres? Le pregunte confundida
- Salieron a visitar a mi abuela.
Entre en su cuarto, el cual es demasiado espacioso para una sola persona. En las paredes cuelgan sus pinturas o algunas fotos de nosotros, en la esquina esta su computadora con los papeles compulsivamente organizados. Esta su cama con algunos cojines y un viejo y horrible sofá color amarillo. Como de costumbre deje mis zapatos al lado de la puerta, las ventanas estaban todas cerradas, lo único que le daba ventilación al cuarto era un viejo abanico en el piso así que encendí el aire acondicionado. Fui de camino hacia la puerta y me detuve justo frente al espejo, parecía una demente. Tenía unos pantalones cortos color crema con una camiseta negra la cual tenía un pequeño bordado de flores. Me encontraba frente a mi doble tratando de ver si me veía gorda cuando siento su mirada, penetrando en mi piel así que sonrió al instante.
-¿Qué se supone que haces?
- Tratando de no verme gorda
Él se queda callado y al cabo de varios minutos se va y cierra la puerta. Y ahí me encontraba yo, en el cuarto de mi novio, el que fue bendecido con tanta paciencia que podía llenar una tapa de botella. Molesta, fui a apagar la luz y me tire en su cama, pensando en que sucedería después cuando sonido de la ducha me trajo de vuelta a la realidad así que decidí arroparme y tratar de dormirme.
  
8:20, viernes.

El sonido de la puerta me despierta, busco mi teléfono y son las 8:20. Sigo dormida y algo confundida así que no logro ver dónde está el así que permanezco acostada intentando sin conseguirlo despertar. La cama se baja y sé que él se sentó así que me levanto y encuentro su cara.
-¿Por qué no me dijiste que te ibas a bañar?
- Estabas ocupada pensando en babosadas, en cambio, yo necesitaba un tiempo para pensarte detenidamente. – comenzó a acariciarme el rostro y continuo- ¿Acaso no entiendes que no tienes que ser flaca para que te desee? No te das cuenta, pero te deseo cada momento que te veo, cada vez que te tengo quisiera poder hacer estas cosas. Intente preguntar qué cosas pero su boca me lo impidió. Comenzó a besarme lento, como si hubiésemos tenido toda la noche para besarnos, como si sus padres jamás fueran a llegar. Seguido de un vals de  caricias buscando más allá de mi ropa, comenzó a quitármela despacio, como si estuviera escribiendo una historia. Lo tenía desnudo frente a mí, era mío y por ese lapso de tiempo podía hacer lo que quisiera con él. Podía besar cada centímetro de su cuerpo, acariciarlo en las partes que quisiera con la velocidad que quisiera, sentía como se hundía en mi cuerpo, como su respiración se iba cortando, como íbamos perdiendo la cordura hasta estallar.
11:54, casi sábado.

Yacíamos uno encima del otro, sin movernos, despeinados, sudados, saboreando el fulgor que brotaban nuestros cuerpos. Podía sentir su corazón latir, entrelazaba su pelo entre mis dedos preguntándome que sería de mis noches grises sin él. No podía parar de mirarlo, porque sabía que era el con quien quería pasar el resto de mis días, quería dejarle saber que lo iba a amar hasta que el cielo deje de dar espectáculos en las tardes, hasta que cada rincón del océano sea explorado, hasta que mi corazón este seco. Y aun así, lo amaría desenfrenadamente.
El gobierno francés, ¿o fue el gobierno inglés?, puso una lápida
En esa casa de 8 Great College Street, Camden Town, Londres,
Adonde en una habitación Rimbaud y Verlaine, rara pareja,
Vivieron, bebieron, trabajaron, fornicaron,
Durante algunas breves semanas tormentosas.
Al acto inaugural asistieron sin duda embajador y alcalde,
Todos aquellos que fueran enemigos de Verlaine y Rimbaud cuando vivían.

Con la tristeza sórdida que va con lo que es pobre,
No la tristeza funeral de lo que es rico sin espíritu.
Cuando la tarde cae, como en el tiempo de ellos,
Sobre su acera, húmedo y gris el aire, un organillo
Suena, y los vecinos, de vuelta del trabajo,
Bailan unos, los jóvenes, los otros van a la taberna.

Corta fue la amistad singular de Verlaine el borracho
Y de Rimbaud el golfo, querellándose largamente.
Mas podemos pensar que acaso un buen instante
Hubo para los dos, al menos si recordaba cada uno
Que dejaron atrás la madre inaguantable y la aburrida esposa.
Pero la libertad no es de este mundo, y los libertos,
En ruptura con todo, tuvieron que pagarla a precio alto.

Sí, estuvieron ahí, la lápida lo dice, tras el muro,
Presos de su destino: la amistad imposible, la amargura
De la separación, el escándalo luego; y para éste
El proceso, la cárcel por dos años, gracias a sus costumbres
Que sociedad y ley condenan, hoy al menos; para aquél a solas
Errar desde un rincón a otro de la tierra,
Huyendo a nuestro mundo y su progreso renombrado.

El silencio del uno y la locuacidad banal del otro
Se compensaron. Rimbaud rechazó la mano que oprimía
Su vida; Verlaine la besa, aceptando su castigo.
Uno arrastra en el cinto el oro que ha ganado; el otro
Lo malgasta en ajenjo y mujerzuelas. Pero ambos
En entredicho siempre de las autoridades, de la gente
Que con trabajo ajeno se enriquece y triunfa.

Entonces hasta la negra prostituta tenía derecho de insultarlos;
Hoy, como el tiempo ha pasado, como pasa en el mundo,
Vida al margen de todo, sodomía, borrachera, versos escarnecidos,
Ya no importan en ellos, y Francia usa de ambos nombres y ambas obras
Para mayor gloria de Francia y su arte lógico.
Sus actos y sus pasos se investigan, dando al público
Detalles íntimos de sus vidas. Nadie se asusta ahora, ni protesta.

"¿Verlaine? Vaya, amigo mío, un sátiro, un verdadero sátiro.
Cuando de la mujer se trata; bien normal era el hombre,
Igual que usted y que yo. ¿Rimbaud? Católico sincero,
como está demostrado".
Y se recitan trozos del "Barco Ebrio" y del soneto a las "Vocales".
Mas de Verlaine no se recita nada, porque no está de moda
Como el otro, del que se lanzan textos falsos en edición de lujo;
Poetas mozos de todos los países hablan mucho de él en sus provincias.

¿Oyen los muertos lo que los vivos dicen luego de ellos?
Ojalá nada oigan: ha de ser un alivio ese silencio interminable
Para aquellos que vivieron por la palabra y murieron por ella,
Como Rimbaud y Verlaine. Pero el silencio allá no evita
Acá la farsa elogiosa repugnante. Alguna vez deseó uno
Que la humanidad tuviese una sola cabeza, para así cortársela.
Tal vez exageraba: si fuera sólo una cucaracha, y aplastarla.
Nis Jun 2018
Busco amor donde no lo hay.
Busco arte donde sólo hay mierda.
En busca de la belleza me encuentro.
En pos de mi  sino me hallo.
Mal acompañada voy en este viaje.
Mal acompañada voy en la vida.
Cuatro amigos mal contados que se alejan.
Y tú que podrías estar tan cerca
pero estás tan lejos, tan lejos.
Lejos de mi camino se halla tu montaña
y mi pack de escalada se torna inútil.
Quisiera conocerte como no lo hago.
Quisiera que me conocieses como no lo haces.
Y mi pack de escalada se torna de piedra
y pesa, pesa, pesa...
Pesada mi alma por armas inútiles.
Cercenado mi corazón por mi propia mano.
Mi alma pesada por mi corazón cercenado.
Mi mente dolorida por mi estupidez humana.
Me siento inútil.
Inútil porque no se vivir sin tí y no te conozco
y ojalá conocerte.
Inútil porque lo que conozco se torna de oro
y el oro pesa, pesa, pesa...

Ni siquiera sé a quien va dedicado este poema.
Tal vez este poema vaya dedicado a mí.
Porque no me conozco.
Porque no me entiendo.
Porque no valgo para nada.
Mi cuerpo es inútil y es otro peso muerto
que pesa, pesa, pesa...
Mi cuerpo que odio con todas mis fuerzas.
Me gustaría otra vida,
me gustaría empezar de cero,
ser mujer desde el principio,
saber quién soy y saber qué quiero
pero nunca sabré qué soy
pero nunca sabré a quién quiero.
Voy a rajarme las venas esta noche.
Voy a hacerlo porque me pesa el alma
y atraviesa la cama y llega al suelo.
Estoy tirada en el suelo.
No se si voy a morir
pero mi sangre manchará el baño
y tal vez mi cabeza volverá a ser ligera,
como ligero vuela el boli sobre la página.

Tengo fijación por algunas palabras,
por algunas letras,
efe, efe, efe.
No me quiero pero quiero a las efes,
pero no sé a quién quiero,
pero no sé a quién va dirigido este poema,
pero creo que no me quiero pero...
Cierro los ojos y se me nubla la vista.
Quiero morir.
Otra vez...quiero morir.
Quiero morir otra vez.
Me asumo Jesús insatisfecho por su resucitar.
Me asumo Cronos en el abismo infernal,
llorando por no estar muerto
pese a estar muriendo.
Lloro por no estar muerta
pese a estar muriendo.
Digo que lloro pero no lloro.
No lloro porque no me quiero.
No me importa mi propia muerte.
No me importa que no me quieras
porque estoy muerta.
Me gustaría escribir como sangro.
Me gustaría escribir como mi vida se resbala
porque no la quiero.
Porque no me quiero.
Apuf, poema que escribí estando bastante depre, como se puede ver, pero tranquilos que sigo dando la vara por aquí.
Not gonna translate this one for now because I'm already feeling more depressed just for typing it, I don't wanna feel ever worse for translating it
michelle reicks Jun 2011
Déjenlas ir a sus casas
Sanas y salvas.
Paren la contaminación
En nuestras personas.
Nuestros niños están llorando
Pero hay silencio en los campos
Nuestras personas
Tienen hambre
Déjanlas comer
Nuestras personas
Tienen sed
Déjanlas beber
?Que están haciendo?
Ustedes beben con vasos de cristal
Pero nuestras personas
Beben con las latas sucias.
Nosotros estamos hacienda una función
Pero el público es ciego
Y algunas cierran los ojos
Abran los ojos
Las pesticidas están matándonos
Paren
Y no les importa
Tenemos el poder
De levantarnos.
Vamos a trabajar
Para nuestra libertad.
!Den la libertad!
16doesknowpoetpoemsecretporhewolosqueohhosersjustobamalasdoctorsu­essmartererpatternain'trightbigpayouyaylodoctah'smrdrprofessordin­erosyllablesreasonsobamacarerazoneshugeda10thimpeachacusedoctahsm­akethinksilabasenpeoplehousesupposedmoneythere'sawayusted murly hombres febifbibuufbjnujbfeujny87hndbashbay probablemente explicar pone cheerio 1616 stoopid dólares medicos vagos hacerles espanol oet oculto paga pagar yippee we're orr crecido goin' doesn't how's wouldn't here's others' razon numero africano realli muchos algunos cuales nacido stoppin' algunas demas nukes esos fueron traducción continuación ithway otway ossbay gorjsyfhrn3837dh99rddyduyd8778hdg87hhhdyqydeay njbfhsebtcu37uqiretruebey837ugt0dvg736yay uniformway egtay ifefugsuhcbjgvcbyehfb638eu3ay ywhay uchmay ucksay onsirbay andjbandhjabdhbauyay orfay hzbiuhrfibfiuht0uycgwtofi8yheweorfywoeryhwporay certificado mayoría deuda billones votantes trabajan onaldray unray ockknay 123q3873w938fhdhsjhruwhfdewryay oofway iway jnfdjnbsfhbhvbcgbhv6treyegcb isway doctah superererest emay avehay owrdsway ki-yay chargin' miastake mestakes arre capitally won't irlsgay emthay ontday ymay ofway itway ndfnbhdbucbf37gyjytbewguyu3dgjw7gje6rbyfuay aintway oybay eaganray egativenay idnightmay yinday avesway ivinglay sanderson bud translation instead falls rhyming la mention line suicide going yes working born raised se broke flying crew dr understand hid factory visit takes loaded commit men bucks explain probably poems life gave break case gets cause like tell light hello aqui look say written order care famous hey head arm evil happen thing ya need wait para dre embargo muchas voters esta bobby spelling va complaints haiku ta debt solo trillion estar bien honorably voy derek entiendo toma speling darle certificate stow importa lugar courageously enorme spanish rhyme bums betrayed trains sharing poetry plane sin silently number rhymes yeah punished les el una heritage sus mexico african contains spells han risk equal ay government reason
Juliana Aug 2016
Hoy te extrañé intensamente de la nada y los pequeños recuerdos de nuestra historia cayeron una vez más.
Me puse a pensar que después de tantos años tu rostro todavía me trae felicidad cada que te encuentro sin querer en los lugares más random, y ya sabes, nada es casualidad, o al menos eso me gusta creer a mi, algo así como el destino.
Pienso en ti y en que tus noticias me duelen, y aún que no creo mucho en la Iglesia (algo que probablemente no sepas de mi), si creo en Dios y le pido que tu vida sea la más feliz.
Nuestros recuerdos me han perseguido de maneras que nunca imaginarás, los canto, los grito, los lloro, los escribo..aunque sería mejor enterrarlos en una caja por muchos años, pero falló en el intento cada día a las seis de la mañana, cuando me levanto y me acuerdo que hace algunos amaneceres a esa misma hora me dormía con el sonido de tu voz en el teléfono, pero esos recuerdos algunas veces me hacen sentir mejor, vivir mejor.
Pero en fin, cuando me pienses, recuérdame como se debe, con una sonrisa de esquina a esquina, porque así te recuerdo yo.
No me borres si no te da la gana, y si llegas a borrarme acuérdate de mi.
Que te borré tantas veces y hoy te escribí.

-J
Lesly Valle May 2015
Hacia mucho calor dentro de la casa de mi abuela. Habían casi 20 personas en la casita pequeña de ella. Recuerdo salir a fuera para tomar un poco de aire mientras me sentaba en las gradas para relajarme, viendo pasar a las personas. Quería ver las estrellas pero casi no se veían..Sólo logre ver algunas dos o tres estrellitas.

En un poste que estaba al frente de mi había una foto de una mujer. Solo al verla a ella me daba miedo. Me daba escalofrío al ver sus ojos, tan..negros. Su pelo *****. Labios pintados de rojo oscuro. No sabía si regresar adentro o quedarme. Lo pense, pero al fin me quedé.


Al los 10 minutos mi tío que en ese tiempo tenía la misma edad mía salió afuera para darme compania.  Platacamos sobre nuestra vida. Nuestros logros. Nuestros deseos de seguir adelante en la vida etc me contó lo que le molestaba..expreso sus pensamientos. Supe que me tuvo gran confianza cuando empezó a llorar y me apapacho tan fuerte..mi tío es un muchacho musculoso, no le gusta demostrar sus sentimientos hacia nadie. Ni a sus propios primos.

Después que el término de platicar ambos nos quedamos callados. Despues vi un buo blanco que bolaba arriba del techo de un muchacho que había conocido. Mi tío me dijo, "Dicen que si uno ve un buo es porque alguien se va morir." No le respondí, porque no creo en dichos. Ese buo blanco se quedo ahí toda la noche.

El siguente día empaque mis maletas porque ya era tiempo de irme de regreso hacia los estados unidos. No quise irme porque extrañaba a mi familia tanto, mi abuelita y mi casita..estaba en casa y ahora me tocaba regresar a un país que no era mío.


Al llegar a los Estados Unidos desempaque mis maletas. Todo muy bien. Días despues, mi prima me había contado que el muchacho que había conocido había fallecido. Fue a la tienda a comprar comida y le dispararon 2 veces.  Empezar a recordar el dicho del buo. Se que algunos no crearán y algunos tal vez sí. No diré que soy creyente..no se si fue solo coincidencia pero que paso paso..

Han pasado 4 años,  y aun sigo pensando en esa noche. Qué extraño..
It was hot inside of my grandmother's house. There was at least 20 people in that small house of hers.I remember walking outside to take a fresh breath of air and I sat on the stairs to relax, watching people walk by. I wanted to see the stars but I could hardly see them. I only could see a few.

In a post in front of me there was a foto of a woman. Just seeing her eyes gave me cold chills, they were..completly black. Her black hair. Her dark red lips. I wasn't sure if I should go back inside or not. I thought about it, but in the end I decided to stay.

After 10 minutes my uncle who at the time was the aame age as me walked outside to give me some company. We talked about our life. Our goals. And our desire to be something in life. He expressed to me what was bothering him..he expressed his thoughts.  I knew than that he had great trust in me when he began to cry and huge me so hard. My uncle is a young man who is muscular and hides his feelings from people. Especially his own cousins.

After he finished talking we both stayed quiet for a bit. Than I saw a white owl that flew around he house of a boy I had met. My uncle said, "They say that if you see an owl it's because someone is going to die." I didn't respond. Because I don't believe in sayings. That white owl stood there all night.

The next day I packed up my bags because it was time for me to go back to USA. I didn't want leave because I missed my family so much all ready, my grandmother and my house. I was at he and I had to go back to a country that was not mine.

Arriving in USA, I unpacked my bags. Everything was good.  Days later, my cousin notifies me that the boy that I had met died. He went to the store to buy food and got shot 2 times.  I than started to remember that old saying. I know that some might not believe and maybe some will. I'm not saying I'm a believer..I'm not sure if it was just a coincidence, but that it happened it happened.

4 years have passed and I still continue to think about that night. So strange..
Liz Feb 2020
Felicidad, a donde va?
Quiero estar donde está
Mi vida se rompió
Cuando de mi salió
Quiero estar contigo
2/20/2020
Natalia Rivera Jun 2014
Algunas personas están en contacto con la naturaleza, con lo que nos rodea, yo puedo decir que no estoy en contacto. Yo soy parte de ella. Me puedes encontrar en aquella flor que nace en el bosque, llena de vida & luz, hermosa & única o me puedes encontrar en la ola más revuelta que tiene el océano, en aquella brisa que roza tu piel & te trae un recuerdo hermoso. Estoy esparcida por todo lo que me rodea, soy parte de ella.
Natalia Rivera Aug 2015
Luz mañanera de los lunes, esa que ilumina
Aquel vago recuerdo estancado en la almohada.
Un silbido sale de las botellas añejadas bajo la cama
Y la silueta de lo que pudo ser prende un cigarrillo.
Lúgubres desfiles en las tardes
Donde las quejas son el primer acto.
Las quejas de lo que nunca fui
Y de lo que nunca seré.
Acostada en la bañera con otra copa de vino
Y algunas pastillas para dormir
Ahogándome en el vacío que emanan de mis promesas.
“Todo estará bien” me decía “es solo una etapa”.
Cicatrices de inquilinas, arrojándome
A un acantilado sin fondo.
Adentro llovía todos los días y ya no sabía
Como evitar que el agua entrara.
No dormía ni comía
Era un cuerpo vagando entre vivos.
Ilusa la persona que creía poder salvarme
Absurdo el pensar que podía salir de eso.
Estaba en aquella tina contemplando desde mi ventana
El vestido que me tejía la luna y allí
Entre recuerdos, pastillas y alcohol
Quise dejarme ir; liberarme de todo el suplicio
Que jamás me dejo vivir, así que recite
Las últimas palabras antes de dejar esta vida
“Al fin, el fin”.
¡Oh corvas almas, oh facinorosos
espíritus furiosos!
¡Oh varios pensamientos insolentes,
deseos delincuentes,
cargados sí, mas nunca satisfechos;
alguna vez cansados,
ninguna arrepentidos,
en la copia crecidos,
y en la necesidad desesperados!
De vuestra vanidad, de vuestro vuelo,
¿qué abismo está ignorado?
Todos los senos que la tierra calla,
las llanuras que borra el Oceano
y los retiramientos de la noche,
de que no ha dado el sol noticia al día,
los sabe la codicia del tirano.
Ni horror, ni religión, ni piedad, juntos,
defienden de los vivos los difuntos.
A las cenizas y a los huesos llega,
palpando miedos, la avaricia ciega.
Ni la pluma a las aves,
ni la garra a las fieras,
ni en los golfos del mar, ni en las riberas
el callado nadar del pez de plata,
les puede defender del apetito;
y el orbe, que infinito
a la navegación nos parecía,
es ya corto distrito
para las diligencias de la gula,
pues de esotros sentidos acumula
el vasallaje, y ella se levanta
con cuanto patrimonio
tienen, y los confunde en la garganta.
Y antes que las desórdenes del vientre
satisfagan sus ímpetus violentos,
yermos han de quedar los elementos,
para que el orbe en sus angustias entre.
Tú, Clito, entretenida, mas no llena,
honesta vida gastarás contigo;
que no teme la invidia por testigo,
con pobreza decente, fácil cena.
Más flaco estará, ¡oh Clito!,
pero estará más sano,
el cuerpo desmayado que el ahíto;
y en la escuela divina,
el ayuno se llama medicina,
y esotro, enfermedad, culpa y delito.
El hombre, de las piedras descendiente
(¡dura generación, duro linaje!),
osó vestir las plumas;
osó tratar, ardiente,
las líquidas veredas; hizo ultraje
al gobierno de Eolo;
desvaneció su presunción Apolo,
y en teatro de espumas,
su vuelo desatado,
yace el nombre y el cuerpo justiciado,
y navegan sus plumas.
Tal has de padecer, Clito, si subes
a competir lugares con las nubes.
De metal fue el primero
que al mar hizo guadaña de la muerte:
con tres cercos de acero
el corazón humano desmentía.
Éste, con velas cóncavas, con remos,
(¡oh muerte!, ¡oh mercancía!),
unió climas extremos;
y rotos de la tierra
los sagrados confines,
nos enseñó, con máquinas tan fieras,
a juntar las riberas;
y de un leño, que el céfiro se sorbe,
fabricó pasadizo a todo el orbe,
adiestrando el error de su camino
en las señas que hace, enamorada,
la piedra imán al Norte,
de quien, amante, quiere ser consorte,
sin advertir que, cuando ve la estrella,
desvarían los éxtasis en ella.
Clito, desde la orilla
navega con la vista el Oceano:
óyele ronco, atiéndele tirano,
y no dejes la choza por la quilla;
pues son las almas que respira Tracia
y las iras del Noto,
muerte en el Ponto, música en el soto.
Profanó la razón, y disfamóla,
mecánica codicia diligente,
pues al robo de Oriente destinada,
y al despojo precioso de Occidente,
la vela desatada,
el remo sacudido,
de más riesgos que ondas impelido,
de Aquilón enojado,
siempre de invierno y noche acompañado,
del mar impetüoso
(que tal vez justifica el codicioso)
padeció la violencia,
lamentó la inclemencia,
y por fuerza piadoso,
a cuantos votos dedicaba a gritos,
previno en la bonanza
otros tantos delitos,
con la esperanza contra la esperanza.
Éste, al sol y a la luna,
que imperio dan, y templo, a la Fortuna,
examinando rumbos y concetos,
por saber los secretos
de la primera madre
que nos sustenta y cría,
de ella hizo miserable anatomía.
Despedazóla el pecho,
rompióle las entrañas,
desangróle las venas
que de estimado horror estaban llenas;
los claustros de la muerte,
duro, solicitó con hierro fuerte.
¿Y espantará que tiemble algunas veces,
siendo madre y robada
del parto, a cuanto vive, preferido?
No des la culpa al viento detenido,
ni al mar por proceloso:
de ti tiembla tu madre, codicioso.
Juntas grande tesoro,
y en Potosí y en Lima
ganas jornal al cerro y a la sima.
Sacas al sueño, a la quietud, desvelo;
a la maldad, consuelo;
disculpa, a la traición; premio, a la culpa;
facilidad, al odio y la venganza,
y, en pálido color, verde esperanza,
y, debajo de llave,
pretendes, acuñados,
cerrar los dioses y guardar los hados,
siendo el oro tirano de buen nombre,
que siempre llega con la muerte al hombre;
mas nunca, si se advierte,
se llega con el hombre hasta la muerte.
Sembraste, ¡oh tú, opulento!, por los vasos,
con desvelos de la arte,
desprecios del metal rico, no escasos;
y en discordes balanzas,
la materia vencida,
vanamente podrás después preciarte
que induciste en la sed dos destemplanzas,
donde tercera, aún hoy, delicia alcanzas.
Y a la Naturaleza, pervertida
con las del tiempo intrépidas mudanzas,
transfiriendo al licor en el estío
prisión de invierno frío,
al brindis luego el apetito necio
del murrino y cristal creció ansí el precio:
que fue pompa y grandeza
disipar los tesoros
por cosa, ¡oh vicio ciego!,
que pudiese perderse toda, y luego.
Tú, Clito, en bien compuesta
pobreza, en paz honesta,
cuanto menos tuvieres,
desarmarás la mano a los placeres,
la malicia a la invidia,
a la vida el cuidado,
a la hermosura lazos,
a la muerte embarazos,
y en los trances postreros,
solicitud de amigos y herederos.
Deja en vida los bienes,
que te tienen, y juzgas que los tienes.
Y las últimas horas
serán en ti forzosas, no molestas,
y al dar la cuenta excusarás respuestas.
Fabrica el ambicioso
ya edificio, olvidado
del poder de los días;
y el palacio, crecido,
no quiere darse, no, por entendido
del paso de la edad sorda y ligera,
que, fugitiva, calla,
y en silencio mordaz, mal advertido,
digiere la muralla,
los alcázares lima,
y la vida del mundo, poco a poco,
o la enferma o lastima.
Los montes invencibles,
que la Naturaleza
eminentes crió para sí sola
(paréntesis de reinos y de imperios),
al hombre inaccesibles,
embarazando el suelo
con el horror de puntas desiguales,
que se oponen, erizo bronco, al cielo,
después que les sacó de sus entrañas
la avaricia, mostrándola a la tierra,
mentida en el color de los metales,
cruda y preciosa guerra,
osó la vanidad cortar sus cimas
y, desde las cervices,
hender a los peñascos las raíces;
y erudito ya el hierro,
porque el hombre acompañe
con magnífico adorno sus insultos,
los duros cerros adelgaza en bultos;
y viven los collados
en atrios y en alcázares cerrados,
que apenas los cubría
el campo eterno que camina el día.
Desarmaron la orilla,
desabrigaron valles y llanuras
y borraron del mar las señas duras;
y los que en pie estuvieron,
y eminentes rompieron
la fuerza de los golfos insolentes,
y fueron objeción, yertos y fríos,
de los atrevimientos de los ríos,
agora navegados,
escollos y collados,
los vemos en los pórticos sombríos,
mintiendo fuerzas y doblando pechos,
aun promontorios sustentar los techos.
Y el rústico linaje,
que fue de piedra dura,
vuelve otra vez viviente en escultura.
Tú, Clito, pues le debes
a la tierra ese vaso de tu vida,
en tan poca ceniza detenida,
y en cárceles tan frágiles y breves
hospedas alma eterna,
no presumas, ¡oh Clito!, oh, no presumas
que la del alma casa, tan moderna
y de tierra caduca,
viva mayor posada que ella vive,
pues que en horror la hospeda y la recibe.
No sirve lo que sobra,
y es grande acusación la grande obra;
sepultura imagina el aposento,
y el alto alcázar vano monumento.
Hoy al mundo fatiga,
hambrienta y con ojos desvelados,
la enfermedad antiga
que a todos los pecados
adelantó en el cielo su malicia,
en la parte mejor de su milicia.
Invidia, sin color y sin consuelo,
mancha primera que borró la vida
a la inocencia humana,
de la quietud y la verdad tirana;
furor envejecido,
del bien ajeno, por su mal, nacido;
veneno de los siglos, si se advierte,
y miserable causa de la muerte.
Este furor eterno,
con afrenta del sol, pobló el infierno,
y debe a sus intentos ciegos, vanos,
la desesperación sus ciudadanos.
Ésta previno, avara,
al hombre las espinas en la tierra,
y el pan, que le mantiene en esta guerra,
con sudor de sus manos y su cara.
Fue motín porfiado
en la progenie de Abraham eterna,
contra el padre del pueblo endurecido,
que dio por ellos el postrer gemido.
La invidia no combate
los muros de la tierra y mortal vida,
si bien la salud propria combatida
deja también; sólo pretende palma
de batir los alcázares de l'alma;
y antes que las entrañas
sientan su artillería,
aprisiona el discurso, si porfía.
Las distantes llanuras de la tierra
a dos hermanos fueron
angosto espacio para mucha guerra.
Y al que Naturaleza
hizo primero, pretendió por dolo
que la invidia mortal le hiciese solo.
Tú, Clito, doctrinado
del escarmiento amigo,
obediente a los doctos desengaños,
contarás tantas vidas como años;
y acertará mejor tu fantasía
si conoces que naces cada día.
Invidia los trabajos, no la gloria;
que ellos corrigen, y ella desvanece,
y no serás horror para la Historia,
que con sucesos de los reyes crece.
De los ajenos bienes
ten piedad, y temor de los que tienes;
goza la buena dicha con sospecha,
trata desconfiado la ventura,
y póstrate en la altura.
Y a las calamidades
invidia la humildad y las verdades,
y advierte que tal vez se justifica
la invidia en los mortales,
y sabe hacer un bien en tantos males:
culpa y castigo que tras sí se viene,
pues que consume al proprio que la tiene.
La grandeza invidiada,
la riqueza molesta y espiada,
el polvo cortesano,
el poder soberano,
asistido de penas y de enojos,
siempre tienen quejosos a los ojos,
amedrentado el sueño,
la consciencia con ceño,
la verdad acusada,
la mentira asistente,
miedo en la soledad, miedo en la gente,
la vida peligrosa,
la muerte apresurada y belicosa.
¡Cuán raros han bajado los tiranos,
delgadas sombras, a los reinos vanos
del silencio severo,
con muerte seca y con el cuerpo entero!
Y vio el yerno de Ceres
pocas veces llegar, hartos de vida,
los reyes sin veneno o sin herida.
Sábenlo bien aquellos
que de joyas y oro
ciñen medroso cerco a los cabellos.
Su dolencia mortal es su tesoro;
su pompa y su cuidado, sus legiones.
Y el que en la variedad de las naciones
se agrada más, y crece
los ambiciosos títulos profanos,
es, cuanto más se precia de monarca,
más ilustre desprecio de la Parca.
El africano duro
que en los Alpes vencer pudo el invierno,
y a la Naturaleza
de su alcázar mayor la fortaleza;
de quien, por darle paso al señorío,
la mitad de la vista cobró el frío,
en Canas, el furor de sus soldados,
con la sangre de venas consulares,
calentó los sembrados,
fue susto del imperio,
hízole ver la cara al captiverio,
dio noticia del miedo su osadía
a tanta presunción de monarquía.
Y peregrino, desterrado y preso
poco después por desdeñoso hado,
militó contra sí desesperado.
Y vengador de muertes y vitorias,
y no invidioso menos de sus glorias,
un anillo piadoso,
sin golpe ni herida,
más temor quitó en Roma que en él vida.
Y ya, en urna ignorada,
tan grande capitán y tanto miedo
peso serán apenas para un dedo.
Mario nos enseñó que los trofeos
llevan a las prisiones,
y que el triunfo que ordena la Fortuna,
tiene en Minturnas cerca la laguna.
Y si te acercas más a nuestros días,
¡oh Clito!, en las historias
verás, donde con sangre las memorias
no estuvieren borradas,
que de horrores manchadas
vidas tantas están esclarecidas,
que leerás más escándalos que vidas.
Id, pues, grandes señores,
a ser rumor del mundo;
y comprando la guerra,
fatigad la paciencia de la tierra,
provocad la impaciencia de los mares
con desatinos nuevos,
sólo por emular locos mancebos;
y a costa de prolija desventura,
será la aclamación de su locura.
Clito, quien no pretende levantarse
puede arrastrar, mas no precipitarse.
El bajel que navega
orilla, ni peligra ni se anega.
Cuando Jove se enoja soberano,
más cerca tiene el monte que no el llano,
y la encina en la cumbre
teme lo que desprecia la legumbre.
Lección te son las hojas,
y maestros las peñas.
Avergüénzate, ¡oh Clito!,
con alma racional y entendimiento,
que te pueda en España
llamar rudo discípulo una caña;
pues si no te moderas,
será de tus costumbres, a su modo,
verde reprehensión el campo todo.
Fa Be O Feb 2013
Aveces pienso cosas absurdas.
Por ejemplo, he contemplado lo que sería nuestro hogar en el futuro.
Que ridículo.
Pero sabes, me imagino paredes blancas,
Muebles oscuros, refinados, con los pequeños detalles que te gustan a ti.
Nuestro cuarto sería así:
Minimalista,
tal vez tres cuadros de algunas fotografías
En blanco y *****;
Un librero,
La mitad lleno de libros de poesía,
Literatura en español, física, mecánica,
Y la otra de libros científicos,
De cerebros, comportamiento, psicología;
Tu mitad de la cama estaría ordenada,
Tendida,
Y la mía quizás seguiría ocupada por mi,
Caótica, las sábanas arrastrando,
Y un pequeño montoncito de libros a mis pies.
En muchas cosas somos diferentes,
Por eso pienso en como viviríamos juntos;
Creo las paredes en blanco me deprimirían,
Tal vez al año las pintaríamos de un color vino...
(¿Te acuerdas del vino que tomamos en mi cumpleaños?)
O tal vez a los 3 años, nuestros hijos harían un nuevo decor...
Que absurdo es pensar así,
Más ridículo sentir tan bonito en imaginarlo.
Pero tendríamos un lindo hogar,
Creo que sería un lugar muy rico,
Un flux constante de ideas, de color, de expresión , de conocimiento.
Sería el Meca de nuestro amor,
El centro de mi universo.
Que ridículo,
Que absurdo
Pensamiento.
2/3/13
Es fácil vaticinar que los propagandistas de la infancia no van a interrumpir su campaña
quieren vendernos la inocencia cual si fuera un desodorante o un horóscopo
después de todo saben que caeremos como gorriones en la trampa
piando nostalgias inventando recuerdos perfeccionando la ansiedad

los geniales demagogos de la infancia
así se llamen Amicis o Proust o Lamorisse
sólo recapitulan turbadores sacrificios móviles campanarios globos que vuelven a su nube de origen
su paraíso recobrable no es exactamente nuestro siempre perdido paraíso
su paraíso tan seguro como dos y dos son cuatro no cabe en nuestro mezquino walhalla
ese logaritmo que nunca está en las tablas

los impecables paleontólogos de la infancia
duchos en exumar rondas triciclos mimos y otros fósiles
tienen olfato e intuición suficientes como para desenterrar y desplegar mitos cautivantes pavores sabrosos felicidad a cuerda

esos decisivos restauradores
con destreza profesional tapan grietas y traumas
y remiendan con zurcido invisible el desgarrón que arruinaba nuestro compacto recuerdo de cielo

sin embargo un día habrá que entrar a saco la podrida infancia
no el desván
allí apenas habitan los juguetes rotos los álbumes de sellos el ferrocarril rengo o sea la piel reseca de la infancia
no  las fotografías y su letargo sepia
habrá que entrar a saco la miseria

porque la infancia
además del estanque de azogada piedad
que a cualquier precio adquieren los ávidos turistas del regreso
además de la espiga y la arañita
y el piano de Mompou
además del alegre asombro que dicen hubo
además de la amistad con el perro del vecino
del juego con las trenzas que hacen juego
además de todo eso
tan radiante tan modestamente fabuloso
y sin embargo tan cruelmente olvidado
la infancia es otra cosa

por ejemplo la oprobiosa galería de  rostros
encendidos de entusiasmo puericultor y algunas veces de crueldad dulzona
y es (también la infancia tiene su otoño) la caída de las primeras máscaras
la vertiginosa temporada que va de la inauguración del pánico a la vergüenza de la masturbación inicial rudimentaria
la gallina asesinada por los garfios de la misma buena parienta que nos arropa al comienzo de la noche
la palabra cáncer y la noción de que no hay exorcismo que valga
la rebelión de la epidermis las estupefacciones convertidas en  lamparones de diversos diseños y medidas
la noche como la gran cortina que nadie es capaz de descorrer y que sin embargo oculta la prestigiosa momia del porvenir

por ejemplo la recurrente pesadilla
de diez cien veinte mil encapuchados
cuyo silencio a coro repetirá un longplay treinta años más tarde con el alevoso fascinante murmullo de los lamas del Tibet en sus cantos de muerte
pero que por entonces es sólo una interminable fila de encapuchados balanceándose saliéndose del sueño golpeando en el empañado vidrio de la cocina
proponiendo el terror y sus múltiples sobornos anexos

la otra infancia es qué duda cabe el insomnio con los ardides de su infierno acústico
uno dejándose llevar despojado de sábanas mosquitero camisón y pellejo
uno sin bronquios y sin tímpanos
dejándose llevar imaginándose llevado hacia un lejanísismo casi inalcanzable círculo o celda o sima donde no hay hormigas ni abuela ni quebrados ni ventana ni sopa y donde el ruido del mundo llega sólo como un zumbido ni siquiera insistente
es el golpe en la cara para ser más exacto en la  nariz
el caliente sabor de la primera sangre tragada
y el arranque de la inquina la navidad del odio que irza el pelo calienta las orejas aprieta los dientes gira los puños en un molinete enloquecido mientras los demás asisten como un cerco de horripiladas esperanzas timideces palabrotas y ojos con nauseas

es la chiquilina obligatoria distancia
la teresa rubia
de ojos alemanes y sonrisa para otros
humilladora de mis lápices de veneración de mis insignias de ofrenda de mis estampillas de homenaje
futura pobre gorda sofocada de deudas y de hijos pero entonces tan lejos y escarpada
y es también el amigo el único el mejor
aplastado en la calle


un día de éstos habrá que entrar a saco la podrida infancia
habrá que entrar a saco la miseria

sólo después
con el magro botín en las manos crispadamente adultas
sólo después
ya de regreso
podrá uno permitirse el lujo la merced el pretexto
el disfrute
de hacer escala en el desván
y revisar las fotos en su letargo sepia.
Ian Beckett Nov 2012
Yo te amo abiertamente
pero tu no puedes ver esto
por que tu estas buscando
en la dirección equivocada
solo dá la vuelta ahora
y tu verás.


te amo en silencio
pero tu no puedes oir esto
por que tu estas escuchando
en la sordera del silencio
escucha nuestro amor ahora
y tu oirás.


yo te amo completamente
pero tu no puedes sentir esto
por que tú estas tocando
algunas veces la tristeza
sosténme mas cera ahora
y tu  sentirás.
Esta mañana bajé
a las piedras, oh las piedras!
Y motivé y troquelé
un pugilato de piedras.
Madre nuestra, si mis pasos
en el mundo hacen dolor,
es que son los fogonazos
de un absurdo amanecer.
Las piedras no ofenden; nada
codician. Tan sólo piden
amor a todos, y piden
amor aun a la Nada.
Y si algunas. de ellas se
van cabizbajas, o van
avergonzadas, es que
algo de humano harán...
Mas, no falta quien a alguna
por puro gusto golpee.
Tal, blanca piedra es la luna
que voló de un puntapié...
Madre nuestra, esta mañana
me he corrido con las hiedras,
al ver la azul caravana
de las piedras,
de las piedras,
de las piedras...
Victor D López Mar 2019
Un buen día en invierno, algunas hormigas estaban ocupadas secando su almacén de maíz, que se había humedecido durante un largo período de lluvia. En ese momento apareció un saltamontes y les rogó que le otorgaran algunos granos. "Porque", dijo, "simplemente me muero de hambre". Las Hormigas dejaron de trabajar por un momento, aunque esto fuse en contra sus principios. "¿Podemos preguntar", dijeron ellas, "qué hiciste todo el verano pasado? ¿Por qué no recolectaste un almacén de alimentos para el invierno? "" El hecho es que ", respondió el Saltamontes," estuve tan ocupado cantando que no tuve tiempo ". " Si pasaste el verano cantando ", respondieron las hormigas, "no puedes hacer nada mejor que pasar el invierno bailando". Y ellas se echaron a reír y continuaron con su trabajo.
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Nueva versión del siglo XXI: El Saltamontes y las Hormigas (por Víctor D. López, fanático de las hormigas en todas partes del mundo y en todos los tiempos)

Un buen día en invierno, algunas hormigas estaban ocupadas secando su almacén de maíz que se había humedecido durante un largo período de lluvia. En ese momento llegó un saltamontes y exigió que le dieran una parte justa de su maíz almacenado. Las hormigas dejaron de trabajar por un momento, aunque esto fuese en contra de sus principios.

"¿Podemos preguntar", dijeron ellas, "qué hiciste todo el verano pasado? ¿Por qué no recolectaste un almacén de comida para el invierno? "

"El hecho es", respondió el Saltamontes, "Estaba ocupado con cosas más importantes, como abrazar árboles agarrado de las manos de personal con ideas compatibles y cantando “Cumba Ya”. Desafortunadamente, estas actividades no son apreciadas por las estúpidas élites que oprimen injustamente a las clases más bajas y tratan de explotarlas por medios tales como hacer que realicen trabajos mal pagados y sin sentido que están por debajo de su dignidad ".

“Si pasaste el verano cantando, agarrándote de las manos y abrazando árboles”, respondieron las hormigas, “cuando deberías haber estado planeando y construyendo tus tiendas para mantenerte a ti y a tu familia durante el invierno, no puedes hacerlo mejor que pasar el invierno bailando ”. Y se rieron y continuaron con su trabajo.

El saltamontes, que era un tipo de temperamento muy sensible, quedo profundamente ofendido por el egoísmo y la intransigencia de estas hormigas ricas que no estaban dispuestas a proporcionarle su parte justa para apoyar a los miembros menos afortunados de la comunidad, como él. “No construiste el maíz que cosechaste a través de tu avaricia en el verano, mientras que las personas más ilustres que tú trabajaron muy duro explorando su naturaleza sensual y artística. Ustedes no hicieron que lloviera, o que el sol brillara, o que las abejas polinizaran los cultivos nacientes. Simplemente cosecharon el beneficio de la generosidad de la naturaleza que pertenece a todos y tratan con avidez de conservar para ustedes una cosecha proporcionada no por su trabajo sino por la gracia de la madre tierra. Ustedes son ladrones, acaparadores y bestias egoístas que tomarán para sí mismos lo que la naturaleza proporciona a todos sus hijos en igual medida ”. Luego se marchó, mientras las hormigas sacudían la cabeza, sonriendo y regresaron a su trabajo.

Más tarde, ese mismo día, el saltamontes regresó con hordas de personas de ideas afines que hervían sobre la indignación y la falta de respeto que les mostraban estas hormiguillas egoístas, crueles y despiadadas. Cayeron sobre las mismas a golpes y patadas dejándolas a todas sin sentido. Luego tomaron la mayor parte de su cosecha y quemaron lo que no podían llevarse para enseñarles una lección a estas pequeñas hormigas malvadas, mientras cantaban: "Sí, podemos", "poder para la gente" "Si no hay justicia, no hay paz" y una serie de frases similares mientras golpeaban a las hormigas egoístas ya inconscientes, liberaban sus tiendas de alimentos y quemaban el que ya les sobraba. Fue un gran día para los saltamontes que bailaron día y noche alrededor de las hogueras de su victoria.

Ese invierno, las hormigas murieron de hambre, al igual que los saltamontes que pronto agotaron las tiendas liberadas de las hormigas egoístas en unos días de fiestas y orgías las veinticuatro horas del día. No pudieron encontrar ninguna ayuda de los otros espíritus libres en su pueblo ese invierno y, como su último acto, se reunieron, tomaron de las manos, abrazaron un árbol y cantaron al unísono su canción final: "Todo es culpa de las estúpidas hormigas que trajeron su destrucción sobre sus cabezas y las nuestras a través de su falta de voluntad y egoísmo en reusar compartir su generoso tesoro. Insignificante pequeñas hormigas estúpidas, egoístas, codiciosas. Todo es su culpa. Todo es su culpa. Si tan solo hubieran sido tan cultas como nosotros "
El Saltamontes y las Hormigas - Edición del Siglo XXI. . .
THE GRASSHOPPER Y THE ANTS por Aesop (Edición original con traducción al ingles de Proyecto Gutenberg, http://www.gutenberg.org. La traducción del ingles al español es mía. La edición nueva del Siglo XXI es mía también en ingles (2010?) y en español (2019).
Juan y Margot, dos ángeles hermanos
Que embellecen mi hogar con sus cariños
Se entretienen con juegos tan humanos
Que parecen personas desde niños.

Mientras Juan, de tres años, es soldado
Y monta en una caña endeble y hueca,
Besa Margot con labios de granado
Los labios de cartón de su muñeca.

Lucen los dos sus inocentes galas,
Y alegres sueñan en tan dulces lazos;
Él, que cruza sereno entre las balas;
Ella, que arrulla un niño entre sus brazos.

Puesto al hombro el fusil de hoja de lata,
El kepis de papel sobre la frente,
Alienta el niño en su inocencia grata
El orgullo viril de ser valiente.

Quizá piensa, en sus juegos infantiles,
Que en este mundo que su afán recrea,
Son como el suyo todos los fusiles
Con que la torpe humanidad pelea.

Que pesan poco, que sin odios lucen,
Que es igual el más débil el más fuerte,
Y que, si se disparan, no producen
Humo, fragor, consternación y muerte.

¡Oh, misteriosa condición humana!
Siempre lo opuesto buscas en la tierra;
Ya delira Margot por ser anciana,
Y Juan, que vive en paz, ama la guerra.

Mirándoles jugar me aflijo y callo:
¿Cuál será sobre el mundo su fortuna?
Sueña el niño con armas y caballo,
La niña con velar junto a la cuna.

El uno corre de entusiasmo ciego,
La niña arrulla a su muñeca inerme,
Y mientas grita el uno: Fuego! fuego,
La otra murmura triste: Duerme, duerme.

A mi lado ante juegos tan extraños
Concha, la primogénita, me mira:
¡Es toda una persona de ses años
Que charla, que comenta y que suspira!

¿Por qué inclina su lánguida cabeza
Mientras deshoja inquieta algunas flores?
¿Será la que ha heredado mi tristeza?
¿Será la que comprende mis dolores?

Cuando me rindo del dolor al peso,
Cuando la negra duda me avasalla,
Se me cuelga del cuello, me da un beso,
Se le saltan las lágrimas y calla.

Sueltas sus trenzas claras y sedosas,
Y oprimiendo mi mano entre sus manos,
Parece que medita en muchas cosas
Al mirar cómo juegan sus hermanos.

Margot, que canta en madre transformada,
Y arrulla a un hijo que jamás se queja,
Ni tiene que llorar desengañada,
Ni el hijo crece, ni se vuelve vieja.

Y este guerrero audaz de tres abriles
Que ya se finge apuesto caballero,
No logra en sus campañas infantiles
Manchar con sangre y lágrimas su acero.

¡Inocencia! ¡Niñez! ¡Dichosos nombres!
Amo tus goces, busco tus cariños;
Cómo han de ser los sueños de los hombres,
Más dulces que los sueños de los niños!

¡Oh, mis hijos! No quiera la fortuna
Turbar jamás vuestra inocente calma,
No dejéis esa espada ni esa cuna:
¡Cuando son de verdad, matan el alma!
Es menester que vengas,
mi vida, con tu ausencia, se ha deshecho,
y torno a ser el hombre abandonado
que antaño fui, mujer, y tengo miedo.

¡Qué sabia dirección la de tus manos!
¡Qué alta luz la de tus ojos negros!
Trabajar a tu lado, ¡qué alegría!;
descansar a tu lado, ¡qué sosiego!

Desde que tú no estás no sé cómo andan
las horas de comer y las del sueño,
siempre de mal humor y fatigado,
ni abro los libros ya, ni escribo versos.

Algunas estrofillas se me ocurren
e indiferente, al aire las entrego.
Nadie cambia mi pluma si está vieja
ni pone tinta fresca en el tintero,
un polvillo sutil cubre los muebles
y el agua se ha podrido en los floreros.

No tienen para mí ningún encanto
a no ser los marchitos del recuerdo,
los amables rincones de la casa,
y ni salgo al jardín, ni voy al huerto.
Y eso que una violenta Primavera
ha encendido las rosas en los cercos
y ha puesto tantas hojas en los árboles
que encontrarías el jardín pequeño.

Hay lilas de suavísimos matices
y pensamientos de hondo terciopelo,
pero yo paso al lado de las flores
caída la cabeza sobre el pecho,
que hasta las flores me parecen ásperas
acostumbrado a acariciar tu cuerpo.

Me consumo de amor inútilmente
en el antiguo, torneado lecho,
en vano estiro mis delgados brazos,
tan sólo estrujo sombras en mis dedos...

Es menester que vengas;
mi vida, con tu ausencia, se ha deshecho.
Ya sabes que sin ti no valgo nada,
que soy como una viña por el suelo,
¡álzame dulcemente con tus manos
y brillarán al sol racimos nuevos.
Nat G Asúnsolo Jul 2013
Ahí es donde queda el sentimiento de necesidad; cuando se conocen las diferentes formas de amor y de como tratarlas, puedes tener algunas pero siempre quedará la que no tienes.
Se sentirá el hueco y el vacío. Seguramente te gustaría dejarla en una esquina, llenarla de polvo hasta que finalmente se llene de la manera correcta, o simplemente te gustará mantenerla fresca, viviente y que aún cuando sea o no sea la forma perfecta de amor sabes que hay algo. Y ese algo, por más mínimo que sea, se siente bien.
Victor D López Dec 2019
Version original de Esopo...

Un buen día en invierno, algunas hormigas estaban ocupadas secando su almacén de maíz, que se había humedecido durante un largo período de lluvia. En ese momento apareció un saltamontes y les rogó que le otorgaran algunos granos. "Porque", dijo, "simplemente me muero de hambre". Las Hormigas dejaron de trabajar por un momento, aunque esto fuse en contra sus principios. "¿Podemos preguntar", dijeron ellas, "qué hiciste todo el verano pasado? ¿Por qué no recolectaste un almacén de alimentos para el invierno? "" El hecho es que ", respondió el Saltamontes," estuve tan ocupado cantando que no tuve tiempo ". " Si pasaste el verano cantando ", respondieron las hormigas, "no puedes hacer nada mejor que pasar el invierno bailando". Y ellas se echaron a reír y continuaron con su trabajo.
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Nueva versión del siglo XXI: El Saltamontes y las Hormigas (por Víctor D. López, fanático de las hormigas en todas partes del mundo y en todos los tiempos)

Un buen día en invierno, algunas hormigas estaban ocupadas secando su almacén de maíz que se había humedecido durante un largo período de lluvia. En ese momento llegó un saltamontes y exigió que le dieran una parte justa de su maíz almacenado. Las hormigas dejaron de trabajar por un momento, aunque esto fuese en contra de sus principios.

"¿Podemos preguntar", dijeron ellas, "qué hiciste todo el verano pasado? ¿Por qué no recolectaste un almacén de comida para el invierno? "

"El hecho es", respondió el Saltamontes, "Estaba ocupado con cosas más importantes, como abrazar árboles agarrado de las manos de personal con ideas compatibles y cantando “Cumba Ya”. Desafortunadamente, estas actividades no son apreciadas por las estúpidas élites que oprimen injustamente a las clases más bajas y tratan de explotarlas por medios tales como hacer que realicen trabajos mal pagados y sin sentido que están por debajo de su dignidad ".

“Si pasaste el verano cantando, agarrándote de las manos y abrazando árboles”, respondieron las hormigas, “cuando deberías haber estado planeando y construyendo tus tiendas para mantenerte a ti y a tu familia durante el invierno, no puedes hacerlo mejor que pasar el invierno bailando ”. Y se rieron y continuaron con su trabajo.

El saltamontes, que era un tipo de temperamento muy sensible, quedo profundamente ofendido por el egoísmo y la intransigencia de estas hormigas ricas que no estaban dispuestas a proporcionarle su parte justa para apoyar a los miembros menos afortunados de la comunidad, como él. “No construiste el maíz que cosechaste a través de tu avaricia en el verano, mientras que las personas más ilustres que tú trabajaron muy duro explorando su naturaleza sensual y artística. Ustedes no hicieron que lloviera, o que el sol brillara, o que las abejas polinizaran los cultivos nacientes. Simplemente cosecharon el beneficio de la generosidad de la naturaleza que pertenece a todos y tratan con avidez de conservar para ustedes una cosecha proporcionada no por su trabajo sino por la gracia de la madre tierra. Ustedes son ladrones, acaparadores y bestias egoístas que tomarán para sí mismos lo que la naturaleza proporciona a todos sus hijos en igual medida ”. Luego se marchó, mientras las hormigas sacudían la cabeza, sonriendo y regresaron a su trabajo.

Más tarde, ese mismo día, el saltamontes regresó con hordas de personas de ideas afines que hervían sobre la indignación y la falta de respeto que les mostraban estas hormiguillas egoístas, crueles y despiadadas. Cayeron sobre las mismas a golpes y patadas dejándolas a todas sin sentido. Luego tomaron la mayor parte de su cosecha y quemaron lo que no podían llevarse para enseñarles una lección a estas pequeñas hormigas malvadas, mientras cantaban: "Sí, podemos", "poder para la gente" "Si no hay justicia, no hay paz" y una serie de frases similares mientras golpeaban a las hormigas egoístas ya inconscientes, liberaban sus tiendas de alimentos y quemaban el que ya les sobraba. Fue un gran día para los saltamontes que bailaron día y noche alrededor de las hogueras de su victoria.

Ese invierno, las hormigas murieron de hambre, al igual que los saltamontes que pronto agotaron las tiendas liberadas de las hormigas egoístas en unos días de fiestas y orgías las veinticuatro horas del día. No pudieron encontrar ninguna ayuda de los otros espíritus libres en su pueblo ese invierno y, como su último acto, se reunieron, tomaron de las manos, abrazaron un árbol y cantaron al unísono su canción final: "Todo es culpa de las estúpidas hormigas que trajeron su destrucción sobre sus cabezas y las nuestras a través de su falta de voluntad y egoísmo en reusar compartir su generoso tesoro. Insignificante pequeñas hormigas estúpidas, egoístas, codiciosas. Todo es su culpa. Todo es su culpa. Si tan solo hubieran sido tan cultas como nosotros "
El Saltamontes y las Hormigas - Edición del Siglo XXI...
THE GRASSHOPPER Y THE ANTS por Aesop (Edición original con traducción al ingles de Proyecto Gutenberg, http://www.gutenberg.org. La traducción del ingles al español es mía. La edición nueva del Siglo XXI es mía también en ingles (2010?) y en español (2019).

Translated from my English original "The Grasshopper and the Ants--XXI Century Version"
Phosphorimental Sep 2014
For Alonso, the day was sinking into dusk
But for Dulcinea, her knight was rising.
Long his lance’s shadow stretched
And thus his stories, picaresque.

He flaunts his tale of espionage,
Purring silent and clandestine
“there I sprung from camouflage
and smote these vile leviathans!”

“Oh, please don’t stop,” the gypsy cries
draining doubt from starlit eyes
From behind her fan of elegant slips
She retracts the rivets to her lips.

Alonso mounts the moment of his concupiscence
to rescue the fair Dulcinea from her diffidence.
But the windmills turn for our quixotic man
Whose delusions are rescued by a chaste heroine.

Years later a man was overheard in Cordoba…
el estaba hablando con unas senoras
“Oye musas, puedo decirte,
he visto algunas cosas.”

“…mi vida se salvo una noche estrellada
por una mujer de gran belleza
que volvio a las tablas de la fortuna
aqui, en mi reino de Iberica…”
Trampas, ponen en mi camino trampas. Construidas de palabras de alabanza. Desean saber sobre mí, no saben que yo sé con antelación, lo que se planea. Desconocen que puedo leer el corazón y ver el Alma, sin importar la distancia...

No es fácil conocerme, no porque no me muestre tal como soy, que soy. Tal como me muestro,Sino, porque no soy una hombre, como otra hombre, mi modo de ser y de pensar es diferente.

No es fácil conocerme, no, no lo es, porque soy imprevisible. Jamás planeo nada. Todo surge instantáneamente y me dejo llevar por las corrientes del destino. No pongo resistencia.

No es fácil conocerme a pesar de ser un libro abierto en sentimientos. Intenté proteger a algunas personas, y el bien que yo he dejado a los demás, me lo deseaban pagar con trampas.

Cada cual recogerá lo que siembre. Yo sembraré bondad, por donde camin, pero no confiaré jamás, en personas que intentan pagar Mal, por el Bien que han recibido. Y evitaré esas trampas, como llevo haciendo toda mi vida.
Si pudiera llorar de miedo en una casa sola,
si pudiera sacarme los ojos y comérmelos,
lo haría por tu voz de naranjo enlutado
y por tu poesía que sale dando gritos.

Porque por ti pintan de azul los hospitales
y crecen las escuelas y los barrios marítimos,
y se pueblan de plumas los ángeles heridos,
y se cubren de escamas los pescados nupciales,
y van volando al cielo los erizos:
por ti las sastrerías con sus negras membranas
se llenan de cucharas y de sangre,
y tragan cintas rotas, y se matan a besos,
y se visten de blanco.

Cuando vuelas vestido de durazno,
cuando ríes con risa de arroz huracanado,
cuando para cantar sacudes las arterias y los dientes,
la garganta y los dedos,
me moriría por lo dulce que eres,
me moriría por los lagos rojos
en donde en medio del otoño vives
con un corcel caído y un dios ensangrentado,
me moriría por los cementerios
que como cenicientos ríos pasan
con agua y tumbas,
de noche, entre campanas ahogadas:
ríos espesos como dormitorios
de soldados enfermos, que de súbito crecen
hacia la muerte en ríos con números de mármol
y coronas podridas, y aceites funerales:
me moriría por verte de noche
mirar pasar las cruces anegadas,
de pie y llorando,
porque ante el río de la muerte lloras
abandonadamente, heridamente,
lloras llorando, con los ojos llenos
de lágrimas, de lágrimas, de lágrimas.

Si pudiera de noche, perdidamente solo,
acumular olvido y sombra y humo
sobre ferrocarriles y vapores,
con un embudo *****,
mordiendo las cenizas,
lo haría por el árbol en que creces,
por los nidos de aguas doradas que reúnes,
y por la enredadera que te cubre los huesos
comunicándote el secreto de la noche.

Ciudades con olor a cebolla mojada
esperan que tú pases cantando roncamente,
y silenciosos barcos de esperma te persiguen,
y golondrinas verdes hacen nido en tu pelo,
y además caracoles y semanas,
mástiles enrollados y cerezas
definitivamente circulan cuando asoman
tu pálida cabeza de quince ojos
y tu boca de sangre sumergida.

Si pudiera llenar de hollín las alcaldías
y, sollozando, derribar relojes,
sería para ver cuándo a tu casa
llega el verano con los labios rotos,
llegan muchas personas de traje agonizante,
llegan regiones de triste esplendor,
llegan arados muertos y amapolas,
llegan enterradores y jinetes,
llegan planetas y mapas con sangre,
llegan buzos cubiertos de ceniza,
llegan enmascarados arrastrando doncellas
atravesadas por grandes cuchillos,
llegan raíces, venas, hospitales,
manantiales, hormigas,
llega la noche con la cama en donde
muere entre las arañas un húsar solitario,
llega una rosa de odio y alfileres,
llega una embarcación amarillenta,
llega un día de viento con un niño,
llego yo con Oliverio, Norah,
Vicente Aleixandre, Delia,
Maruca, Malva Marina, María Luisa y Larco,
la Rubia, Rafael, Ugarte,
Cotapos, Rafael Alberti,
Carlos, Bebé, Manolo Altolaguirre,
Molinari,
Rosales, Concha Méndez,
y otros que se me olvidan,

Ven a que te corone, joven de la salud
y de la mariposa, joven puro
como un ***** relámpago perpetuamente libre,
y conversando entre nosotros,
ahora, cuando no queda nadie entre las rocas,
hablemos sencillamente como eres tú y soy yo:
para qué sirven los versos si no es para el rocío?

Para qué sirven los versos si no es para esa noche
en que un puñal amargo nos averigua, para ese día,
para ese crepúsculo, para ese rincón roto
donde el golpeado corazón del hombre se dispone a morir?

Sobre todo de noche,
de noche hay muchas estrellas,
todas dentro de un río,
como una cinta junto a las ventanas
de las casas llenas de pobres gentes.

Alguien se les ha muerto, tal vez
han perdido sus colocaciones en las oficinas,
en los hospitales, en los ascensores,
en las minas,
sufren los seres tercamente heridos
y hay propósito y llanto en todas partes:
mientras las estrellas corren dentro de un río interminable
hay mucho llanto en las ventanas,
los umbrales están gastados por el llanto,
las alcobas están mojadas por el llanto
que llega en forma de ola a morder las alfombras.

Federico,
tú ves el mundo, las calles,
el vinagre,
las despedidas en las estaciones
cuando el humo levanta sus ruedas decisivas
hacia donde no hay nada sino algunas
separaciones, piedras, vías férreas.

Hay tantas gentes haciendo preguntas
por todas partes.
Hay el ciego sangriento, y el iracundo, y el
desanimado,
y el miserable, el árbol de las uñas,
el bandolero con la envidia a cuestas.

Así es la vida, Federico, aquí tienes
las cosas que te puede ofrecer mi amistad
de melancólico varón varonil.
Ya sabes por ti mismo muchas cosas,
y otras irás sabiendo lentamente.
la muerte es algo que va mas allá, no es mala ni buena
algunos descansa, otros solo son perturbados.
no hay que temerle solo enfrentarla, algún día nos tocara
solo hay que estar preparado.
algunas son trágicas, otras placentera.
no es loco quien acaba con si mismo, loco es estar vivo y a la vez muerto,
no admiro a ese que dice que sale de su tristeza infinita, pero admiro a ese quien siempre la recuerda, es que olvidar algo que esta marcado en ti es imposible, es un tatuaje que con el tiempo se deteriora
Josias Barrios Feb 2014
Mentalmente con todas, fisicamente con algunas, emocionalmente solo con una ...y no se donde esta
Bien puedo yo pintar una hermosura,
y de otras cinco retratar a Elena,
pues a Filis también, siendo morena,
ángel Lope llamó de nieve pura.
Bien puedo yo fingir una escultura,
que disculpe mi amor, y en dulce vena
convertir a Filene en Filomena
brillando claros en la sombra escura.
Mas puede ser que algún letor extrañe
estas musas de Amor hiperboleas,
y viéndola después se desengañe.
Pues si ha de hallar algunas partes feas,
Juana, no quiera Dios que a nadie engañe,
basta que para mí tan linda seas.
Adrián Poveda Apr 2014
Ser
Días de aceptar lo inaceptable,
de despertar, de caminar sin regresar a ver,
ir haciendo historias, armando puentes,
nuevas maneras de ser, siendo el mismo,
cambiar algunas incongruencias de la vida,
para tener otras; volver a empezar,
sin creer en el destino,
reescribir cada situación de manera diferente,
siendo consciente del cambio,
pero sin interpretarlo, y solo dejarse ser,
irrepetible, inconsistente, irrenunciable,
ambiguamente nuevo, frío y claro,
sin miedo, días de vivir a mi manera.
Copyright © 2014 Adrián Poveda All Rights Reserved
Algunas cosas se dicen mejor
en Español.

Some things are better said
in Spanish.
Palacio, buen amigo,
¿está la primavera
vistiendo ya las ramas de los chopos
del río y los caminos? En la estepa
del alto Duero, Primavera tarda,
¡pero es tan bella y dulce cuando llega!...¿Tienen los viejos olmos
algunas hojas nuevas?Aún las acacias estarán desnudas
y nevados los montes de las sierras.¡Oh mole del Moncayo blanca y rosa,
allá, en el cielo de Aragón, tan bella!¿Hay zarzas florecidas
entré las grises peñas,
y blancas margaritas
entre la fina hierba?Por esos campanarios
ya habrán ido llegando las cigüeñas.Habrá trigales verdes,
y mulas pardas en las sementeras,
y labriegos que siembran los tardíos
con las lluvias de abril. Ya las abejas
libarán del tomillo y el romero.¿Hay ciruelos en flor? ¿Quedan violetas?Furtivos cazadores, los reclamos
de la perdiz bajo las capas luengas,
no faltarán. Palacio, buen amigo,¿tienen ya ruiseñores las riberas?Con los primeros lirios
y las primeras rosas de las huertas,
en una tarde azul, sube al Espino,
al alto Espino donde está su tierra...
Fue la pasada primavera,
hace ahora casi un año,
En un salón del viejo Temple, en Londres,
Con viejos muebles. Las ventanas daban,
Tras edificios viejos, a lo lejos,
Entre la hierba el gris relámpago del río.
Todo era gris y estaba fatigado
Igual que el iris de una perla enferma.

Eran señores viejos, viejas damas,
En los sombreros plumas polvorientas;
Un susurro de voces allá por los rincones,
Junto a mesas con tulipanes amarillos,
Retratos de familia y teteras vacías.
La sombra que caía
Con un olor a gato,
Despertaba ruidos en cocinas.

Un hombre silencioso estaba
Cerca de mí. Veía
La sombra de su largo perfil algunas veces
Asomarse abstraído al borde de la taza,
Con la misma fatiga
Del muerto que volviera
Desde la tumba a una fiesta mundana.

En los labios de alguno,
Allá por los rincones
Donde los viejos juntos susurraban,
Densa como una lágrima cayendo,
Brotó de pronto una palabra: España.
Un cansancio sin nombre
Rodaba en mi cabeza.
Encendieron las luces. Nos marchamos.

Tras largas escaleras casi a oscuras
Me hallé luego en la calle,
Y mi lado, al volverme,
Vi otra vez a aquel hombre silencioso,
Que habló indistinto algo
Con acento extranjero,
Un acento de niño en voz envejecida.

Andando me seguía
Como si fuera solo bajo un peso invisible,
Arrastrando la losa de su tumba;
Mas luego se detuvo.
«¿España?», dijo. «Un nombre.
España ha muerto.» Había
Una súbita esquina en la calleja.
Le vi borrarse entre la sombra húmeda.
Adrián Poveda May 2014
Escribir, para enredarme entre las ideas, ir desapareciendo con la tinta sobre este fondo blanco, desaparecer en mis sequías, en mis grises y colores, en esta cordura incierta de encontrarme cada día en el mismo lugar, sin recordar quien soy.

Escribir para huir del tiempo, y sin ser inoportuno, atravesando dimensiones y algunas decisiones para al final tomar el lápiz, como se toma la vida, escribiendo sin regresar, aunque queden dudas.

Escribir los pasos, tomar palabras de manera que la mente y el cuerpo se junten en el mismo universo, en cada verso, y en cada estrofa de la historia.
Copyright © 2014 Adrián Poveda All Rights Reserved
SonLy Apr 2018
Fueron más de tres horas durante las cuales me perdí
No pude diferenciar lo real de lo que en sueños percibí
A veces te veía a ti de nuevo, con esa sonrisa
La cual apenas recuerdo pero que me daba tanta alegría
Otras veces abría los ojos y veía allí, en lo alto
Una lámpara apagada en medio de un fondo blanco
Los colores de esta habitación son cambiantes durante el día
Se decoran gracias a las sombras por la escasa luz que se filtra
Esta ventana, con su persiana semicerrada, es mi escape
Noches de tormenta, lluvia y relámpagos, vaya paisaje
Cuán insignificantes son estos problemas ante el mundo
Somos protagonistas de misterios tan complejos como el futuro

Al estar despierto ahora, me cuesta creer que pude perdonarte
Incluso me sentía muy feliz de volver a encontrarte
Sin embargo esta vez tus ojos ni una expresión mía verían
Ahora eres un extraña que conozco más que tu familia
Las cosas han cambiado desde ese último Adiós
Día en el que tu ausencia se llevo toda la atención
En ese momento terminé de conocer todas tus facetas
Me había vuelto un símbolo de culpa aunque no lo dijeras
¿Pero por qué hablo de todo esto si comencé por lo opuesto?
Justamente, ahora que te pienso, esto es lo que recuerdo
No puedo imaginar, ni encontrar en mi cabeza el motivo
De ese perdón que no siento, el que te trae otra vez conmigo

Sé que durante todo ese confuso tiempo lo entendí
Nos veía sentados en el pórtico de tu casa el primero de abril
Éramos distintos, tú te esforzabas en todo momento por redimirte
Yo, en mi frialdad, porque mis palabras no llegaran a herirte
Hubo felicidad, sé que algo así alguna vez existió
Pero mi consciente tus recuerdos borró
Ahora son sólo fantasías de dos jóvenes que creo haber leído
O tal vez en alguno de mis viajes pude haber escrito
No hay detalles, no hay voces tuyas, no hay paisajes en los que creo
Que con un abrazo no habían límites en aquél eterno invierno
Ya no veo el brillo de tus ojos, ni siento la calidez de tu corazón
Terminaron como imágenes que se han perdido en mi interior

Trato de recordar apenas despierto, pero es eso
Creo que es parte de una alucinación en sueños
Me tiene bloqueado si quiero dibujar en mis pensamientos
Todo lo sucedido, mientras más lo intento más me alejo
Volverá a suceder y lo único que quedará después
Será la confusión y posterior reflexión de no cometer
Los errores que me llevaron a arriesgar las amistades
Que puse en juego por defender las falsas bondades
De alguien que no valía la pena tanto sacrificio
Tanto tiempo entregado y parte de la vida de uno mismo
Somos seres destinados a crecer, aún más después de perder
Para superarnos, evolucionar y entonces volver a creer

Es gracioso como a veces me hace feliz y otras me asusta
Que la pérdida de estos recuerdos no me parezca absurda
Es un gran lapso en blanco que revive en sucesos registrados
En las historias de alguien que vendió su memoria por unos tragos
De alguien que creyó en las mentiras del amor y la belleza
Consumiéndose en la miseria de un corazón roto y en pena
Ahora sus palabras se perdieron en los objetos de un desconocido
Un coleccionista de sueños y tragedias plasmados en libros
Es asombroso como me inspiran situaciones de las cuales
Estoy más que convencido de que no fueron reales
Te sorprendería leer que todo ese tiempo que compartimos
Se ha ido de mis sentidos, así como si no lo hubiera vivido
Ese tiempo ahora es un gran misterio cuyas pistas encuentro
Algunas noches, y cuando estoy a punto de resolverlo
Es ahí cuando mi voluntad de continuar en la vida
Derrota cualquier otro sentimiento y me despierta a un nuevo día

— The End —