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Poems

Yo la amé, y era de otro, que también la quería.
Perdónala Señor, porque la culpa es mía.

Después de haber besado sus cabellos de trigo,
nada importa la culpa, pues no importa el castigo.

Fue un pecado quererla, Señor, y, sin embargo
mis labios están dulces por ese amor amargo.

Ella fue como un agua callada que corría...
Si es culpa tener sed, toda la culpa es mía.
Perdónala Señor, tú que le diste a ella
su frescura de lluvia y esplendor de estrella.

Su alma era transparente como un vaso vacío.
Yo lo llené de amor. Todo el pecado es mío.

Pero, ¿cómo no amarla, si tú hiciste que fuera
turbadora y fragante como la primavera?

¿Cómo no haberla amado, si era como el rocío
sobre la yerba seca y ávida del estío?

Traté de rechazarla, Señor, inútilmente,
como un surco que intenta rechazar la simiente.

Era de otro. Era de otro, que no la merecía,
y por eso, en sus brazos, seguía siendo mía.

Era de otro, Señor. Pero hay cosas sin dueño:
Las rosas y los ríos, y el amor y el ensueño.

Y ella me dio su amor como se da una rosa,
como quien lo da todo, dando tan poca cosa...

Una embriaguez extraña nos venció poco a poco:
ella no fue culpable, Señor... ¡ni yo tampoco!

La culpa es toda tuya, porque la hiciste bella
y me diste los ojos para mirarla a ella.

Toda la culpa es tuya, pues me hiciste cobarde 1
para matar un sueño porque llegaba tarde. 1

Sí. Nuestra culpa es tuya, si es una culpa amar 2
y si es culpable un río cuando corre hacia el mar.

Es tan bella, Señor, y es tan suave, y tan clara,
que sería un pecado mayor si no la amara. 3

Y, por eso, perdóname, Señor, porque es tan bella,
que tú que hiciste el agua, y la flor, y la estrella,

tú, que oyes el lamento de este dolor sin nombre,
¡tú también la amarías, si pudieras ser hombre!
Leydis Jun 2017
MEA CULPA
“se lo entregue en bandeja de plata”

Mea Culpa,
se lo entregue en bandeja de plata.

Mea Culpa,
le conté todas mis penas y ella atentamente escuchaba.
Yo tan inocente, la consideraba buena amiga.

Mea Culpa,
no sabía que estaba enamorada, de mí y de él.
La veía tan preocupada por mi sufrimiento
y
los consejos que me daba, yo cumplidamente los acataba,
pues creía en su sinceridad,
creía que por mi ella estaba preocupada.

Mea Culpa,
no vi como ella se burlaba.
no entendí sus motivos,
la traición que se asomaba.

Mea Culpa,
ella me aconsejaba que lo dejara,
que no permitiera que me engañara,
que no le diera más importancia a él que a mí misma.
Yo entendía la sabiduría en sus palabras,
y comencé a reclamarle a él sus salidas,
porque que vestía como vestía,
sus amistades,
como me besaba,
como me miraba,
como me amaba.
como respiraba,
Él me decía, que todo eran imaginaciones mías,
que no condenara nuestro amor a esa agonía,
que no permitiera otras fuerzas dictaran nuestro amor a vivir en sosiego.
Que él a mí me amaba.

Pero poco a poco, los reclamos a él lo silenciaban.
En cada uno de esos reclamos,él de mí se alejaba.
Lo acuse hasta que no quedo más nada,
solo una cama vacía,
un amor guindando en el precipicio de Sheol,
en el sepulcro de la desolación,
de la confusión,
allí quedó penando nuestro amor.

Mea Culpa,
creí que la Señora Duda era mi amiga.
Le creí todas sus mentiras.
No entendí que es una amiga celosa, manipuladora, envidiosa.
Que me queria solo para ella, como su leal acompañante en su eterna soledad.

Mea Culpa.
Perdí el amor de mi vida,
mi sol, el aire que me sostenía,
cuando invite a esa maldita traicionera,
a esa maldita calumniadora,
la maldita Sra. Duda a mi vida,
y ciegamente acepte su invitación a un ménage á trois
……………. que sola me dejaría!

Mea Culpa!

LeydisProse
6/11/2017
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