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Spanish

El ancla de oro canta…la vela azul asciende
Como el ala de un sueño abierta al nuevo día.
                              Partamos, musa mía!
Ante lo prora alegre un bello mar se extiende.

En el oriente claro como un cristal, esplende
El fanal sonrosado de Aurora. Fantasía
Estrena un raro traje lleno de pedrería
para vagar brillante por las olas.

                              Ya tiende
La vela azul a Eolo su oriflama de raso…
El momento supremo!…Yo me estremezco; acaso
Sueño lo que me aguarda en los mundos no vistos!…

Acaso un fresco ramo de laureles fragantes,
El toison reluciente, el cetro de diamantes,
El naufragio o la eterna corona de los Cristos?…


              English

The golden anchor beckons, the blue sail rises
Like the wing of a dream unfolding to a new day.
                              Let us depart, my muse!
Beyond an anxious prow, the sea stretches itself out.

In the crystal clear East, Aurora's
Blushed beacon shines. Fantasy
Is donning a rare garment of gems
To wander brilliantly over the waves.

                              The blue sail
Unfolds its private oriflamme to ******…
The supreme moment!…I tremble: do I know–
Oh God!–what awaits me in unseen worlds?

Perhaps a freshly picked bouquet of fragrant laurels,
The golden fleece, a diamond scepter,
A shipwreck, or the eternal crown of the Anointed Ones?…
Sputnik Andrade Oct 2012
No quiero amar a nadie porque cualquier persona podría ser mi padre, cualquier persona podría ser mi madre.

No es el miedo al error de Edipo.

Es el miedo a ser humano.

Porque todos somos sacos huesos. Y yo no sé si amo tu cara neblinosa, tus manos que tiemblan o la mecánica de tu rodilla o el lunar escondido en los pliegues de tu nuca.

Tal vez no es la piel. Tal vez es tu hígado, el color de la sangre machucada en los talones, la uña mal cortada.

Si Edipo hubiese sido mandado al extranjero, a hacer crecer los números en la Bolsa de Valores, jamás hubiese odiado a su padre, jamás hubiese amado a su madre.

Pero lo criaron para llorar, para pelear, para morir bajo el asfixiante peso del destino.

Yo no quiero amar a nadie porque es aceptar esa divinidad lejana, la negligencia de la carne, que somos débiles, tristes, pequeños, hermosos en detalle y nada más.

Vistos desde el monte Olimpo nos volvemos nada y piedras y musgo al lado de una camelia muy roja. Opacos, imperceptibles.

Yo no quiero amar, yo no quiero morir ni llorar ni sudar ni orinar bajo la sombra de un árbol resignado.

Yo no quiero *ser humano.
Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de Marilyn Monroe,
aunque ése no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.
Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia (según cuenta el Times)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso...

Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century-Fox.
El templo -de mármol y oro- es el templo de su cuerpo
en el que está el hijo de Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20th Century-Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.
Señor
en este mundo contaminado de pecados y de radiactividad,
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda
que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos,
el de nuestras propias vidas, y era un script absurdo.
Perdónala, Señor, y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esa Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
Para la tristeza de no ser santos
                                                        se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje insistiendo en maquillarse en cada escena
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.

Como toda empleadita de tienda
soñó ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.

Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos
se descubre que fue bajo reflectores
                                                              ¡y se apagan los reflectores!
Y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)
mientras el Director se aleja con su libreta
          porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile en Río
          la recepción en la mansión del Duque y la Duquesa de Windsor
vistos en la salita del apartamento miserable.
La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.
Fue
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan solo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER
O como alguien que herido por los gangsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.

Señor:
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de los Ángeles)
           
¡contesta Tú al teléfono!
Jesus Sanchez Apr 2013
El extraño de la casa
es el que trabaja
el que pone cena en la mesa
el que nunca tuvo la ventaja
de salir de la pobreza
de relajar por unos dias
y tomarse una cerveza
y hacer tonterías
su sombra es solo que conocen sus hijos
su sonrisa su cariños no lo han vistos
no es mal persona
no es mal padre
es el trabajador
el que siempre llega tarde
La tribu de Guatavita,
En homenaje a las aguas
Se apresta el rito sagrado
A celebrar.
Ya sus danzas
Las bellas hijas de nobles
Van ensayando con planta
Ligera, al són de cantares,
De chirimías y flautas.

Limpia tiende la laguna
Su cristal. En la comarca
Todo se anima en espera
Del gran día. Flores cándidas,
Rojas y amarillas, abren
Sus corolas en las ramas;
Y de los campos vecinos
Van trayendo leves auras
El rumor de los maizales,
Donde aves pían y cantan.
Parece que en Guatavita
Al júbilo de las almas
La alegría esplendorosa
Del verano se juntara.

Desde distantes bohíos
Van llegando alborozadas
Tribus amigas.
De polvo
De oro cubierto, en mañana
Resplandeciente, el cacique
De Guatavita, y en andas,
Por caciques conducido,
Se hundirá en las ondas claras
De la laguna, en el día
De la fiesta de las aguas.

Mensajeros han llegado
De Muequetá, y hay alarma:
Entre el gozo de las tribus
Vienen con la nueva infausta
De que guerreros extraños
Que rayos del sol disparan
Pusieron al Zipa en fuga
Y por la llanura avanzan.

¿De dónde vienen? -«Del cielo»,
Unos aterrados narran;
Otros que del Río Grande,
Desde remotas comarcas;
Que son monstruos nunca vistos,
Que rayos de muerte lanzan,
Que los «cercados» derriban
Con desconocidas armas;
Que cerrados pelotones
Con flechas no los atajan;
Que delante de ellos huyen
Los muiscas en desbandada;
Y que «Sué» como castigo
Por viejas culpas los manda.
No son flechas las que traen,
Vienen cubiertos de láminas,
Y cuando quieren el Cielo
Truena, y desde lejos matan,
Como el resplandor que alumbra
De repente en las borrascas.


Sobre prados y colinas,
Azul brilla la mañana.
Y el desfile, al són de música
Hacia la laguna marcha.
Al frente se ven los nobles;
Después las vírgenes danzan,
Y en silla de oro el Cacique,
Entre la turba postrada
Que le va lanzando flores
Los ojos en alto, pasa.
Su cuerpo de oro cubierto
Y todo desnudo, es ascua
Ante la luz de la aurora,
Blanca, azul y roja y gualda.

Todos llegan a la orilla.
El agua fulgura mansa.
El himno sagrado suena;
Y al momento en que se alza
El sol, en diáfano cielo,
El cacique en pie, en las andas,
Y la tribu en gran silencio,
A las claras ondas salta...
¡Y es remolino de oro
Y de fulgores el agua!

Otra vez gritos y músicas
Se oyen. Y oro y esmeraldas.

A las aguas van cayendo
Entre ruidosa algazara,
Y entre rumores de frondas,
Cantos y batir de alas!...

Todo es júbilo. De pronto
En la colina cercana
Son estridente resuena;
Espadas brillan y lanzas,
Y relinchos de los monstruos
Vienen desde la distancia.
Los guerreros más se acercan...
Ya de los collados bajan...
Un estampido de truenos
Hace vibrar la montaña...
¡Y la raza guatavita
Es de españoles vasalla!


De un ídolo todo de oro
Que se lanzaba a las aguas
Corre pronto la leyenda
Aquí y en tierras extrañas;
Y «El Dorado» desde entonces
Fue ilusión radiosa y mágica.
Mas después ya no era ídolo,
En remota lontananza...
Era campo inmenso de oro,
Visión de todas las almas.
Y tras ella los hispanos
Cruzaron selvas, montañas,
Ríos, desiertos, llanuras
Y mortíferas comarcas;
Y así fueron ensanchando
El poderío de España,
Y un nuevo mundo en la tierra
Abriendo a la raza humana.
MRar Oct 2019
Peleó, me resisto,
pero tu encanto me lleva a un
lugar en donde no somos vistos,
Me oculto, me escondo,
pero en tu tren siempre voy abordo.
Wörziech May 2013
Tempo inconstante torna-me instável.
Faz-me recordar novamente de determinados fixos e imutáveis sentimentos, sem completa certeza.
Sinto descobertas incertas sobre este fulgor que tanto me atrai, que conquista todo o foco.
Esperar. Acreditar.
Muito a almejar. 
Se decepcionar a procura de perspectivas que farão sentido a consternação ou apenas tentar se perder das expectativas?
Vago o estabelecimento dos padrões exatos ou apenas incorreta busca pelo incerto?
Distantes, inimagináveis, intensos e indiscretos imprecisos sonhos afortunados por…
Faltam-me palavras, faltam-me respostas.
Enigmas que me destroem, que me pesam.
Sons, momentos e imagens.
Sonhos jamais vistos, acontecimentos previstos e esperados ditam a desordem e insegurança que me guiam pelos caminhos incógnitos das palavras que ditarão o fim; que trarão respostas a minha irregular essência.

— The End —