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Caminando en octubre
dos dibujos en cartas
fueron los hilos
de mi sentimiento.

Aún te recuerdo
mi niña, mi alma
con ojos picantes
y cabellos de azabache.

Las pelis japonesas
los roces secretos
los días eternos
sigo siendo
el de la mirada triste,
que piensa en recuerdos
y se pierde en el tiempo.

Lee mi mente,
rima en versos.

Eramos tu y yo
de la mano por la calle
hablando de ti
pues siempre supiste
lo callado que fui.
Dime, háblame
Tú, esencia misteriosa
De nuestra raza
Tras de tantos siglos,
Hálito creador
De los hombres hoy vivos,
A quienes veo por el odio impulsados
Hasta ofrecer sus almas
A la muerte, la patria más profunda

Cuando la primavera vieja
Vuelva a tejer su encanto
Sobre tu cuerpo inmenso,
¿Cuál ave hallará nido
y qué savia una rama
Donde brotar con verde impulso?

¿Qué rayo de la luz alegre,
Qué nube sobre el campo solitario,
Hallarán agua, cristal de hogar en calma
Donde reflejen su irisado juego?

Háblame, madre;
y al llamarte así, digo
Que ninguna mujer lo fue de nadie
Como tú lo eres mía.
Háblame, dime

Una sola palabra en estos días lentos.

En los días informes

Que frente a ti se esgrimen

Como cuchillo amargo

Entre las manos de tus propios hijos.

No te alejes así, ensimismada
Bajo los largos velos cenicientos
Que nos niegan tus anchos ojos bellos.
Esas flores caídas,
Pétalos rotos entre sangre y lodo,
En tus manos estaban luciendo eternamente
Desde siglos atrás, cuando mi vida
Era un sueño en la mente de los dioses.

Eres tú, son tus ojos lo que busca
Quien te llama luchando con la muerte,
A ti, remota y enigmática
Madre de tantas almas idas
Que te legaron, con un fulgor de piedra clara,
Su afán de eternidad cifrado en hermosura.
Pero no eres tan sólo
Dueña de afanes muertos;
Tierna, amorosa has sido con nuestro afán viviente,
Compasiva con nuestra desdicha de efímeros.
¿Supiste acaso si de ti éramos dignos?

Contempla ahora a través de las lágrimas:

Mira cuántos cobardes
Lejos de ti en fuga vergonzosa,
Renegando tu nombre y tu regazo,
Cuando a tus pies, mientras la larga espera,
Si desde el suelo alzamos hacia ti la mirada,
Tus hijos sienten oscuramente
La recompensa de estas horas fatídicas.

No sabe qué es la vida
Quien jamás alentó bajo la guerra.
Ella sobre nosotros sus alas densas cierne,
y oigo su silbo helado,
y veo los muertos bruscos
Caer sobre la hierba calcinada,
Mientras el cuerpo mío

Sufre y lucha con unos enfrente de esos otros.

No sé qué tiembla y muere en mí
Al verte así dolida y solitaria,
En ruinas los claros dones
De tus hijos, a través de los siglos;
Porque mucho he amado tu pasado,
Resplandor victorioso entre sombra y olvido

Tu pasado eres tú
Y al mismo tiempo es
La aurora que aún no alumbra nuestros campos.
Tú sola sobrevives.
Aunque venga la muerte;
Sólo en ti está la fuerza
De hacernos esperar a ciegas el futuro

Que por encima de estos yesos muertos
Y encima de estos yesos vivos que combaten,
Algo advierte que tú sufres con todos.
Y su odio, su crueldad, su lucha,
Ante ti vanos son, como sus vidas,
Porque tú eres eterna
Y sólo los creaste
Para la paz y gloria de su estirpe.
Adiós, pero conmigo
serás, irás adentro
de una gota de sangre que circule en mis venas
o fuera, beso que me abrasa el rostro
o cinturón de fuego en mi cintura.
Dulce mía, recibe
el gran amor que salió de mi vida
y que en ti no encontraba territorio
como el explorador perdido
en las islas del pan y de la miel.
Yo te encontré después
de la tormenta,
la lluvia lavó el aire
y en el agua
tus dulces pies brillaron como peces.
Adorada, me voy a mis combates.
Arañaré la tierra para hacerte
una cueva y allí tu Capitán
te esperará con flores en el lecho.
No pienses más, mi dulce,
en el tormento
que pasó entre nosotros
como un rayo de fósforo
dejándonos tal vez su quemadura.
La paz llegó también porque regreso
a luchar a mi tierra,
y como tengo el corazón completo
con la parte de sangre que me diste
para siempre,
y como
llevo
las manos llenas de tu ser desnudo,
mírame,
mírame,
mírame por el mar, que voy radiante,
mírame por la noche que navego,
y mar y noche son los ojos tuyos.
No he salido de ti cuando me alejo.
Ahora voy a contarte:
mi tierra será tuya,
yo voy a conquistarla,
no sólo para dártela,
sino que para todos,
para todo mi pueblo.
Saldrá el ladrón de su torre algún día.
Y el invasor será expulsado.
Todos los frutos de la vida
crecerán en mis manos
acostumbradas antes a la pólvora.
Y sabré acariciar las nuevas flores
porque tú me enseñaste la ternura.
Dulce mía, adorada,
vendrán conmigo a luchar cuerpo a cuerpo
porque en mi corazón viven tus besos
como banderas rojas,
y si caigo, no sólo
me cubrirá la tierra
sino este gran amor que me trajiste
y que vivió circulando en mi sangre.
Vendrás conmigo,
en esa hora te espero,
en esa hora y en todas las horas,
en todas las horas te espero.
Y cuando venga la tristeza que odio
a golpear a tu puerta,
dile que yo te espero
y cuando la soledad quiera que cambies
la sortija en que está mi nombre escrito,
dile a la soledad que hable conmigo,
que yo debí marcharme
porque soy un soldado,
y que allí donde estoy,
bajo la lluvia o bajo
el fuego,
amor mío, te espero,
te espero en el desierto más duro
y junto al limonero florecido:
en todas partes donde esté la vida,
donde la primavera está naciendo,
amor mío, te espero.
Cuando te digan «Ese hombre
no te quiere», recuerda
que mis pies están solos en esa noche, y buscan
los dulces y pequeños pies que adoro.
Amor, cuando te digan
que te olvidé, y aun cuando
sea yo quien lo dice,
cuando yo te lo diga,
no me creas,
quién y cómo podrían
cortarte de mi pecho
y quién recibiría
mi sangre
cuando hacia ti me fuera desangrando?
Pero tampoco puedo
olvidar a mi pueblo.
Voy a luchar en cada calle,
detrás de cada piedra.
Tu amor también me ayuda:
es una flor cerrada
que cada vez me llena con su aroma
y que se abre de pronto
dentro de mí como una gran estrella.
Amor mío, es de noche.
El agua negra, el mundo
dormido, me rodean.
Vendrá luego la aurora,
y yo mientras tanto te escribo
para decirte: «Te amo».
Para decirte «Te amo», cuida,
limpia, levanta,
defiende
nuestro amor, alma mía.
Yo te lo dejo como si dejara
un puñado de tierra con semillas.
De nuestro amor nacerán vidas.
En nuestro amor beberán agua.
Tal vez llegará un día
en que un hombre
y una mujer, iguales
a nosotros,
tocarán este amor, y aún tendrá fuerza
para quemar las manos que lo toquen.
Quiénes fuimos? Qué importa?
Tocarán este fuego
y el fuego, dulce mía, dirá tu simple nombre
y el mío, el nombre
que tú sola supiste porque tú sola
sobre la tierra sabes
quién soy, y porque nadie me conoció como una,
como una sola de tus manos,
porque nadie
supo cómo, ni cuándo
mi corazón estuvo ardiendo:
tan sólo
tus grandes ojos pardos lo supieron,
tu ancha boca,
tu piel, tus pechos,
tu vientre, tus entrañas
y el alma tuya que yo desperté
para que se quedara
cantando hasta el fin de la vida.

Amor, te espero.
Adiós, amor, te espero.
Amor, amor, te espero.
Y así esta carta se termina
sin ninguna tristeza:
están firmes mis pies sobre la tierra,
mi mano escribe esta carta en el camino,
y en medio de la vida estaré
siempre
junto al amigo, frente al enemigo,
con tu nombre en la boca
y un beso que jamás
se apartó de la tuya.
Todo amor nuevo que aparece
nos ilumina la existencia,
nos la perfuma y enflorece.

En la más densa oscuridad
toda mujer es refulgencia
y todo amor es claridad.
Para curar la pertinaz
pena, en las almas escondida,
un nuevo amor es eficaz;
porque se posa en nuestro mal
sin lastimar nunca la herida,
como un destello en un cristal.

Como un ensueño en una cuna,
como se posa en la rüina
la piedad del rayo de la luna.
como un encanto en un hastío,
como en la ***** de una espina
una gotita de rocío...
¿Que también sabe hacer sufrir?
¿Que también sabe hacer llorar?
¿Que también sabe hacer morir?
-Es que tú no supiste amar...
Nicole Feb 2015
¿Y ahora qué hago?

Cada vez que pienso que te has ido decides reaparecer.
No soy la misma de antes y eso no lo puedes entender.

¿Quién sabe?
Sabrá Dios si esto se acabó para bien.

Te he echado de menos
y a diario te pienso.
Sería una tonta al negarlo,
solo a mí me estaría engañando.

Haces que mis entrañas padezcan
y mi mente se desalienta.

¿Por qué siempre tienes que hacerlo todo tan complicado?
Ahora dices que me quieres a tu lado.

Dicen que no sabes lo que tienes
hasta que lo pierdes,
pero tú siempre supiste lo que tenías,
solo pensaste que jamás lo perderías.

¿Qué quieres que haga con esta agonía?
No puedo mantenerme así para toda la vida.
4:08
SonLy Feb 2019
Puede parecer difícil comenzar,
un mensaje escrito con simpleza,
cuyo significado es la grandeza,
para que tú puedas volver a volar.
Hace tiempo ya que te conozco,
desde entonces que no he dejado de sonreír
y quiero que cada día tú también puedas seguir,
con esas risas y sueños tan locos.
Jamás entendí el significado de la vida
ni siquiera de alguna de sus partes
pero con tan sólo entender tu imagen
siento que es lo único en lo que creería.
He visto como proteges a todos
incluso a quienes te hacen mal,
a quienes te quieren hacer callar,
siempre recibes las balas por otros.
Tantos años a pesar del sufrimiento
pusiste la otra mejilla
cuando cualquiera preferiría
huir lejos y evitarse un tormento.
Tormento que tú eliges enfrentar
cargando a los demás en tus hombros,
ellos sentados totalmente cómodos
y tú en la lucha, en la soledad...
Tienes una fuerza fuera de esta realidad,
no derramas ni una lágrima en vano
y si una aparece es un tesoro jamás encontrado,
tienen un significado muy especial.
Hoy buscan callarte y apagarte,
quieren doblegar tu voluntad
sintiéndose aptos para algo como tal,
buscan culparte y aprisionarte.
Cada día que he podido verte,
aunque sea sólo con el corazón,
noté que ocultas tu dolor
junto a ese rayo de luz tan fuerte.
Es del color más maravilloso que existe
sólo tú lo llevas a donde quiera que vayas
alumbrando aquellas vidas apartadas,
vidas que deciden sólo a ti seguirte.
Nadie es perfecto pero tú mi niña,
tú tiendes y te aproximas cual límite,
como la solución finita a esta vida.
Pero ahora debe importarte esa niña
que con dulces risas y miradas
contaba cuán alto sus alas llegaban
y cuán lejos en el futuro estarían
Que una vez cuando el mundo te golpeó
supiste sostenerte, una y otra vez
y si con más fuerza lo volvía a hacer
ahora una mano te ayudaría con valor.
Aunque el mundo esté en tu contra
y solamente sea tu voz la que se oiga
mi voz también se hará oír ante ellos
y no estarás sola de nuevo.
Tienes un espíritu maravilloso
y un potencial para tu vida inimaginable
y aunque sobre ti estén sus ojos
que no apaguen lo que te hace inigualable.
No te rindas porque este no es el fin
apenas comienzas, y no serás una más
de tantas mujeres que por querer salir
fueron controladas a conveniencia de los demás.
La importancia de tu ser y tu querer
deben prevalecer sobe cada cosa que hagas.
No me callaré y mucho menos te dejaré caer
Aún hay maravillas atrapadas en tus ojos
Infinitos como el universo
Infinitos como cada sueño
Infinitos como tu corazón
Infinitos como esta oración...
No te rindas aún chamaquita
Andres Nunez May 2013
1
Sin qué te diga
Supiste que te amo
Del primer día
Quizás pases con otro que te diga al oído
esas frases que nadie como yo te dirá;
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido
te amaré más que nunca... y jamás lo sabrás.

La desolada estrofa, como si fuera un ala,
voló sobre el silencio... Y tú estabas allí:
Allí en el más oscuro rincón de aquella sala,
estabas tú, escuchando mis versos para ti.

Y tú, la inaccesible mujer de ese poema
que ofrece su perfume pero oculta su flor,
quizás supiste entonces la amargura suprema
de quien ama la vida porque muere de amor.

Y tú, que nada sabes, que tal vez ni recuerdes
aquellos versos tristes y amargos como el mar,
cerraste en un suspiro tus grandes ojos verdes,
los grandes ojos verdes que nunca he de olvidar.

Después, se irguió tu cuerpo como una primavera,
mujer hoy y mañana distante como ayer...
Y vi que te alejabas sin sospechar siquiera
¡que yo soy aquel hombre... y tú, aquella mujer!
Si grande ser deseas, erige en alta cumbre
Tu fortaleza, y hazla para ti solamente...
Que a sus muros no pueda llegar la muchedumbre,
Que se alce inaccesible sobre la roca ingente.

Álzala en el orgullo de la cima inviolada,
En las rutas azules del águila y del trueno,
Reina de mármol blanco que mira a la hondonada,
Albo lirio de piedra sobre el azul sereno.

Que fulgure tan lejos en la roca bravía,
Tan lejos, que los hombres, absortos en su anhelo,
Crean mirar un nuevo resplandor en el día,
y no sepan si viene de la tierra o del cielo.

Haz tú solo el santuario de tu alma, el santuario
Donde la luz empieza, donde la sombra acaba;
y para que florezca tu ensueño solitario,
Esta palabra mágica: «YO», sobre el muro graba.

Después, duros cerrojos echa sobre la vida,
Aíslate y la puerta cierra al viento que pasa,
y si el techo te ahoga, busca al cielo salida
Para que venga el alma del cielo hasta tu casa.

Y allí en lo más recóndito de tu mansión secreta,
Altar de hierro y oro para tu fe levanta,
y ante ese altar, adora tu ideal de poeta,
y con tu vida a solas y con tu Ensueño, canta.

Canta el amor sagrado que tus entrañas quema;
Canta para que arrulles tu alma en la luz absorta,
Canta para los astros radiosos tu poema,
y si los hombres no oyen tus himnos, ¡nada importa!

Solo, divinamente solitario en tu encierro...
La soledad es fuerza y el mayor de los bienes,
Es el vuelo del alma que sube del destierro,
El umbral encontrado de perdidos Edenes.

Sólo una patria es tuya sobre el mundo: ¡tú mismo!
Canta, y cuando tu espíritu se hunda en la eterna calma,
Lleva el supremo orgullo, de la muerte al abismo,
De que vivir supiste la vida de tu alma.
Ahora que ya te fuiste, te diré que te quiero.
Ahora que no me oyes, ya no debo callar.
Tú seguirás tu vida y olvidarás primero...
Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar.
Hay un amor tranquilo que dura hasta la muerte,
y un amor tempestuoso que no puede durar.
Acaso aquella noche no quise retenerte...
y ahora estoy recordándote a la orilla del mar.
Tú, que nunca supiste lo que yo te quería,
quizás entre otros brazos lograrás olvidar...
Tal vez mires a otro, igual que a mí aquel día...
Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar.
El rumor de mi sangre va cantando tu nombre,
y el viento de la noche lo repite al pasar.
Quizás en este instante tú besas a otro hombre...
Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar...
Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar...
Jorge Rangel May 2022
Te dije,”…eres amada”
Respondiste.
“…Por ti y mi familia”
Te pregunté.
(de mi insinuando)
cómo supiste?
Me contestaste.
(Sonriéndome)
“…Siempre lo he sabido”
Mi dilema es recordar tus
“No te creo”
Que cambio? Te creeré?  
Y si lo hago.
Será suficiente para que
cuides mi corazón?
Que opción más que creerte?
Pues sobre todos los recuerdos
Y sobre todas las dudas,
existe solo una gran verdad.
Eres amada.

— The End —