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Leydis Jun 2017
Un beso no es solo un beso
Un beso no es solo un roce
de dos labios, de dos caras.

Un beso es un pórtico a un mundo de duendes.
Es transitar entre saliva aguas celestes.
Es atascar la puerta al existencialismo al cerrar los ojos.
Por eso cerramos los ojos al besar,
porque, es una entrega amena.
Un beso es poder entregarte completamente.
Desafiando la duda impertinente.
Retando el tiempo entre suspiros.
Es hablarle al corazón atreves de fluidos.
Es exponer la tibieza  de tu esencia a quien tiene el privilegio de peregrinar en tus ríos.
Espacios donde habita la esencia más pura de tu ser, tu espíritu.
Lo que has protegido,
Lo que has venerado,
Lo que has soportado.
Es palpar el paraíso, entender la creación,
lo que Dios vislumbro cuando nos creó.
Por eso, se avisa sobre el que besa y sus ojos no cierras,
Y si tú lo percibiste estabas ausente en esa entrega.

No, un beso no es algo ****** y pedestre.
No es relegarlo por doquier sin discreción alguna.
No es rasparte una borrachera en la lengua de cualquiera.
No. Un beso es un compromiso,
Algunos besan para traicionar como Judas lo hizo con Jesucristo.
Otros besos sellan el amor que una madre tiene por sus hijos.
Otros besos enlazan por siempre a desconocidos destinados desde el principio.

Un beso es un lazo bendito,
Es una estrofa, una prosa, es rimar en la poesía de una boca.

Y aunque sedienta este mi boca,
por el roce de unos labios,
Yo sigo esperando el beso……………………………… de mi eterno amado.
Pues, desde hace mucho tiempo, mis labios entendieron
……………………………………………………..que al él están destinados.


LeydisProse
6/29/2017
https://www.facebook.com/LeydisProse/
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A kiss is not just a kiss
Kiss is not only a friction of two orifices or two faces.  

A kiss is a portal to a world of gnomes.
It’s to travel with saliva through celestial waters.
It is to jam the door to Existentialism as you close your eyes.
That is the only reason why we close our eyes as we kiss,
it’s because kissing is a sweet surrender.  
It’s defying the insolence of uncertainties.
It’s challenging time between sighs of delight.
It’s to speak to the heart through fluids of passion.
It is to expose the warmth of your essence to those
who have the privilege to pilgrimage through your rivers.

Spaces inhabited by the purest essence of your being, of your spirit,  
that which you have protected,
that which you have revered,
that which you have endured.
It is feel paradise,
It’s to finally understand Creation,
what God intended and envisioned for us.  
It’s the reason why we advise against people
who kiss without closing their eyes,
and if you’re aware, that means you were absent during that surrender.

No, a kiss is not something ****** or ordinary.  
You don't have to give it away it without discretion.  
Do not sober up your binge drinking in the tongue of a stranger.

No, a kiss is a commitment!
Some kiss to betray, the way Judas did to Jesus.
Other kisses are a seal of love,
like the one a mother gives to her children.  
Other kisses forever bind strangers who have been destined to be together.

A kiss is blessed connection,
is a verse, a prose, is to rhyme in the poetry of someone’s oral cavity.

Although my mouth is thirsty and yearning for touch and a kiss,
I am waiting for a particular kiss... the kiss of my eternal beloved.  

Some time ago, my lips understood.. .
that they were destined to be kissed by him.

LeydisProse
DAVID Nov 2015
bajo la aparente obscuridad,
el rojo nacarado de tus labios,
me otorgo tu luz

entre los mustios y ciegos
besos de fuego, tu absorbiste
mi obscuridad

no hubo magia, fue,
solo eso, dos entes oscuros,
absorbiendo luz,

una bestia con cabeza de
loewe, azolado y atormentado,
por su dolor.

entre la perdida y el
desdén, y con el deseo, pegados
en su piel.

la luz en la oscuridad absoluta,
años buscando esa piel de seda,
aquellos labios dulces como miel

esos labios sedosos y olorosos,
de una sombra hermosa,  una
leona en la oscuridad

y quien sabrá, solo la oscuridad,
sobre esa piel de seda, que otorgo
luz en una noche oscura.

un loewe cualquiera, el descendiente,
perdido, buscando la manera, y aquella piel
de seda, de  miel oro y fuego.

un león, perdido en la sombra, buscando
aquella piel de seda, que como gracia divina,
o como favor de dioses amigos.

me encontró,  atrapo y amo
en la sombra, justo antes del
amanecer, dando vida, al
corazón ennegrecido

y el influjo de vida, de fuerza,
para resistir a mis embates,
controlándose tierna mente

sin asustarse de mis rugidos,
solo el fuego hermoso que me dio
con sus labios nacarados

con sus labios de mujer, una fiera
hermosa con piel de seda, perfumada,
y hermosa, una musa en la sombra

resistiendo tierna mente a los embates,
de la bestia sedienta de su ****, de su sangre
besando su piel milímetro a milímetro.

aquella sombra hermosa, con piel de seda
labios nacarados, resistió, aunque solo
deseaba yacer junto a esta bestia,

sedienta de su cuerpo, sus labios,sus piernas
infinitas, su **** de muer hermosa,
la bella y dulce leoncilla, que fue mía
en la oscuridad.
in spanish is cooler, and  secret, i found her, the one in the dark
so hot, that skin, and the sweet as hell honney lips. nice memorie. so hot.
Yo que sólo canté de la exquisita
partitura del íntimo decoro,
alzo hoy la voz a la mitad del foro
a la manera del tenor que imita
la gutural modulación del bajo
para cortar a la epopeya un gajo.
Navegaré por las olas civiles
con remos que no pesan, porque van
como los brazos del correo chuan
que remaba la Mancha con fusiles.
Diré con una épica sordina:
la Patria es impecable y diamantina.
Suave Patria: permite que te envuelva
en la más honda música de selva
con que me modelaste por entero
al golpe cadencioso de las hachas,
entre risas y gritos de muchachas
y pájaros de oficio carpintero.Patria: tu superficie es el maíz,
tus minas el palacio del Rey de Oros,
y tu cielo, las garzas en desliz
y el relámpago verde de los loros.
El Niño Dios te escrituró un establo
y los veneros del petróleo el diablo.
Sobre tu Capital, cada hora vuela
ojerosa y pintada, en carretela;
y en tu provincia, del reloj en vela
que rondan los palomos colipavos,
las campanadas caen como centavos.
Patria: tu mutilado territorio
se viste de percal y de abalorio.
Suave Patria: tu casa todavía
es tan grande, que el tren va por la vía
como aguinaldo de juguetería.
Y en el barullo de las estaciones,
con tu mirada de mestiza, pones
la inmensidad sobre los corazones.
¿Quién, en la noche que asusta a la rana,
no miró, antes de saber del vicio,
del brazo de su novia, la galana
pólvora de los juegos de artificio?
Suave Patria: en tu tórrido festín
luces policromías de delfín,
y con tu pelo rubio se desposa
el alma, equilibrista chuparrosa,
y a tus dos trenzas de tabaco sabe
ofrendar aguamiel toda mi briosa
raza de bailadores de jarabe.
Tu barro suena a plata, y en tu puño
su sonora miseria es alcancía;
y por las madrugadas del terruño,
en calles como espejos se vacía
el santo olor de la panadería.
Cuando nacemos, nos regalas notas,
después, un paraíso de compotas,
y luego te regalas toda entera
suave Patria, alacena y pajarera.
Al triste y al feliz dices que sí,
que en tu lengua de amor prueben de ti
la picadura del ajonjolí.
¡Y tu cielo nupcial, que cuando truena
de deleites frenéticos nos llena!
Trueno de nuestras nubes, que nos baña
de locura, enloquece a la montaña,
requiebra a la mujer, sana al lunático,
incorpora a los muertos, pide el Viático,
y al fin derrumba las madererías
de Dios, sobre las tierras labrantías.
Trueno del temporal: oigo en tus quejas
crujir los esqueletos en parejas,
oigo lo que se fue, lo que aún no toco
y la hora actual con su vientre de coco.
Y oigo en el brinco de tu ida y venida,
oh trueno, la ruleta de mi vida.                (Cuauhtémoc)Joven abuelo: escúchame loarte,
único héroe a la altura del arte.
Anacrónicamente, absurdamente,
a tu nopal inclínase el rosal;
al idioma del blanco, tú lo imantas
y es surtidor de católica fuente
que de responsos llena el victorial
zócalo de cenizas de tus plantas.
No como a César el rubor patricio
te cubre el rostro en medio del suplicio;
tu cabeza desnuda se nos queda,
hemisféricamente de moneda.
Moneda espiritual en que se fragua
todo lo que sufriste: la piragua
prisionera , al azoro de tus crías,
el sollozar de tus mitologías,
la Malinche, los ídolos a nado,
y por encima, haberte desatado
del pecho curvo de la emperatriz
como del pecho de una codorniz.Suave Patria: tú vales por el río
de las virtudes de tu mujerío.
Tus hijas atraviesan como hadas,
o destilando un invisible alcohol,
vestidas con las redes de tu sol,
cruzan como botellas alambradas.
Suave Patria: te amo no cual mito,
sino por tu verdad de pan bendito;
como a niña que asoma por la reja
con la blusa corrida hasta la oreja
y la falda bajada hasta el huesito.
Inaccesible al deshonor, floreces;
creeré en ti, mientras una mejicana
en su tápalo lleve los dobleces
de la tienda, a las seis de la mañana,
y al estrenar su lujo, quede lleno
el país, del aroma del estreno.
Como la sota moza, Patria mía,
en piso de metal, vives al día,
de milagros, como la lotería.
Tu imagen, el Palacio Nacional,
con tu misma grandeza y con tu igual
estatura de niño y de dedal.
Te dará, frente al hambre y al obús,
un higo San Felipe de Jesús.
Suave Patria, vendedora de chía:
quiero raptarte en la cuaresma opaca,
sobre un garañón, y con matraca,
y entre los tiros de la policía.
Tus entrañas no niegan un asilo
para el ave que el párvulo sepulta
en una caja de carretes de hilo,
y nuestra juventud, llorando, oculta
dentro de ti el cadáver hecho poma
de aves que hablan nuestro mismo idioma.
Si me ahogo en tus julios, a mí baja
desde el vergel de tu peinado denso
frescura de rebozo y de tinaja,
y si tirito, dejas que me arrope
en tu respiración azul de incienso
y en tus carnosos labios de rompope.
Por tu balcón de palmas bendecidas
el Domingo de Ramos, yo desfilo
lleno de sombra, porque tú trepidas.
Quieren morir tu ánima y tu estilo,
cual muriéndose van las cantadoras
que en las ferias, con el bravío pecho
empitonando la camisa, han hecho
la lujuria y el ritmo de las horas.
Patria, te doy de tu dicha la clave:
sé siempre igual, fiel a tu espejo diario;
cincuenta veces es igual el AVE
taladrada en el hilo del rosario,
y es más feliz que tú, Patria suave.
Sé igual y fiel; pupilas de abandono;
sedienta voz, la trigarante faja
en tus pechugas al vapor; y un trono
a la intemperie, cual una sonaja:
la carretera alegórica de paja.
Cantan los niños
En la noche quieta:
¡Arroyo claro,
Fuente serena!

¿Qué tiene tu divino
Corazón en fiesta?Un doblar de campanas,
Perdidas en la niebla.

Ya nos dejas cantando
En la plazuela.
¡Arroyo claro,
Fuente serena!
¿Qué tienes en tus manos
De primavera?

Una rosa de sangre
Y una azucena.

Mójalas en el agua
De la canción añeja.
¡Arroyo claro,
Fuente serena!
¿Qué sientes en tu boca
Roja y sedienta?

El sabor de los huesos
De mi gran calavera.

Bebe el agua tranquila
De la canción añeja.
¡Arroyo claro,
Fuente serena!
¿Por qué te vas tan lejos
De la plazuela?

¡Voy en busca de magos
Y de princesas!

¿Quién te enseñó el camino
De los poetas?

La fuente y el arroyo
De la canción añeja.

¿Te vas lejos, muy lejos
Del mar y de la tierra?

Se ha llenado de luces
Mi corazón de seda,
De campanas perdidas,
De lirios y de abejas,
Y yo me iré muy lejos,
Más allá de esas sierras,
Más allá de los mares
Cerca de las estrellas,
Para pedirle a Cristo
Señor que me devuelva
Mi alma antigua de niño,
Madura de leyendas,
Con el gorro de plumas
Y el sable de madera.

Ya nos dejas cantando
En la plazuela.
¡Arroyo claro,
Fuente serena!
Las pupilas enormes
De las frondas resecas,
Heridas por el viento,
Lloran las hojas muertas.
Todo tu cuerpo tiene
copa o dulzura destinada a mí
Cuando subo la mano
encuentro en cada sitio una paloma
que me buscaba, como
si te hubieran, amor, hecho de arcilla
para mis propias manos de alfarero.
Tus rodillas, tus senos,
tu cintura
faltan en mí como en el hueco
de una tierra sedienta
de la que desprendieron
una forma,
y juntos
somos completos como un solo río,
como una sola arena.
¡Que no quiero verla!

Dile a la luna que venga,
que no quiero ver la sangre
de Ignacio sobre la arena.

¡Que no quiero verla!

La luna de par en par.
Caballo de nubes quietas,
y la plaza gris del sueño
con sauces en las barreras.

¡Que no quiero verla!

Que mi recuerdo se quema.
¡Avisad a los jazmines
con su blancura pequeña!

¡Que no quiero verla!
La vaca del viejo mundo
pasaba su triste lengua
sobre un hocico de sangres
derramadas en la arena,
y los toros de Guisando,
casi muerte y casi piedra,
mugieron como dos siglos
hartos de pisar la tierra.
No.

¡Que no quiero verla!

Por las gradas sube Ignacio
con toda su muerte a cuestas.
Buscaba el amanecer,
y el amanecer no era.
Busca su perfil seguro,
y el sueño lo desorienta.
Buscaba su hermoso cuerpo
y encontró su sangre abierta.
¡No me digáis que la vea!
No quiero sentir el chorro
cada vez con menos fuerza;
ese chorro que ilumina
los tendidos y se vuelca
sobre la pana y el cuero
de muchedumbre sedienta.

¡Quién me grita que me asome!
¡No me digáis que la vea!

No se cerraron sus ojos
cuando vio los cuernos cerca,
pero las madres terribles
levantaron la cabeza.
Y a través de las ganaderías,
hubo un aire de voces secretas
que gritaban a toros celestes
mayorales de pálida niebla.
No hubo príncipe en Sevilla
que comparársele pueda,
ni espada como su espada
ni corazón tan de veras.
Como un río de leones
su maravillosa fuerza,
y como un torso de mármol
su dibujada prudencia.
Aire de Roma andaluza
le doraba la cabeza
donde su risa era un nardo
de sal y de inteligencia.
¡Qué gran torero en la plaza!
¡Qué buen serrano en la sierra!
¡Qué blando con las espigas!
¡Qué duro con las espuelas!
¡Qué tierno con el rocío!
¡Qué deslumbrante en la feria!
¡Qué tremendo con las últimas
banderillas de tiniebla!

Pero ya duerme sin fin.
Ya los musgos y la hierba
abren con dedos seguros
la flor de su calavera.
Y su sangre ya viene cantando:
cantando por marismas y praderas,
resbalando por cuernos ateridos,
vacilando sin alma por la niebla,
tropezando con miles de pezuñas
como una larga, oscura, triste lengua,
para formar un charco de agonía
junto al Guadalquivir de las estrellas.
¡Oh blanco muro de España!
¡Oh ***** toro de pena!
¡Oh sangre dura de Ignacio!
¡Oh ruiseñor de sus venas!
No.
¡Que no quiero verla!
Que no hay cáliz que la contenga,
que no hay golondrinas que se la beban,
no hay escarcha de luz que la enfríe,
no hay canto ni diluvio de azucenas,
no hay cristal que la cubra de plata.
No.
¡¡Yo no quiero verla!!
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
Rosario, dinamitera,
sobre tu mano bonita
celaba la dinamita
sus atributos de fiera.
Nadie al mirarla creyera
que había en su corazón
una desesperación
de cristales, de metralla
ansiosa de una batalla,
sedienta de una explosión.

Era tu mano derecha,
capaz de fundir leones,
la flor de las municiones
y el anhelo de la mecha.
Rosario, buena cosecha,
alta como un campanario,
sembrabas al adversario
de dinamita furiosa
y era tu mano una rosa
enfurecida, Rosario.

Buitrago ha sido testigo
de la condición de rayo
de las hazañas que callo
y de la mano que digo.
¡Bien conoció el enemigo
la mano de esta doncella,
que hoy no es mano porque de ella,
que ni un solo dedo agita,
se prendó la dinamita
y la convirtió en estrella!

Rosario, dinamitera,
puedes ser varón y eres
la nata de las mujeres
la espuma de la trinchera.
Digna como una bandera
de triunfos y resplandores,
dinamiteros pastores,
vedla agitando su aliento
y dad las bombas al viento
del alma de los traidores.
Esta víbora ardiente, que, enlazada,
peligros anudó de nuestra vida,
lúbrica muerte en círculos torcida,
arco que se vibró flecha animada,
hoy, de médica mano desatada,
la que en sedienta arena fue temida,
su diente contradice, y la herida
que ardiente derramó, cura templada.
Pues tus ojos también con muerte hermosa
miran, Lisi, al rendido pecho mío,
templa tal vez su fuerza venenosa;
desmiente tu veneno ardiente y frío;
aprende de una sierpe ponzoñosa:
que no es menos dañoso tu desvío.
Pobre y desgraciado Proculo.
Puedo comprender de una enferma manera
tu dolor y tu ira sedienta como el esclavo.
tuviste que observar con paciencia
como la inocencia
abandonaba el vientre suyo.
como el frío puño del tirano
penetro en tus entrañas
El delgado filo
entre la vida y la muerte.
El destino inevitable.
Pero aun no es el fin, abatido amigo
Es la venganza encarnada
que arrasa con aquellos
que viven del dolor ajeno.
que respiran la sangre.
Como el arco de oro y grana
Dosel del erguido monte,
Que en el azul horizonte
Abre paso a la mañana;
Así de mi edad temprana
En la ignorancia atrevida,
Miró el alma conmovida
Gloria, fe, sueños dorados,
Arreboles agrupados
En la puerta de la vida.

  Y tras los blancos crespones
Que el sol de la fe bañaba,
Absorta el alma escuchaba
Rimas, trovas y canciones;
Misteriosas vibraciones
Brotadas de ignota lira,
Frases que el viento suspira,
Fantasmas que en esa edad,
Engendran luz y verdad
En la sombra y la mentira.

  ¡Cuán bello cruza el amor
Luciendo brillantes galas,
Y reflejando en sus alas
De la aurora el resplandor!
Y cómo al dulce calor
De aquella edad venturosa,
Puede el alma cariñosa
Mirar, sin esfuerzo vano,
En cada amigo un hermano,
Y un ángel en cada hermosa.

  Por esa luz encantada
Alumbrado el porvenir,
Sueña el alma con vivir
En una eterna alborada.
Se refleja en la mirada
Del corazón la pureza,
Y no empañan la belleza
De nuestro azul firmamento,
Sombras de remordimiento,
Crepúsculos de tristeza.

  Y como estrellas errantes
En constante torbellino
Alumbran nuestro camino
Las ilusiones brillantes:
Nobles amigos constantes;
Mujeres tiernas, fieles;
Nuestro nombre los cinceles
Eternizando en la historia,
Y en todas partes la gloria
Ofreciéndonos laureles.

  Sin sospechar la perfidia
Ni el mal, ni el rencor profundo,
Sin advertir que en el mundo
Vive y se agita la envidia;
Sin adivinar que lidia
El crimen con la inocencia;
Sin pensar que la existencia
Es lucha en la que, cobarde.
Acude inútil y tarde
A salvarnos la experiencia.

  Así el arco de oro y grana
De la puerta de la vida
Cruza el alma enternecida,
Con sus ensueños ufana;
Y tras la primer mañana
De ilusiones y de encanto,
Mira descorrerse el manto
Que ocultó sombras y abrojos
Y enturbia entonces los ojos
La amarga nube del llanto.

  Esas lágrimas que ciegan,
¡Con cuánto dolor se lloran!
Y cuando no se evaporan,
Otras a alcanzarlas llegan:
Llanto nuestros ojos riegan;
Y tras de tanto sufrir
Pensando en lo porvenir,
Viénense al fin a negar,
Las pupilas a llorar
Y el corazón a sentir.

  Y sin fe, sin esperanza,
El alma ve con temor
La traición en el amor,
En la amistad la asechanza;
Sin ilusiones avanza;
Abrojos tan sólo pisa
Y para marchar de prisa,
Cual sueña su amor profundo,
Lleva al carnaval del mundo
El antifaz de la risa.

  Pero en ese carnaval
Víctimas somos también
Que vamos mintiendo el bien,
Cuando alentamos el mal.
Ruge en el pecho, fatal,
De las penas la tormenta,
Y busca el alma sedienta
Algo que su mal mitigue,
Y la envidia la persigue,
Y la calumnia la afrenta.

  ¿Y es ésta la vida? ¿Es esto
Cuanto el porvenir encierra?
¿No hay un consuelo en la tierra
Para el destino funesto?
¿Tan presto vuelan, tan presto
Las ilusiones? ¿será
El desierto más allá...?
¿Para la razón escasa
Todo vuela, todo pasa,
Todo se muere y se va?

  Si se aumenta con los años
Tan espantosa aridez,
¿Qué nos queda en la vejez,
Tras de tantos desengaños?
Por males propios y extraños
Secándose el corazón;
Muertas la fe y la ilusión,
El cuerpo débil y enfermo
Y alumbrando un campo yermo
El astro de la razón.

  Sigamos con firme paso
Por esta ruta sombría,
Mientras el sol cada día
Va del Oriente al Ocaso.
Cual la flor deja en el vaso
Su perfume, en nuestra historia
Dejemos una memoria;
Tornemos en risa el duelo...
Sufrir sin pedir consuelo,
Es la verdadera gloria.
Leydis Jul 2017
¿Por qué me lo preguntas?
¿Acaso, no sentiste, como te entregue una nueva vida al besarte?
No sé qué significo el beso para ti.
Pero para mí ese beso insospechado;
ese arrebato de tu hombría que me incita,
esa valentía de robarme ese beso…..¡me regreso a la vida!
Te bese, como beso Adán a Eva, cuando la encontró a su lado.
Te bese con asombro,
Te bese con gratitud,
Te bese con toda la magia de mi universo,
Te bese sin medidas,
Te bese como si fuera a escondidas,
Te bese con la misma ternura que beso Martes a Venus ,
Te bese como besa Dios las nubes antes de volverla lluvia.
¿Qué significo ese beso?
Fue darte el permiso de escribir poesía en mis labios,
Maravillarme de tu dulce y sutil verso,
que fue destacando las prosas que creabas con mi boca sedienta,
al guiarlas con la pluma de tu lengua, con cual eficaz corolario,
sentir la calidez de la miel y leche que llevas en los labios.
Fue permitirme perderme de amor en tus brazos,
perdida en tu regazo que me ataban a calor de tu cuerpo,
con tus manos derrumbando cada parte de mi ego, de mis miedos.
El olor de tu saliva,
de tu cuerpo palpitando,
de tu piel húmeda con olor a lluvia de mayo,
fue rimando sin interferencia, hasta que me otorgaste, la transcendencia que siempre he anhelado.
Que significo ese beso?
Fue darte ciegamente la semilla de mi siembra para la cosecha cual tanto he cuidado.
Fue darte permiso a pulir las astillas de un pasado cual con recelo había guardado.
Fue encresparme en tu esencia dejando detrás toda mis dolencias.
Fue beber de tu influencia, que fue llenando mis espacios con divina esperanza;
de volver amar con potencia,
de volverme a entregar con reverencia,
de amar sin prudencia,
de atarme a la idea de besar así mientras exista vida en mí.
Fue darme cuenta que todavía existía una mujer vibrante en mí,
Fue darme cuenta, que tu hombría, era lo que necesitaba mi vida, ávida de un amor sincero,
de un beso con apegos, con respeto, con ternura, con locura, con desatada e incoherente pasión,
Eso es lo que significa el beso para mí.
Gracias por ese beso y en el.... devolverme la vida.
LeydisProse
7/7/2017
https://www.facebook.com/LeydisProse/
Leydis Jun 2017
Llevo la justicia entre las piernas,
un par de caricia en las venas,
un beso juguetón,
y
una sedienta necesidad de amarte;
que me enferma,
que me enerva,
que me exacerba,
que me escurre la vergüenza.

Es que,
quiero besarte sobria,
y
que tus flujos me embriaguen la memoria,
mientras
chorreo esta catarata de pasión
despacio en tus adentros,
y,
agitadamente en las madrigueras de tu boca
descargar todo este ensueño
que seria,
quedar completamente libertada en tus regazos.

LeydisProse
5/31/2017
//https://m.facebook.com/LeydisProse/
He ido marcando con cruces de fuego
el atlas blanco de tu cuerpo.
Mi boca era una araña que cruzaba escondiéndose.
En ti, detrás de ti, temerosa, sedienta.

Historias que contarte a la orilla del crepúsculo,
muñeca triste y dulce, para que no estuvieras triste.
Un cisne, un árbol, algo lejano y alegre.
El tiempo de las uvas, el tiempo maduro y frutal.

Yo que viví en un puerto desde donde te amaba.
La soledad cruzada de sueño y de silencio.
Acorralado entre el mar y la tristeza.
Callado, delirante, entre dos gondoleros inmóviles.

Entre los labios y la voz, algo se va muriendo.
Algo con alas de pájaro, algo de angustia y de olvido.
Así como las redes no retienen el agua.
Muñeca mía, apenas quedan gotas temblando.
Sin embargo, algo canta entre estas palabras fugaces.
Algo canta, algo sube hasta mi ávida boca.
Oh poder celebrarte con todas las palabras de alegría.
Cantar, arder, huir, como un campanario en las manos de un loco.
Triste ternura mía, qué te haces de repente?
Cuando he llegado al vértice más atrevido y frío
mi corazón se cierra como una flor nocturna.
Tardíamente, en el jardín sombrío,
tardíamente entró una mariposa,
transfigurando en alba milagrosa
el deprimente anochecer de estío.
Y, sedienta de miel y de rocío,
tardíamente en el rosal se posa,
pues ya se deshojó la última rosa
con la primera ráfaga de frío.
Y yo, que voy andando hacia el poniente,
siento llegar maravillosamente,
como esa mariposa, una ilusión;
pero en mi otoño de melancolía,
mariposa de amor, al fin del día,
qué tarde llegas a mi corazón...
La noche tiene una
Torva y caliginosa dulcedumbre.
Sobre el cielo de estaño dá la luna
La impresión de un lunar lleno de herrumbre.

La brisa, como un gato, entre el ramaje
De los árboles negros, juega y salta.
Sobre el lomo del campo es un tatuaje
La alberca que de líquenes se esmalta.

Y es cada cosa un avisor oído
Que se alarga atisbando la tormenta.
Flota un olor de surco removido
              Y de tierra sedienta.

¡Ah, qué larga pereza nos enerva
Y con sus grillos nuestros piés sujeta!
¡ Qué ganas de dormir sobre esta hierba
              Esponjada y discreta!

Y así hasta que la lluvia nos despierte
Con sus cien dedos de frescor salobre,
Y el viento a nuestro lado agite fuerte,
Sus campanillas de cristal y cobre.

¡Qué alocado retorno hacia la aldea,
Ceñidos por los hilos de la lluvia,
Mientras el vendaval peina y orea
Mi testa negra y tu cabeza rubia!
¡Si atracción de aventuras tus sueños arrebata,
Conquistador, sal pronto! ¿Quiere tu alma sedienta
La conquista, el peligro, la gloria o la tormenta?
¡Parte, para que sacies la ambición que te mata!

Verás surgir, radiante, del mar que la retrata,
A Cathay, donde el tumbo de las olas revienta,
y verás a Cipango, fabulosa, opulenta,
Levantar a los cielos sus torres de oro y plata.

Irás hermosas perlas hollando indiferente;
De marfil, de diamantes y de mirra, cargadas
Verás las carabelas sobre la mar rugiente;

y señor aclamado de Tierras y de Mares,
Los reyes que dominen las islas conquistadas
Besarán, humillados, el suelo que pisares...
El árbol seco crece todavía,
porque su sombra tiene movimiento
bajo la claridad del mediodía.

Y cuando al cabo lo derribe el viento,
vencido por la edad y la tormenta,
habrá en el llano un estremecimiento.

Sin el jugo vital que lo sustenta,
cuando haya muerto en hoja, tronco y rama,
estará vivo en la raíz sedienta.

Y aún será, en el despojo que se inflama,
humo feliz que asciende al firmamento,
calor de hoguera y resplandor de llama.
Indiferente al leñador y al viento,
el árbol seco crece todavía,
porque su sombra tiene movimiento
bajo la claridad del mediodía.
Dulce equilibrio de amapola y viento
de sol y tierra en cautelosa tarde.
La brasa de la luz apenas arde.
La brisa es sólo eterno movimiento.

El trueno de la sangre, sigiloso,
no da hoy su memoria de tormenta.
El ojo de la lágrima sedienta
paz concede a sus sales sin reposo.

Días vendrán de vértigo y centella,
pero ahora es el reino de la estrella,
en esta pausa azul, sin disciplina

de mapas, calendarios y relojes.
Colmadas de oro están íntimas trojes.
Puedo servirte un sueño, golondrina.
Valeria Chauvel Jun 2018
Quítame el aliento
Para que ya no pueda respirar
Déjame en este sofocamiento
Hasta que me ahogue en tú mar

Quítame el aliento
Para que ya no pueda recordar
Déjame en este aislamiento
Hasta que me olvide de amar

Quítame el aliento
Para así ya no sufrir más
Sácame de este pensamiento
Para dejar todo atrás

Quítame el aliento
Que mi cuerpo ya no aguanta
Sácame de este envenenamiento
Que desintegra mi garganta

Quítame el aliento
Que mi cerebro solo sabe llorar
Pues me has dejado sedienta
Y solo me se embriagar

Quítame el aliento
Y ya deja de explicar
Para así irme con el viento
Y empezar a razonar
15/10/14
Amairamy Paredes Nov 2022
And there you were standing in the center of the aisle
Even more handsome than I’d remember
In that moment I wondered if I'd stay still just still enough
Could I become invisible and stare at you forever

Slowly and then all at once the memories came rushing back
The memories I’d tried to drown out with alcohol
The memory of your skin touching mine
The way your lips felt on mine
The way you read my body
The way you dominated the beast in me, that never gave up control

Esa noche me hiciste brujería con tus labios
Esa noche me hiciste dudar todas mis verdad
Y me hiciste el amor con tus ojos
Despues de esa noche me dejaste sedienta de ti.
Valeria Chauvel Mar 2020
Tú que me vistes y desvistes,
y me pintas de ***** a tu antojo,
bestia sórdida, me acorralas,
cuando en tus ojos veo mi cara.

Se alimenta de mi piel sesgada
el clítoris de la sanguijuela,
bebiendo de mi sangre escarlata
como ramera sedienta, aunque gemela.

Veo en el espejo tu cara,
lector bello y dócil… como siempre.
Valeria Chauvel Jun 2020
Dios de omnipotencia melódica,
en una mañana de tu apetencia,
puedes llover tempestades
y mi piel así cae descascarada
sobre tierra muerta.
Cuando apareces con esos ojos de diablo
desentrañas el meollo de mi cuerpo,
y de rojo incandescente lo dotas.
Y con tus garras, encantador salvaje,
me apresas y me dejas sedienta
para que me embriague con tus sombras
que me abrazan nocturnas
en el océano melancólico del abismo.
Yo ante tu voz de fiera, voz de fuego,
caigo rendida a tus pies,
muerta de hambre,
esperando la vida de nuevo
por esos labios sangrientos
que me dan el gemido de luz
para poder respirar,
para poder ver y sentir realidad
entre el oscilar del tiempo
que mi muerte descansa en tu pecho.
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Valeria Chauvel Oct 2020
Descose el espacio que nos separa, hilo por hilo, hasta que se desvanezca su entramado, suavemente, con tus ávidas garras que se posan sobre la curvatura de la silueta crepuscular que acontece.

Piérdete sin medida entre la marea ondulante que arde con la fiereza magnética que somos cuando el fuego se extiende en tus ojos al encontrarme.

Déjate llevar por el juego de nuestras lenguas tímidas que al conocerse violentas desafían toda regla impuesta.

Evoca el peligro de tus labios frágiles al deseo y bordea lentamente con tus ojos el entre abrir de mi mirada que te llama hacia el calor húmedo que nos envuelve.

Te doy el néctar que surge de la quebrada cuando tu desnudez abriga mi tacto al estrecharnos hambrientos.

Te pido que muerdas y consumas mi noche, sin miedo, sin calma, sin culpa, transgrediendo mi vientre y sucumbiendo ante las añoranzas de ambas montañas que, frente a ti, tiemblan.

Trepa hasta mis labios ansiosos sin despegar tu boca, sin quitar la vista, y fúndete conmigo en las llamas de la liquidez de nuestros cuerpos.

Hazme llegar sobre sábanas rasgadas que incitan cuando el oleaje jadea excitado ante la luna que lo observa.

Siénteme cuando susurras en mi piel la agitación sedienta de tu aliento desarmando el puente inverso de mi espalda.

Y en el ápice del desenfreno, nos abraza el sublime sabor del caos palpitante que los dioses envidian.

Nos abriga la noche y tus tibios labios son el placer del tiempo dilatándose entre las sombras.

— The End —