Sonríele a la luna, que se muere de la envidia
Del brillo de tus ojos y el rubor de tus mejillas;
Sonríele al sol, que no puede del rencor,
Y susurra a tus espaldas que él es mejor.
Sonríele a los astros, que refunfuñan en lo alto,
Que no saben reaccionar ante este error humano,
Que los hace estremecerse allá en el cielo,
Y que no saben qué hacer, con estos celos
Porque hoy los poetas te cantan a ti, linda, y no a ellos.
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