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Sabbathius Sep 2014
Esta espada me foi dada
E me dito: "Segue a estrada"
Tal experiência tão falada,
Para sempre recordada

Uma mensagem recebi
E todo o perigo antevi
Neste reino em que vivi
Da escuridão me apercebi

De lá de cima me foi confiado
Que salvasse todo o reinado
Seguindo o caminho encarnado
Com bravos guerreiros a meu lado

Batalhas a dentro todos liderei
Sempre em frente, sempre ganhei!
Muito orgulho trouxe ao rei
E os invasores daqui expulsei!

Invasores estes que me levam agora
Servido o meu propósito est'hora
Meu Senhor, deixasTes-me à nora!
Servi-Vos e mandais-me embora!


*A Mensageira by João Massada is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
En la mañana sale el sol,
despertamos con una ilusión,
ver a nuestra isla ser una nación,
lucharemos por nuestra tierra después de la puesta del sol.

Ya es de noche, reina la oscuridad,
vestidos de negros, jamás nos verán,
con las sombras nos confundirán
y cuando menos lo esperan muy tarde será,
porque ya pronto tendremos nuestra libertad.

Mi pueblo está cansado de ser oprimido,
y ustedes invasores pagarán por lo que ha sucedido,
nuestra tierra la han destruido
pero de nuestro corazón se siente un latido,
aún no estamos en el olvido.

Nuestra cultura quisiste eliminar,
pero la mancha de plátano es difícil de borrar,
armados con fusiles y machetes iremos a luchar,
y en esta noche la muerte de Filiberto y Albizu vamos a vengar,
ya pronto la supremacía americana va a terminar,
por fin mi pueblo podrá respirar.

Escrito por: Yamil Rosario Vázquez (16-feb-2012)

Este poema es dedicado a todas las personas que en sus vidas han puesto un granito de arena para lograr la independencia de Puerto Rico, y a aquellos que han muerto luchando por ella.

En especial a:

Pedro Albizu Campos, Filiberto Ojeda Ríos, Ramón Emeterio Betances, y los a los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico recinto de Río Piedras.
For my people... I'm a freshman at the University of Puerto Rico, Rio Piedras Campus, studying Pure Mathematics. I 'm also an elite gymnast with dreams of one day winning an Olympic Medal.
Italia y Alemania dilataron sus velas
de lodo carcomido,
agruparon, sembraron sus luctuosas telas,
lanzaron las arañas más negras de su nido.

Contra España cayeron y España no ha caído.

España no es un grano,
ni una ciudad, ni dos, ni tres ciudades.
España no se abarca con la mano
que arroja en su terreno puñados de crueldades.

Al mar no se lo tragan los barcos invasores,
mientras existe un árbol el bosque no se pierde,
una pared perdura sobre un solo ladrillo.
España se defiende de reveses traidores,
y avanza, y lucha, y muerde
mientras le quede un hombre de pie como un cuchillo.

Si no se pierde todo no se ha perdido nada.

En tanto aliente un español con ira
fulgurante de espada,
¿se perderá? ¡Mentira!

Mirad, no lo contrario que sucede,
sino lo favorable que promete el futuro,
los anchos porvenires que allá se bambolean.
El acero no cede,
el bronce sigue en su color y duro,
la piedra no se ablanda por más que la golpean.

No nos queda un varón, sino millones,
ni un corazón que canta: ¡soy un muro!,
que es una inmensidad de corazones.

En Euzkadi han caído no sé cuántos leones
y una ciudad por la invasión deshechos.
Su soplo de silencio nos anima,
y su valor redobla en nuestros pechos
atravesando España por debajo y encima.


No se debe llorar, que no es la hora,
hombres en cuya piel se transparenta
la libertad del mar trabajadora.

Quien se para a llorar, quien se lamenta
contra la piedra hostil del desaliento,
quien se pone a otra cosa que no sea el combate,
no será un vencedor, será un vencido lento.

Español, al rescate
de todo lo perdido.
¡Venceré! has de gritar sobre cada momento
para no ser vencido.

Si fuera un grano lo que nos quedara,
España salvaremos con un grano.
La victoria es un fuego que alumbra nuestra cara
desde un remoto monte cada vez más cercano.
Después de tres combates iba en derrota. El día
Brillaba en «Macaregua», como una llamarada,
Y contra pedrejones, en la árida hondonada,
El Chicamocha en blancas espumas se rompía,

Guanentá con los guanes el peñascal subía,
Haciendo rodar piedras, la ira en la mirada;
Galiano y sus soldados siguieron la jornada
Por entre los barrancos de la agria serranía.

Ante los arcabuces su fila deshecha,
Subió el Cacique a un risco bañado en resplandores,
Y cuando ya en su aljaba faltó la última flecha.

Su airón de rojas plumas despedazó bravío,
El arco de macana lanzó a los invasores,
Y de un salto, sobre ellos, precipitose al río.

— The End —