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Los marineros son las alas del amor,
son los espejos del amor,
el mar les acompaña,
y sus ojos son rubios lo mismo que el amor
rubio es también, igual que son sus ojos.

La alegría vivaz que vierten en las venas
rubia es también,
idéntica a la piel que asoman;
no les dejéis marchar porque sonríen
como la libertad sonríe,
luz cegadora erguida sobre el mar.

Si un marinero es mar,
rubio mar amoroso cuya presencia es cántico,
no quiero la ciudad hecha de sueños grises;
quiero sólo ir al mar donde me anegue,
barca sin norte,
cuerpo sin norte hundirme en su luz rubia.
Andrea González Sep 2015
Fui verdad y vida en brazos reales.

Fui una inútil
bajo un tiempo punzante, ajeno.

Danzando cruel en mi abecedario
haciéndome mofas de ingenuo
cosiendo con insistencia olvido,
obligándome a hundirme en las noches
en mi oscuro mar abierto.
Carolina Dec 2017
En mis sueños me atormentas,
e incluso en ellos te vas.
Me dejas sola, abandonada en la fría oscuridad.
Juro ya no hacerlo,
prometo no caer,
pero una dulce sonrisa me vuelve a convencer.
Y ahí voy, una vez más, pensando que vale la pena.
Fingiendo no ser consciente que tu cariño envenena.
Con un estúpido mensaje me desarmo, lloro y muero.
Con otro insignificante mensaje revivo y me río, pero sé que no es lo que quiero.
Quiero un cuerpo a mi lado, anhelo una mente llena de universos.
Deseo un toque, un roce, un cálido abrazo.
Sólo pido una conversación, que deje tu mente al desnudo, que nos enrede en un lazo.

Papi tiene razón. Papi sabe bien.
Él me explica, me aconseja, me hace despertar.
Pero como una niña caprichosa tengo que chocarme contra la pared un millón de veces más y mi cabeza reventar.

Cuando el tornado se vuelva brisa
y ya no tenga lágrimas que llorar.
Hasta que mi corazón ya no soporte,
y aprenda a sumergir mis pies en el río en vez de hundirme en el mar.
Sin haberlo advertido jamás, exceso por turismo
y sin agencias
de pecho en pecho hacia la madre unánime.

Hasta París ahora vengo a ser hijo. Escucha,
Hombre, en verdad te digo que eres el Hijo Eterno,
pues para ser hermano tus brazos son escasamente iguales
y tu malicia para ser padre, es mucha.

La talla de mi madre moviéndome por índole de movimiento,
y poniéndome serio, me llega exactamente al corazón:
pesando cuanto cayera de vuelo con mis tristes abuelos,
mi madre me oye en diámetro callándose en altura.

Mi metro está midiendo ya dos metros,
mis huesos concuerdan en género y en número
y el verbo encarnado habita entre nosotros
y el verbo encarnado habita, al hundirme en el baño,
un alto grado de perfección.
No te apiades de mí, luz cenicienta.
Dame tu oscura hostia, tu último pan...
Un sueño sin retorno y sin recuerdo.
Déjame hundirme en ese pozo *****,
más abajo del limo y de la larva...
Donde la vida es un fantasma verde
que nadie vio jamás.
Su nombre: Pantaleón
Gutiérrez de ilustre estirpe,
Enaltecida en España
Con heroicidad en lides,
Y de nobleza de alma
Con altos y claros timbres.
Era «Patriarca» llamado
En toda la altiplanicie.
Con la mano siempre abierta
Lo vieron los infelices,
Porque él sabía que al cielo
Se presta cuanto reciben,
Como dádiva en la tierra,
Los que en la miseria gimen
Con hambre, y en el invierno
Sin techo que los abrigue.

Era noche tormentosa,
Sin una estrella visible
En Santa Fe. Luces trémulas
En lejanos camarines
Algún retablo alumbraban
O la imagen de la Virgen.
En las calles solitarias
El agua corría libre,
Y en los cercados conventos
Se oían salmodias tristes
De todos cuantos en éxtasis
Lejos ya del mundo viven.

El «Patriarca» terminaba
Su rosario, y golpes firmes
Oyó en el portón. Abierto,
Entra, de mirada humilde,
Un visitante. Abatido,
Y con débil voz le dice:
-«Todo ha sido en vano, todo;
No hallé a nadie que me fíe.
A su bondad apelando,
A su casa anoche vine;
Usted me ofreció el dinero,
Pero fiador me exige.

»Acudí a muchos, y todos
Me han dicho que es imposible...
De malos negocios me hablan
Y de situación difícil...
Que aunque me juzgan honrado
El plazo puede cumplirse
Sin que la deuda se pague...
Y, en tanto, miseria horrible
En mi hogar. Esposa e hijos
Con harapos, pan me piden.
Comprometida mi honra,
Y la suerte me sonríe
Ahora por vez primera,
El corazón me lo dice,
Pero necesito el préstamo;
De otro modo habré de hundirme
Sin que una luz, aunque débil,
De esperanza ante mí brille».

El «Patriarca» le responde
Con voz en que se percibe
 La caridad de las almas
Que del bien nunca se eximen:
-«Tendrá el dinero al instante
Como anoche se lo dije,
Y sin interés, mas debe
Traerme aquí quién lo fíe.
El dinero es de mi hijos...
Mi conciencia así lo exige».

-«Lo comprendo. Sin descanso
Me moví, y esfuerzo hice.
A un amigo y a otro amigo
La fianza fui a pedirles,
Más la pobreza es pobreza,
Y el egoísmo invencible,
Y la honradez de otros años
Se olvida, y de nada sirve.
Pero un fiador yo tengo:
Mi corazón, siempre libre
De doblez, en Él reposa;
Sobre el dolor que me aflige...
Más ignoro si le basta».

El «Patriarca» entonces dice:
-«No exijo mucho. Tan solo
Un testigo».
Abrió su humilde
Capa. Bajo ella traía
Un crucifijo
Él, que vive
Consolándome en mis penas;
Él, que en horas de indecible
Amargura, ve en mi alma,
Me  conoce, y será firme
Garantía de mi deuda,
Así sollozando dice.
-«Es más e lo que pedía».
Responde.
Al punto recibe
El dinero. Y el «Patriarca».
De Cristo la santa efigie
Que le daba por testigo
En devolvérsela insiste.

-«No, Guarde ese Crucifijo,
Fiador que me permite
Rescatar mi honra. Algún día
Vendré por él».
Otra triste
Noche vuelve el visitante,
Más, ¡cuán distinto! Despiden
Luz animada sus ojos,
Y al «Patriarca» se dirige
Con el dinero prestado.
En tanto, feliz sonríe,
-«Reciba las bendiciones
A la que ha salvado», exclama.
Y el «Patriarca», de apacible
Mirada, descuelga el Cristo.
-«No. Reténgalo», le dice,
«Guarde e fiador que un día,
En mi desventura horrible
No me abandonó. Que Él sea
De mi gratitud sin límites
Memoria imperecedera;
Y esas manos que redimen
Sobre la cruz enclavadas,
Manos del Mártir sublime,
Sean manos adorables
Que siempre su hogar bendicen».
LKenzo Dec 2020
Todavía recuerdo el día en el que te marchaste
dejándome tirada en ese
viejo aparcamiento para camiones.
Se que no soy ningún deshecho para ti.
Yo soy la que jode, el penar
el dolor
el tormento
La única que te habla con sinceridad
en esa gasolinera del condado de Queens.
He entregado toda mi alma
tanto mi amor como mi rabia
y si no es así, no importa ya
Súbete
monta y conduce
Convéncete
necesitas esto
esa cruz que se balancea
la pistola en tu guantera
El camino es oscuro, pon las luces largas
Y si la carretera es complicada
siempre me tendrás de copiloto a tu lado.

Te entregué mi alma al completo
dime tu si hice bien
confundiste una parte con un todo otra vez
Tu puedes ser mi amante, que yo también seré,
yo también seré tu tormento.
Si puedes seguirme el ritmo
persígueme
dulcemente
en la luz o en la oscuridad
todas las cosas que has confesado odiar
Latente la herida
como un corazón purpura.

Entregué mi alma a tus business
nadando en el lago, entre los cisnes
aunque intente huir
ya sabes como hundirme,
confundiste el valor con el precio
estrellé mis sueños contra tu parachoques
volví de entre los muertos para buscarte
lloré y supliqué que me escuchases
Allá en el callejón
esta húmedo el ambiente
seamos jóvenes y ridículos por una noche
Solo necesito un mechero que prenda esta droga
pequeño milagro sin tatuar
dámelo en tus besos.

¿Que le voy a hacer?
si la noche se torna mejor que el día
Diviértete tu
siempre haces que esté más fría
Tómalo con suavidad
pequeño cachorro de lobo
Yo pinté una sonrisa
sobre mis delicados labios tristes
Y ¿que le voy a hacer?
si pierdo cada vez que intento ganar
si la tormenta lentamente se acerca
Oh salgamos de fiesta
solo que esta vez no me hagas llorar
impetuoso hombre
Todavía recuerdo el día que te marchaste
dejándome tirada en ese
motel con sucios colchones
tengo tantas cosas que decir.
Voy a dormir y espero verte allí.
Nix Evadne Dec 8
Arrástrame. Arrástrame en tu agonía insondable, en tu asfixiante desasosiego.
Llévame con vos, no me abandones.
¿Acaso no percibís que soy capaz de hundirme en tu abismo, de romperme entre tus grietas, simplemente para emerger juntas, redimidas?
¿No sentís, como yo, la melancolía que nos anida en cada rincón de esta cama, saturada de placer y despojos?
 
Arrástrame al precipicio más hondo, sumérgeme en tu tormento.
No me excluyas, no huyas.
Estoy dispuesta a ser parte de este caos que nos envuelve.
Hacer mío el dolor que respirás.
Hay algo adictivo en compartirlo,un éxtasis que enciende mi deseo, un abismo tan perversamente dulce.
 
Húndete conmigo en esta incertidumbre que nos devora.

Besa mis labios, acaricia mi espalda, y deja que tus manos memoricen cada centímetro de mi cuerpo.
Me estremezco en el vértigo del placer; puedo sentirlo, quiero sentirlo.

Arrástrame con vos

— The End —