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Hombres veo que de hombres
sólo tienen, sólo gastan
el parecer y el cigarro,
el pantalón y la barba.

En el corazón son liebres,
gallinas en las entrañas,
galgos de rápido vientre,
que en épocas de paz ladran
y en épocas de cañones
desaparecen del mapa.

Estos hombres, estas liebres,
comisarios de la alarma,
cuando escuchan a cien leguas
el estruendo de las balas,
con singular heroísmo
a la carrera se lanzan,
se les alborota el ano,
el pelo se les espanta.
Valientemente se esconden,
gallardamente se escapan
del campo de los peligros
estas fugitivas cacas,
que me duelen hace tiempo
en los cojones del alma.

¿Dónde iréis que no vayáis
a la muerte, liebres pálidas,
podencos de poca fe
y de demasiadas patas?
¿No os avergüenza mirar
en tanto lugar de España
a tanta mujer serena
bajo tantas amenazas?
Un tiro por cada diente
vuestra existencia reclama,
cobardes de piel cobarde
y de corazón de caña.
Tembláis como poseídos
de todo un siglo de escarcha
y vais del sol a la sombra
llenos de desconfianza.
Halláis los sótanos poco
defendidos por las casas.
Vuestro miedo exige al mundo
batallones de murallas,
barreras de plomo a orillas
de precipicios y zanjas
para vuestra pobre vida,
mezquina de sangre y ansias.
No os basta estar defendidos
por lluvias de sangre hidalga,
que no cesa de caer,
generosamente cálida,
un día tras otro día
a la gleba castellana.
No sentís el llamamiento
de las vidas derramadas.
Para salvar vuestra piel
las madrigueras no os bastan,
no os bastan los agujeros,
ni los retretes, ni nada.
Huís y huís, dando al pueblo,
mientras bebéis la distancia,
motivos para mataros
por las corridas espaldas.

Solos se quedan los hombres
al calor de las batallas,
y vosotros, lejos de ellas,
queréis ocultar la infamia,
pero el color de cobardes
no se os irá de la cara.

Ocupad los tristes puestos
de la triste telaraña.
Sustituid a la escoba,
y barred con vuestras nalgas
la mierda que vais dejando
donde colocáis la planta.
Los nombres de Dios y en particular de su representante
llamado Jesús o Cristo, según textos y bocas,
han sido usados, gastados y dejados
a la orilla del río de las vidas
como las conchas vacías de un molusco.

Sin embargo, al tocar estos nombres sagrados
y desangrados, pétalos heridos,
saldos de los océanos del amor y del miedo,
algo aún permanece: un labio de ágata,
una huella irisada que aún tiembla en la luz.

Mientras se usaban los nombres de Dios
por los mejores y por los peores, por los limpios y por los sucios,
por los blancos y los negros, por ensangrentados asesinos
y por las víctimas doradas que ardieron en ******,
mientras Nixon con las manos
de Caín bendecía a sus condenados a muerte,
mientras menos y menores huellas divinas se hallaron en la playa,
los hombres comenzaron a estudiar los colores,
el porvenir de la miel, el signo del uranio,
buscaron con desconfianza y esperanza las posibilidades
de matarse y de no matarse, de organizarse en hileras,
de ir más allá, de ilimitarse sin reposo.

Los que cruzamos estas edades con gusto a sangre,
a humo de escombros, a ceniza muerta,
y no fuimos capaces de perder la mirada,
a menudo nos detuvimos en los nombres de Dios,
los levantamos con ternura porque nos recordaban
a los antecesores, a los primeros, a los que interrogaron,
a los que encontraron el himno que los unió en la desdicha
y ahora viendo los fragmentos vacíos donde habitó aquel nombre
sentimos estas suaves sustancias
gastadas, malgastadas por la bondad y por la maldad.
nickolas Nov 2017
tomas mi cuello
y me tiras al suelo
lames mi sangre
y te conviertes en mi dueño
grito por ayuda
mas no la recibo
aquellos que dicen amarme
solo son expectantes ante mi peligro
¿que fue lo que hice mal?
¿ser un humano normal?
puedes sentirte orgulloso
de que mi muerte causaras
yo confié en ti
como en ellos también
mas de mi confianza abusaste
y ahora moriré
no digas amarme
tras causarme el dolor
de la gran desconfianza
murmullos y temor
Leydis Jul 2017
Quiero ser tu “Aurum”—Si amor, tu amanecer brillante.
Que seas tú mi Argentum, el amor más puro o blanco que haya tenido.

Procuremos que nuestro amor sea como oro y plata.
Que sea maleable y dócil.
Que nuestro regazo sea el conducto para las;
Aleaciones de las más intensas pasiones,
de infinita lujuria,
de eterna conquista,
de brillante utopía,

Que seamos conductividad caldeada en el lecho.
Encendiéndonos en un amor que traspase la tierra,
que se funda en ella,
que incruste en sus piedras,
Que cada entrega se vean las chispas relumbrando
entre las aguas, la peladillas y la arena,
para así poder identificarlas en tiempos de indiferencias .

Seamos fuerte como metal para vencer las treguas,
las que alejan parejas,
las intermitentes quejas,
las del miedo a atarse a una sola persona por toda una vida,
la desconfianza y las que conllevan a la más vil de las ofensas.

Seamos tan etéreos para trascenderlas.
Seamos del oro su brillo, de la plata su esencia.
Que sea nuestro amor, una moneda intercambiable.
Usando esos metales de amor para quitarnos hasta la pereza.
Sanemos cualquier tumefacción pasional usando el oro para sanarnos.

Si amor sé que somos de carne y hueso,
pero para que nuestro amor perdure,
tendremos que convertirnos en ¡plata y oro!.
Que cuando pasemos por el fuego,
nos fundamos uno con el otro,
como se funden los metales
que crean las más ¡impresionantes obras de arte!

LeydisProse
7/13/2017
https://www.facebook.com/LeydisProse/
Jr May 2019
Al final de lo que tengo en vista
allá en el horizonte
se levanta una silueta
que aterra el corazón

la lleno con oro y plumas
adorno sus pieles con perfumes y colores
y maldigo al que se oponga
a tu visita

nunca me apartas la vista
me haces tuyo y llenas mi frente
con aceites
y lavas mis pelos
con agua fría

mi nombre ya no es mi nombre
los míos ya no son míos
y me miran con rencor y desconfianza
y mis dioses me susurran la traición

envuelto en sedas preciosas
de mundos que no conozco
lleno tu cráneo de oro
y bebo de tus vasos

mi alma no descansa
en las pupilas dónde reboto
y más bien soy
una diana

entran en mi piel los fierros
la tierra misma impacta sobre mi pecho
me veo, así, dejando mi recipiente
uniéndome con los míos que ya no son

cambiamos los néctares deliciosos
que nos brindaba la tierra
por viles líquidos que queman la garganta
y el precio fue la muerte
Leydis Jul 2017
Shshshsh mi amor,
Sé que es embarazoso,
que no te salen las palabras,
que tienes miedo,
que te aterra el mañana….
No te preocupes amor,
No digas más nada, quédate ahí,
te protegeré en mi nido.

He puesto el huevo de nuestro amor
en un nido que hospedara nuestra pasión,
que nos protegerá de aves rapiña
como lo son la desconfianza,
la monotonía, y unos brazos cubiertos en nieve.
Nuestro nido incubara todos nuestros sueños,
protegiéndonos de las desilusiones,
solo tenemos que cubrirnos en compasión uno al otro.

Shshsh mi amor, ya estoy aquí.
No mi amor, ya no tienes que sufrir.
Si, cobíjate en mí,
refugia tus penas en mis senos deseosos de ti.
Mis piernas como membrana de huevo,
tejerán las fibras que el cansancio te causo.
Amalgamare tu lasitud con mis espumosos besos,
germinando de ti un hombre vibrante y completo.

Shussh mi amor, si quédate ahí,
usare las yemas de mis dedos para emulsificar tus ilusiones
con los aceites que excreten de las membranas de mis furores.

Quédate ahí amor,
nuestro nido está rodeado de canarios, jilgueros y ruiseñores,
para que nos sirvan de alarma, recordándonos que ha llegado
el alba, que nuevamente nos toca hacer el amor.

En ese nido he colocado sutilmente nuestro huevo de amor,
mi cascara te protegerá hasta que te sientas listo
para con tus propia alas volar.

LeydisProse
7/10/2017
https://www.facebook.com/LeydisProse/
A quien nos justifica nuestra desconfianza
llamamos enemigo, ladrón de una esperanza.
Jamás perdona el necio si ve la nuez vacía
que dio a cascar al diente de la sabiduría.

— The End —