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Invitación al llanto.  Esto es un llanto,
      ojos, sin fin, llorando,
escombrera adelante, por las ruinas
        de innumerables días.
Ruinas que esparce un cero -autor de nadas,
obra del hombre-, un cero, cuando estalla.
Cayó ciega.  La soltó,
la soltaron, a seis mil
metros de altura, a las cuatro.
¿Hay ojos que le distingan
a la Tierra sus primores
desde tan alto?
¿Mundo feliz? ¿Tramas, vidas,
que se tejen, se destejen,
mariposas, hombres, tigres,
amándose y desamándose?
No. Geometría.  Abstractos
colores sin habitantes,
embuste liso de atlas.
Cientos de dedos del viento
una tras otra pasaban
las hojas
-márgenes de nubes blancas-
de las tierras de la Tierra,
vuelta cuaderno de mapas.
Y a un mapa distante, ¿quién
le tiene lástima? Lástima
de una pompa de jabón
irisada, que se quiebra;
o en la arena de la playa
un crujido, un caracol
roto
sin querer, con la pisada. 
Pero esa altura tan alta
que ya no la quieren pájaros,
le ciega al querer su causa
con mil aires transparentes.
Invisibles se le vuelven
al mundo delgadas gracias:
La azucena y sus estambres,
colibríes y sus alas,
las venas que van y vienen,
en tierno azul dibujadas,
por un pecho de doncella.
¿Quién va a quererlas
si no se las ve de cerca?
Él hizo su obligación:
lo que desde veinte esferas
instrumentos ordenaban,
exactamente: soltarla
al momento justo.                                   Nada.
Al principio
no vio casi nada.  Una
mancha, creciendo despacio,
blanca, más blanca, ya cándida.
¿Arrebañados corderos?
¿Vedijas, copos de lana?
Eso sería...
¡Qué peso se le quitaba!
Eso sería: una imagen
que regresa.
Veinte años, atrás, un niño.
Él era un niño -allá atrás-
que en estíos campesinos
con los corderos jugaba
por el pastizal.  Carreras,
topadas, risas, caídas
de bruces sobre la grama,
tan reciente de rocío
que la alegría del mundo
al verse otra vez tan claro,
le refrescaba la cara.
Sí; esas blancuras de ahora,
allá abajo
en vellones dilatadas,
no pueden ser nada malo:
rebaños y más rebaños
serenísimos que pastan
en ancho mapa de tréboles.
Nada malo.  Ecos redondos
de aquella inocencia doble
veinte años atrás: infancia
triscando con el cordero
y retazos celestiales,
del sol niño con las nubes
que empuja, pastora, el alba.
 
Mientras,
detrás de tanta blancura
en la Tierra -no era mapa-
en donde el cero cayó,
el gran desastre empezaba.Muerto inicial y víctima primera:
lo que va a ser y expira en los umbrales
del ser. ¡Ahogado coro de inminencias!
Heráldicas palabras voladoras
-«¡pronto!», «¡en seguida!», «¡ya!»- nuncios de dichas
colman el aire, lo vuelven promesa.
Pero la anunciación jamás se cumple:
la que aguardaba el éxtasis, doncella,
se quedará en su orilla, para siempre
entre su cuerpo y Dios alma suspensa.
¡Qué de esparcidas ruinas de futuro
por todo alrededor, sin que se vean!
Primer beso de amantes incipientes.
¡Asombro! ¿Es obra humana tanto gozo?
¿Podrán los labios repetirlo?  Vuelan
hacia el segundo beso; más que beso,
claridad quieren, buscan la certeza
alegre de su don de hacer milagros
donde las bocas férvidas se encuentran.
¿ Por qué si ya los hálitos se juntan
los labios a posarse nunca llegan?
Tan al borde del beso, no se besan.
Obediente al ardor de un mediodía
la moza muerde ya la fruta nueva.
La boca anhela el más celado jugo;
del anhelo no pasa.  Se le niega
cuando el labio presiente su dulzura
la condensada dentro, primavera,
pulpas de mayo, azúcares de junio,
día a día sumados a la almendra.
Consumación feliz de tanta ruta,
último paso, amante, pie en el aire,
que trae amor adonde amor espera.
Tiembla Julieta de Romeos próximos,
ya abre el alma a Calixto, Melibea.
Pero el paso final no encuentra suelo.
¿Dónde, si se hunde el mundo en la tiniebla,
si ya es nada Verona, y si no hay huerto?
De imposibles se vuelve la pareja.
¿Y esa mano -¿de quién?-, la mano trunca
blanca, en el suelo, sin su brazo, huérfana,
que buscas en el rosal la única abierta,
y cuando ya la alcanza por el tallo
se desprende, dejándose a la rosa,
sin conocer los ojos de su dueña?
¡Cimeras alegrías tremolantes,
gozo inmediato, pasmo que se acerca:
la frase más difícil, la penúltima,
la que lleva, derecho, hasta el acierto,
perfección vislumbrada, nunca nuestra!
¡Imágenes que inclinan su hermosura
sobre espejos que nunca las reflejan!
¡Qué cadáver ingrávido: una mañana
que muere al filo de su aurora cierta!
Vísperas son capullos. Sí, de dichas;
sí, de tiempo, futuros en capullos.
¡Tan hermosas, las vísperas!
                                                          ¡Y muertas!¿Se puede hacer más daño, allí en la Tierra?
Polvo que se levanta de la ruina,
humo del sacrificio, vaho de escombros
dice que sí se puede.  Que hay más pena.
Vasto ayer que se queda sin presente,
vida inmolada en aparentes piedras.
¡Tanto afinar la gracia de los fustes
contra la selva tenebrosa alzados
de donde el miedo viene al alma, pánico!
Junto a un altar de azul, de ola y espuma,
el pensar y la piedra se desposan;
el mármol, que era blanco, es ya blancura.
Alborean columnas por el mundo,
ofreciéndole un orden a la aurora.
No terror, calma pura da este bosque,
de noble savia pórtico.
Vientos y vientos de dos mil otoños
con hojas de esta selva inmarcesible
quisieran aumentar sus hojarascas.
Rectos embisten, curvas les engañan.
Sin botín huyen. ¿Dónde está su fronda?
No pájaros, sus copas, procesiones
de doncellas mantienen en lo alto,
que atraviesan el tiempo, sin moverse.
Este espacio que no era más que espacio
a nadie dedicado, aire en vacío,
la lenta cantería lo redime
piedras poniendo, de oro, sobre piedras,
de aquella indiferencia sin plegaria.
Fiera luz, la del sumo mediodía,
claridad, toda hueca, de tan clara
va aprendiendo, ceñida entre altos muros
mansedumbres, dulzuras; ya es misterio.
Cantan coral callado las ojivas.
Flechas de alba cruzan por los santos
incorpóreos, no hieren, les traen vida
de colores.  La noche se la quita.
La bóveda, al cerrarse abre más cielo.
Y en la hermosura vasta de estos límites
siente el alma que nada la termina.
Tierra sin forma, pobre arcilla; ahora
el torno la conduce hasta su auge:
suave concavidad, nido de dioses.
Poseidón, Venus, Iris, sus siluetas
en su seno se posan.  A esta crátera
ojos, siempre sedientos, a abrevarse
vienen de agua de mito, inagotable.
Guarda la copa en este fondo oscuro
callado resplandor, eco de Olimpo.
Frágil materia es, mas se acomodan
los dioses, los eternos, en su círculo.
Y así, con lentitud que no descansa,
por las obras del hombre se hace el tiempo
profusión fabulosa.  Cuando rueda
el mundo, tesorero, va sumando
-en cada vuelta gana una hermosura-
a belleza de ayer, belleza inédita.
Sobre sus hombros gráciles las horas
dádivas imprevistas acarrean.
¿Vida?  Invención, hallazgo, lo que es
hoy a las cuatro, y a las tres no era.
Gozo de ver que si se marchan unas
trasponiendo la ceja de la tarde,
por el nocturno alcor otras se acercan.
Tiempo, fila de gracias que no cesa.
¡Qué alegría, saber que en cada hora
algo que está viniendo nos espera!
Ninguna ociosa, cada cual su don;
ninguna avara, todo nos lo entregan.
Por las manos que abren somos ricos
y en el regazo, Tierra, de este mundo
dejando van sin pausa
novísimos presentes: diferencias.
¿Flor?  Flores. ¡Qué sinfín de flores, flor!
Todo, en lo igual, distinto: primavera.
Cuando se ve la Tierra amanecerse
se siente más feliz.  La luz que llega
a estrecharle las obras que este día
la acrece su plural. ¡Es más diversa!El cero cae sobre ellas.
Ya no las veo, a las muchas,
las bellísimas, deshechas,
en esa desgarradora
unidad que las confunde,
en la nada, en la escombrera.
Por el escombro busco yo a mis muertos;
más me duele su ser tan invisibles.
Nadie los ve: lo que se ve son formas
truncas; prodigios eran, singulares,
que retornan, vencidos, a su piedra.
Muertos añosos, muertos a lo lejos,
cadáveres perdidos,
en ignorado osario perfecciona
la Tierra, lentamente, su esqueleto.
Su muerte fue hace mucho.  Esperanzada
en no morir, su muerte. Ánima dieron
a masas que yacían en canteras.
Muchas piedras llenaron de temblores.
Mineral que camina hacia la imagen,
misteriosa tibieza, ya corriendo
por las vetas del mármol,
cuando, curva tras curva, se le empuja
hacia su más, a ser pecho de ninfa.
Piedra que late así con un latido
de carne que no es suya, entra en el juego
-ruleta son las horas y los días-:
el jugarse a la nada, o a lo eterno
el caudal de sus formas confiado:
el alma de los hombres, sus autores.
Si es su bulto de carne fugitivo,
ella queda detrás, la salvadora
roca, hija de sus manos, fidelísima,
que acepta con marmóreo silencio
augusto compromiso: eternizarlos.
Menos morir, morir así: transbordo
de una carne terrena a bajel pétreo
que zarpa, sin más aire que le impulse
que un soplo, al expirar, último aliento.
Travesía que empieza, rumbo a siempre;
la brújula no sirve, hay otro norte
que no confía a mapas su secreto;
misteriosos pilotos invisibles,
desde tumbas los guían, mareantes
por aguja de fe, según luceros.
Balsa de dioses, ánfora.
Naves de salvación con un polícromo
velamen de vidrieras, y sus cuentos
mármol, que flota porque vista de Venus.
Naos prodigiosas, sin cesar hendiendo
inmóviles, con proas tajadoras
auroras y crepúsculos, espumas
del tumbo de los años; años, olas
por los siglos alzándose y rompiendo.
Peripecia suprema día y noche,
navegar tesonero
empujado por racha que no atregua:
negación del morir, ansia de vida,
dando sus velas, piedras, a los vientos.
Armadas extrañísimas de afanes,
galeras, no de vivos, no de muertos,
tripulaciones de querencias puras,
incansables remeros,
cada cual con su remo, lo que hizo,
soñando en recalar en la celeste
ensenada segura, la que está
detrás, salva, del tiempo.¡Y todos, ahora, todos,
qué naufragio total, en este escombro!
No tibios, no despedazados miembros
me piden compasión, desde la ruina:
de carne antigua voz antigua, oigo.
Desgarrada blancura, torso abierto,
aquí, a mis pies, informe.
Fue ninfa geométrica, columna.
El corazón que acaban de matarle,
Leucipo, pitagórico,
calculador de sueños, arquitecto,
de su pecho lo fue pasando a mármoles.
Y así, edad tras edad, en estas cándidas
hijas de su diseño
su vivir se salvó.  Todo invisible,
su pálpito y su fuego.
Y ellas abstractos bultos se fingían,
pura piedra, columnas sin misterio.
Más duelo, más allá: serafín trunco,
ángel a trozos, roto mensajero.
Quebrada en seis pedazos
sonrisa, que anunciaba, por el suelo.
Entre el polvo guedejas
de rubia piedra, pelo tan sedeño
que el sol se lo atusaba a cada aurora
con sus dedos primeros.
Alas yacen usadas a lo altísimo,
en barro acaba su plumaje célico.
(A estas plumas del ángel desalado
encomendó su vuelo
sobre los siglos el hermano Pablo,
dulce monje cantero).
Sigo escombro adelante, solo, solo.
Hollando voy los restos
de tantas perfecciones abolidas.
Años, siglos, por siglos acudieron
aquí, a posarse en ellas; rezumaban
arcillas o granitos,
linajes de humedad, frescor edénico.
No piso la materia; en su pedriza
piso al mayor dolor, tiempo deshecho.
Tiempo divino que llegó a ser tiempo
poco a poco, mañana tras su aurora,
mediodía camino de su véspero,
estío que se junta con otoño,
primaveras sumadas al invierno.
Años que nada saben de sus números,
llegándose, marchándose sin prisa,
sol que sale, sol puesto,
artificio diario, lenta rueda
que va subiendo al hombre hasta su cielo.
Piso añicos de tiempo.
Camino sobre anhelos hechos trizas,
sobre los días lentos
que le costó al cincel llegar al ángel;
sobre ardorosas noches,
con el ardor ardidas del desvelo
que en la alta madrugada da, por fin,
con el contorno exacto de su empeño...
Hollando voy las horas jubilares:
triunfo, toque final, remate, término
cuando ya, por constancia o por milagro,
obra se acaba que empezó proyecto.
Lo que era suma en un instante es polvo.
¡Qué derroche de siglos, un momento!
No se derrumban piedras, no, ni imágenes;
lo que se viene abajo es esa hueste
de tercos defensores de sus sueños.
Tropa que dio batalla a las milicias
mudas, sin rostro, de la nada; ejército
que matando a un olvido cada día
conquistó lentamente los milenios.
Se abre por fin la tumba a que escaparon;
les llega aquí la muerte de que huyeron.
Ya encontré mi cadáver, el que lloro.
Cadáver de los muertos que vivían
salvados de sus cuerpos pasajeros.
Un gran silencio en el vacío oscuro,
un gran polvo de obras, triste incienso,
canto inaudito, funeral sin nadie.
Yo sólo le recuerdo, al impalpable,
al NO dicho a la muerte, sostenido
contra tiempo y marea: ése es el muerto.
Soy la sombra que busca en la escombrera.
Con sus siete dolores cada una
mil soledades vienen a mi encuentro.
Hay un crucificado que agoniza
en desolado Gólgota de escombros,
de su cruz separado, cara al cielo.
Como no tiene cruz parece un hombre.
Pero aúlla un perro, un infinito perro
-inmenso aullar nocturno ¿desde dónde?-,
voz clamante entre ruinas por su Dueño.
Nancy Delgado Feb 2015
sueño de un arbol
despierto y encuentro la realidad,
yo soy el arbol,
mis ramas se cain,
mientras las raizes estan aún mas fuerte,
llueve y miro tu reyno,
me inco a tu hablar,
me haces crecer otra vez.
«¿Hacia dónde?» dicen todos,
«Otra vez a España?»
                                -«Al centro,
A conquistar nuevas tierras,
Listo el brazo y firme el pecho.
Río arriba, que hay un río
Que vendrá desde muy lejos.
Habrá en sus orillas oro;
Riquezas habrá en su extremo.
Ese río es el camino,
Ante nosotros abierto,
Para la fortuna. ¡Vamos,
Los que no sepáis de miedo!»

«¿Miedo? Nadie lo conoce».
Todos a una dijeron.

Y en ir y venir constante
Es grande alborozo el puerto
De Santa Marta ese día
De Abril de mil y quinientos
Treinta y seis de nuestra Era.
El Licenciado en Derecho
Don Gonzalo de Jiménez
De Quesada, airoso, erecto,
En el casco blancas plumas
Que agita el marino viento;
Con la luciente coraza
Guarnecido el noble pecho,
Y el pendón de Carlos Quinto
En la diestra mano irguiendo,
Ve ante él desfilar su tropa:
Sus hombres son ochocientos;
Y ochenta y cinco jinetes,
Y aborígenes flecheros.

Fray Domingo de Las Casas,
En el aire mañanero
Alza la mano y bendice,
Pidiendo el favor del Cielo.

Todos inclinan la frente,
Y en fila siguen al puerto.
Las lonas y cabrestantes
Aprestan los marineros,
Y cabecean los barcos
En el mar, diáfano espejo.

En carabelas van unos
Y en bergantines ligeros;
Otros partirán por tierra:
Todos de ánimo resuelto.

-«¡Adiós!» -
«¡Adiós!»...
                                    Tras fatigas
Unos, contra el mar violento
Luchando, y sus bergantines
Por ciclones, rotos viendo;
Y los otros, que en el bosque
Van despejando sendero,
En Malambo, sobre el río,
Se unen al fin. Desaliento
Profundo embarga sus almas,
Y en airada voz dijeron:

-«¿Avanzar? ¡Es imposible!
Para el mar nos volveremos».

Don Gonzalo pensativo,
Ante ese gran desconsuelo,
Le dice al Padre Las Casas,
Ante el peligro, sereno:
«Como voz terrena falla,
Habladles con voz de cielo».

En el arenal del río
Que desciende amarillento
Sobre tabla que se apoya
En recién cortados leños,
Un crucifijo se yergue,
Un cáliz y un Evangelio;
Y terminada la misa
Entre alboroto del viento
Y entre el rumor de la selva,
Dice el fraile:

                      «Llegó el tiempo
De que a los reinos de Cristo
Unamos un nuevo reino»

Y se vio trocado en gozo
Entonces el desaliento


¡Río arriba!... Unos por agua,
Otros por tierra. Al estrépito
De las voces de «¡¡Adelante!!»
Se unió el rimbombo del trueno.
Fúlgidos rayos cruzaron
El espacio ceniciento.
Borrose el sol. De las fieras,
Por entre el follaje espeso,
Llegaban roncos rugidos;
Y torrencial aguacero
Cayó de pronto. La oril la
Fue entonces pantano inmenso.
Unos subían el río;
Otros, bajo árboles, quietos;
Y la tormenta seguía
Los árboles sacudiendo.
Eran torrentes los caños,
Y entre ese fragor siniestro
Sobre las carnes de todos
Caían nubes de insectos,
Arañas, negras avispas,
Jején y tábanos fieros,
Que en encendidas ampollas
Les convertían el cuerpo.

Amarrados a los troncos
Se columbraban muy lejos
Los barcos. Y los infantes
De los raudales huyendo,
Sobre horcones cavilaban,
Mirando inundado el suelo,
Cómo esa noche podrían
El cuerpo entregar al sueño.
Charco enorme era la tierra;
Seguía el río creciendo
Y en los gajos de los árboles
Eran los aventureros
De ese día -y que muy pronto
De un mundo serían dueños-
Pájaros que disputaban
A los pájaros sus lechos.

De vez en cuando caía,
Con rudo golpe, uno al suelo:
De los audaces «chimilas»
Bajo el venablo certero.

«¿Hacia donde?» -preguntaban,
Y Quesada, duro el ceño,
A caballo respondía:
«Río arriba, que esto es nuéstro»

Y el pendón de Carlos Quinto
Erguía entre el aguacero.

Cerca un tigre. De otro tigre
El rugir se oía lejos.

Un alto al fin. En «Barranca
Bermeja»... Entre el desaliento
Estalla el tumulto, y todos
Piden hacia el mar regreso.
-«¿Para qué bellos pasajes
En desamparo y enfermos?»
Así decían. Quesada
Sin vacilar en su empeño.

Por el Opón, dos canoas
Envía Quesada. El cielo
Es viva paleta. El ánimo
Volver parece a sus pechos.
Se alza la luna. Vihuelas
Y voces forman concento:
La primera serenata
Bajo centenarios cedros
A la orilla del gran río
Que desciende soñoliento,
Llevando en sus aguas, troncos
Vivos: los saurios; y muertos
Troncos, que arrancó en la playa
La corriente con estrépito.

En tanto, Quesada sueña;
Soñando está, mas despierto.
Piensa en rejas andaluzas
Y en algunos ojos negros;
Y como es poeta, entonces
Fulge en su memoria un verso,
-¿Quién un verso no recuerda
En sus noches de desvelo,
Un verso que muchas veces
Es lágrima de otro tiempo?-
Y evocando a Santillana
Ya su «Vaqueira», un ensueño
Radioso se alza en su mente,
Visión de gloria: otro reino
Para España, que en el mundo
Habrá de extender su imperio.
«España y amor», murmura,
Y a sus ojos baja el sueño.

Y regresan las canoas:
Traen sal y  traen lienzos;
Y todos alborazados,
Delante de un mundo nuevo
Surcan del Opón las aguas,
De la gloria aventureros;
Y a las serranías suben:
Sementeras, chozas, huertos,
Cielo distinto, otros campos,
Vegas  y valles y cerros,
En donde sopla en el día
Y en las noches aire fresco
Y después, la gran llanura
Que se abre a sus ojos, lejos:
Nuevo día. Bella aurora;
Azul y radiante el cielo,
Y entre silbido de flechas,
Al frente los macheteros.
Troncos iban derribando
Que tendían en deshechos
Raudales, cual recios puentes
De infantes y caballeros,
Mientras serpientes enormes
Entre el matorral espeso
Deslizábanse, y arteras
Dejaban mortal veneno
En las carnes de esos bravos
Postrados por hambre y sueño.
Unos caían. Los otros
Marchaban, camino abriendo
Entre trabas de bejucos
Y árboles corpulentos.

Para comida, raices,
Y hojas y barro, por lecho.
Saltaba un tigre de pronto
Entre la noche, uno menos.

Otro día. Azul y gualda
Y rojo. Horizonte espléndido.
Cada rama era una libre
Jaula a las aves del cielo.
Brilla la esperanza. Entonces
Temblando de fiebre, regios
Palacios, veían, oro
Y más oro entre sus sueños
De sobresalto en la selva;
Pero de repente el trueno
Retumbaba en el espacio
Y y volvía el desaliento...
Y luego... a buscar raíces,
Entre tupidos helechos ,
Donde arañas y serpientes
Acechaban en silencio

Tarde radiante del trópico...
Rojos celajes. En vuelo
Perezoso van las garzas
Por los dormidos esteros;
En la orilla esperan otras
A los peces, vivo argento
Las escamas, que en los picos
Un instante brillan luego,
En tanto que albas corolas
Mueve el aura sobre el cieno.
En la playa, centenares
De saurios se mueven lentos
Grandes bandadas de pájaros,
Azules, verdes y negros
Pasan ¡La tarde del trópico!
El sol es un rojo incendio...
«El valle de los alcázares»,
Como en un deslumbramiento.

Tan sólo ciento sesenta
Han llegado. Setecientos
Marcaron con sus cadáveres
El recorrido sendero.

Y aquellos desconocidos,
Terrones de gleba; aquellos
Que de humildes heredades
A heroica aventura fueron,
No pensaron quizá entonces,
De sólo harapos cubiertos,
Pordioseros de la gloria,
Mientras Quesada su acero
Alzaba en tierras del Zipa,
Que el suelo hollado por ellos
Iba, cual florón de España,
A ensanchar el universo.
Ete Sep 2011
El sufrimiento existe porque existen las mentiras.

Donde existen las mentiras?
En tu mente.

Las mentiras solo pueden existir en la mente,
porque todo lo que no existe en la mente,
es verdad.

La mente es futuro y pasado.

Cuando no hay mente,
solamente hay,
el presente.

El presente ES la realidad.

La gente no vive en la realidad,
porque la gente vive,
en la mente.

La mente es una realidad virtual.
Porque el trabajo de la mente es darte una realidad virtual.
Esa es nuestra arma.

El ser humano con la ayuda de la mente tiene la capacidad de hacer cosas que el resto de la naturaleza no puede hacer.

Pero,
la gente humana es esclava de la mente.

La gente humana no vive en el presente.
Porque sus mentes estan tan ocupadas,
TAN ocupadas...

A todo minuto esta esa voz de la mente diciendote: Que tienes que hacer --- que se te a olvidado---que tienes por terminar.

La mente no te deja vivir en el presente.

La mente a tomado control de ti,
y,
si tu no empiezas a tomar control de tu mente,
a medida de que vas creciendo,
a medida de que tus anos van pasando,
sera mas difícil de tomar control.

No todo el mundo va a lograr obtener su libertad.
Porque hay gente que ya a puesto tanta fe en sus creencias que han acumulado tanto miedo.

Piensan y creen tantas mentiras que le tienen miedo a sus propias mentiras.

Ellos creen en algo y creen que para que ellos sean felices,
para que ellos llegen a vivir en paz,
sea durante vida o despues de vida,
tienen que seguir luchando en el nombre de sus creencias.

Lo que la gente no sabe,
es que la mente vive en el pasado y en el futuro.

La mente siempre hablara de algo que tiene que pasar--- de algo que a pasado--- de algo que pasara.

Pero la mente no habla de el presente, de este momento.
NO PUEDE.

Entonces,
la gente vive su vida esperando...
ESPERANDO.

La gente espera a que ese momento de alegria eterna les llegue.

Pero,
como estan tan atrapados en su mente,
como estan tan poseados por su mente,
por sus creencias,
totalmente rechasan el presente.

Creen que vivir en el presente es una perdida de tiempo.
Creen que tienen que a toda hora estar haciendo algo.

El hacer nada para ellos, para la mente, significa : perdida de tiempo.

Entonces,
que hacen?
Siempre estan haciendo algo.
Siempre estan enfocados en obtener,
en ganar,
en LLEGAR.

Quieren llegar a la felicidad.
Quieren llegar a la paz,
a el amor,
a la verdad,
Pero estan siendo totalmente manipulados por la mentira de que la felicidad la van a obtener en algun futuro.

Totalmente separados de este momento,
de el presente.

Totalmente pre-ocupados.

La felicidad,
la paz,
el amor,
la verdad,
alegria,
SOLO se pueden experimentar en este momento.

Y este momento se vive totalmente cuando la mente esta en silencio.

Porque,
cuando la mente esta hablando,
te esta hablando o de el pasado o de el futuro,
NO de este momento.

Entonces,
para poder ser feliz,
alegre,
lleno de vida,
en paz,
lleno de amor,
la gente tiene que aprender a poner, mantener, la mente en silencio.

Y la unica forma de que la mente llege a su estado de silencio es :  OBSERVARLA .
R J Apr 2013
El testigo of the ego,

avowal amid amigos
Pero sentidos dormidos
Seran the death of me though.

Querido Mr. Reap Sow
do you hear yourself go?
Host the dog show of that 'lost hope'
An ego weaves abrigos
Con todo los gran peligros
Morose recallings of your parents belongings-

Still longing,
still longing

Prolonging
Belonging in algo
Un trago, dos tragos, tres please
“to ease the squeeze” of life, they mean
“Yeah, of course, duh, hello
They're guys with big dough
They can play strip shows of words,
Pay for pinchos de dolor, por favor!
Con calor y sin aguantar.”

Tus llantas de Esperanza,
Creciendo debajo tu alma,
estan puesto en exactitude?
Tu attitude;

does the longitude and the latitude always point to you?
Josias Barrios Oct 2012
Cada dia que pasa necesito sentirte mas cerca, quiero calentar tu cuerpo con el fuego que has iniciado dentro de mi, añoro hacerte explotar con la pasion que continua creciendo segundo a segundo cada vez que mis ojos se pierden dentro de la profundidad de tu mirada. Los besos que tus labios comparten son solo el comienzo de la jornada que llevan a un ecstacy sin limite. Quiero tenerne entre mis brazos, arrebatarte y llevarte a ese lugar donde has tenido miedo llegar, hacerte saborear todas las delicias que nuestra imaginacion puede generar. Delirar con la fiebre de nuestros cuerpos tratando de combatir todas las aberraciones que hemos enjaulado en lo mas profundo de nuestras almas.
Lino Althaner Nov 2011
Se hacía visible. Estuvo tan cerca por unos momentos. Es verdad que hace de ello tanto tiempo. Pero a fuerza de circuitos y artefactos, de comodidades y de entretenimientos, de él me alejé. Me hice instrumento y esclavo. A fuerza de ciencia decaí en consejo. Soy la misma ignorancia y el error. Soy en números más grande y sigo creciendo. Pero a fuerza de no ser más que una cifra, en bestia me convertí. Ha menguado la belleza, han crecido los disfraces, los afeites. Me entretengo dibujando cadenas con las formas de la libertad. Cadenas forradas de felpa. Y de pronto se escondió. Dejé de tenerlo cara a cara. Como el pan que cada día caía del cielo. Como la zarza ardiente. Dejé de hablarle y de verlo. No puedo siquiera imaginarlo, tan lejano y ajeno. Para nada preocupado de mis problemas.
Just another introductory words.
No cabe gozo más grande ni mayor satisfacción que poder parir a un hijo para darle nuestro amor.

Te expones a perder la vida, a sufrir un gran dolor, pero nada nos importa, solo cuenta nuestro amor.

Amor hacia esa criatura que queremos con pasión, y es tanto lo que la quieres que perderías la razón si algo malo le ocurre o si simplemente enfermó.

Le ves como va creciendo, lo mimas y con razón, se ha convertido en un hombre o en mujer si no es varón, hace poco se casó ¿su pareja? un amor.

Pero todo va cambiando, para tu pena y dolor, y ese hijo al que tu amas,
Poco a poco se olvidó de que tú eres su madre,! la madre que lo parió!, la que expuso así su vida y le dio todo su amor, la que le cuidó de niño, la que siempre le mimó, la que él ahora no escucha, de la que ya se olvidó, de la que ya no le importa si vive, o si de pena murió.

Mas con lágrimas en los ojos, esta pregunta hago yo:

De que materia es el hijo que a su madre renunció, que le negó su cariño y a la que nunca escuchó, a la que poco a poquito hasta la vida quitó.

Pero a pesar del dolor y de la gran decepción, ¡Gracias le doy a la vida y Gracias a nuestro señor , porque por cada hijo de estos , de los Buenos hay un millón!

Con cariño y admiración para todos aquellos hijos que aman a su madre con todo su corazón.
Si pudiera elegir mi paisaje
de cosas memorables, mi paisaje
de otoño desolado,
elegiría, robaría esta calle
que es anterior a mí y a todos.

Ella devuelve mi mirada inservible,
la de hace apenas quince o veinte años
cuando la casa verde envenenaba el ciclo.
Por eso es cruel dejarla recién atardecida
con tantos balcones como nidos a solas
y tantos pasos como nunca esperados.

Aquí estarán siempre, aquí, los enemigos,
los espías aleves de la soledad,
las piernas de mujer que arrastran a mis ojos
lejos de la ecuación de dos incógnitas.
Aquí hay pájaros, lluvia, alguna muerte,
hojas secas, bocinas y nombres desolados,
nubes que van creciendo en mi ventana
mientras la humedad trae larnentos y moscas.

Sin embargo existe también el pasado
con sus súbitas rosas y modestos escándalos
con sus duros sonidos de una ansiedad cualquiera
y su insignificante comezón de recuerdos.

Ah si pudiera elegir mi paisaje
elegiría, robaría esta calle,
esta calle recién atardecida
en la que encarnizadamente revivo
y de la que sé con estricta nostalgia
el número y el nombre de sus setenta árboles.
Cuando todas las cosas existían sin nombre,
bajo el azul intacto de los cielos serenos,
Jehová le dio músculos poderosos al hombre,
y a la mujer los senos.

Esa, sin duda alguna, fue su obra más alta;
esa ha sido, sin duda, su más perfecta obra:
con ella, a la mujer nada le sobra;
sin ella, a la mujer todo le falta.

Senos que pugnan por erguir sus conos,
rebeldemente erectos tras la tela;
senos agudos como dos enconos,
como dos rutas blancas que nacen de una estela.

Senos que ostentan terciopelos rubios,
como la piel de los melocotones,
y que fingen minúsculos Vesubios,
creciendo horizontales sobre los corazones.

Tímidos senos de las colegialas,
que, en su gemela redondez de frutos,
sugieren temblorosos nacimientos
de alas a la salida de los Institutos.

Senos de novia casta, traviesamente austeros,
que excitan en la sombra los goces solitarios
de los adolescentes y de los marineros,
de los seminaristas y de los presidiarios.

Toscos pechos de aldeana,
que estiran los cordones del corpiño;
pechos en los que triunfa la carne firme y sana,
la incitación del hombre y la salud del niño.

Pechos macizos de las solteronas,
que, en los hondos escotes del verano,
exhiben sus prestigios de inexploradas zonas
y su angustia de surco que floreciera en vano.
Senos exangües de la obrera,
senos de ayunos largos y de higienes precarias;
senos que disfrutaron de fugaz primavera
sobre los mostradores de madera
o entre el resuello de las maquinarias.

Senos ajados de la prostituta,
que la ruda caricia despojó de su seda,
tal como se despoja de corteza una fruta,
después de haber pagado por ella una moneda.
Senos de extrañas razas y de remotos climas,
bajo lunas de nieve, bajo soles de brasa...
Senos que son dos inquietantes rimas,
senos que son dos temblorosas cimas
en la mujer que llega y en la mujer que pasa...

Senos que, en el más noble sacrificio,
en las maternidades magullaron sus flores,
y, en una primavera de artificio,
aún logran el consuelo de un esplendor ficticio
con la falsa apariencia de los ajustadores.

Senos que se alzan sólidos tras la blusa ceñida,
o bajo una inconsútil transparencia de encaje;
senos que fueron lo mejor de un viaje,
y que son, casi siempre, lo mejor de la vida.
Sí: hizo bien Jehová, cuando, a la clara
fulguración primera de los cielos serenos,
le otorgó a la mujer la gloria de los senos,
¡y los ojos al hombre, para que los mirara!
Apago el cigarro
Y enciendo otra botella,
Los pensamientos
Vienen en olas cansadas,
Mar sin fondo
Cielo sin tapón,
Las nubes distraídas
Me pintan imágenes
Que me persiguen
Como sábanas en la lavadora
Vuelta y vuelta
Ciclo interminable,
Pero no importa
Cuanto lave,
La grama sigue
Manchando
Verde como jade
Creciendo
Entre las fisuras
De las piedras
Imposible de matar
Con simples químicos,
Solo la muerte
Esperará
Ver el fin
De esta mente
Atado a un corazón
Con un lazo
Torturado
De amor...
APAD13 019 - © okpoet
I put out the cigarette
And light up another bottle,
The thoughts
Come on lazy waves,
Bottomless ocean
Sky without a plug,
The clouds distracted
Paint me images
That pursue me
Like sheets in the washer
Round and round
Interminable cycle,
But it doesn't matter
How much I wash,
The grass continues
Staining
Green like jade
Growing
Between the crevices
Of the rocks
Impossible to ****
With simple chemicals,
Only death itself
Will wait
To see the end
To this mind
Attached to a heart
With a rope
Tortured
With love…
© okpoet
Hay cementerios solos,
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel al alma.

Hay cadáveres,
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido sin perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.

Yo veo, solo, a veces,
ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas.
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.

A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.

Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado, como un árbol.

Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra,
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de ma hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.

Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos,
la muerte está en la escoba,
es la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.

La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante.
"hop hop alba amo" decía a caballo de Alabama bright morgan
había nacido al lado de donde se quedaron los juntadores de pasto
indios choctaw que leían las nubes
frenadas por el sur los Apalaches tanta desolación

dios mío tanta desolación no alcanzó para un buen río
"no alcanzaste para un buen río mi Dios" decía bright morgan
"ah distraído" decía a caballo entre Sam Dale, William Bankhead (que tenía
cabeza de pájaro señor) y aún la Julia Tutwiler
(reformadora social consolatriz de presos poetisa) otros notables del lugar


"¡ah muererío muererío!" decía bright morgan sin dejar de correr
pensando en la madre que vio decapitar a siete hijos subida su tejado
y después se tiró del tejado

bright morgan hablaba también
de las culebras y alacranes que se comieron el corazón amargo
de 7 hermanos 7 camino de Aragón
ola que ola la maripola no pasa nadie nadie

no pasa nadie por el cuerpo de bright morgan ya
más que el viento la arena volada por el aire
porque se va a morir
lo dejarán salir

y la madre se subirá al tejado y dirá:
"quien a este hijo pierde merece ser apedreada
le pediría uñas al águila pezuñas a la
bestia con pezuñas
y no le dejaría a la tierra ese muchacho lindo no"

decía la madre de bright morgan
"no dejaría que la tierra lo pudra le deshaga la frente hermosa no
yo se lo arrancaría a la tierra de trigo sembrada
con dolor robaría a la tierra ese hijo tan bueno cara de plata"

decía la madre de bright morgan:
"que se llevó la tierra con golpe rabioso no
ese pequeño novio no alcanzó a criar hijos
dejó casa vacía por casa llena de compañeros sin luz"

mientras tanto bright morgan murió
"no le echen tierra sobre la frente hermosa" pedía la madre pero él
crecía a la derecha a la izquierda
abajo arriba iba creciendo como una vaca grande

cuando el pelo de bright morgan paró
toda Alabama se detuvo un instante
pero ya no decía "madre madre no me dejes salir"
ola que ola maripola no pasa nadie nadie
Sacudimiento extraño
que agita las ideas,
como huracán que empuja
las olas en tropel.Murmullo que en el alma
se eleva y va creciendo
como volcán que sordo
anuncia que va a arder.Deformes siluetas
de seres imposibles;
paisajes que aparecen
como al través de un tul.Colores que fundiéndose
remedan en el aire
los átomos del iris
que nadan en la luz.Ideas sin palabras,
palabras sin sentido;
cadencias que no tienen
ni ritmo ni compás.Memorias y deseos
de cosas que no existen;
accesos de alegría,
impulsos de llorar.Actividad nerviosa
que no halla en qué emplearse;
sin riendas que le guíen,
caballo volador.Locura que el espíritu
exalta y desfallece,
embriaguez divina
del genio creador...
                                        Tal es la inspiración.Gigante voz que el caos
ordena en el cerebro
y entre las sombras hace
la luz aparecer.Brillante rienda de oro
que poderosa enfrena
de la exaltada mente
el volador corcel.Hilo de luz que en haces
los pensamientos ata;
sol que las nubes rompe
y toca en el zenít.Inteligente mano
que en un collar de perlas
consigue las indóciles
palabras reunir.Armonioso ritmo
que con cadencia y número
las fugitivas notas
encierra en el compás.Cincel que el bloque muerde
la estatua modelando,
y la belleza plástica
añade a la ideal.Atmósfera en que giran
con orden las ideas,
cual átomos que agrupa
recóndita atracción.Raudal en cuyas ondas
su sed la fiebre apaga,
oasis que al espíritu
devuelve su vigor...
Tal es nuestra razón.Con ambas siempre en lucha
y de ambas vencedor,
tan sólo al genio es dado
a un yugo atar las dos.
Si yo supiera de qué selva vino
El árbol vigoroso que dio el cedro
Para tornear la cuna de mi hijo…
Quisiera bendecir su nombre exótico.
Quisiera adivinar bajo qué cielo,
Bajo qué brisa fue creciendo lento
El árbol que nació con el destino
De ser tan puro y diminuto lecho.

Yo elegí esta cunita
Una mañana cálida de Enero.
Mi compañero la quería de mimbre,
Blanca y pequeña como un lindo cesto.
Pero hubo un cedro que nació hace años
Con el sino de ser para mi hijo
Y preferí la de madera rica
Con adornos de bronce. ¡Estaba escrito!

A veces mientras duerme el pequeñuelo
Yo me doy a forjar bellas historias:
Tal vez bajo su copa cobriza
Madre venía a amamantar su niño
Todas las tardecitas, a la hora
En que este cedro aparador de nidos
Se llenaba de pájaros con sueño,
De música de arrullos y de píos.

¡Debió de ser tan alto y tan erguido,
Tan fuerte contra el cierzo y la borrasca,
Que jamás el granizo le hizo mella
Ni nunca el viento doblegó sus ramas!

Él, en las primaveras retoñaba
Primero que ninguno. ¡Era tan sano!
Tenía el aspecto de un gigante bueno
Con su gran tronco y su ramaje amplio.

Árbol inmenso, que te hiciste humilde
Para acunar a un niño entre tus gajos:
¡Has de mecer los hijos de mis hijos!
¡Toda mi raza dormirá en tus brazos.
Volveré mañana en el corcel del Viento.
Volveré. Y cuando vuelva, vosotros os estaréis yendo:
Vosotros los alcabaleros de la muerte, los centuriones en acecho
bajo la gran ojiva de la puerta,
los constructores de ataúdes que al medir el cuerpo
amarillo de los que se van, con la cinta de metro y medio
de los alfayates, decís siempre: ¡Cómo crecen los muertos!
¡Oh, sí! Los muertos crecen. El último traje que se hicieron
al amortajarlos ya les viene pequeño.
Crecen. Y apenas los entierran, rompen los tablones de pino
y los catafalcos de acero;
crecen después en la tumba, fuera de la caja, abren la tierra
como las semillas del centeno
y ya, bajo el sol y la lluvia, en el aire, sueltos,
y sin raíces, siguen y siguen creciendo.

Yo me voy a crecer con los muertos.
Volveré mañana en el corcel del Viento.
Volveré, ¡Y volveré crecido! Entonces vosotros
que os estaréis yendo
no me conoceréis. Mas cuando nos crucemos
en el puente, yo os diré con la mano:
¡Adiós, alcabaleros,
centuriones,
sepultureros!...
A crecer, a crecer,
a la tierra otra vez...
al agua,
al sol,
al Viento... al Viento...
¡Otra vez al Viento!
Como un verde tentáculo que se alarga de sed,
la alegre enredadera crece por la pared.

Su verdor va envolviendo cuando encuentra de paso
y el retoño del alba ya es rama en el ocaso.

No lo contiene nada. Y así crece, florida
imagen del amor cuando llena una vida.

Y creciendo y creciendo florece sobre el muro,
y es fugaz primavera y otoño prematuro.

Porque esa enredadera verde mente lozana,
nació ayer y hoy florece para morir mañana.

Imagen del amor alocado y ardiente
que por crecer tan pronto se secó prontamente.Oh amor, ven poco a poco ¡Mira que no quisiera
que pudieras secarte como una enredadera!
Nahal Apr 2016
Que día
melancólico, precioso.
Es raro,
no está
como otros.
Un poco
de sol,
un poco
de viento -
como siempre,
mi amigo.
Los nubes
me miran,
mientras yo
estoy mirándolos.
Música bonita:
batería suave.
Un camino
corto, bonito.
Mira, gira
el mundo
cada día.
Estoy aprendiendo,
estoy creciendo,
es claro.
Caminen a mi lado

Desenvuélvanse conmigo

Abran su ojos y observen a su alrededor

Sientan como me brotan las palabras del pecho

Ustedes me hacen feliz

Me hacen sentir humana

Hay cosas que a veces dañan

Pero siempre existe un alma que llega y repara

Y no solo hablo de una

Sino de todas



Hablo de las personas sencillas

Las que se detienen a oler las flores

Las personas que aman a los demás a veces más que a sí mismos

Los que se dan  a pedazos todos y cada uno de los días



En esta vida hemos besado demasiados labios

Hemos abrazado gente que ahora ni un hola nos da

Hemos derramado palabras

A personas que no merecían siquiera saber los secretos del universo

Hemos compartido espacio con personas que solo se preocupaban por su propia satisfacción mental y emocional

Y nos hemos convertido en algo frágil.



Pero hemos aprendido o amenos yo si

Que no porque ames te amaran

Que no porque digas la verdad significa que no te van a mentir

Que aunque des lealtad siempre habrá traición

Que los amigos vienen y van

Que aunque perdones aun existirá el rencor



La humanidad es tan compleja

Te puede arrancar de tus sueños

Y llevárselos con el viento

Pero como he aprendido de lo brutal sé que también la vida me va asombrar

Y yo creo en el amor

En que no importa que mi forma de expresarme sea explosiva

Siempre habrá alguien que sienta lo mismo que llevo en mi ser

Porque después de todo no somos tan diferentes



Creo en la honestidad

En la lealtad

Creo en las buenas almas

En soñar

Como de niños solíamos hacerlo

Creyendo que seriamos reyes, princesas, doctores etc…



Hay que recordar al despertar

Lo que nos ayudó a crearnos

Y luchar hasta la cima llegar

Pero siempre con humildad.

Hasta encontrar el sentido de aquello que nos transmite luz…

De aquello que nos transmite vida.



Que nunca se pierda la creatividad, La felicidad, La paz

Y la aceptación

Para aprender a disfrutar todo lo que la vida aún tiene escrito para nosotros

Sin que exista el arrepentimiento

Pero que si exista el perdón para no cargar con enojo.



Porque no siempre obtenemos lo que deseamos

A veces, tenemos que esperar

Quizás por mucho tiempo

Y esta en uno si crecemos o nos vamos en la agonía durante el proceso.



E pasado los últimos meses

Cuestionando mí camino

En donde estoy ¿

Hacia dónde voy?

En si las decisiones que tomo son las correctas?

Me pregunto a cuantas personas e herido

Me pregunto cuántas oportunidades e desaprovechado

Y me pongo triste y me enojo,

Es un caos

Pero entiendo que todo tiene su porque

Y que hay cosas que están fuera de nuestro alcance

Que las cosas que están destinadas a la destrucción, caerán.

Y que hay emociones que no volveremos a experimentar.



Mejores y peores cosas vendrán

Y el alma y mente abiertas deben estar

Para seguir creciendo

Seguir aprendiendo

Que no todo será dulce

Nos vamos a perder y que talvez no habrá nadie que nos encuentre



Aprendamos a abrochar nuestras propias cintas

A abrir nuestras propias puertas

Ya que no siempre habrá alguien que lo haga por nosotros

Hay que tratar de aprender algo nuevo día con día

Sea una nueva palabra

Un nuevo pasó de baile

Pero aprendamos algo

Sin desaprovechar nada

Porque entre más crecemos más extrañaremos las pequeñas cosas

Y aprenderemos que a veces lo más sencillo es lo más llenador



Dejemos de aceptar todo lo que venga con tal de no sentirnos vacíos

Merecemos las cosas y personas con las que terminemos



Así que unámonos en esto y seamos felices por El HOY .

Cada uno de ustedes es una pieza en mi rompecabezas

Cada uno con diferentes orillas pero en una misma unión .



La vida no se detiene por nadie cuando menos piensas

Aquello que llamas presente

Forma parte del pasado

En cuestión de solo un segundo.



Porque es mejor haberlo hecho

A decir [casi] lo hice

Como dice Celia [la vida es un carnaval] y hay que disfrutarla

Mi mayor meta es ser feliz y vivir

Y no solo existir.

Mi cuerpo es un Jardín, en cada una de mis ramas  esta mi gratitud

Gracias es el mayor poema que llevo dentro de mí



Por ustedes, por mí, y por toda la existencia

Salud
Carolina Oct 2018
La necesidad de un cambio,
casi desgarrador,
que promete una revolución
a nivel interior.
La palabrería
ha nublado toda la razón,
sin lógica alguna
ahora seguís al corazón.
Te lleva a situaciones
donde te disparan a quemarropa.
Ya deberías haber aprendido
a cerrar un poco la boca.
Aunque hay luz
por encontrar
todavía no sabes bien
dónde buscar.
Pero estás creciendo,
ya casi lo logras.
Cuando encuentres a tu gente
no te paran más.
es enorme la tristeza que un hombre una mujer
pueden hacerse entre sí
como enormes son esos dos pajaritos parados en
la rama picoteándose
y enorme es el mismo árbol con lluvias bajo el sol
que se le ven en la cara
¿lloverá? ¿no lloverá?
¿cantarán
los pajaritos esos mismos? ¿seguirá la enorme
tristeza mandando creciendo como un lago o mar
entre un hombre y una mujer?
¿volará la tristeza entre árbol y árbol?
¿como pasos solitarios en una habitación?
¿como madréporas por aire?
¿como tablones como puentes pero desolados desamados?
una ramita ha caído en el lago y navega
es enorme la tristeza que un hombre y una mujer
pueden hacerse entre sí
como enorme es la navegación de la ramita en el lago
mojada de su propio coraje
¡Qué perezosos pies, qué entretenidos
Pasos lleva la Muerte por mis daños!
El camino me alargan los engaños,
Y en mí se escandalizan los perdidos.
Mis ojos no se dan por entendidos;
Y por descaminar mis desengaños,
Me disimulan la verdad los años
Y les guardan el sueño a los sentidos.
Del vientre a la prisión vine en naciendo,
De la prisión iré al sepulcro amando,
Y siempre en el sepulcro estaré ardiendo.
Cuantos plazos la Muerte me va dando,
Prolijidades son que va creciendo,
Porque no acabe de morir penando.
Leydis Oct 2017
Tu
(mi mejor regalo)

Tu mi mejor sorpresa.
Mi hombre sabor a fresa.
El que me convierte presa
de sus caprichos y la razón de que mi
mirada este refrescantemente fresca.

Tu mi sueño más premiado,
mi amor más preciado,
desde que viniste tu
el valor de la vida has apremiado.

Me cotizas los besos con algún que otro bello gesto.
Soy inmensamente feliz cuando te sorprendo
y con tu embelesaste sonrisa
agrandas un poquito más este amor
que sigue creciendo entre sorpresas,
abrazos y besos.

Solo le pido a Dios,
que siga soplando esa magia que existe entre nos.
Que siga bendiciendo por siempre este amor.
Que siga estrechando la soga de esta pasión.
y que me de vida, salud, y candor para
sorprenderte una y otra vez….
Hasta que sea tiempo de decir
adiós.

LeydisProse
10/23/2017
https://www.facebook.com/LeydisProse/
La vida empieza en lágrimas y ****,
Luego viene la mu, con mama y coco,
Síguense las viruelas, baba y moco,
Y luego llega el trompo y la matraca.
En creciendo, la amiga y la sonsaca,
Con ella embiste el apetito loco,
En subiendo a mancebo, todo es poco,
Y después la intención peca en bellaca.
Llega a ser hombre, y todo lo trabuca,
Soltero sigue toda Perendeca,
Casado se convierte en mala cuca.
Viejo encanece, arrúgase y se seca,
Llega la muerte, todo lo bazuca,
Y lo que deja paga, y lo que peca.
Miel de la niebla sobre el cielo en llamas,
caramelo de rosa en el poniente,
y a la noche, la cálida serpiente
de la sombra, creciendo en sus escamas.

La bruma apaga siderales ramas,
el mar azul se agrisa lentamente,
todo el tiempo se vuelve opalescente
entre el ardor de las postreras flamas.

Sin esperanza el límite del día.
Contra mi frente rómpese la estría
de mi último ensueño iluminado.

¿Adón de ir, galeote sin caminos,
bajo la red nocturna y sin los finos
ángeles que guardaron el pasado?
Leydis Aug 2017
Somos dos,
conectados a la bitácora de un ritmo.
Un corazón que va latiendo al movimiento del tiempo,
que fluye entre las arterias del amor,
en una fusión de doble vía,
va creciendo nuestra devoción,
la misericordia y la ilusión, día tras día.

Si, somos dos,
dos individuos,
dos cuerpos que han recorrido distintos caminos,
que en el maravilla y bendito orden divino…
nos enlazamos sin interrogatorios,
solo teniendo certeza en el trayecto,
siguiendo  los latidos del universo,
que se creaban con cada beso
que se afirmaban en cada estrechar de nuestras manos,
pidiendo más y un poquito más de tiempo,
en una larga mirada,
en una cena sin velas,
donde nuestra alegría era suficiente para alucinar esa estancia.

Somos dos,..
somos uno en dos,
compartiendo un organismo de ilusiones,
viajando en la continuidad de memorias creadas en el alba,
y en el crepúsculo de la noche plasmar nuestras almas,
inyectándonos en una continua transfusión de esperanza,
adulación a este amor,
que defiere
que fortalece,
que florece,
que se empeña,
que se esperanza
que se define,
que se mantiene firme
y
completamente entregado
y se transforma a un pensar….
que dos somos uno,
que uno somos dos,….
diferentes
pero
¡iguales!

LeydisProse
8/3/2017 https://www.facebook.com/LeydisProse/
Oh dama sin corazón, hija del cielo,
auxíliame en esta solitaria hora,
con tu directa indiferencia de arma
y tu frío sentido del olvido.

Un tiempo total como un océano,
una herida confusa como un nuevo ser,
abarcan la tenaz raíz de mi alma
mordiendo el centro de mi seguridad.

Qué espeso latido se cimbra en mi corazón
como una ola hecha de todas las olas,
y mi desesperada cabeza se levanta
en un esfuerzo de salto y de muerte.

Hay algo enemigo temblando en mi certidumbre,
creciendo en el mismo origen de las lágrimas,
como una planta desgarradora y dura
hecha de encadenadas hojas amargas.
Leydis Nov 2017
Mi crecido rosal

Un rosal de pasiones está
creciendo en mi jardín,
trepándose están esas raíces
cuando piensan en ti .

Están muy crecidos mis rosales,
necesito tus mágicas manos
para que con amor y tu pericia en jardinería, recortes sus rebosadas ramas.

Tus viriles aromas
van humedeciendo mis paredes
y como sol que va  alimentando mi tierra,
haces que en su proceso natural mis pétalos obedezcan y se va abran.

Así como la transplantación de mi rosal
rellenas mis huecos, cubriendo mis crecidas raíces con tus dedicación y tus besos.

¡Pronto amor! que mi rosal de pasión brota,
que mis raíces se están desbordando,
trepándose por cada esquina
de mi desenfrenado deseo,
por estar en tus brazos.

LeydisProse
11/26/2017
https://m.facebook.com/LeydisProse/
-JCM- Mar 2019
La rosa mas hermosa
Creciendo en el jardín de mi corazón
Con tu sonrisa
Disminuyes toda razón
Toda la razón de mi sufrimiento

-JCM-
The reason
The most beautiful rose
Growing in the garden of my heart
With your smile
You diminish all reason
All reason for my suffering
esa mujer que ahora mismito se parece a santa teresa
en el revés de un éxtasis/hace dos o tres besos fue
mar absorto en el colibrí que vuela por su ojo izquierdo
cuando le dan de amar/

y un beso antes todavía/
pisaba el mundo corrigiendo la noche
con un pretexto cualquiera/en realidad es una nube
a caballo de una mujer/un corazón

que avanza cuando tocan
el himno nacional y ella
rezonga como un bandoneón mojado hasta los huesos
por la llovizna nacional/

esa mujer pide limosna en un crepúsculo de ollas
que lava con furor/con sangre/con olvido/
encenderla es como poner en la vitrola un disco de gardel/
caen calles de fuego de su barrio irrompible

y una mujer y un hombre que caminan atados
al delantal de penas con que se pone a lavar/
igual que mi madre lavando pisos cada día/
para que el día tenga una perla en los pies/

es una perla de rocío/
mamá se levantaba con los ojos llenos de rocío/
le crecían cerezas en los ojos y cada noche los besaba el
rocío/
en la mitad de la noche me despertaba el ruido de sus cerezas creciendo/

el olor de sus ojos me abrigaba en la pieza/
siempre le vi ramitas verdes en las manos con que fregaba el día/
limpiaba suciedades del mundo/
lavaba el piso del sur/

volviendo a esa mujer/en sus hojas más altas se posan
los horizontes que miré mañana/
los pajaritos que volarán ayer/
yo mismo con su nombre en mis labios/
Leydis Jan 2018
Siento tanto frio mi amor,
más agradezco todo tu calor,
gracias por acogerme en el dolor
por amarme con paciencia y pasión.

Siento mucha gratitud,
contigo me siento en plenitud,
te regalo mi juventud,
vamos creciendo en amplitud,
reemplazando la inquietud con certitud,
aflojando la acritud,
brindándonos en toda pulcritud,
dejando el tumulto y las multitudes,
las lasitudes y vicisitudes de la vida,
entregarnos cada día, con respeto y valentía,
en el cansancio y la apatía,
abrazándonos en una banca de madera,
reforzando nuestra entrega.

Recordándonos que mientras
lleguemos tú y yo a ese encuentro,
la vida nos continuara sonriendo,
porque tú y yo siempre podremos
inventarnos otro suspiro, por este nuestro idilio de amor,
abrazados en una banca de madera,
rodeados por el olor de la tierra,
con los pies firmes en suelo
y nuestro amor volcando por los cielos.

LeydisProse
1/29/2018
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Dónde está el niño que yo fui,
sigue adentro de mí o se fue?

Sabe que no lo quise nunca
y que tampoco me quería?

Por qué anduvimos tanto tiempo
creciendo para separarnos?

Por qué no morimos los dos
cuando mi infancia se murió?

Y si el alma se me cayó
por qué me sigue el esqueleto?
Creí que fuese un pelo rebelde,
atormentado,
pero al mirarme el pecho
comprobé que era verde.

Pasaron noches y días.
Apareció una hojita
y después otra...  y otra...
y todavía otra.

¿Un trébol de cuatro hojas?...
¡Qué alegre!
¡Qué alegría!

Pero al morir los meses,
una dura corteza recubría su tronco,
mientras le iban creciendo unas cuantas ramitas.

Ahora ya es un árbol
solitario,
frondoso,
perfecto,
chiquitito.
Yo vi la noche ardiendo en su tamaño, 1
y yo crecía hacia la noche pura
en un afán secreto de estatura,
uniendo mi alegría con mi daño.

Y aquella realidad era un engaño,
en un sabor de ensueño y de aventura;
y abrí los ojos en la noche oscura,
y yo era yo, creciendo en un extraño. 2

Y yo era yo, pequeño en mi amargura,
muriendo en sombra bajo el cielo huraño
y cada vez más lejos de la altura.

Y odié mi realidad y amé mi engaño,
y entonces descendió la noche pura,
y sentí en mi estatura su tamaño.
magalí Mar 29
No pasa nada si vuelvo.
El colchón nuevo todavía no se acuerda de mí,
no me va a extrañar después de un solo día.
Solo pasó un día.
¿Puedo volver solo un día?
Es que me sigo durmiendo con los zapatos puestos,
cruzando la calle sin mirar a los dos lados,
vistiéndome con quemaduras de sol todo el verano.
Todavía necesito que me disfraces como a una muñeca
para no llegar al trabajo manchada o desnuda,
que me agarres de la mano como a la correa de un perro
para que no termine en una calzada juntando moscas,
que me vistas con protector solar
para que no se me pele la piel como cáscara.
Un día, ma,
y me acompañas al médico a ver por qué me están volviendo a crecer los dientes de leche,
y pasamos por mi casa de un día a mirar abajo de mi colchón de ni una noche a ver por qué le están creciendo monstruos.
Uno solo.
Me gusta poesía en español
me recuerda a los momentos en mi adolecía  cuando my madre y yo íbamos solas a la playa
cuando mojadas nos acostábamos sobre la arena leyendo Sor Juana o Neruda

Me gustan las guitarras
me calman
siempre ha ávido músicos en la familia
para mi no es casa sin música
sin que alguien cante o toque algo
Segovia, Metallica, Violeta Parra, Led Zeppelin, Caetano, Ry Cooder, Pedro Infante
baladas, corridos, salsa, bachata, samba, cumbia
no hay alegria hasta que se libera el cuerpo sobre la pista de baile o en la cocina con una cuchara de palo batiendo el mole poblano
mi sangre mixta a heredado tantos sabores
y tanta riqueza de ideas y colores
que no cambiaria nada
me gusta a mi quien soy
y quiero seguir creciendo
y amando ser una ser humano
Yo te entregué mi sangre, mis sonidos,
mis manos, mi cabeza,
y lo que es más, mi soledad, la gran señora,
como un día de mayo dulcísimo de otoño,
y lo que es más aún, todo mi olvido
para que lo deshagas y dures en la noche, en la
tormenta, en la desgracia,
y más aún, te di mi muerte,
veré subir tu rostro entre el oleaje de las
sombras,
y aún no puedo abarcarte, sigues creciendo como
un fuego, y me destruyes, me construyes, eres oscura como
la luz.

— The End —