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¿Qué me va a doler la muerte?
¿Y es que no duele la vida?
¿Por qué he de ser más osado
para el vivir esterior
que para el hondo morir?

La tierra ¿qué no es que el aire?
¿Por qué nos ha de asfixiar,
por qué nos ha de cegar,
por qué nos ha de aplastar,
por qué nos ha de callar,
si es atmósfera del muerto?

¿Por qué el morir ha de ser
lo que decimos morir,
y el vivir, sólo el vivir,
lo que callamos vivir?
¿Por qué el morir verdadero
(lo que callamos morir)
no ha de ser bueno y gustoso
como el vivir verdadero
(lo que decimos vivir)?
Está en la sala familiar, sombría,
y entre nosotros, el querido hermano
que en el sueño infantil de un claro día
vimos partir hacia un país lejano.Hoy tiene ya las sienes plateadas,
un gris mechón sobre la angosta frente,
y la fría inquietud de sus miradas
revela un alma casi toda ausente.Deshójanse las copas otoñales
del parque mustio y viejo. 
La tarde, tras los húmedos cristales,
se pinta, y en el fondo del espejo.El rostro del hermano se ilumina
suavemente. ¿Floridos desengaños
dorados por la tarde que declina?
¿Ansias de vida nueva en nuevos años?¿Lamentará la juventud perdida?
Lejos quedó -la pobre loba- muerta.
¿La blanca juventud nunca vivida
teme, que ha de cantar ante su puerta?¿Sonríe el sol de oro
de la tierra de un sueño no encontrada;
y ve su nave hender el mar sonoro,
de viento y luz la blanca vela hinchada?Él ha visto las hojas otoñales,
amarillas, rodar, las olorosas
ramas del eucalipto, los rosales
que enseñan otra vez sus blancas rosasY este dolor que añora o desconfía
el temblor de una lágrima reprime,
y un resto de viril hipocresía
en el semblante pálido se imprime.Serio retrato en la pared clarea
todavía. Nosotros divagamos.
En la tristeza del hogar golpea
el tictac del reloj. Todos callamos.
¿Que me vas a doler, muerte?
¿Es que no duele la vida?
¿Por qué he de ser más osado
para el vivir esterior
que para el hondo morir?

La tierra ¿qué es que no el aire?
¿Por qué nos ha de asfixiar,
por qué nos ha de cegar,
por qué nos ha de aplastar,
por qué nos ha de callar?

¿Por qué morir ha de ser
lo que decimos morir,
y vivir sólo vivir,
lo que callamos vivir?
¿Por qué el morir verdadero
(lo que callamos morir)
no ha de ser dulce y suave
como el vivir verdadero
(lo que decimos vivir?)
cuando la noche
nos cobija, nos esconde
no importa lo que hagamos,
si al salir el sol callamos
la luna y las estrellas
serán los únicos testigos,
que no quede ni una huella
de lo que hemos compartido
Isabel María Dec 2019
Somos eso último que pensamos antes de dormir,
eso que nos inquieta nada más despertar.

Somos sueños, ideas y realidad,
una mezcla de lo vivido
y un pedazo de cada persona que está, o que se ha ido.

Somos eso que guardamos bajo llave.
Somos lo que decimos,
pero
sobre todo,
somos lo que callamos.
Daniii Jun 23
El silencio es eterno,
porque no necesita tiempo
para existir.
No se mide en minutos,
se mide en lo que pesa
cuando nadie lo ve.

Está ahí,
esperando que cierres los ojos
y te atrevas a escuchar
lo que siempre estuvo.

El silencio no muere,
porque nunca nació.
Simplemente está
desde antes de vos
y seguirá
cuando ya no digas más nada.

A veces lo confundimos con la soledad,
pero no es lo mismo.
La soledad es ausencia de otros.
El silencio, en cambio,
es presencia de uno mismo.

Callamos no por falta de palabras,
sino por exceso de verdades
que no saben vestirse de sonido.
Y cuando eso pasa,
el silencio se convierte en espejo:
te muestra lo que sos,
lo que fuiste,
y lo que nunca vas a poder decir.

Hay silencios que abrazan.
Otros, que arden.
Y algunos, como el mío,
se quedan a vivir en el pecho,
como si fueran parte del cuerpo
aunque nadie los vea.

El silencio no es cobardía.
Es sabiduría sin aplausos.
Es entender que a veces
lo más profundo no se comparte…
se guarda.
Se lleva.
Se respira como si fuera parte del aire.

Y aunque el mundo grite,
aunque todo sea ruido,
hay un rincón en mí
donde siempre reina el silencio.

No porque lo elija,
sino porque me habita.

Porque soy más verdadero
cuando no digo nada.
Y porque en este mundo que exige respuestas,
yo prefiero ser
la pregunta que nunca se formula,
el eco sin voz,
el pensamiento que nunca se atrevió a salir.

El silencio es eterno.
Y quizá,
yo también lo sea
en él.

Derechos de autor ©️
~Daniii
Daniii 6d
A veces no quiero saber lo que soy,
porque temblaría el mundo si la verdad me hablara.
Quizá no soy fuerte, ni sabio, ni libre…
solo un cobarde que aprendió a abrazar la mentira
como si fuera madre.

Nos llenamos la boca con la palabra “verdad”
como si todos tuviéramos el coraje de mirarla a los ojos.
Pero la verdad no es luz.
La verdad a veces es un fuego que arrasa
y deja el alma en cenizas.

Vivimos en sueños que elegimos creer,
construimos amores sobre ruinas que negamos ver,
y caminamos por un puente de esperanzas
que sabemos que no existe.

Pero callamos.

Y a veces, mentirnos es lo único que nos salva.

Porque si acepto que ya no me ama,
me deshago.
Si acepto que nunca fui suficiente,
me hundo.
Si acepto que el mundo es injusto,
pierdo la fe.
Y si acepto quién soy sin disfraz,
¿quién me sostiene?

No, la verdad no es libertad,
es el filo que corta el alma cuando ya está cansada.
Y nosotros, tan humanos,
tan frágiles como el vidrio,
nos envolvemos en mentiras suaves
como vendas sobre heridas
que jamás dejaron de sangrar.

¿Querés la verdad?

Yo no.

Yo quiero seguir creyendo que tengo un propósito,
que soy especial,
que algún día alguien me mirará y dirá:
“valió la pena que existiera”.

Aunque no sea verdad.

Aunque solo lo diga mi sombra
cuando me acuesto a llorar.

Derechos de autor ©️

~Daniii

— The End —