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No cabes en mi corazón.
No hay ningún espacio para ti.
You don't fit in my heart. I'm talking about the guy in my past. Not my present guy who makes me insanely happy :)
Quiero escaparme de tí
ver cuanto sobrevivo sin tí
luchar y desistir,
ver el miedo a los ojos, y decirle que no cabe más aquí.

Esas palabras que me hirieron una y otra vez lanzarlas
al pasado y sombrear de colores mi piel.
Tus golpes a mi cuerpo los logré sanar,
pero tú caracter lo heredó mi personalidad,
no se puede cambiar lo que Dios hizo de tí,
pero yo sí puedo; si puedo escapar de tí.

Porque mis sentidos piensan y sienten lo que debo hacer,
y por eso escribo esto para decirte que no cabes más aquí.
Quiero escaparme, escaparme de tí.
Written by Dina Alvarez Erazo, Guatemala, Guatemala
Pequeña
rosa,
rosa pequeña,
a veces,
diminuta y desnuda,
parece que en una mano mía
cabes,
que así voy a cerrarte
y a llevarte a mi boca,
pero
de pronto
mis pies tocan tus pies y mi boca tus labios,
has crecido,
suben tus hombros como dos colinas,
tus pechos se pasean por mi pecho,
mi brazo alcanza apenas a rodear la delgada
línea de luna nueva que tiene tu cintura:
en el amor como agua de mar te has desatado:
mido apenas los ojos más extensos del cielo
y me inclino a tu boca para besar la tierra.
Digamos que te alejas definitivamente
hacia el pozo de olvido que prefieres,
pero la mejor parte de tu espacio,
en realidad la única constante de tu espacio,
quedará para siempre en mí, doliente,
persuadida, frustrada, silenciosa,
quedará en mí tu corazón inerte y sustancial,
tu corazón de una promesa única
en mí que estoy enteramente solo
sobreviviéndote.

Después de ese dolor redondo y eficaz,
pacientemente agrio, de invencible ternura,
ya no importa que use tu insoportable ausencia
ni que me atreva a preguntar si cabes
como siempre en una palabra.

Lo cierto es que ahora ya no estás en mi noche
desgarradoramente idéntica a las otras
que repetí buscándote, rodeándote.
Hay solamente un eco irremediable
de mi voz como niño, esa que no sabía.

Ahora qué miedo inútil, qué vergüenza
no tener oración para morder,
no tener fe para clavar las uñas,
no tener nada más que la noche,
saber que Dios se muere, se resbala,
que Dios retrocede con los brazos cerrados,
con los labios cerrados, con la niebla,
como un campanario atrozmente en ruinas
que desandara siglos de ceniza.

Es tarde. Sin embargo yo daría
todos los juramentos y las lluvias,
las paredes con insultos y mimos,
las ventanas de invierno, el mar a veces,
por no tener tu corazón en mí,
tu corazón inevitable y doloroso
en mí que estoy enteramente solo
sobreviviéndote.

— The End —