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Me husmeas y me dejas
Oliendo a ti, Al sabor de tus besos
en mi boca
Pero te vas, siempre te vas
Siento que te pierdo
Porque ya no estas
Y si quisieras te podrias quedar
Pero te vas, dejando una parte de ti en mi
De la cual no me puedo safar
Y es tu aliento que invade mi interior
Atada me siento a un aroma
A cada olor de tu cuerpo
Y puedo estar comiendo y
Me acuerdo al sabor de lengua
Aquel dia que olvide tu fragancia
Ese dia olvidare mi infancia.
La noche se abre
Granada desgranada
Hay estrellas arriba y abajo
Unas son peces dormidos en el río
Otras cantan en un extremo del cielo
Altas fogatas en los repliegues del monte
Resplandores partidos
Hay estrellas falaces que engañan a los viajeros
La Estrella Polar ardió pura y fría en las noches de mi
infancia
La Estrella del Nacimiento nos llama a la vida
Es una invitación a renacer porque cada minuto podemos nacer a
la nueva vida
Pero todos preferimos la muerte
Hay las estrellas del Hemisferio Austral que no conozco
La Cruz del Sur que aquella muchacha argentina llevaba en su alhajero
Nunca olvidaré la estrella verde en la noche de Yucatán
Pero entre todas hay una
Luz recogida Estrella como una almendra
Grano de sal
No brilla en los cuellos de moda
Ni en el pecho del General
Va y viene sin ruido por mis recuerdos
Su ausencia es una forma sutil de estar presente
Su presencia no pesa
Su luz no hiere
Va y viene sin ruido por mis pensamientos
En el recodo de una conversación brilla como una mirada que no
insiste
Arde en la cima de un silencio imprevisto
Aparece en un paseo solitario como un sabor olvidado
Modera con una sonrisa la marea de la vida
Silenciosa como la arena se extiende
Como la yedra fantasma sobre una torre abandonada
Pasan los días pasan los años y su presencia invisible me
acompaña
Pausa de luz entre un año y otro año
Parpadeo
Batir de dos alas en un cuarto olvidado
Su luz como un aceite brilla esta noche en que estoy solo
Ha de brillar también la última noche


  Aislada en su esplendor
  La mujer brilla como una alhaja
  Como un arma dormida y temible
  Reposa la mujer en la noche
  Como agua fresca con los ojos cerrados
  A la sombra del árbol
  Como una cascada detenida en mitad de su salto
  Como el río de rápida cintura helado de pronto
  Al pie de la gran roca sin facciones
  Al pie de la montaña
  Como el agua del estanque en verano reposa
  En su fondo se enlazan álamos y eucaliptos
  Astros o peces brillan entre sus piernas
  La sombra de los pájaros apenas oscurece su ****
  Sus pechos son dos aldeas dormidas
  Como una piedra blanca reposa la mujer
  Como el agua lunar en un cráter extinto
  Nada se oye en la noche de musgo y arena
  Sólo el lento brotar de estas palabras
  A la orilla del agua a la orilla de un cuerpo
  Pausado manantial
  Oh transparente monumento
  Donde el instante brilla y se repite
  Y se abisma en sí mismo y nunca se consume


  Llorabas y reías
  Palabras locas peces vivaces frutos rápidos
  Abría la noche sus valles submarinos
  En lo más alto de la hora brillaba el lecho con luz fija
  En la más alta cresta de la noche brillabas

  Atada a tu blancura
  Como la ola antes que se derrame
  Como la dicha al extender las alas
  Reías y llorabas
  Encallamos en arenas sin nadie
  Muros inmensos como un No
  Puertas condenadas mundo sin rostro
  Todo cerrado impenetrable
  Todo daba la espalda
  Salían de sus cuevas los objetos horribles
  La mesa volvía a ser irremediable para siempre mesa
  Sillas las sillas
  Máscara el mundo máscara sin nadie atrás
  Árido lecho a la deriva
  La noche se alejaba sin volverse siquiera
  Llorabas y reías
  La cama era un mar pacífico
  Reverdecía el cuarto
  Nacían árboles nacía el agua
  Había ramos y sonrisas entre las sábanas
  Había anillos a la medida de la dicha
  Pájaros imprevistos entre tus pechos
  Plumas relampagueantes en tus ojos
  Como el oro dormido era tu cuerpo
  Como el oro y su réplica ardiente cuando la luz lo toca
  Como el cable eléctrico que al rozarlo fulmina
  Reías y llorabas
  Dejamos nuestros nombres a la orilla
  Dejamos nuestra forma
  Con los ojos cerrados cuerpo adentro
  Bajo los arcos dobles de tus labios
  No había luz no había sombra
  Cada vez más hacia el fondo
  En el ***** velero embarcados
Ii
Hombre de Extremadura,
oigo bajo tu pie el humo del lobo,
el humo de la especie,
el humo del niño,
el humo solitario de dos trigos,
el humo de Ginebra, el humo de Roma, el humo de Berlín
y el de París y el humo de tu apéndice penoso
y el humo que, al fin, sale del futuro:
¡Oh vida! ¡oh tierra! ¡oh España!
¡Onzas de sangre,
metros de sangre, líquidos de sangre,
sangre a caballo, a pie, mural, sin diámetro,
sangre de cuatro en cuatro, sangre de agua
y sangre muerta de la sangre viva!

Estremeño, ¡oh, no ser aún ese hombre
por el que te mató la vida y te parió la muerte
y quedarse tan solo a verte así, desde este lobo,
cómo sigues arando en nuestros pechos!
¡Estremeño, conoces
el secreto en dos voces, popular y táctil,
del cereal: que nada vale tánto
como una gran raíz en trance de otra!
¡Estremeño acodado, representando al alma en su retiro,
acodado a mirar
el caber de una vida en una muerte!
¡Estremeño, y no haber tierra que hubiere
el peso de tu arado, ni más mundo
que el color de tu yugo entre dos épocas; no haber
el orden de tus póstumos ganados!
¡Estremeño, dejásteme
verte desde este lobo, padecer,
pelear por todos y pelear
para que el individuo sea un hombre,
para que los señores sean hombres,
para que todo el mundo sea un hombre, y para
que hasta los animales sean hombres,
el caballo, un hombre,
el reptil, un hombre,
el buitre, un hombre honesto,
la mosca, un hombre, y el olivo, un hombre
y hasta el ribazo, un hombre
y el mismo cielo, todo un hombrecito!

Luego, retrocediendo desde Talavera,
en grupos de a uno, armados de hambre, en masas de a uno,
armados de pecho hasta la frente,
sin aviones, sin guerra, sin rencor,
el perder a la espalda
y el ganar
más abajo del plomo, heridos mortalmente de honor,
locos de polvo, el brazo a pie,
amando por las malas,
ganando en español toda la tierra,
retroceder aún, ¡y no saber
dónde poner su España,
dónde ocultar su beso de orbe,
dónde plantar su olivo de bolsillo!

Mas desde aquí, más tarde,
desde el punto de vista de esta tierra,
desde el duelo al que fluye el bien satánico,
se ve la gran batalla de Guernica.
¡Lid a priori, fuera de la cuenta,
lid en paz, lid de las almas débiles
contra los cuerpos débiles, lid en que el niño pega,
sin que le diga nadie que pegara,
bajo su atroz diptongo
y bajo su habilísimo pañal,
y en que la madre pega con su grito, con el dorso de una lágrima
y en que el enfermo pega con su mal, con su pastilla y su hijo
y en que el anciano pega
con sus canas, sus siglos y su palo
y en que pega el presbítero con dios!
¡Tácitos defensores de Guernica!
¡oh débiles! ¡oh suaves ofendidos,
que os eleváis, crecéis,
y llenáis de poderosos débiles el mundo!

En Madrid, en Bilbao, en Santander,
los cementerios fueron bombardeados,
y los muertos inmortales,
de vigilantes huesos y hombro eterno, de las tumbas,
los muertos inmortales, de sentir, de ver, de oír
tan bajo el mal, tan muertos a los viles agresores,
reanudaron entonces sus penas inconclusas,
acabaron de llorar, acabaron
de esperar, acabaron
de sufrir, acabaron de vivir,
acabaron, en fin, de ser mortales!

¡Y la pólvora fue, de pronto, nada,
cruzándose los signos y los sellos,
y a la explosión salióle al paso un paso,
y al vuelo a cuatro patas, otro paso
y al cielo apocalíptico, otro paso
a los siete metales, la unidad,
sencilla, justa, colectiva, eterna!

¡Málaga sin padre ni madre,
ni piedrecilla, ni horno, ni perro blanco!
¡Málaga sin defensa, donde nació mi muerte dando
pasos
y murió de pasión mi nacimiento
¡Málaga caminando tras de tus pies, en éxodo,
bajo el mal, bajo la cobardía, bajo la historia cóncava,
indecible,
con la yema en tu mano: tierra orgánica!
y la clara en la ***** del cabello: todo el caos
¡Málaga huyendo
de padre a padre, familiar, de tu hijo a tu hijo,
a lo largo del mar que huye del mar,
a través del metal que huye del plomo,
al ras del suelo que huye de la tierra
y a las órdenes ¡ay!
de la profundidad que te quería!
¡Málaga a golpes, a fatídico coágulo, a bandidos, a infiernazos,
a cielazos,
andando sobre duro vino, en multitud,
sobre la espuma lila, de uno en uno,
sobre huracán estático y más lila,
y al compás de las cuatro órbitas que aman
y de las dos costillas que se matan
¡Málaga de mi sangre diminuta
y mi coloración a gran distancia,
la vida sigue con tambor a tus honores alazanes,
con cohetes, a tus niños eternos
y con silencio a tu último tambor,
con nada, a tu alma,
y con más nada, a tu esternón genial!
¡Málaga, no te vayas con tu nombre!
¡Que si te vas,
te vas
toda, hacia ti, infinitamente toda en son total,
concorde con tu tamaño fijo en que me aloco,
con tu suela feraz y su agujero
y tu navaja antigua atada a tu hoz enferma
y tu madero atado a un martillo!
¡Málaga literal y malagüeña,
huyendo a Egipto, puesto que estás clavada,
alargando en sufrimiento idéntico tu danza,
resolviéndose en ti el volumen de la esfera,
perdiendo tu botijo, tus cánticos, huyendo
con tu España exterior y tu orbe innato!
¡Málaga por derecho propio
y en el jardín biológico, más Málaga!
¡Málaga en virtud
del camino, en atención al lobo que te sigue
y en razón del lobezno que te espera!
¡Málaga, que estoy llorando!
¡Málaga, que lloro y lloro!
I
Voluntario de España, miliciano
de huesos fidedignos, cuando marcha a morir tu corazón,
cuando marcha a matar con su agonía
mundial, no sé verdaderamente
qué hacer, dónde ponerme; corro, escribo, aplaudo,
lloro, atisbo, destrozo, apagan, digo
a mi pecho que acabe, al que bien, que venga,
y quiero desgraciarme;
descúbrome la frente impersonal hasta tocar
el vaso de la sangre, me detengo,
detienen mi tamaño esas famosas caídas de arquitecto
con las que se honra el animal que me honra;
refluyen mis instintos a sus sogas,
humea ante mi tumba la alegría
y, otra vez, sin saber qué hacer, sin nada, déjame,
desde mi piedra en blanco, déjame,
solo,
cuadrumano, más acá, mucho más lejos,
al no caber entre mis manos tu largo rato extático,
quiebro con tu rapidez de doble filo
mi pequeñez en traje de grandeza!

Un día diurno, claro, atento, fértil
¡oh bienio, el de los lóbregos semestres suplicantes,
por el que iba la pólvora mordiéndose los codos!
¡oh dura pena y más duros pedernales!
!oh frenos los tascados por el pueblo!
Un día prendió el pueblo su fósforo cautivo,
oró de cólera
y soberanamente pleno, circular,
cerró su natalicio con manos electivas;
arrastraban candado ya los déspotas
y en el candado, sus bacterias muertas...

¿Batallas? ¡No! Pasiones. Y pasiones precedidas
de dolores con rejas de esperanzas,
de dolores de pueblos con esperanzas de hombres!
¡Muerte y pasión de paz, las populares!
¡Muerte y pasión guerreras entre olivos,
entendámonos!
Tal en tu aliento cambian de agujas atmosféricas los vientos
y de llave las tumbas en tu pecho,
tu frontal elevándose a primera potencia de martirio.

El mundo exclama: «¡Cosas de españoles!» Y es verdad.
Consideremos,
durante una balanza, a quemarropa,
a Calderón, dormido sobre la cola de un anfibio muerto
o a Cervantes, diciendo: «Mi reino es de este mundo, pero
también del otro»: ¡***** y filo en dos papeles!
Contemplemos a Goya, de hinojos y rezando ante un espejo,
a Coll, el paladín en cuyo asalto cartesiano
tuvo un sudor de nube el paso llano
o a Quevedo, ese abuelo instantáneo de los dinamiteros
o a Cajal, devorado por su pequeño infinito, o todavía
a Teresa, mujer que muere porque no muere
o a Lina Odena, en pugna en más de un punto con Teresa...
(Todo acto o voz genial viene del pueblo
y va hacia él, de frente o transmitidos
por incesantes briznas, por el humo rosado
de amargas contraseñas sin fortuna)
Así tu criatura, miliciano, así tu exangüe criatura,
agitada por una piedra inmóvil,
se sacrifica, apártase,
decae para arriba y por su llama incombustible sube,
sube hasta los débiles,
distribuyendo españas a los toros,
toros a las palomas...

Proletario que mueres de universo, ¡en qué frenética armonía
acabará tu grandeza, tu miseria, tu vorágine impelente,
tu violencia metódica, tu caos teórico y práctico,
tu gana
dantesca, españolísima, de amar, aunque sea a traición,
a tu enemigo!
¡Liberador ceñido de grilletes,
sin cuyo esfuerzo hasta hoy continuaría sin asas la extensión,
vagarían acéfalos los clavos,
antiguo, lento, colorado, el día,
nuestros amados cascos, insepultos!
¡Campesino caído con tu verde follaje por el hombre,
con la inflexión social de tu meñique,
con tu buey que se queda, con tu física,
también con tu palabra atada a un palo
y tu cielo arrendado
y con la arcilla inserta en tu cansancio
y la que estaba en tu uña, caminando!
¡Constructores
agrícolas, civiles y guerreros,
de la activa, hormigueante eternidad: estaba escrito
que vosotros haríais la luz, entornando
con la muerte vuestros ojos;
que, a la caída cruel de vuestras bocas,
vendrá en siete bandejas la abundancia, todo
en el mundo será de oro súbito
y el oro,
fabulosos mendigos de vuestra propia secreción de sangre,
y el oro mismo será entonces de oro!

¡Se amarán todos los hombres
y comerán tomados de las puntas de vuestros pañuelos tristes
y beberán en nombre
de vuestras gargantas infaustas!
Descansarán andando al pie de esta carrera,
sollozarán pensando en vuestras órbitas, venturosos
serán y al son
de vuestro atroz retorno, florecido, innato,
ajustarán mañana sus quehaceres, sus figuras soñadas y cantadas!
¡Unos mismos zapatos irán bien al que asciende

sin vías a su cuerpo
y al que baja hasta la forma de su alma!
¡Entrelazándose hablarán los mudos, los tullidos andarán!
¡Verán, ya de regreso, los ciegos
y palpitando escucharán los sordos!
¡Sabrán los ignorantes, ignorarán los sabios!
¡Serán dados los besos que no pudisteis dar!
¡Sólo la muerte morirá! ¡La hormiga
traerá pedacitos de pan al elefante encadenado
a su brutal delicadeza; volverán
los niños abortados a nacer perfectos, espaciales
y trabajarán todos los hombres,
engendrarán todos los hombres,
comprenderán todos los hombres!

¡Obrero, salvador, redentor nuestro,
perdónanos, hermano, nuestras deudas!
Como dice un tambor al redoblar, en sus adagios:
qué jamás tan efímero, tu espalda!
qué siempre tan cambiante, tu perfil!

¡Voluntario italiano, entre cuyos animales de batalla
un león abisinio va cojeando!
¡Voluntario soviético, marchando a la cabeza de tu pecho universal!
¡Voluntarios del sur, del norte, del oriente
y tú, el occidental, cerrando el canto fúnebre del alba!
¡Soldado conocido, cuyo nombre
desfila en el sonido de un abrazo!
¡Combatiente que la tierra criara, armándote
de polvo,
calzándote de imanes positivos,
vigentes tus creencias personales,
distinto de carácter, íntima tu férula,
el cutis inmediato,
andándote tu idioma por los hombros
y el alma coronada de guijarros!

¡Voluntario fajado de tu zona fría,
templada o tórrida,
héroes a la redonda,
víctima en columna de vencedores:
en España, en Madrid, están llamando
a matar, voluntarios de la vida!

¡Porque en España matan, otros matan
al niño, a su juguete que se para,
a la madre Rosenda esplendorosa,
al viejo Adán que hablaba en alta voz con su caballo
y al perro que dormía en la escalera.
Matan al libro, tiran a sus verbos auxiliares,
a su indefensa página primera!
Matan el caso exacto de la estatua,
al sabio, a su bastón, a su colega,
al barbero de al lado -me cortó posiblemente,
pero buen hombre y, luego, infortunado;
al mendigo que ayer cantaba enfrente,
a la enfermera que hoy pasó llorando,
al sacerdote a cuestas con la altura tenaz de sus rodillas...

¡Voluntarios,
por la vida, por los buenos, matad
a la muerte, matad a los malos!
¡Hacedlo por la libertad de todos,
del explotado, del explotador,
por la paz indolora -la sospecho
cuando duermo al pie de mi frente
y más cuando circulo dando voces-
y hacedlo, voy diciendo,
por el analfabeto a quien escribo,
por el genio descalzo y su cordero,
por los camaradas caídos,
sus cenizas abrazadas al cadáver de un camino!

Para que vosotros,
voluntarios de España y del mundo, vinierais,
soñé que era yo bueno, y era para ver
vuestra sangre, voluntarios...
De esto hace mucho pecho, muchas ansias,
muchos camellos en edad de orar.
Marcha hoy de vuestra parte el bien ardiendo,
os siguen con cariño los reptiles de pestaña inmanente
y, a dos pasos, a uno,
la dirección del agua que corre a ver su límite antes que arda.
um encantador de mentira/Im lovely lie

******************

Sou um encantador de mentira
De mente fecunda e alma tristonha
Aquele que diante da flor suspira
E por um grande amor sonha.

O que a morte, enquanto delira,
Busca sem medo ou vergonha,
Mas por mais que a ela prefira
Tu insistes em dar-me vida enfadonha.

Meu caderno de pueris rimas está cheio
Talvez seja hora de puxar o freio,
Pois solidão atada a mim segue.

Oh! Senhor tire do peito o medo
De um fim agora a este enredo
Por favor, a morte não mais me negue.

http://www.poetafernandes.com.br/search/label/poesias
Brillo que adormece tu mirada
como el pasar de la brisa cálida,
con el sonido de los pájaros
como en el auto-retrato.

Las manos que toquen tu piel
que dichosas son al quemarse
con el calor de tu tez.

Vas caminando por ahí,
atravesando tu cuerpo al blanco y *****,
tonteando con la perfección.
Los suelos sonríen con tu paso,
haces que flote en porvenir.

Se vuelven los mares en  pedazos
que después he de vivir
sola y atada a tu regazo,
para poder existir.
Noto los vinos y los pardos
de tus labios desde aquí.
Leydis Jun 2017
Callé por vergüenza,
Callé por miedo,
Callé por proteger a quien me hacia daño,
Callé porque nadie me creeria,
Callé porque me sentia completamente;
clausurada,
debastada,
vacía,
porque nadie me entenderia.
Callé los moretones, decia que eran torpezas mias.
Callé las golpizas porque ya no me dolian.
Callé las violanciones porque no hay justicia divina.
Callé las humillaciones porque nadie las veia.
Callé porque nadie me creeria.
Callé los abusos porque no los eran para la sociedad.
Callé mis miedos y protegi a todo el que me hizo daño.
me quede mas de lo que debia, porque tenia miedo al paso que seguia.
Le temia a la vida,
me quede sin vida,
me quede sin aliento,
no recuerdos mis suenos, las cosas que desee un dia.
no recuerdo si fui alguna vez niña
no recuerdo si algun dia me sonrio la vida.
no recuerdo si respire por mi misma o siempre he estado atada a esta maquina que me mantiene viva.
Callé los maltratos de mis hijos porque nadie entenderia,
si algun dia lo hubiese confesado, me los juzgarian.
Callé que me abandonaron pues nadie lo creeria.
Callé que me eran infiel, que él me llamaba una porqueria.
Callé porque no tenia voz.
Callé porque no tenia opinion.
Callé porque nadie me enseño a denunciar,
a pelear por mi misma.
Calléhasta no poder mas!
Juro nunca mas CALLAR!

LeydisProse
6/6/2017
https://m.facebook.com/LeydisProse/
cab cunningham tenía cincuenta años y un ciruelo
cuando descubrió la maldad
los ojos se le pusieron verdes la boca gris y azul alternativamente
daba señales como al empezar el día

eso no es todo:
del vientre le empezaron a subir vientos que lo hacían volar
y girar alrededor del planeta y de su casa
como un alma maldita o en pena que trabajara a todo tren

¡oh! cab cunningham no se hacía ninguna ilusión
con lágrimas secas regaba el ciruelo
que florecía de espaldas al asunto
peleando con los pájaros que lo venían a romper

eso daba música que cab cunningham escuchaba a la tarde a modo de consuelo
entre ciruelo y pájaros había una especie de tratado o misión
y prolongaban temores ruidos
miedos luchas elecciones furias

"¡oh cab!" solía decir cab
"he aquí que las casualidades que organizan tu cuerpo
son como los monos santos de Panini
caprichosos y verdaderos tristes"

decía cab cunningham y más
"oh carbono y nitrógeno detenidos por mí" decía
"¿oro serán ahora que termine? ¿adónde
irán ustedes huesos
o carne sangre ojo perfil dientes que era?"

nunca se supo adónde fueron o
qué fue de la congoja de cab cunningham los viernes por la tarde
cuando era hermoso y parecía encenderse
bajo el cielo imparcial

pero se supo lo siguiente:
toda la biología atada por cab cunningham
crepitó libre cuando murió
y áhi el ciruelo se detuvo
nunca más trabajó con los pájaros
nunca más hizo ruido, ciruelito
Cole M Dec 2019
Me has podrido la carne,
ya fétida y flácida, atada
a esta infértil existencia.
Sin rebeldía alguna
me someto a tu yugo.
Derramemos mi sangre
y bailemos sobre mis
lágrimas en el fango.
Asqueados de este ente,
aniquilemos mi esencia.
Leydis Jul 2017
Mirror so loved it (he made her his slave)

Slave to beauty,
Tied, bound, and condemned to live forever as a slave,
to her master and owner... Mr. APPEARANCE.  

She wants to free herself of this *******,
Rid herself of shallow attachments,
love fully her flaws,
but the cunning mirror, cautiously lies to her,
it has forged an alliance with her mind, to only make visible her most inadequate faults!  

She wants to break free,
love her insipid face,
but the chains of society,
weigh heavy on her…it always reminds her,
that she’s not completely emancipated,
that she is not special,
and she must keep the mold bequeathed to her,
for being born the weak gender and coming out of Adam's rib.  

She’s not fully captive,
She can go and have fun with her girls,
she can work, breast-feed an entire country,
but ultimately,
she should execute those functions,
looking like a beauty queen!  

Doesn’t matter that she’s a genius,
Doesn’t matter that she’s sincere,
Doesn’t matter that that she loves completely,
or the fact that she’s an exceptional person,
the only that matters…..
is that she keeps an ideal figure
that as she graces the streets with her delicate figure
traffic is halt to a stop,
that she be more beautiful than Halle Berry, Salma Hayek or Jolie.  

No, it doesn’t matter…….

As long as she remains tied to that mirror,
it doesn't matter that…..she’s empty inside!
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Esclava de la belleza
amarrada, atada, y condenada,
a vivir por siempre como esclava,
de su amo y dueño…el Señor APARIENCIAS.

Ella quiere soltarse,
desencadenarse de ese apego,
amar plenamente sus defectos,
mas el vituperador espejo,
le miente precavidamente,
se ha combinado con su mente,
para enseñarle, lo más ¡deslucido que posee!

Ella quiere liberarse,
amar su lívido rostro,
pero las cadenas de la sociedad,
le recuerda que no está emancipada por completa,
que ella no es especial,
que tiene que mantener el molde promulgado y estampado,
por nacer de la costilla de Adán.

No es completamente prisionera,
puede salir y divertirse,
puede trabajar,
amamantar un país,
pero al final,
debe ejercer esas funciones,
¡como toda reina de belleza!

no importa que sea genial,
no importa que sea sincera,
no importa que ame por completo,
no importa que sea buena persona,
solo importa,
que mantenga un número ideal,
que choquen carros a su pasar,
que sea más bella que Halle Berry,
Salma Hayek o la Jolie.

Mientras ella siga atada a ese espejo,
no importa que este vacía por dentro!
Atada al mar Andrómeda lloraba,
los nácares abriéndose al rocío,
que en sus conchas cuajado en cristal frío,
en cándidos aljófares trocaba.

Besaba el pie, las peñas ablandaba
humilde el mar, como pequeño río,
volviendo el sol la primavera estío,
parado en su cénit la contemplaba.

Los cabellos al viento bullicioso,
que la cubra con ellos le rogaban,
ya que testigo fue de iguales dichas,

y celosas de ver su cuerpo hermoso,
las nereidas su fin solicitaban,
que aún hay quien tenga envidia en las desdichas.
El diamante de una estrella
Ha rayado el hondo cielo,
Pájaro de luz que quiere
Escapar del universo
Y huye del enorme nido
Donde estaba prisionero
Sin saber que lleva atada
Una cadena en el cuello.
    Cazadores extrahumanos
Están cazando luceros,
Cisnes de plata maciza
En el agua del silencio.
    Los chopos niños recitan
La cartilla. Es el maestro
Un chopo antiguo que mueve
Tranquilo sus brazos viejos.

    Ahora en el monte lejano
jugarán todos los muertos
a la baraja. ¡Es tan triste
la vida en el cementerio!

    ¡Rana, empieza tu cantar!
¡Grillo, sal de tu agujero!
Haced un bosque sonoro
Con vuestras flautas. Yo vuelo
Hacia mi casa intranquilo.
    Se agitan en mi recuerdo
Dos palomas campesinas
Y en el horizonte, lejos,
Se hunde el arcaduz del día.
¡Terrible noria del tiempo!
cada gracia de vos o don tuyo / ¿es
más pena o sed? / sol que cae de vos / amparo / ¿sos
grandeza que aparta el agua de esta sed? / ¿chispa
tierna de amor que hace volar lejos de vos? / ¿calor

o claridad / plumita suave por el alma? / ¿deseo
que crece / hace crecer? / ¿ausencia
que junta tu hermosura como un árbol
en la mitad del día? / ¿día sos

quemando miedos / matando
las sabandijas del dolor? / ¿atada
a tu bondad estás como un lueguito? /
¿fuerza sos

y consuelo o tormento gozoso /
dorado a contraluz / másvida
cierta como tu mano
puesta sobre mi vida como vos?
Cielo que gira y nube no asentada
sino en la danza de la luz huidiza,
cuerpos que brotan como la sonrisa
de la luz en la playa no pisada.

¡Qué fértil sed bajo tu luz gozada!,
¡qué tierna voluntad de nube y brisa
en torbellino puro nos realiza
y mueve en danza nuestra sangre atada!

Vértigo inmóvil, avidez primera,
aire de amor que nos exalta y libra:
danzan los cuerpos su quietud ociosa,

danzan su propia muerte venidera,
arco de un solo son en el que vibra
nuestra anudada desnudez gozosa.
Valeria Chauvel Nov 2019
Nunca he estado enamorada,
excepto por esas ocasiones
en las que mi corazón fue tocado
por los rayos que se alzaban
entre las montañas y difuminaban
el oro sobre el cielo que me cubría.

Y me preguntaba ahí sentada,
bajo tu excelencia... cómo algún día
podría alcanzarte y recostarme a tu lado.
Quizá en forma de estrella,
quizá en forma de luz
o capaz como el color dorado.

Son largas las horas en las que navegaba
mirando la gloria que desatabas,
cuando me sentía tan diminuta en tu regazo.

Mas una nostalgia surgía de mí,
de querer ser difuminada bajo tus brazas
Para volver nuevamente algún día a ti,
porque una vez lo fuimos así,
que aunque siéndolo de alguna forma todavía,
queda la distancia que nos separa.

Sin embargo a ti siempre estaré atada,
incluso en las noches cuando tu luz se ve reflejada
en el claro de luna. Te dejan respirar y yo te veo.

Pero en aquellas noches de ausencia,
cuando en tu lecho me alberga el miedo
de no volvernos a encontrar en el cielo,
en lo profundo de mi corazón te retengo,
y sin poder verte, sé que somos infinitos,
tras el interlunio cuando renaces de nuevo.
Valeria Chauvel Mar 2019
Y es el mismo cielo quien toca un dueto
bajo nuestro velo un canto tierno
que nos envuelve eternamente
en esta infinidad atada al recuerdo.

Y aunque el miedo descendiera
a los pies de vasto río
la intriga en tus ojos
vuelca al pase hacia los lirios.

— The End —