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Abrazado a tu cuerpo como el tronco a su tierra,
con todas las raíces y todos los corajes,
¿quién me separará, me arrancará de ti,
madre?

Abrazado a tu vientre, ¿quién me lo quitará,
si su fondo titánico da principio a mi carne?
abrazado a tu vientre, que es mi perpetua casa,
¡nadie!

Madre: abismo de siempre, tierra de siempre: entrañas
donde desembocando se unen todas las sangres:
donde todos los huesos caídos se levantan:
madre.

Decir madre es decir tierra que me ha parido;
es decir a los muertos: hermanos, levantarse;
es sentir en la boca y escuchar bajo el suelo
sangre.

La otra madre es un puente, nada más, de tus ríos.
El otro pecho es una burbuja de tus mares.
Tú eres la madre entera con todo su infinito,
madre.

Tierra: tierra en la boca, y en el alma, y en todo.
Tierra que voy comiendo, que al fin ha de tragarme.
Con más fuerza que antes, volverás a parirme,
madre.

Cuando sobre tu cuerpo sea una leve huella,
volverás a parirme con más fuerza que antes.
Cuando un hijo es un hijo, vive y muere gritando:
¡madre!

Hermanos: defendamos su vientre acometido,
hacia donde los grajos crecen de todas partes,
pues, para que las malas alas vuelen, aún quedan
aires.

Echad a las orillas de vuestro corazón
el sentimiento en límites, los efectos parciales.
Son pequeñas historias al lado de ella, siempre
grande.

Una fotografía y un pedazo de tierra,
una carta y un monte son a veces iguales.
Hoy eres tú la hierba que crece sobre todo,
madre.

Familia de esta tierra que nos funde en la luz,
los más oscuros muertos pugnan por levantarse,
fundirse con nosotros y salvar la primera
madre.

España, piedra estoica que se abrió en dos pedazos
de dolor y de piedra profunda para darme:
no me separarán de tus altas entrañas,
madre.

Además de morir por ti, pido una cosa:
que la mujer y el hijo que tengo, cuando pasen,
vayan hasta el rincón que habite de tu vientre,
madre.
El palacio virreinal
Se encuentra sumido en sombra.
Sobre el techo y en el patio
La lluvia cae monótona;
Se ve una luz solamente
En una cerrada alcoba,
Y en ella están departiendo
En voz lenta, dos personas:
Con el Virrey don José
Solís y Folch y Cardona,
Habla el Alcalde ordinario
Moreno Escandón, que gloria
Como Fiscal de la Audiencia
Fue después; que la Colonia
Enalteció con ingenio
Y virtudes, y que en toda
Inquietud para el Virrey
Le dió ayuda cariñosa
Y fue noble confidente
De sus últimas congojas.
De pronto dice Moreno
En tono de quien reprocha:
-«Nada en Santa Fe dijisteis;
Tan sólo cuando a la Costa
Llegó el Bailío, supimos
Que de la Corte española
Un nuevo Virrey vendría».

-«Esta carga abrumadora,
Respondió Solís, depuse
Hace más de un año. En notas
Ante el Monarca he insistido.
Me oyó. Soy feliz ahora».

-«¿Y a uniros vais a Sevilla
A vuestro hermano, que es honra
De España como Arzobispo,
O a servirle a la Corona
Como Mariscal de Campo
Con vuestra espada gloriosa?»

Del Virrey la voz oyose
Que se extendía en la sombra...
No era la voz de otros días
Clara, vibrante, imperiosa,
Sino voz entrecortada,
Como de alguien que se agota,
Voz de quien hablar pretende
Pero en vez de hablar, solloza.

-«Aquí quedarme he pensado,
Y no es intención de ahora».

-«Qué es lo que decís?», Moreno
Con sorpresa lo interroga.
«¿Habéis resuelto quedaros,
Como holgazana persona
En Santa Fe, que os ha visto
Siempre el primero entre pompa,
Entre honores, y acatado,
Y en tanto, luciendo en otra
Mano la real insignia?
¿No dirán que una deshonra
Del aprecio del Monarca
Vuestro ilustre nombre borra?
¡En Santa Fe!... No comprendo...
¿Qué dirán todos?»
-«No importa.
Si al Cielo irroguele ofensas
Con mi vida licenciosa,
Aquí donde yo he debido
Ser de fiel creyente norma,
Es fuerza que se me vea
Como sombra de una sombra...»

Seguía tenaz la lluvia
Cayendo en la noche lóbrega.

Moreno Escanden decía:
-«Seréis de la gente ociosa
Comidilla. Bravas lenguas
En Santa Fe siempre sobran
Para hacer de todo burla
Y para regar ponzoña.
¿Vos Duque de Montellano,
Como cesante y de ronda
De noche por las callejas
Siendo aquí de todos mofa,
Cuando antes en torno vuestro
Se oían sólo lisonjas?»
-«¿A España? ¿A la Corte? ¿A
fiestas?
Hondo cansancio me postra...

»Busco el sueño, pero el sueño
Sólo es para mí zozobra:
Oigo ruido de cadenas,
Negras visiones se agolpan
A mi rededor; me hundo
Como entre revueltas olas;
Lucho con ellas, y sirtes
Veo ante mí tenebrosas,
Y en sobresalto despierto;
Sudor helado me moja
Las sienes; estrecho nudo
Al querer hablar, me ahoga...
Me incorporo; todo inútil,
Y en tanto... lejos la aurora
Que mis visiones disipe,
Visiones trágicas y horridas.
Busco amores olvidados,
Pido músicas ruidosas,
Bullicio de gente alegre,
Pero el tedio me devora.
Sangre soy empobrecida
De una raza que se agota,
Néctar quizá de otros tiempos
En una embriagante copa,
Y que hoy, al pasar los años,
Es de la vida una sobra».
-«¿Y no rezáis?»
-«Rezo... En vano».

-«Pero la misericordia
Del cielo, que es infinita,
Al pecador no abandona,
Al que los brazos le tiende
Y consuelo y paz implora».

-«Es verdad. Mas cuando triste,
En la quietud de mi alcoba,
Me postro a rezar, visiones
Me perturban tentadoras.
Aquí conmigo el pecado
Ha vivido; y se alzan formas
Que se acercan, que se alejan,
Que vuelven, después se borran,
Y vuelven después... y juntan
A mí la encendida boca».

Moreno Escandón callaba;
Era alta noche. En las hojas
Del patio se percibía
El lento caer de gotas.


Y Solís seguía:
-«A veces
Tristes claustros mi memoria
Cruzan en hondo silencio;
Arcos y arcos, grises losas,
Retablos en blancos muros
Donde se extiende la sombra
Que débil lámpara alumbra;
En la capilla el aroma
Del incienso; a media noche
Del órgano lentas notas
Que van borrando... borrando
Del mundo alegrías locas,
Y nos llevan lentamente
A una luz de eterna gloria,
En redor humildad viendo
Y el alma ante Dios absorta;
Y Cristo manando sangre,
Y entre sangre su corona
De espinas; albas risueñas
Sobre el huerto... olor de rosas
Que cuidan para la Virgen
Manos antes pecadoras...
La comunidad que pasa;
En el coro la salmodia...
¡Luz celestial que se enciende,
Y la tierra que se borra!»

Moreno Escandón callaba.
En Santa Fe silenciosa
Sonó una campana. Trinos,
Más trinos entre las frondas
Que se agitan en el patio.

Salió Moreno.
La alcoba
Quedó en silencio profundo...
Luego una voz que solloza...
Y otra vez silencio...
Un Cristo,
Divina misericordia,
Abre los brazos. El Duque
Las rodillas ante él dobla;
A sus pies se abraza. Llanto
Su rostro pálido moja,
Y abrazado al Mártir sigue
Hasta que llega la aurora.

Di a los pobres su fortuna;
En humilde ceremonia
Entregó el mando a Messía,
Y esa tarde en su carroza,
Con su uniforme de gala,
Por las calles silenciosas
Fue al convento franciscano
Donde sonaban las notas
Del órgano y ascendía
De incienso fragante aroma.
Llamó al Prior. Y esa noche
Vestido de tela hosca,
De rodillas, en su celda,
Vio nuevamente la aurora.
Nat G Asúnsolo Nov 2013
Lamento no haberte dicho que te quiero.
Lamento no haberte abrazado cuando te tenía a un lado.
Lamento no haberte besado.
Cualquiera de esas tres, parecen nada ahora.
En el momento simplemente no pude; no quería alejarte y al parecer, ahora no te tengo ni cerca.
Lamento haber tenido miedo de actuar, pero la verdad, *sí te quiero.
He mordido manzanas y he besado tus labios.
Me he abrazado a los pinos olorosos y negros.
Hundí, inquieta, mis manos en el agua que corre.
He huroneado en la selva milenaria de cedros
Que cruza la pradera como una sierpe grave,
Y he corrido por todos los pedrosos caminos
Que ciñen como fajas la ventruda montaña.

¡Oh amado, no te irrites por mi inquietud sin tregua!
¡Oh amado, no me riñas porque cante y me ría!
Ha de llegar un día en que he de estarme quieta,
           
¡Ay, por siempre, por siempre!
Con las manos cruzadas y apagados los ojos,
Con los oídos sordos y con la boca muda,
Y los pies andariegos en reposo perpetuo
           
Sobre la tierra negra.
¡Y estará roto el vaso de cristal de mi risa
En la grieta obstinada de mis labios cerrados!

Entonces, aunque digas: -¡Anda!, ya no andaré.
Y aunque me digas: -¡Canta!, no volveré a cantar.
Me iré desmenuzando en quietud y en silencio
            Bajo la tierra negra,
Mientras encima mío se oirá zumbar la vida
            Como una abeja ebria.

¡Oh, déjame que guste el dulzor del momento
            Fugitivo e inquieto!

¡Oh, deja que la rosa desnuda de mi boca
            Se te oprima a los labios!

Después será ceniza sobre la tierra negra.
Cada uno de nosotros quiere ser amado, abrazado, besado y colmado de regalos.
Pero el Amor tiene su propia personalidad y exigencias. No es un plato servido en una vasija de oro. El Amor verdadero viene a ti si tienes un corazón puro y eres verdadero a ti mismo dando de tu riqueza interior.
Palabras solas no satisfacen  al Amor. Después de todo Amar es un verbo y entonces exige acción, atención, admiración y cuidado.
Es muy parecido a un fuego alimentado solo de encendajas que se muere dentro de una hora. No le gustaría más escoger el leño más grande que se encuentre para que dure hasta la luz de la mañana.
Y aun para guardar ese fuego vivo tiene que volver al bosque muchas veces para obtener los mejores pedazos de leño. Aunque la madera no se corta de si misma tiene que hacerlo tú mismo.
Solo así entonces tu fogata te depura, te calienta y te provee con medios de alimentarte mientras que hagas  tu parte.
El Bosque es tu corazón donde hallaras la mejor madera del mundo. Es gratuita, abundante y accesible en la tierra del silencio dorado.
Ahora es el verdadero maestro de una “fogata” atractiva y durable y los dos de Uds. pueden gozar en ese éxtasis  cómodo y  hypnotizante.
Cada mañana esperas,
traje, sobre una silla
que te llene
mi vanidad, mi amor,
mi esperanza, mi cuerpo.
Apenas
salgo del sueño,
me despido del agua,
entro en tus mangas,
mis piernas buscan
el hueco de tus piernas
y así abrazado
por tu fidelidad infatigable
salgo a pisar el pasto,
entro en la poesía,
miro por las ventanas,
las cosas,
los hombres, las mujeres,
los hechos y las luchas
me van formando,
me van haciendo frente
labrándome las manos,
abriéndome los ojos,
gastándome la boca
y así,
traje,
yo también voy formándote,
sacándote los codos,
rompiéndote los hilos,
y así tu vida crece
a imagen de mi vida.
Al viento
ondulas y resuenas
como si fueras mi alma,
en los malos minutos
te adhieres
a mis huesos
vacíos, por la noche
la oscuridad, el sueño
pueblan con sus fantasmas
tus alas y las mías.
Yo pregunto
si un día
una bala
del enemigo
te dejará una mancha de mi sangre
y entonces
te morirás conmigo
o tal vez
no sea todo
tan dramático
sino simple,
y te irás enfermando,
traje,
conmigo,
envejeciendo
conmigo, con mi cuerpo
y juntos
entraremos
a la tierra.
Por eso
cada día
te saludo
con reverencia y luego
me abrazas y te olvido,
porque uno solo somos
y seguiremos siendo
frente al viento, en la noche,
las calles o la lucha
un solo cuerpo
tal vez, tal vez, alguna vez inmóvil.
Las palabras quisieran expresar los guerreros,
Bellos guerreros impasibles,
Con el mañana gris abrazado, como un amante,
Sin dejarles partir hacia las olas.

Por la ventana abierta
Muestra el destino su silencio;
Sólo nubes con nubes, siempre nubes

Más allá de otras nubes semejantes,
Sin palabras, sin voces,
Sin decir, sin saber;
Últimas soledades que no aguardan mañana.

Durango está vacío
Al pie de tanto miedo infranqueable;
Llora consigo a solas la juventud sangrienta
De los guerreros bellos como luz, como espuma.

Por sorpresa los muros
Alguna mano dejan revolando a veces;
Sus dedos entreabiertos
Dicen adiós a nadie,
Saben algo quizá ignorado en Durango.

En Durango postrado,
Con hambre, miedo, frío,
Pues sus bellos guerreros sólo dieron,
Raza estéril en flor, tristeza, lágrimas.
Caminen a mi lado

Desenvuélvanse conmigo

Abran su ojos y observen a su alrededor

Sientan como me brotan las palabras del pecho

Ustedes me hacen feliz

Me hacen sentir humana

Hay cosas que a veces dañan

Pero siempre existe un alma que llega y repara

Y no solo hablo de una

Sino de todas



Hablo de las personas sencillas

Las que se detienen a oler las flores

Las personas que aman a los demás a veces más que a sí mismos

Los que se dan  a pedazos todos y cada uno de los días



En esta vida hemos besado demasiados labios

Hemos abrazado gente que ahora ni un hola nos da

Hemos derramado palabras

A personas que no merecían siquiera saber los secretos del universo

Hemos compartido espacio con personas que solo se preocupaban por su propia satisfacción mental y emocional

Y nos hemos convertido en algo frágil.



Pero hemos aprendido o amenos yo si

Que no porque ames te amaran

Que no porque digas la verdad significa que no te van a mentir

Que aunque des lealtad siempre habrá traición

Que los amigos vienen y van

Que aunque perdones aun existirá el rencor



La humanidad es tan compleja

Te puede arrancar de tus sueños

Y llevárselos con el viento

Pero como he aprendido de lo brutal sé que también la vida me va asombrar

Y yo creo en el amor

En que no importa que mi forma de expresarme sea explosiva

Siempre habrá alguien que sienta lo mismo que llevo en mi ser

Porque después de todo no somos tan diferentes



Creo en la honestidad

En la lealtad

Creo en las buenas almas

En soñar

Como de niños solíamos hacerlo

Creyendo que seriamos reyes, princesas, doctores etc…



Hay que recordar al despertar

Lo que nos ayudó a crearnos

Y luchar hasta la cima llegar

Pero siempre con humildad.

Hasta encontrar el sentido de aquello que nos transmite luz…

De aquello que nos transmite vida.



Que nunca se pierda la creatividad, La felicidad, La paz

Y la aceptación

Para aprender a disfrutar todo lo que la vida aún tiene escrito para nosotros

Sin que exista el arrepentimiento

Pero que si exista el perdón para no cargar con enojo.



Porque no siempre obtenemos lo que deseamos

A veces, tenemos que esperar

Quizás por mucho tiempo

Y esta en uno si crecemos o nos vamos en la agonía durante el proceso.



E pasado los últimos meses

Cuestionando mí camino

En donde estoy ¿

Hacia dónde voy?

En si las decisiones que tomo son las correctas?

Me pregunto a cuantas personas e herido

Me pregunto cuántas oportunidades e desaprovechado

Y me pongo triste y me enojo,

Es un caos

Pero entiendo que todo tiene su porque

Y que hay cosas que están fuera de nuestro alcance

Que las cosas que están destinadas a la destrucción, caerán.

Y que hay emociones que no volveremos a experimentar.



Mejores y peores cosas vendrán

Y el alma y mente abiertas deben estar

Para seguir creciendo

Seguir aprendiendo

Que no todo será dulce

Nos vamos a perder y que talvez no habrá nadie que nos encuentre



Aprendamos a abrochar nuestras propias cintas

A abrir nuestras propias puertas

Ya que no siempre habrá alguien que lo haga por nosotros

Hay que tratar de aprender algo nuevo día con día

Sea una nueva palabra

Un nuevo pasó de baile

Pero aprendamos algo

Sin desaprovechar nada

Porque entre más crecemos más extrañaremos las pequeñas cosas

Y aprenderemos que a veces lo más sencillo es lo más llenador



Dejemos de aceptar todo lo que venga con tal de no sentirnos vacíos

Merecemos las cosas y personas con las que terminemos



Así que unámonos en esto y seamos felices por El HOY .

Cada uno de ustedes es una pieza en mi rompecabezas

Cada uno con diferentes orillas pero en una misma unión .



La vida no se detiene por nadie cuando menos piensas

Aquello que llamas presente

Forma parte del pasado

En cuestión de solo un segundo.



Porque es mejor haberlo hecho

A decir [casi] lo hice

Como dice Celia [la vida es un carnaval] y hay que disfrutarla

Mi mayor meta es ser feliz y vivir

Y no solo existir.

Mi cuerpo es un Jardín, en cada una de mis ramas  esta mi gratitud

Gracias es el mayor poema que llevo dentro de mí



Por ustedes, por mí, y por toda la existencia

Salud
Si no duerme su cara con Filena,
Ni con sus dientes come y su vestido
Las tres partes le hurta a su marido,
Y la cuarta el afeite le cercena,
Si entera con él come y con él cena,
Mas debajo del lecho mal cumplido
Todo su bulto esconde, reducido
A Chapinzanco y Moño por almena,
¿Por qué te espantas, Fabio, que abrazado
A su mujer, la busque y la pregone,
Si, desnuda, se halla descasado?
Si cuentas por mujer lo que compone
A la mujer, no acuestes a tu lado
La mujer, sino el fardo que se pone.
Jesus A Jun 2019
Mi amor era algo que NADIE pudo dudar de mi. Te amé con dos brazos abrazado de ti. Yo tuve noches sin dormir nomas pensando en nuestro futuro, y tu? Me tienes que creer cuando te digo que te amo. Tu sientes los sentimientos con todo la pasión del mundo. A mi me encantaba eso de ti. Pero cuando te dije que ya no podíamos estar juntos hasta que en el futuro, que hiciste? Te enojaste y me dijiste que ya no te hable. Lo que nunca se me va a olvidar es cuando dijiste que ya estabas preparada para esto. Para de tratar de hacerme sentir como la persona mala de la situación. No te hallas el valor de decírmelo directamente. Yo te quiero y siempre lo voy a hacer, pero se puede decir lo mismo de ti? Te moviste tan rápido. Yo ni puedo escuchar mi música sin pensar en ti. Y tu? Estás disfrutando tu vida con todo el mundo y su mamá. Tal vez si era lo mejor para ti. Es todo lo que he pensado durante este tiempo. Si quieres decirme algo, Ya sabes donde voy estar. Yo hice todo por ti. Nunca vuelvas a decir que no te tuve paciencia o que nunca pelee por nosotros.
y tu?
Cuando me sobrevenga
el cansancio del fin,
me iré, como la grulla
del refrán, a mi pueblo,
a arrodillarme entre
las rosas de la plaza,
los aros de los niños
y los flecos de seda de los tápalos.
A arrodillarme en medio
de una banqueta herbosa,
cuando sacramentando
al reloj de la torre,
de redondel de luto
y manecillas de oro,
al hombre y a la bestia,
al azar que embriaga
y a los rayos del sol,
aparece en su estufa el Divínisimo.
Abrazado a la luz
de la tarde que borda,
como el hilo de una
apostólica araña,
he de decir mi prez
humillada y humilde,
más que las herraduras
de las mansas acémilas
que conducen al Santo Sacramento.
«Te conozco, Señor,
aunque viajas de incógnito,
y a tu paso de aromas
me quedo sordomudo,
paralítico y ciego,
por gozar tu balsámica presencia.
»Tu carroza sonora
apaga repentina
el breve movimiento,
cual si fueran las calles
una juguetería
que se quedó sin cuerda.
»Mi prima, con la aguja
en alto, tras sus vidrios,
está inmóvil con un gesto de estatua.
»El cartero aldeano,
que trae nuevas del mundo,
se ha hincado en su valija.
»El húmedo corpiño
de Genoveva, puesto
a secar, ya no baila
arriba del tejado.
»La gallina y sus pollos
pintados de granizo
interrumpen su fábula.
»La frente de don Blas
petrificóse junto
a la hinchada baldosa
que agrietan las raíces de los fresnos.
»Las naranjas cesaron
de crecer, y yo apenas
si palpito a tus ojos
para poder vivir este minuto.
»Señor, mi temerario
corazón que buscaba
arrogantes quimeras,
se anonada y te grita
que yo soy tu juguete agradecido.
»Porque me acompasaste
en el pecho un imán
de figura de trébol
y apasionada tinta de amapola.

»Pero ese mismo imán
es humilde y oculto,
como el peine imantado
con que las señoritas
levantan alfileres
y electrizan su pelo en la penumbra.
»Señor, este juguete
de corazón de imán,
te ama y te confiesa
con el íntimo ardor
de la raíz que empuja
y agrieta las baldosas seculares.
»Todo está de rodillas
y en el polvo las frentes;
mi vida es la amapola
pasional, y su tallo
doblégase efusivo
para morir debajo de tus ruedas».
Ha mucho tiempo que te soñaba
así, vestida de blanco tul,
y al alma mía que te buscaba,
Ana, ¿qué miras? - le preguntaba
como en el cuento de Barba azul.

Ha mucho tiempo que presentía
tus ojos negros como los vi,
y que, en mis horas de nostalgia,
la hermana Ana me respondía:
"Hay una virgen que viene a ti".

Y al vislumbrarte, febril, despierto,
tras de la ojiva del torreón,
después de haberse movido incierto,
como campana que toca a muerto,
tocaba a gloria mi corazón.

Por fin, distinta me apareciste;
vibraron dianas en rededor,
huyó callada la Musa triste,
y tú llegaste, viste y venciste
como el magnífico Emperador.

Hoy, mi esperanza que hacia ti corre,
que mira el cielo donde tú estés,
porque la gloria se le descorre,
ya no pregunta desde la torre:
Hermana Ana, ¿dime qué ves?

Hoy en mi noche tu luz impera,
veo tu rostro resplandecer,
y en mis ensueños sólo quisiera
enarbolarte como bandera,
y, a ti abrazado, por ti vencer.
El tigre ferozmente enamorado,
la mariposa, abierta cruz del viento;
el musgo, de las rocas abrazado;
la espuma, flor del agua en movimiento.

Cuanto vive y se muere en aire y tierra,
o en cielos de galaxias suspendidas,
saben que en este sueño se me encierra
el secreto plural de veinte vidas.

Te quise ayer, no sé si cuarzo o fruta;
y anteayer, tal vez llama diminuta,
y más allá, pequeña flor nevada.

Te quise, ser anónimo y sufriente.
Y ahora te quiero, piedra de rompiente
que muerde a sombra y sol la marejada.

— The End —